Por Belén Febres Cordero – Wambra Radio

El sábado 19 de octubre de 2013 desde  las siete hasta las 10 de la noche se celebró la “Jornada Cultural” en la Radio Íntag.  Los conjuntos  musicales Los Cantares de Íntag y Cotovito y el Grupo Ideal, junto con el solista Marcelo Lalama y la poeta y activista Isabela Nangonó asistieron a las instalaciones de la radio para expresar, a través del arte, su resistencia a la extracción de recursos naturales.

Las y los habitantes de varias zonas del Ecuador se han sumado a la lucha en contra de la extracción de recursos naturales en el Parque Nacional Yasuní. Íntag no es la excepción. Y es que, como explica Armando Almeida, vicepresidente de la Defensa y Conservación Ecológica de Íntag (DECOIN), ambos territorios se han visto amenazados por la extracción.  Por esta razón Almeida opina que “todos tenemos que poner nuestro esfuerzo, nuestro granito de arena,  y luchar juntos. Tenemos que resistir y sumarnos con todos los que estamos en contra de estas actividades”.

Con este objetivo el comunicador de la Radio Íntag, Luis Robalino, organizó la Jornada Cultural a favor de la vida, la cual se llevó a cabo la noche del sábado 19 de octubre del presente año en las instalaciones de la radio.  Robalino explica que el arte puede aportar mucho a este esfuerzo. “El potencial que tiene el arte para comunicar es fenomenal. La música puede ir de casa en casa, de comunidad en  comunidad, y así el mensaje va llegando más que a la racionalidad, a la emoción. Esto te hace tener una pasión,  una convicción”, asegura.

Las y los pobladores de la zona de Íntag, la cual se encuentra  en la provincia de Imbabura y cuenta con cerca de 1680 kilómetros cuadrados de superficie,  han defendido su territorio  con esta  fortaleza por más de dos décadas.

Los intentos de extracción en Íntag

Fue en 1990, con la llegada de la empresa japonesa minera Bishimetals,  que empezó la lucha. Esta subsidiaria de la corporación transnacional Mitsubishi descubrió yacimientos de  cobre, y en menor medida de oro  y  plata, en tres de las siete parroquias que conforman Íntag. En esta ocasión, alrededor de 200 habitantes de la zona se reunieron y en  1997 lograron, al quemar sus yacimientos, que la empresa desalojara el territorio.

En la estrofa “a las empresas mineras les pedimos que se vayan y que no piensen volver porque si vuelven carajo les volvemos a encender”, los músicos de la zona hacen referencia al incidente y aseveran su decisión de seguir luchando en conjunto.

Sin embargo, Íntag volvió a estar amenazada por la minería en 2004, cuando la empresa canadiense Ascendant Copper Corporation pretendió llevar a cabo el llamado “Proyecto Junín”, con el objetivo de extraer cobre de la parroquia con el mismo nombre. Nuevamente, las y los moradores de la zona se organizaron, y a finales de 2008 lograron que la empresa se retirara también.

Aun así, desde 2009 la Empresa Nacional Minera del Ecuador (ENAMI), en conjunto con la empresa chilena Corporación Nacional del Cobre de Chile (CODELCO) han intentado ingresar a la zona y han tratado de llevar a cabo procesos de socialización con las comunidades. Además, en 2012 los gobiernos de ambos países firmaron un contrato para reanudar el proyecto minero en Íntag sin el consentimiento previo de las comunidades, a pesar de que la Constitución del Ecuador establece este derecho.

El porqué de la resistencia

La poeta y activista Isabela Nangonó, Presidenta de la Coordinadora de Mujeres de Íntag,  cuestiona las razones que se les ha dado para extraer el cobre en la zona. “Cuando va a entrar una transnacional nos dicen que va a haber desarrollo para las comunidades; que van a construir hospitales, carreteras buenas, centros de salud y educación, pero nunca hablan sobre educación ambiental, nunca hablan sobre la producción de comida, porque el agricultor es el más explotado. Las autoridades  han estado acostumbradas a entregar migajas y así se han mantenido los grandes poderes”, expresa.

Y es que más allá de las repercusiones ambientales que significaría una extracción minera en esta zona hídrica, agrícola y ganadera, a los habitantes les preocupa la división social causada por esta actividad.  “Antes de que comience la minería ya empieza la división social de la gente, se crean dos grupos: los que apoyan a la minería y los que están en contra”, explica  Almeida. Así también lo recalca el agricultor Edmundo Minda, quien cuenta que cuando la gente se reunió para defender la zona ante la empresa canadiense Ascendant Copper Corporation,  las divisiones ocurrían incluso entre miembros de la misma familia.

Según Robalino, las empresas mineras han logrado esta fragmentación al ofrecer a  las y los campesinos  empleos con supuesta alta remuneración económica. También señala que las opiniones entre hombres y mujeres tienden a ser diferentes, ya que considera que las mujeres suelen ver  más allá de lo económico y  tomar en cuenta los problemas que pudiera traer la minería a nivel familiar. “Ellas ven que más dinero pudiera acarrear un aumento del alcoholismo y  la creación de prostíbulos, por ejemplo. Además, sufren  con las enfermedades de sus hijos cuando toman el agua contaminada o tienen alergias por bañarse en el río” señala Robalino.

Así, Rosario Piedra, nieta de uno de los primeros habitantes de la parroquia de  Peñaherrera,  explica que ella no apoya a la minería por algunos motivos. “Vienen a minar nuestro territorio y nos dejan empobreciendo porque suben el precio de las cosas, lo que debía ser para nosotros se han ido llevando otros. Además, contaminan el agua y la tierra y nos enfermamos”, comenta.

 Al igual que Piedra, Isabela Nangonó considera que el campo se hizo para el trabajador y la trabajadora “para hombres y mujeres valiosas, personas que cuidan su rebaño para producir comida”. Y es que la tierra de Íntag tiene mucho que ofrecer. Morocho, naranjilla, fréjol, yuca, café, zanahoria, tomate y camote son algunos de los productos que se dan en la zona. Además, tanto Nangonó como Almeida concuerdan en que la ganadería, la venta de artesanías y el turismo son alternativas viables para el desarrollo económico de las y los pobladores de Íntag.

Es por esta razón que Luis Robalino concluye que “lo principal en estos momentos es recordar que lo peor que uno puede hacer es dejarse vencer por el temor, por el miedo. Tarde o temprano la verdad tiene que salir a la luz y hay que seguir de pie.”

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por Manuel Solorzano – Wambra Radio

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