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332 feminicidios en 2022. El año más violento para las mujeres

 

 

Por: Mishell Mantuano @MishellMantuan2

Publicado el 17 de enero de 2023

 

 

Fundación Aldea, Surkuna en conjunto con Sonia Salamea, Janneth Sierra, Mónica Jiménez Katherine Cuasquer y Ruth Montenegro, madres de mujeres y niñas víctimas de femicidios, realizaron una rueda de prensa este 17 de enero, para mostrar las cifras con las que el 2022, cerró con respecto a la muerte violenta de mujeres. 

Según estas organizaciones, 332 feminicidios se registraron en 2022, siendo uno de los años más violentos para las mujeres, desde que se tipificó el femicidio como delito en 2014.    

Familiares de las víctimas exigen que el Estado ecuatoriano les dé la justicia y la reparación que merecen. 

 

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Una mañana espeluznante, horrorosa, infame, impune. Una mañana para transmitir el dolor de 332 mujeres, niñas, adolescentes y mujeres trans, víctimas de femicidios durante el 2022. Así fue la mañana del 17 de enero, para Geraldine Guerra, parte de Fundación Aldea y para Sonia Salamea, Janneth Sierra, Mónica Jiménez, Katherine Cuasquer y Ruth Montenegro, madres de mujeres y niñas víctimas de feminicidios.   

Geraldine Guerra, parte de Fundación Aldea dijo que cada 26 horas una mujer es asesinada en Ecuador. Aseguró que entre el 2021 y 2022, las condiciones y características en las que se perpetúan los femicidios han variado. También destacó que los casos son cada vez más, de alta peligrosidad pues tienen formas misóginas y exacerbadas contra la vida y los cuerpos de las mujeres. Muchos de esos femicidios se han dado en contextos de economías criminales, disputas de territorios entre bandas narco delictivas y la alta prevalencia de criminalidad.

De los 332 feminicidios, al menos 48 mujeres reportaron antecedentes de violencia y nueve contaban con boletas de auxilio, lo que para Guerra significa que 57 vidas de mujeres pudieron ser salvadas. Mientras que, 16 de esas mujeres fueron víctimas de violencia sexual, 25 fueron reportadas como desaparecidas, pero sus familiares no tuvieron ninguna respuesta por parte de las instituciones del Estado. Por ello, Guerra hizo un llamado a la ministra de la mujer, Paola Flores, para que se destinen recursos y se hagan búsquedas más efectivas de las mujeres, niñas y adolescentes que desaparecen. 

Con respecto a la nacionalidad, 311 víctimas son ecuatorianas, 9 de nacionalidad venezolana, 5 colombianas y una peruana. En cuanto a su identificación étnica, 26 de esas mujeres eran afroecuatorianas, 14 indígenas y 276 mestizas. Sumado a todo esto, está la alta prevalencia del uso de armas de fuego para cometer los feminicidios. 

Entre las provincias más violentas se encuentran Guayas, Manabí y Esmeraldas, siendo el cantón Guayaquil, uno de los que más prevalencia de femicidios tiene, 77 solo en 2022. El cantón Esmeraldas registra 19 casos y en los cantones: La Libertad, San Jacinto de Yaguachi, Manta y Santo Domingo hubo 10 feminicidios. En Machala y Quito se registraron 9 casos, seguido de Balzar y Quevedo con 8 casos, Durán y Cuenca 7 y en la Troncal, San Lorenzo y Ventanas hubo 6 feminicidios. 

 

Los hijos e hijas de las víctimas sin bonos del Estado 

De los 332 feminicidios registrados en 2022, 14 de las víctimas estaban embarazadas. Cuatro de cada diez mujeres eran madres y ahora, sus hijos e hijas en orfandad no reciben el bono del Estado ni otras medidas de reparación como asistencia psicológica, social ni becas de estudio. 

Mayra Tirira, abogada de la organización feminista Surkuna, dijo que el Estado tiene una gran deuda en cuanto a las medidas de reparación integral para niños, niñas y adolescentes en situación de orfandad a causa de la violencia feminicida en contra de sus madres. 

Según Tirira, desde el 2014, son 1526 niñas y niños en situación de orfandad, pero el Ministerio de Inclusión Económica y Social, MIES, asegura que son solo 194 los niños, niñas y adolescentes que han recibido el bono de orfandad. El ministro del MIES, Esteban Bernal, en comparecencia en la Asamblea Nacional, mencionó que este bono no aplica para casos de feminicidio anteriores al 2019, puesto que desde ese año empezó a regir la medida. 

