Editorial
Sandra Celis, Colectivo Ratio México DF
Encuentro Medios Libres, Ayotzinapa junio 2015

Estamos a diez meses de lo sucedido en Iguala, Guerrero. Estamos a diez meses del secuestro de nuestros 43 compañeros, perpetrado por elementos del Ejército y la policía Federal. Estamos a diez meses de un crimen de Estado que, lamentablemente, se ha replicado en hechos como los ocurridos en la comunidad costera de Ostula el día 20 de junio, donde fueron asesinados dos niños y un adulto durante una manifestación por la liberación de Sermei Verdia, preso político del Estado.

Esta crisis social que atraviesa el país, y que se recrudece en estados como Guerrero, viene gestándose durante décadas. La implementación de las primeras políticas neoliberales en los años setenta hizo surgir la organización campesina y magisterial, con figuras como Lucio Cabañas y Genaro Vázquez, quienes organizaron la lucha contra el gobierno y sus políticas de privatización. Esto es lo que se conoce como Guerra Sucia, periodo en el cual el Estado cometió los más bajos crímenes, desapareciendo a más de 800 personas y tirando sus cuerpos al mar en los famosos “vuelos de la muerte”, desatando la violencia en todo el estado.

Guerrero ha seguido sufriendo de la militarización, la privatización y la violencia hasta hoy, producto de una disputa territorial por apropiarse de todos los recursos. Las políticas y reformas de los gobiernos neoliberales han permitido a los grandes capitales el saqueo de los recursos naturales como los minerales, el agua y la madera; así también, dichas políticas han fomentado el crecimiento del narcotráfico al empobrecer con sus políticas el campo y orillar a los campesinos al cultivo de amapola y marihuana, además de encubrir y proteger a los empresarios y políticos vinculados al tráfico ilegal.

Ante este recrudecimiento de la violencia, la resistencia se mantiene en amplios sectores de la sociedad guerrerense, como el movimiento magisterial que se aglutina en la CETEG, las autodefensas rurales de la Policía Comunitaria (que luchas contra la barbarie desatada por la minería y el narcotráfico), y la emblemática resistencia de la normal rural de Ayotzinapa contra su desaparición y en defensa de la educación popular.

A diez meses de lo ocurrido, los medios libres hemos venido a acompañar esta digna lucha de los padres de familia y los normalistas. Hemos venido a comprobar que siguen tan fuertes como al principio. Hemos venido a compartir saberes, visiones e historias. Estamos haciendo memoria, pero además somos participes de la construcción de un mejor futuro, para Guerrero, para México y para todos los pueblos de nuestra América.

Por la memoria, la verdad y la justicia.