Por Verónica Calvopiña @kinoraxx
Conversamos con Margarita Aguinaga, de la Asamblea de Mujeres Populares y Diversas, sobre cómo se avizora la situación de las mujeres con la propuesta gubernamental de «Cambio de Matriz Productiva».
Según el Informe “El Derecho a la Alimentación en las Mujeres” elaborado por FIAN y la autoría de Margarita Aguinaga y Enith Flores, las mujeres no estamos presentes como sujetos estratégicos en la nueva matriz productiva. Los procesos de industrialización y agroindustria que se proponen en el campo, solo incorporarán como mano de obra a las mujeres restando lugar al trabajo reproductivo y de soberanía alimentaria que ellas realizan, lo que profundizará la mal nutrición y desnutrición que viven la mayor parte de las mujeres ecuatorianas.
¿Qué papel ocupan las mujeres en el cambio de Matriz Productiva?
Realmente no estamos desempeñando ningún papel, porque el planteamiento de la matriz productiva, no ha incluído ni siquiera la palabra mujer, ni género. Nosotras estamos como la fuerza de trabajo que ha entrado en un proceso de recambio en el mercado laboral, pero no hay una especificación clara de cómo la matriz productiva va a beneficiar a hombres y mujeres, cómo va a disminuir las brechas en términos de salario, de ingresos, de empleo y cómo al mismo tiempo la fuerza de trabajo de las mujeres a nivel del trabajo del cuidado y del trabajo salarial, remunerado, va a quedar.
La matriz productiva va a implicar la incorporación de mano de obra femenina, hoy mismo ya vemos cómo en las generaciones de mujeres hay un recambio generacional en la fuerza de trabajo. En el Estado hay una delimitación de la incorporación de mujeres de 18 a 40 años. Ves como las mujeres de 40 años a 58 estamos padeciendo la desubicación, en la salida y en el sostenernos en un mercado local que nos tratan como si ya no fuéramos una fuerza de trabajo válida, peor aún las mujeres de 60 años en adelante.
Entonces ¿cómo va a hacer esta restructuración en la dinámica de la matriz productiva? Es algo que hay que exigirle al gobierno, debe mostrar cómo va a quedar por ejemplo, el empleo de las mujeres que van a ser incorporadas a la semindustrialización. ¿Van a haber mujeres incorporadas, vamos a tener acceso al pleno empleo tal cual dice la Constitución. Las otras mujeres ¿qué va a hacer? Van a quedar dentro del ámbito de la economía de la subsistencia, como ya ha ocurrido más de veinte años y parece ser la constante. Del 100% de actores de la economía social y solidaria, el 95% somos mujeres.
Además con la cuestión de que la Seguridad Social quedó aprobada en una Consulta Popular como un acceso universal a todas las mujeres, incluidas las que van a hacer el trabajo de cuidado, pero no se puede ejecutar, nada de esto está planteado en la matriz productiva. No queda claro cuál va a ser el papel de la mujer frente al cambio de matriz productiva, porque la matriz plantea la inclusión de los pequeños negocios, de los pequeños y medianos productores como subsidiarios de la agroindustria, pero tampoco está establecido con claridad la relación entre esta última y las mujeres.
Tampoco está claro, cuál es el acuerdo que llegó o si no llegó el gobierno con los agronegocios, para la generación de biocombustibles, para el productivismo que va a haber en términos de la transformación de aquí en 30 años. Si esas cosas no están claras puede ser que la cuestión sea sintomática. O sea la matriz productiva irá aplicándose parcialmente, poco a poco o encontrará trabas o dándose un proceso de cambio lento, no solamente en la relación con organizaciones de mujeres, con organizaciones indígenas, porque no está resuelta el tema de la ley de agua o la ley de tierras y si se la resuelve habrá mucha tensión. También con el sector de la clase dominante, porque ellos son los que han sido asumidos como la dirección misma del cambio de la matriz productiva junto con el Estado, pero no hay un acuerdo todavía no están claras las reglas entre estos sectores.
La matriz productiva es una especie de propuesta que se está aplicando inicialmente pero donde todavía hay mucha tela por cortar.
