Marlene Villavicencio: “Jamás se ha dado para el total de los gastos que significa mantener una casa de acogida”

 

Por Gabriela Peralta

Publicado 16 de mayo de 2022

 

Marlene Villavicencio, representante de la Red Nacional de Casas de Acogida del Ecuador, también, en entrevista con WambraEc, contó que, en el mes de diciembre de 2021 y en enero de 2022, exigieron que se reconozcan los fondos para este año, pero que, lo que hizo la Secretaría fue reducir los fondos para las casas de acogida y quitaron dos personas clave en el trabajo con las mujeres y niños: la educadora y la facilitadora. Además, aseguró que, para el funcionamiento de las casas, el Estado “jamás ha dado el total de los gastos que significa mantener una casa de acogida”.

 

Villavicencio afirmó que esa es una de las razones por las que las compañeras de la Casa Amiga y de la Casa Paula no presentaron la propuesta: “ellas vieron difícil asumir un proyecto con la Secretaría de Derechos Humanos con tan bajo presupuesto y con menor personal”. Villavicencio alegó que las casas de acogida que firmaron los convenios, firmaron el convenio sabiendo que no es un presupuesto suficiente para el funcionamiento de las mismas.

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¿Cuál es el rol de la educadora y de la facilitadora dentro de las casas de acogida?

La educadora hacía el trabajo de apoyo para los niños y niñas que ingresan con sus madres porque hay que reconocer que en una casa de acogida ingresa una mujer y pueden ingresar dos, tres, cuatro, cinco u ocho niños, porque las mujeres tienen sus hijos. Entonces, realmente, hay más niños y niñas que mujeres en una casa de acogida y, es importante saber que los niños y niñas viven y tienen efectos de la violencia, por lo tanto, es necesario trabajar, especializadamente, con ellos. La facilitadora era la encargada de garantizar el sostenimiento las 24 horas del día y de acompañar los procesos cotidianos y comunitarios de las casas de acogida. Es decir, se disminuyeron dos personas y se quitó un presupuesto que se tenía para el autocuidado, capacitación del equipo y también trabajo con la comunidad.

Por ello, desde las casas de acogida continuaremos exigiendo al Estado que se reconozca, mínimamente, el personal que ya se reconocía anteriormente, y no solo eso, sino que también se reconozca el verdadero costo de una casa de acogida. Realmente, sostener una casa es muy costoso y eso no es solo aquí en el Ecuador, es en el mundo entero. Si nosotros queremos que las mujeres recuperen sus créditos de vida, reinicien sus vidas y salgan de la violencia, necesitamos espacios y acompañamiento suficiente, porque si llegan a espacios precarios, ¿cómo rehacer la vida?, ¿cómo rehacer la esperanza?, ¿cómo rehacer un futuro?