.Entrevista a Judith Flores – AMPDE

Por Ana Acosta – Wambra Radio

Transcripción Manuel Solórzano

En nuestro programa de aniversario conversamos con Judith Flores Chamba, quien es parte de la Asamblea de Mujeres Populares y Diversas de Ecuador sobre las perspectivas del movimiento de mujeres para este 2014.

 

¿Qué ha significado el 2013 para el movimiento feminista de Ecuador?

Compleja la pregunta ¿Cómo evaluamos este año, el trabajo de luchas y resistencias? Creo que amerita una reflexión desde varias entradas. Por un lado, no podemos negar que asistimos a un proceso de arremetida muy fuerte  de muchos de nuestros derechos como organizaciones  feministas, que hemos trabajado no en este periodo sino desde hace décadas. Nosotras nos jugamos de manera fuerte para que nuestras propuestas estuvieran en la Constituyente del 2008. Creemos que lo logramos aunque hubo puntos como la Despenalización del Aborto que no se toparon.

En este año hemos visto y nuestra evaluación preliminar es que: logra concretarse este intento del Código Orgánico Integral Penal (COIP) que se venía trabajando desde el 2011. Nosotras como mujeres, apenas salida esta propuesta, dimos una respuesta  y no dimos una respuesta exclusivamente con el tema de mujeres. Estaba ahí la Despenalización del Aborto, estaba ahí el tema de la lucha de la violencia contra las mujeres, de todo tipo de violencia. También en el Código Penal, otras de nuestras demandas ha sido la criminalización de la pobreza, otra de las demandas era la trata de mujeres. El tema de la violencia en general, de cómo el Estado concibe la lucha contra la violencia hacia las mujeres.

Hicimos una movilización y propuestas en el 2011, hicimos una movilización y propuestas en el 2012 y también el 2013. A nosotras nos parece que finalmente es una derrota. Hemos visto de manera terrible como este Código afecta terriblemente a los derechos de las mujeres, pero también afecta los derechos de los sectores organizados y eso nos parece una derrota.

Nos parece también que es una derrota porque hemos visto esta contradicción directa de estas mujeres que están en el poder. Ese es un debate que está presente desde el inicio del gobierno de Rafael Correa. Entonces es bien complejo porque cuando esa ha sido una de nuestras luchas;  ahora resulta que las mujeres que están ahí gracias a la paridad, gracias a que fue una demanda estar reconocidas como actoras políticas, esas mujeres no se juegan por nuestra gente.

Nosotras estamos convencidas que no es lo mismo tener mujeres en el poder, que mujeres que peleen una agenda desde las mujeres organizadas del país. Lo que ha pasado es que con esta participación, nuestras agendas construidas de manera colectiva han sido expropiadas. Y tienes una agenda de mujeres que contempla todos nuestros puntos, de nuestros largos procesos de reflexión. Esta por ejemplo, en la Comisión de Transición que no tiene actoras, que considera que el actor va a ser el Estado y nosotras miramos y sabemos que eso no es así.

Entonces en ese sentido esta claro, se ha develado de manera abierta esta contradicción que venida sosteniéndose, o sea, esta abierto. No nos pueden decir ya nuestras compañeras, con las que hemos trabajado años, miren un segundo momento; la Despenalización del Aborto quedo ahí, la percepción de un Estado Laico ha quedado totalmente truncada, vemos como con mucha frecuencia se usan los códigos moralistas y los códigos conservadores de la doctrina de la Iglesia para manejar el país versus los parámetros de un Estado Laico. Ahí sentimos que estamos retrocediendo.

Y por supuesto se va develado de manera más clara, me parece, esta política maniquea y contradictoria; este doble discurso que por un lado nos da derechos pero por otro lado, afloran estas cargas conservadoras respecto al manejo de la sexualidad, educación, género y a los temas de las mujeres.

¿Crees que en el 2013 han existido retrocesos o avances en la política del gobierno ecuatoriano en la agenda del movimiento de mujeres?