¿Qué rol jugamos las mujeres en la alimentación?
El derecho a alimentación no implica solamente lo que comemos, ni solamente el ciclo de reproducción del alimento, sino lo que comemos está íntimamente vinculado con lo que producimos, con lo que reproducimos, pero también con una cultura de alimentación.
Sin las mujeres no habría alimentación; al punto que las últimas las declaraciones de la FAO o las conclusiones del encuentro que de Mujeres Rurales en el país, muestran cómo nosotras alimentamos a la humanidad, y en esa misma proporción, las mujeres alimentamos a Ecuador. No significa que seamos solamente nosotras las que estamos en condiciones de producir el alimento, significa que nosotras somos el sujeto estratégico en mantener el vínculo entre la alimentación del hogar, el mercado interno donde nosotros accedemos a la compra del alimento, el lugar donde se produce que es la tierra y al mismo tiempo su relación con el Estado.
Las mujeres cuando salimos a demandar algo del Estado lo hacemos pensando en el alimento familiar, en el alimento que van a tener nuestros hijos o no van a tener, o cuando pedimos una subida de salario o a acceder a formas de economía solidaria o que se modifiquen las leyes Siempre en la lucha de las mujeres está presente cómo reproducir la vida de la familia, porque nosotras somos prácticamente responsables de eso.
El alimento tiene ese conjunto de vinculaciones a través de la mujer. Cuando las mujeres no logran tener un trabajo fuera de su casa, tienen situaciones precarias en cómo ofrecer alimento a sus hijos. Incluso el alimento a través de las mujeres está muy vinculado a cómo tú accedes a un ingreso, si tú no tienes dinero, no puedes alimentar a tu familia. Las mujeres son las que para ahorrar y poder acceder a un mayor alimento no necesariamente van a un supermercado, sino que van a una feria o a un mercadito.
Por eso creo que las mujeres somos un sujeto estratégico, no solo en cuanto reproductoras biológicas de la vida a través del alimento, sino hacen parte del anclaje que permite el sostenimiento de la vida como una forma cultural, el alimento tiene ese sentido de vida para las mujeres.
¿Cómo se alimentan las mujeres en Ecuador?
La alimentación de las mujeres es muy complicada. Por un lado está el estado de precariedad del alimento, sobre todo para las mujeres más empobrecidas, las mujeres que menos condiciones tienen para reproducir su propia vida, así tuvieran un pequeño terreno para sembrar. Las mujeres estamos mal nutridas, y al mismo tiempo, tenemos un conjunto de enfermedades que son muy vinculadas a los temas digestivos, al tema de la maternidad, a la descalcificación, a las dificultades de mantener todos tus nutrientes como para mantener o dar a luz a dos o tres hijos.
Al mismo tiempo, las mujeres tenemos la otra lógica que es en medio de la mal nutrición, la resistencia a poder alimentarnos desde otro sentido, que no siempre es el alimento chatarra, mercantilizado, o enlatado. Nosotras por lo general, combinamos el alimento del supermercado con el alimento de la chacra, con alimento más orgánico o el alimento comprado en la tienda de la esquina, donde sabes que no hay mucho químico.
Eso hace que las mujeres sostengan ciertos niveles de sobrevivencia. Las mujeres en Ecuador no exactamente somos las mejores nutridas o mejor alimentadas, porque además hay un elemento de género en este tema, las mujeres siempre cedemos el mejor alimento a nuestros hijo/as, por ejemplo cuando estamos embarazadas. Muchas veces cuando se cocina, la presa más grande o el alimento más nutritivo son siempre para el hijo mayor o el padre o los hijos varones, este tipo de cosas son conflictivas y esto finalmente está vinculado a los datos oficiales sobre la desnutrición crónica que afectan sobre todo a niños y niñas no tienen una mayor disminución en el país, aunque ha habido un cierto nivel de política desde el Estado que ha intentado paliar la desnutrición crónica.
¿Cómo estos cambios de la matriz productiva afectarían la soberanía alimentaria y la alimentación de las mujeres?
