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Justicia y reparación demandan los y las abacaleras de Furukawa a la Corte Constitucional

Por: Mishell Mantuano @MishellMantuan2

Publicado 11 de mayo de 2022

 

Ex trabajadores y trabajadoras de la empresa japonesa Furukawa Plantaciones C. A., se movilizaron hasta la Corte Constitucional, en Quito, el 11 de mayo de 2022, donde realizaron un plantón para pedir a los jueces, una nueva fecha de audiencia, que se realicen visitas a los campos y se les dé justicia y reparación por todos los años a los que fueron esclavizados. 

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Hasta los exteriores de la Corte Constitucional, llegaron ex trabajadores y trabajadoras de la empresa japonesa Furukawa Plantaciones C.A, quienes se movilizaron desde la ciudad de Santo Domingo de los Tsáchilas, después que el juez Stalin Vicente Brito Centeno les negará la acción de protección y las medidas de reparación que solicitaron, el pasado 05 de mayo de 2022.

Ahora, las y los abacaleros piden a la Corte Constitucional dar trámite a las demandas ingresadas desde principios de 2022. La primera, una acción extraordinaria de protección y la segunda, un recurso de revisión del caso. Los trabajadores y trabajadoras aseguraron que no se irán de la Corte si no reciben una respuesta oportuna y si no se les permite hablar con los jueces.

Alejandra Zambrano, abogada que sigue el caso, ingresó a las instalaciones de la Corte Constitucional para expresar el pedido de los y las abacaleras, pero fue recibida por un representante de la Corte y un representante del presidente. Ante lo cual, Zambrano se retiró pues señaló que ese no era el pedido de los y las trabajadoras.

Segundo Ordóñez, ex trabajador de Fukawa, mencionó que el motivo de su movilización es porque “son muchos años los que hemos pasado en esta lucha” y dijo que son varios los procesos judiciales por han enfrentado y ahora, le pide a la Corte Constitucional que “resuelva nuestro problema, justicia y reparación, la Corte debe darnos”.

Asimismo, José Ramos, ex trabajador, señaló “son muchos años los que llevamos pidiendo justicia y no la hemos tenido. Ahora no solo es para nosotros, es para nuestros hijos. Quiero que mi hija pequeña estudie y sea una profesional, pero sobre todo, que no le falte alimento”.

 

Mujeres abacaleras en búsqueda de justicia 

María Preciado tiene 41 años. No sabe leer ni escribir. Nació en los campos de la empresa Furukawa en Santo Domingo. Al igual que otras de sus compañeras, empezó a trabajar desde los 8 años y contó que en esta acción es importante la participación de las mujeres porque “desde niñas ha venido estropeando nuestros derechos y por eso, es importante que las mujeres estemos aquí el día de hoy, en esta lucha”.

María recordó las condiciones precarias e inhumanas a las que siempre estuvieron expuestas las y los abacaleros. Entre suspiros dijo que “nunca tuvimos un pago justo, un seguro, mucho menos respeto para hombres, mujeres ni niños. La empresa siempre negó nuestros derechos”. También recalcó que, a pesar de la alta producción que generaban, ellos “ni el estudio nos dieron. Eso no es justo”. 

“Hoy estoy aquí porque no quiero lo mismo para mis hijos”, mencionó María y de igual forma dijo que las instituciones del Estado no les han brindado la ayuda necesaria, algo que llevan pidiendo desde hace años.

De igual forma, Yenasen Rodríguez lleva 6 años en los campos de abacá. “No hace falta estar una década en Furukawa para saber lo que se vive ahí. Hemos sufrido mucho, no hay nada, vivimos en condiciones precarias y eso no se lo deseo a nadie”, recalcó.

Y exigió a la Corte que les garantice sus derechos “merecemos ya una mejor condición de vida. Tenemos el derecho de tener una mejor vida y de decidir sobre lo que queremos hacer realmente y no trabajar como esclavos para una empresa. Reparación es lo que queremos”, agregó Yenasen. 

A todo esto, María agregó que otros trabajadores de Furukawa los amenazaron en el momento en que supieron que buscaban reivindicar sus derechos “acabaremos hasta con sus últimos zapatos. Ustedes los negros no sienten y no son dignos de tener una liquidación y reparación digna” María asegura que estos discursos usaban los y trabajadores de la empresa para perpetuar aún más su violencia en su contra. 

“Por eso, tenemos miedo. La empresa siempre hace de las suyas”, dijo María. Y agregó que sus miedos crecen porque han llegado personas extrañas a los campos, ofreciéndoles ayuda, pero han resultado ser todo lo contrario, como “el señor W. Sánchez, quien llegó a la empresa diciendo ser cura y que nos iba a ayudar pero ahora es trabajador de la empresa”.

Igualmente contó que el señor W. Sánchez la acosó sexualmente, a ella y a sus compañeras, “se metía a nuestras camas. No había leyes para él, por eso estamos también hoy aquí, ya basta de tanta injusticia”, concluyó María.

Las y los extrabajadores de Furukawa permanecerán en plantón a las afueras de la Corte hasta ser atendidos por los jueces. También buscan que la Corte visite los campos para que conozcan la realidad en la que viven y eso les ayude a dictar sentencia.