Ya veíamos hace unos 4 o 5 años en uno de los congresos de feministas que la consigna era no ha los fundamentalismos. Porque lo que se miraba era una tendencia que estaba fortaleciéndose una perspectiva fundamentalista, no sólo de cara a las mujeres sino en general de cara a la sociedad. Nosotras hace 5 años en ese encuentro hablábamos de las maravillas que habíamos conseguido en la Constitución. Lo que queda develado este año es que los gobiernos progresistas no se diferencian en nada a los gobiernos de ultraderecha. Bolivia, Ecuador, Venezuela en sus Constituciones tienen cosas muy avanzadas; pero cuando se trató el tema de nuestra decisión, de nuestra sexualidad, de nuestra maternidad todos los países, los tres países que menciono, muy progresistas hace 5 años se equiparaban a Colombia, tenían el mismo trato. A nosotras eso nos decía que el tema del fundamentalismo atraviesa América Latina. Basta oír las declaraciones de Correa en las cadenas, no en la última, la última es terrible pero si uno mira las anteriores, uno mira que se va fortaleciendo una tendencia ultraconservadora. Queda clara una posición política, una posición política de derecha por supuesto. Este gobierno ha expropiado el discurso de izquierda.

Y nosotras nos estamos en la capacidad, como la mayoría de los movimientos sociales, de poder hacer una diferenciación de los logros que si ha conseguido este gobierno. Logros que son materiales, pero que sin embargo, para los sectores que estamos más expropiados son fundamentales. Entonces como tener una nueva percepción del Estado, de una nueva relación del Estado que queremos.

Y lo que nos pasó nosotras decimos, es que, en el tiempo del modelo neoliberal lo que teníamos era una reivindicación permanente de que el Estado no abandone esas tareas pero nunca nos pusimos a pensar cuál era el Estado que queríamos. Y ahora que tenemos un Estado con carácter totalitario y autoritario no podemos enfrentarnos y colocar un discurso diferente, ante ese Estado.

Entonces, ese Estado a mí como mujer me maltrata. Ha bajado en el Código Orgánico Integral Penal la percepción de violencia en comparación con la que nostras hemos trabajado, no se considera el tema de la violencia como una responsabilidad del Estado para cuidar nuestras vidas. Pero ese Estado me ha dado el silo, si yo soy campesina, que me permite almacenar mis granos; me ha dado una red de carreteras, que me permite sacar mis granos. Entonces, sigue siendo el Estado papá, el Estado patriarcal; no es ese Estado del cual yo soy parte y al cual yo le exijo, porque ese Estado está gastado un montón de dinero de ese petróleo que esta sacando y que es mío, porque ese Estado está gastado el dinero de los impuestos que estoy pagando. Entonces es fundamental reconstruir una relación diferente con el Estado.

¿Qué es lo que ha pasado en el caso nuestro como mujeres? Nosotras siempre le vimos al Estado como el garante de nuestros derechos. Nosotras íbamos al Estado para demandar participación política, paridad, alternabilidad, pleno empleo, los Derechos Económicos, Sociales Y Culturales pero al colocarlo como garante no estamos necesariamente interpelando, es necesario pasar a un momento de interpelación permanente y de radicalización de nuestras luchas.

 Entonces ahí lo que nosotras no estamos preguntado de manera colectiva es ¿Qué implica esa radicalización?  Y es un proceso largo en el que se juegan varias tendencias y yo si creo y quiero también decir eso: este año han florecido procesos de articulación y eso es fundamental para nosotras.

¿Qué articulación existe actualmente entre el movimiento de mujeres en Ecuador?

Yo creo que son muchas y múltiples. Una de las características que nosotras hallamos en el MOVIMIENTO FEMINISTA, y las mujeres en general, es que estamos muy organizadas, justo porque afortunada o desafortunadamente está sobre nuestras espaladas la tarea. La tarea de estar presentes en muchos campos, si uno mira la lucha contra la minería estamos las mujeres, la lucha por la defensa del Yasuní estamos la mujeres, la lucha por nuestro territorio estamos las mujeres, la lucha por los derechos de la naturaleza estamos las mujeres, en la lucha contra la violencia, en la Despenalización del Aborto. Entonces lo que ha pasado es una mayor visibilización de esa presencia y que esa presencia nos va permitiendo articular las luchas.

Una de las debilidades, que es preciso superarla, es que hay una dispersión de las luchas; entonces, yo lucho por el agua pero no lucho por los derechos de las mujeres. Nosotros teníamos un taller donde decíamos: esa compañera manglarera que va a defender el manglar, si tú le levantas la falda te encuentras un verde, un morado, porque la noche anterior ha sido maltratada por su pareja.

