Por: Cobertura Colaborativa Ecuador*

Ropa colorida, maquillaje, peinados elaborados y tacones. Las banderas distintivas abrazaban sus cuerpos mientras se sumaban a la marcha, decididxs, alegres y orgullosxs de sus tendencias sexuales, como si hubiesen olvidado que en Ecuador existió un artículo (Art. 516) dentro del Código Penal que criminalizaba la actividad sexual entre personas del mismo sexo con una pena de cuatro a ocho años.

La ciudad se vistió de arcoíris, como si en la memoria ecuatoriana se hubiese borrado de repente un episodio gris en el cual más de 100 personas, en Cuenca, fueron encarceladas por sus preferencias sexuales. Solo han pasado 20 años, pero bajo el cielo, parecía que nunca se hubiera condenado la distinción de ser parte de la comunidad GLBTI.

Quizás, la felicidad y la luz de sus rostros es porque respiran victoria luego de luchar contra un sistema (f)rígido, logrando que en 2008 se incluya en la Constitución el Artículo 67 que reconoce, legalmente, las uniones de personas del mismo sexo y el Artículo 23 de los Derechos Civiles, que frena la discriminación de personas por su orientación sexual.

La extravagancia marcaba tendencia en cada zancada. Ciudadanos de diferentes edades y provincias del país fueron parte de la marcha, cuyo lema de este año fue “Diversidad que transforma”.

La Marcha del Orgullo GLBTI recorrió varias calles del centro de Quito y de la ciudad de Guayaquil. En ambas ciudades concluyó con un festival artístico, en donde se reconoció la labor de los distintos movimientos LGBTI y organizaciones que luchan a favor de los derechos civiles para la comunidad.

Además, contó con muchas otras actividades como ferias de emprendimientos, muestras de cine y un campeonato deportivo propuesto la Secretaría de Inclusión (DMQ). Este año cientos de personas participaron, aún así, puede que muchos todavía no se atrevan a ser parte de esta hasta el siguiente año. Pero nunca es tarde.
La ciudad se vistió de arcoíris, como si en la memoria ecuatoriana se hubiese borrado de repente un episodio gris en el cual más de 100 personas, en Cuenca, fueron encarceladas por sus preferencias sexuales. Solo han pasado 20 años, pero bajo el cielo, parecía que nunca se hubiera condenado la distinción de ser parte de la comunidad GLBTI.

Quizás, la felicidad y la luz de sus rostros es porque respiran victoria luego de luchar contra un sistema (f)rígido, logrando que en 2008 se incluya en la Constitución el Artículo 67 que reconoce, legalmente, las uniones de personas del mismo sexo y el Artículo 23 de los Derechos Civiles, que frena la discriminación de personas por su orientación sexual.

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*Colaboradores: Fotografías / Johis Alarcón, Juan Andrés Iza, Vicho Gaibor, David Diaz, Josúe Araujo. Texto / Marvin Ordoñez, Cristina Pavón. Edición fotográfica / Edu León.
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Este artículo fue publicado originalmente en Medium. Autorizado para publicar en Wambra, medio digital comunitario.

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