Entrevista a Juan Carlos Donoso
Por Roberto Chávez (@lamalaactitud) y Manuel Solorzano (@ManuStacey)
¿Qué es Saudade y por qué este recuento, esta historia que nos habla sobre el Feriado Bancario de 1999?
Saudade para mí y el origen de la palabra fue lo que me sedujo a ponerle ese nombre a la película. Es casi como una nostalgia alegrona, como una celebración de la nostalgia, de la añoranza de algo ausente que se vivió intensamente en el pasado y que lo extrañas, pero al mismo tiempo, lo celebras.
En principio, yo escogí la palabra porque el primer motor de la historia no es el lado político, sino fue el recordar mi adolescencia en el Valle de los Chillos, tenía una necesidad muy grande. Yo conocí la palabra cuando tenía 17 años escuchando Boss, escuchando Fado Portugués, ese tipo de músicas que nacen de esa palabra, tienen como el ánimo de la palabra y luego fui escavando un poco más la etimología (el origen de la palabra) y me gustó mucho.
Generalmente se la asume a través del arte, de la escritura, cancioneros, la música, como de la exhortación artística. Me identifico mucho y por eso tomé la decisión de usarla porque para mí es una palabra muy latina. Cantarle a la pena, yo creo que es muy latino. El pasillo, el tango, la milonga, el fado, todas estas expresiones son muy latinas.
¿Cómo entendiste esta relación entre los jóvenes y el momento político?
Yo tomé una distancia, no fue tan autobiográfica la película, es un 70-60% autobiográfica. Sucede en el Valle de los Chillos donde yo crecí alrededor de 20 años. He filmado en las mismas instalaciones de mi colegio, los personajes andan en bicicleta, se visten como nos vestíamos en esa época, suceden cosas en la vida de los personajes con relación a la mía, pero sobre todo en la parte familiar y política va creciendo como la ficción.
Pero para responder tu pregunta yo creo que los personajes de “Saudade” si viven un poco algo que yo viví, quizás menos porque ya estaba desde los 16 años en Acción Ecológica por ejemplo, y a través de todas esas amistades y con ese grupo estuve hasta finales del colegio. Subíamos a Quito a pintar pancartas, a salir, a conectarnos con otros movimientos de jóvenes, pero en el Valle de los Chillos nosotros vivíamos una burbuja súper fuerte, yo creo que ese es el ambiente en el que se desarrollan los personajes de “Saudade”, están en esta burbuja hasta que esta burbuja se ve inminentemente rota.
En “Saudade” ¿cómo fue esta construcción de los personajes adolescentes?
Yo creo que tenía una conexión por lo que te cuento, por estar relacionado con Acción Ecológica y quizás por mis padres que vienen muy cercanos al Movimiento Indígena, al Movimiento de Mujeres.
Para mí la esfera política no era una cosa nueva, pero en la esfera de mis amigos sí, yo creo que mas allá de eso en mi esfera de amigos del Valle de los Chillos no había esta conexión inherente, pero en la película está representado esta desconexión.
Hay que decir que los jóvenes o adolecentes que están en “Saudade” son jóvenes de clase media, no reflejan un estrato popular o algo por el estilo, en ese sentido creo que es como más autobiográfico. Es la clase media-media, la clase que se parece a la nata que ni se hunde ni se va para arriba, quizás un poco mas de clase media-alta y como la clase media-baja con más dificultades, ese es el retrato que he optado por hacer, yo creo que es el retrato honesto que he podido hacer con lo que he vivido.
Cuéntame ¿tú qué esperas de “Saudade”?
En el exterior yo espero lo que ya nos ha pasado, alegremente ya nos ha pasado, yo tenía miedo que quizás sea muy local, pero en el exterior, la gente en Estados Unidos, en Europa, en Brasil, se acercado, nos ha escrito a través del mail, el correo, por el facebook o a través de la página web de “Saudade”.
Me conecté mucho con este momento, con el tema de la adolescencia. Ahorita en Brasil por ejemplo, se acercaron y me dijeron nos interesa la película porque estamos en esta calentura política y los jóvenes también la viven; o sea la política, la adolescencia y el existencialismo yo creo que tienen mucho que ver y son más allá de una historia con un hecho particular del Ecuador, a fuera me interesan que se puedan relacionar, eso es rico.
El cine de alguna forma está hecho para que las imágenes de un lugar viajen a otro lugar, así nació el cine, cuando los hermanos Lumiére se pusieron a grabar y de ahí se fueron a todo el mundo, llevaban imágenes de África a Europa y de Europa a África y de ahí se pusieron a grabar el mundo, todo.
El cine nace documental y yo creo que eso también es rico, como llevar imágenes, decir mira yo te muestro mi película, yo nací aquí y puedo organizar una metáfora a través de eso.
¿Qué esperas de “Saudade” aquí o en general?
Es un primer paso, te puedo decir honestamente que pensé que estaba más adelante y después de hacer la película me di cuenta de que recién estoy tocando la puerta para romper el cascarón, a veces uno antes de hacer una película ya nos creíamos directores y hay que hacer una película para saber lo que es hacer cine realmente, es muy complicado, es una tarea gigantesca de energía creativa, económica, de todo, es un desgaste enorme, no quiero saber de hacer una película en unos tres años.
Yo quiero que esta película me deje parado para seguir haciendo cine, ha sido una de las mayores alegrías, después de hacer esta película podría decir ahí fue o sigo y puedo decir quiero seguir haciendo cine.
¿Qué tan difícil es hacer ahora cine en el Ecuador?
