El espíritu de la selva vive en cada uno de los hijos que la Pachamama a dado a luz, y en esta relación filial todos los habitantes de la región de la Amazonia viven en armonía con la Naturaleza: Espíritus ancestrales, montañas, árboles, plantas, ríos, lagunas, animales, hombres y mujeres conviven con el espíritu protector de la selva viviente, construyendo una relación de interdependencia e interconexión que los lleva a entenderse como un solo ser. De esta sabiduría nace la Uyantsa como una fiesta que hace una ofrenda de agradecimiento a la Pachamama convocando a todos los hijos del Pueblo Originario Sarayaku.

 Esta celebración conlleva una gran preparación que como ritual sagrado saben llevar cada uno de losaycha22miembros del pueblo de Sarayaku, es así como todos los integrantes toman parte activa del preámbulo a la fiesta. Para el caso los hombres están encargados de proveer al pueblo del alimento para la festividad, entonces inundados por el espíritu del Jaguar los hombres se internan en las entrañas de la selva por un período de 12 días.

 Este tiempo de caza es un espacio donde los hombres son probados en su carácter y en su temple como guerreros, pues a todas luces es sabido que sumergirse en las profundidades de la selva amazónica conlleva una alta dosis de valor y coraje que los hombres del pueblo saben hermanar con el respeto a la jungla, respeto que hace parte de la sabiduría que les ha sido inculcada desde tiempos inmemoriales por sus ancestros.

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Ahora los hombres regresan al útero de la Pachamama y acompañados de su sabiduría, inician el ritual de la caza. Divididos en comunidades de aproximadamente 20 a 30 compañeros, se van distribuyendo a lo largo del río, organizan el terreno, construyen una choza y al lado una fogata, esta última tiene una gran importancia pues va a ser indispensable para conservar en buenas condiciones la carne de las presas que vayan ganando día a día. Una vez dispuesto el lugar, los hombres, con su sobrias provisiones, van en busca de sus presas.

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 A primera vista resulta sobrenatural, que los cazadores se adentren a la selva a penas acompañados de una bodoquera, una escopeta, un machete, una linterna y de la infaltable chicha (alimento que les da fuerza en esta gran labor). Aún el sol no a dado señales de iluminar un poco el nuevo día, cuando los hombres ya inician su marcha rumbo a los lugares de caza, caminan durante horas enteras, hacen altos de cuando en cuando solo para observar sus futuras presas, y continúan su camino. La noche llega y ellos con carácter estoico esperan por sus botines nocturnos, pues son muchos los animales a los cuales se les debe cazar bajo la complicidad de la noche.

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De suerte que al terminar la jornada, reposan sobre sus cansados hombros los bolsos tejidos por ellos mismos, los cuales contiene el botín del día, presas como: el preciado tucán, el mono, Sagino, Paufil, Perdiz etc. Además uno de los días esta destinado a la pesca, la cual inicia con la preparación del barbasco, una planta que emboba a los peces sacándolos a la superficie para que los hombres con sus arpones los atrapen. El día indicado la raíz fue arrojada al río, pero la suerte no acompaño a los cazadores y son pocos los peces que salen a la superficie; los hombres sin embargo asiendo acopio de su buen humor realizan comentarios divertidos, pero sus caras no pueden ocultar la decepción al ver que el río el oculta su preciado botín.

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Después de un largo itinerario con la llegada de las primeras horas del nuevo día los hombres exhaustos llegan al campamento, y son recibidos por el cocinero, quien con una escueta comida les acoge, pues lo principal de la cacería debe ser conservado para el pueblo.

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De esta manera los hombres no sólo se abstienen de estar con sus mujeres durante este largo periodo, sino también de una adecuada alimentación y un justo descanso, lo cual con el paso de los días va cobrando su valor en la salud de estos ejercitados cazadores y guerreros.

De otra parte, se debe tener presente que el pueblo Sarayaku siendo consciente del impacto ecológico de la casería, ha implementado disposiciones con el fin de reglamentar esta práctica, por esta razón se ha acordado que la celebración se realice cada 2 años como un tiempo propicio para que los animales y la selva se regeneren y puedan alimentar a su pueblo; en coherencia con lo anterior se ha prohibido la cacería de las especies que están en vía de extinción como el tapir. Este es un claro ejemplo del respeto que los indígenas profesan a su madre creadora.

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Otro elemento de gran importancia en el desarrollo de la fiesta y para el momento de la casería, es la transmisión de conocimiento que los mayores heredan a sus hijos. La educación, contrario a los planteamientos occidentales, hace parte del diario vivir en comunidad y tiene momentos fuertes en eventos como la Uyantsa. Es así como son elegidos algunos niños y jóvenes para que acompañen a los Prioste (chayuk) en esta tarea. Entonces el proceso de enseñanza aprendizaje, no se vive solo en la teoría sino en la práctica, los niños se exponen al conocimiento con su propia carne y espíritu y de esta forma se van apropiando de la sabiduría de su pueblo.

En conclusión, el momento de la casería como preámbulo para la gran fiesta de la Uyantza, juega un papel importante en muchos aspectos de la vida del pueblo Sarayaku, algunos de ellos como lo hemos visto son: dar continuidad a las prácticas ancestrales, probar el temple y el valor de la comunidad masculina, la educación de los jóvenes y de manera general convoca al pueblo para que nunca olvide que hace parte de una gran historia y que por ende tiene un gran legado para compartir y dar a conocer.