A todo esto se suman, los requisitos para acceder al bono; pasos que para las familias de las víctimas de femicidios son difíciles de cumplir y más, cuando no cuentan con los recursos económicos suficientes. 

 

Madres que levantan la voz

Sonia Salamea, madre de Cristina Palacios víctima de femicidio en 2017, en Cuenca y parte de la Red de Familias de Víctimas de Femicidios, relató el proceso judicial que llevó a cabo en contra de Carlos F., el hombre que acabó con la vida de su hija. Tras una larga lucha, dijo, consiguió una sentencia de 34 años y 5 meses que el femicida debía cumplir en la cárcel de Turi. 

Sin embargo, después de 5 años Carlos F., se encuentra en la cárcel de Azogues tras una habeas corpus que le fue otorgado, proceso que jamás le comunicaron a Sonia. Ahora, ella denuncia que ha recibido información de que el femicida de su hija está siendo ayudado por la administración de la cárcel y en la noches sale a dormir en su casa. 

“Yo estoy ahora en este momento en manos de criminales, haber sufrido tanta aberración, tanto dolor, lucha”, asegura Sonia. 

Janneth Sierra es madre de Camila Aguilera, una joven de 21 años  víctima de femicidio en 2022, en Quito. Relata con lágrimas en sus ojos, la forma en que el novio de su hija la asesinó. Casi sin poder hablar, cuenta cómo pretenden hacer pasar el femicidio de su hija por un suicidio, después que cayera del piso 16 de un edificio al norte de Quito. 

“Me llamaron y me dijeron que mi hija se había suicidado, lo acepté así porque era un dolor desgarrador”. La madre de Camila exige que los casos de “presunto suicidio” sean investigados porque la mayoría de “suicidios, enmascaran femicidios”. 

Nicole fue víctima de femicidio en 2018. Su madre, Mónica Jiménez, asegura que el femicidio lo cometió un grupo integrado por paramédicos, bomberos y un policía, quienes fueron ayudados por la madre del policía y su hermano para “limpiar el cuerpo” de evidencias. “Les aseguro querida sociedad que como madres no quisiéramos estar aquí. Daríamos todo lo que nos pidieran para no tener que vivir esta malvada pesadilla, que lacera día a día nuestras vidas”.

Jiménez llamó la atención de los operadores de justicia y advirtió que las madres de víctimas de femicidio no se van a callar hasta obtener justicia, reparación y para que no haya más repetición.

Katherine Cuasquer, madre de Zoe, una bebé de siete meses, víctima de femicidio por violencia vicaria en 2022, en Ibarra. Katherine dice que aún recuerda el día en que dos sicarios contratados por el padre de su hija, un integrante de la Policía Nacional, asesinaron a su única hija, quien murió en sus brazos.

“Mi hija no tenía por qué morir así, tenía una vida por delante y la apagaron. Tengo mucha rabia porque él está en la cárcel y sigue teniendo su teléfono, redes sociales. Por mí que se queden ahí una eternidad”. 

El 24 de enero se instalará la audiencia de juicio en contra del padre de Zoe, su pareja y los dos sicarios. Katherine espera tener justicia.

Ruth Montenegro, madre de Valentina Cosíos, una niña de 11 años, víctima de violencia sexual y femicidio en una institución educativa en 2016, en Quito. Canta en memoria de su hija: 

Una niña va a la escuela y no regresa jamás. 

Encontramos su cuerpo con signos de agresión sexual 

Una niña va a la escuela y no regresa jamás

Directivos y maestros la dejaron en soledad

Omitieron el cuidado, su responsabilidad 

y es así que un femicida la abusó y la asesinó

Una niña va a la escuela y no regresa jamás.     

Para el Estado y Policías tan solo una cifra más (…) 

Esa niña es Valentina y ya no regresará, seguiremos en su nombre exigiendo la verdad.   

  

A través de la música, Ruth recuerda una vez más, el horror que vivió al conocer que su hija Valentina ya no regresaría. También reclama la negligencia de la Policía Nacional, al no actuar de manera oportuna cuando se reportan o se denuncian las desapariciones de niñas y adolescentes.