Hay que decir que es fundamental la presencia del Consejo de Cine, es una entidad que existe en cada país, en Europa, Latinoamérica, realmente nos hacía mucha falta. Yo tuve la suerte de que cuando empecé hacer la película fue el primer año del Conejo de Cine. Perdimos como dos años consecutivos, luego ganamos la producción del Consejo, pero sigue siendo bastante complicado.
Igual nosotros empezamos hacer la película, los que estuvimos vinculados desde el principio: Verónica Haro, Sarahí Echeverría, productores de la película, yo mismo, empezamos como 24 años, fue muy duro, es una decisión que hoy la pensaría no dos sino diez veces. Hacer una película muy joven te toman en cuenta muchísimo menos y eso fue bastante complicado.
Fue muy duro, imagínate 7 años para hacer una película es casi demasiado y el cine es así, luego de 7 años recién creció un poco el presupuesto del Consejo Nacional de Cine, pero todavía sigue siendo la gestión, a la empresa privada no le importa nada o poco, básicamente a través del Consejo de Cine, el aporte de la Subsecretaria de Memoria, la Subsecretaria de lo Audiovisual y el de Ibermedias, sobre todo por Ibermedias rodamos.
¿Cómo ves los temas que trata el cine ecuatoriano?
El año pasado más allá de lo que se haya logrado o no tener en taquilla, fueron 15 películas. Pero si apunta a la tarea de democratizar, está de largo.
Yo creo que no es una responsabilidad intrínseca del Consejo de Cine, por ejemplo entre las funciones está la formación. No es su tarea fundamental, su tarea fundamental es el fomento. Quizás la formación si está más relacionada con el Ministerio de Cultura o entidades estatales de este estilo.
Hace pocos años la única escuela de cine era la Universidad San Francisco, de allí estuvo el INCINE que estuvo en la Floresta, el IAVEQ. Ahora recién creo hay una carrera en la UDLA.
No somos un país de tradición cinematográfica, se han hecho cosas de las cuales tampoco es que nosotros seamos ultraconscientes de nuestra poca historia. Tenemos como estos limitantes reales, el cine se trata de un 20% de saber manejar equipos y un 80% de saber de cómo funciona el arte cinematográfico, de saber cómo se une una imagen con otra, de saber conceptualizar imágenes.
Yo creo que ni el INCINE, ni la San Francisco tienen clases de Semiología de la Imagen o estudias más Filosofía relacionada al Arte Cinematográfico. Yo hice una sub especialización en Filosofía para poder cubrir un montón de vacios que tenemos. En el Ecuador yo siento que al cine se lo piensa poco.
Me quedo con la frase que planteaste “que en el Ecuador el cine se piensa poco”, el debate es que las historias que se cuentan en el cine ecuatoriano no representan o no tienen esta posibilidad de sentirse propias o de sentirse cercanas.
Yo creo que hay un montón de voces, evidentemente yo creo que se siguen rigiendo, son voces que vienen de la experiencia clase media-alta, pero ¿cuál es el gran público ecuatoriano? habría que pensar en eso.
Igual, quién va a las salas de cine es la clase media, clase media-alta. Es algo que yo lo he pensado, yo lo he sentido, no sé si mis compañeros lo están pensando, lo están sintiendo, pero el cine ecuatoriano está atravesando o va a atravesar por un buen tiempo más una larga época de autorretrato o de auto representación, yo creo que hay que tenerle paciencia, quizás en otros artes puede ser como que montar una obra de teatro en un año y presentarla en otro, quizás se pude escribir un libro en un tiempo así o pintar una pintura.
Yo vengo haciendo mi película desde que tengo 24 años, me he demorado 7. Una película cuesta 400 mil dólares, 300 mil dólares, 200 mil dólares. Él que hace una película con 100 mil dólares es un maestro, es un arte carísimo, en el que tiene que intervenir la sociedad civil, la empresa privada, el Estado.
Sin una plataforma legal, económica el cine no se hace, no hay cine nacional bajo esas condiciones. Yo creo que hay que esperar que esas cosas se vayan dando, claro que no son espontáneas simplemente. Yo sí estoy de acuerdo que debemos empezar a meternos los que ya hemos hecho nuestras primeras películas, los que ya han hecho segundas películas, empezar a meternos en temáticas que quizás nos conciernan más a todos.
¿Cómo le ves en este momento al cine ecuatoriano?
Yo siento que el cine ecuatoriano está saludable, necesitamos un momento en el que se haga más, tenemos que concentrarnos sí en calidad y en contenidos, pero es bueno que ahora después de 7 años de fomento estatal que ha sido fundamental podamos hacer más cine.
No tenemos una trayectoria académica, no tenemos una fuerte trayectoria cinematográfica, pero lo estamos haciendo, lo estamos logrando y yo creo que vamos a tener que esperar un poco para poder ver los resultados reales de eso, como de películas maduras.
A mí me encanta “Saudade”, me encanta “Sin otoño, sin primavera”, “Mejor no hablar ciertas cosas”, “Roldós”, “Con mi corazón en Yambo”, “Abuelos”, pero para llegar a películas maduras cinematográficamente nos falta.
Sería chévere quede invites a la gente a ver “Saudade”
Les invitamos a ver “Saudade”, una película de adolecentes, que transcurre en 1999, es un hecho nostálgico de la adolescencia para que cada persona pueda recordar su adolescencia o los jóvenes de ahora pueden ir a reflejarse.
También es un momento para hacer reflexión, un momento para hacer memoria sobre la crisis bancaria de 1999, una herida poco revisada y también “Saudade” invita a eso, a revisar una herida y a pensarlo un poco.
Más o menos a finales de abril estaremos con el DVD, pero les invito a ver en la sala con sonido envolvente, la película de altísima calidad de la imagen y del sonido. Entonces aprovechen mientras estén en las salas de cine de Quito, Guayaquil y Cuenca.