por @kinoraxx

Muisne fue otra de las poblaciones afectadas por el terremoto del 16 de abril. El 90% de la isla evacuada, pues las casas de caña y palos estaban construidas en zonas de playas lo que contribuyó a que rápidamente se cayeran luego del terremoto. Por esta razón, alrededor de 3mil 500 personas están en albergues.

Ángel Quiñonez[1], pescador artesanal de Muisne habló para la Coordinadora para la Defensa del Manglar C-CONDEM sobre su situación y vida diaria en los albergues.

Reversides Castillo, mujer de la comuna Bolívar, pide ayuda psicológica para su pueblo, ya que muchos desconocen lo sucedido luego del terremoto del 16 de abril.

La grave situación en Muisne no es producto del terremoto, sino de la inequidad económica y social. En la isla se contrastan dos realidades, por un lado los megahoteles, resorts extranjeros, camaroneras, que si cuentan con agua y alcantarillado; y al frente, sobreviven las comunidades negras y afrodescendientes, dueñas del territorio, pero que con el pasar de los años van siendo desalojadas, despojadas de su manglar, de su playa, de sus recursos.

Según estudios ambientales, el 90% de los manglares han desaparecido por el avance de las camaroneras. En el manglar se desarrolla la vida animal, pero también la cultura y la identidad de estos pueblos; es además la fuente de trabajo principalmente de las mujeres. Su destrucción, producto de la construcción de piscinas camaroneras ha terminado también con un ecosistema capaz de reducir los impactos de vario fenómenos naturales, como inundaciones, o aguajes.

La inequidad en Muisne también se refleja en sus servicios públicos. La isla no tiene agua, ni alcantarillado no de ahora, sino desde hace mucho. La situación sanitaria se agravó con el terremoto, si antes los servicios básicos eran pocos, hoy son nulos, inexistentes.

Para la Coordinadora Nacional para la Defensa del Ecosistema Manglar del Ecuador (C-CONDEM) y la Fundación de Defensa Ecológica de Muisne, el terremoto “devela y agudiza estas condiciones de extremo empobrecimiento y hace evidente la corrupción y la incapacidad con que la clase política ha gobernado en el cantón Muisne”.

De su parte el gobierno habló de los planes que tiene con Muisne luego del terremoto. En la sabatina del 23 de abril, se mencionó que se convertiría a la isla en un área protegida. Según el Ministro de Ambiente, Daniel Ortega, se busca con esta declaración potenciar el turismo en la zona “Porque brinda oportunidades, el 35% del PIB turístico, 575 millones se genera a través del turismo en áreas protegidas, los ciudadanos de Muisne. Ahora también podrán dedicarse a actividades turísticas, aquellos que se dedicaban a las conchas, pues podrán reactivarse rápidamente”[2]

Estas declaraciones hacen suponer que se continuarán con las grandes construcciones megahoteleras en Muisne y por ende, la privatización de la playa. Taziana,integrante de la asociación de mujeres conchera de Bolívar – Muisne, asegura en cambio que hay que seguir en la defensa del manglar luego del terremoto, pues su trabajo y lucha están allí.

La idea de convertir a zonas de gran biodiversidad como Muisne en áreas naturales no es nueva. De hecho en América Latina va ganando terreno la idea de privatizar estas áreas para convertirlas en destinos turísticos a la vez que se emprenden programas para proteger a especies animales y a la vegetación. Estas zonas también son cotizadas para la venta de carbono, es decir una empresa puede comprar extensiones de bosques nativos para preservarlos a cambio de sus emisiones de CO2 al ambiente.

En las áreas naturales privadas, la población local es vista como mano de obra. Se los desplaza de lo que antes eran sus casas y territorios, muchas veces con la excusa de que contaminan, roban o dañan el patrimonio natural.

En Muisne existen economías locales, de mujeres, pescadores que recolectan conchas o camarón para luego venderlas, pero que ven al manglar no solo como una fuente de subsistencia, sino también de vida y de cultura. Son comunidades que no ven al manglar como fuente de recursos por eso rechazan cualquier intento por privatizar sus playas y piden que la reconstrucción de la isla luego del terremoto los tome en cuenta a ellos y a sus tradicionales formas de vida.

[1]          . Entrevistas de medios comunitarios de los pueblos del manglar y C-CONDEM

[2]          . Entrevista Ecuador Inmediato 26 de abril 2015