Desde el aire y en el aire, a las faldas del volcán Guagua Pichincha, chismorreamos sobre la fiesta del carnaval, que ha sido la lavada de la carne, y un ritual para celebrar la abundancia y los excesos de la vida, el cuerpo y el deseo. Que en pos del desarrollo, la libertad y los derechos ha sido cuadriculada por el imperio de la ley y su racionalidad moderna, negando, así, la energía vital del placer y el éxtasis.