El cambio de la matriz productiva tiene una definición muy clara hacia la producción de productos que sirvan para la transformación, que además deban ser generados de manera rápida para hacer el proceso más acelerado. Habrá la introducción de mucho más agroquímico, así el gobierno o así los sectores que dirigirán este cambio incluyeran un paquete de tecnologías verdes, se sabe que el impacto en la tierra por toda forma de tecnologización es real. Solamente aquellas tecnologías agrícolas que están basadas en la mayor parte de eliminación de químico y un alto porcentaje de producción orgánica y biodiversa, por ejemplo, se la puede encontrar en Intag, en algunas comunidades indígenas y en algunos huertos que está dentro del perímetro urbano.
La soberanía alimentaria como proyecto de vida requeriría un proyecto político desde el Estado para potenciarse, yo no veo esto dentro de la matriz productiva, veo más bien la otra lógica, esta forma acelerada de producir, la transformación rápida del producto para la exportación. Esto puede implicar la eliminación de las prácticas ancestrales de cuidado de semillas y de producción sin químicos, incluso de la relación cultural y simbólica de las mujeres con la tierra, ellas son las guardianas de las semillas.
Luego de la migración tan fuerte a España, EEUU o Italia, las mujeres se quedaron en las mingas del agua, entonces son guardianas también de las fuentes de agua. Esto en el caso de las mujeres rurales, entonces el impacto va a ser fuerte, porque por un lado les obliga a intensificar su capacidad de trabajo, segundo, les desapropias de su conocimiento para incluir un conocimiento tecnologizado desde el Estado y para producir más rápido, tercero les obligas a incluir paquetes verdes de cuidado ambiental con las formas de cuidado ancestral que no incluyen estos paquetes, eso ya implica una transformación en la relación con la Pachamama y también le obligas a un distanciamiento, porque el trabajo intensivo no te da espacio para el trabajo creativo, y eso al mismo tiempo te obliga a estar más tiempo en la chacra, el cuidado de los hijos, la tienda o el mercado local, el cuidado al marido y todos los procesos de violencia que todavía se sufren en el país.
De no haber políticas que cuiden la condición de vida de las mujeres, lo que tendremos será mujeres incorporadas a un proceso de semindustrialización, por un lado que ha intensificado la fuerza de trabajo de las mujeres por obtener un ingreso un poco mayor de lo que podrían obtener hace veinte años, el industrial le va a comprar para que genere más rápido el producto a un precio un poco alto, pero no es que eso va a transformar su condición de vida precaria.
El otro grupo de mujeres que están en la economía social y solidaria van a tener que competir con la agroindustria, entre colocar en el mercado local pequeños nichos de sobrevivencia de productos biodiversos bajo condiciones de sabiduría ancestral, bajo la lógica de la resistencia que esta economía la ha hecho milenariamente, pero se sabe que no da mayor ingreso, pero mantiene formas de resistencia.
Las mujeres urbanas no tenemos una tierra donde producir ni medios para hacerlo, tenemos es la fuerza de trabajo líquida que se ofrece para sostener a la familia y a uno mismo, eso implica que si no hay reglas claras, la fuerza de trabajo precarizada urbana migrante o no migrante, va a tener que ofrecerse a cáscara de huevo, si es que no hay la aplicación de una ley del pleno empleo.
La fuerza de trabajo femenina urbana, es una fuerza obligada a ser modernizada, saber internet, tener título de tercer nivel o posgrado, pero esta nueva fuerza de trabajo sigue en el marco de pobreza, las pobres ahora somos pobres en transformación a otra manera de ser feminizadas.
Entonces si no hay reglas claras y si las organizaciones de mujeres no pelean las condiciones de los derechos laborales y el Estado no incluye los derechos laborales las mujeres, prácticamente el impacto de la matriz productiva será muy fuerte para las mujeres, porque vamos a tener unas ciertas mejoras con una intensificación del trabajo brutal. Entonces no se ve una clara intensión del Estado por disminuir la carga global de trabajo, vamos a tener un acceso parcializado al Seguro Social, otras el bono de desarrollo, estas medidas precarias que te vuelven a colocar en la fuerza de trabajo precarizada con ciertas mejoras, pero ya no eres la misma pobre de hace 20 años, eres una pobre con otro tipo de condiciones.