¿Cómo hacemos ese ejercicio de juntar la lucha por el manglar, la lucha por el Yasuní, la lucha por el territorio, la lucha por la educación, por la cultura, por nuestros derechos? ¡Ahí es fundamental ponerse a pensar! Y si es necesario pensar en una agenda programática, una agenda de trabajo conjunto, hay que hacerlo. No hay lucha principal y secundarias todas las luchas están al mismo nivel, y es fundamental articular esas luchas. Las compañeras feministas en Europa han trabajado principalmente en la interseccionalidad, es decir, todas se cruzan; en un momento tú  ves a una mujer amazónica luchando por su territorio, pero también esa mujer lucha por su derecho a decidir su maternidad cuando usa una hierba.

Entonces es preciso repensar una metodología de la lucha y es preciso en ese camino abrirnos al debate con los hombres.

Entonces hay que pensarnos y a mí me parece que ahí las mujeres jóvenes juegan un rol fundamental, o sea, las mujeres y los hombres jóvenes van asumiendo otra actitud. Frente al COIP a mí me pasó algo maravilloso. Estábamos en la Universidad dando una conferencia conversando sobre el COIP y los compañeros hombres decían: ¡la Despenalización del Aborto también es nuestro problema! Porque cuando nuestras parejas se embarazan nosotros también somos responsables.

Eso hace 20 años cuando yo estaba en la Universidad no se veía ni de chiste con nuestros compañeros de izquierda. Entonces yo si veo, y tengo mucha esperanza, que las cosas van cambiando. Y precisamente por esto existe un despegue de la conciencia de la gente de este gobierno que cada vez es más burdo, es mas macho, o sea, se expresa de manera grosera el machismo que contiene.

¿Qué retos se plantea el movimiento feminista de Ecuador para el 2014?

A veces cuando uno se dice feminista la gente se asusta, yo digo que eso si hay que quitarlo. Eso nos decía una compañera cayambi, en uno de los talleres, eso que estamos diciendo: una vida sin violencia, una vida compartiendo las tareas, una vida sin discriminación no le pongamos feminismo busquémosle otro nombre. Porque si en mi comunidad me escuchan decir que soy feminista me dicen que soy lesbiana.

No importa que no se llame feminista, lo que nos importa a nosotras como organización ha sido poder identificar ese conjunto de prácticas libertarias. ¿Que nosotras le llamemos feminismo popular? no importa que no lo llamemos así. Pero cuando nosotros observamos la vida de las mujeres en los sectores populares tenemos un conjunto de prácticas de transformación y de ruptura. Porque esos muchachos que tiene una forma distinta de pensar lo tienen por una seria de luchas que hemos llevado las mujeres.

Entonces para finales del 2014, con todo lo adverso que va a ser, es importante tener identificado los puntos de la esperanza, los hitos de la esperanza. Yo aquí no quiero dejar pasar, un hito para la esperanza fue la Marcha de las mujeres amazónica; esas mujeres que vinieron de la selva, sin ropa apropiada, que hablaban en sus idiomas porque no todas hablaban español, esa mujeres guerreras que vinieron a decirnos estamos aquí; y estamos aquí para poner nuestra vida, nuestro cuerpo, nuestro cansancio para defender nuestro territorio.

Esos hitos al igual que los hombres y mujeres, esos hitos al igual que nuestros encuentros como feministas, esos hitos que nos hacen que pensemos en qué maternidad queremos, en que relaciones afectivas queremos con los hombres; pero no es un tema de conflicto con los hombres, los hombres en el patriarcado están igual de jodidos que nosotras, también les interesa a los hombre derrocar al patriarcado para poder ser más felices nomás.

Entonces ahí hay que armar alianzas entre el campo y la cuidad, hay que rearmar esas alianzas. Las mujeres amazónicas no dijeron ¡Eh, acá estamos! Acá hay que articular. Es preciso seguir construyendo sobre eso. Hay que armar una alianza hombres-mujeres. Hay que armar una alianza entre jóvenes y no tan jóvenes, porque la fuerza que tiene los jóvenes es una maravilla pero la experiencia acumulada por nuestras ancestras es una maravilla también.

Entonces, es preciso repensar en esos hitos para que podamos tener un conjunto de alianzas que nos permitan ir ampliando el conjunto de sueños que tenemos. Lo que debe de quedar claro es que nosotras no hemos dejado de soñar y por lo tanto, no vamos a dejar de luchar. Por lo tanto este 2014 va hacer anticapitalista, feminista y ecosocialista, desde abajo y a la izquierda.