Después del feriado que para muchos tendrá que ser recuperado y de habernos durante cuatros días carnavaleado, al miércoles de ceniza le llegaban sus cocos para descolonizar. Estuvimos acompañadxs por el profeshooor Nelson Reascos, pensador imbabureño, que supo ilustrarnos sobre el carnaval, sus principios, actualidades y posibilidades en este final de los tiempos. Resulta ser que esta fiesta tiene la función de liberar tensiones, estancamientos y violencias que son propias de la convivencia humana, por lo que la fiesta abre la transgresión momentánea de la norma y libera los excesos acumulados por el sujeto y la sociedad. Como quien dice, es una posibilidad de resistencia para no caer el engaño de que la vida es algo que hay que tomarse en serio: el juego, lo común, lo erótico, el re-ligare entre unx y lxs demás, se halla también en la suspensión de la ley y el orden.

Ya cachando cuál es la situación de la fiesta y del carnaval en esta sociedad neo-colonial, fuimos confirmando que ahora el feriado está sólo para seguir atadxs a la norma del consumo y a las estancadas tensiones que nos produce el anacrónico poder de turno. Ya no se trata de un juego sensible que hace aflorar una animalidad soslayada por el trabajo cotidiano, sino de un continuo entre el trabajo, la competencia, la gastadera, las vacaciones, la competencia, y el mismo trabajo que tendrá que pagar el colonial estilo de vida del hommo economicus. No hay liberación, pero sí consumo y en los días mayor aceleración.

Eso sí, si uno delira en compañía de alajas ideas siempre podrá encontrar alternativas a esta anquilosada realidad. No hay que dejarse meter cuento de un progreso lineal y progresista, ese de los milagreros que avanzan a correazos y pregonan que esto ya cambió; a esos no les gusta carnavalearse y mucho menos que la gente se ría. Así que entre nosotrxs mejor seguimos jugando –y cagados de risa- en la Wambra a los cocos descolonizar.