Por: Braulio Hidalgo y Costilla Tw: @isaker_
La ciudad de Ibarra, al norte de Ecuador, fue el escenario de batalla entre quienes por el poder del dinero intentan despojar valles, montañas y ríos; y en contra de sus guardianes, defensores y defensoras de la madre tierra.
Javier Ramírez Piedra, líder comunitario de Junín, de la comunidad de Intag, espacio de resistencia desde 1997 contra mineras, fue privado de su libertad un 9 de abril del 2014; fue acusado por el gobierno ecuatoriano de rebelión y daños; su delito defender los derechos de la madre naturaleza frente al proyecto de despojo minero que impulsa la Empresa Nacional Minera junto con la Corporación Nacional de Cobre, CODELCO, de origen chilena.
Sin un juicio justo apegado al estado de derecho como lo marca la constitución ecuatoriana; fue recluido en la prisión de la ciudad de Ibarra, por largos 10 meses. El juicio contra Javier Ramírez se reinició el día 10 de febrero, después de que fue aplazada la resolución el 30 de enero pasado. La sede fue la Corte Provincial de Justicia de Imbabura. Eran las 9 de la mañana y todo parecía en calma; aproximadamente unas 500 personas de diferentes partes del territorio nacional; tanto observadores internacionales japoneses, alemanes, belgas por mencionar algunos; fueron testigos de la sentencia ejecutada. Funcionarios y exfuncionarios del Estado se hicieron presentes para exigir la libertad de Javier; el prefecto de Imbabura Pablo Jurado, el alcalde Cotacachi Jomar Ceballos y el excandidato presidencial Alberto Acosta fueron unos de los presentes.
El presidente de la CONAIE, organizaciones de mujeres kichwas, espacios ecologistas como YASunidos, Unidos por Intag, la organización ecologista Acción Ecológica y el ensamble de batucada Las Conchas Acústicas fueron algunos de los presentes. Sólo transcurrió media hora después que se conoció el veredicto por el Tribunal Primero de Garantías Penales, donde lo declara culpable por haber agredido a funcionarios y una camioneta de la Empresa Nacional Minera; para que los y las concentradas afueras del Tribunal manifestaran su repudio. Sin embargo la condena fue de 10 meses; los mismos que ya había cumplido justo este mismo día mientras se realizaba la audiencia. Los abogados salieron para dar la noticia de que era declarado culpable y que por los términos procesales, Javier tenía que salir libre ese mismo día al cumplir ya su condena.
El júbilo y fuerza de la concentración no se hizo esperar. “Javier venciste, Intag resiste”. Javier Ramírez fue trasladado aproximadamente a las 10 y media hacia el Centro de Rehabilitación de Ibarra; justo a unas 5 cuadras del Tribunal. Ahí se tramitó oficialmente su liberación. Y fue hasta las 14 horas que el rostro y cuerpo del líder volvió a brillar como sol en las calles de su provincia.
Gritos, risas, llanto inclusive, fueron los colores de la rebeldía que tiñeron la marcha junto con Javier hacia el parque aledaño al Tribunal; ahí mientras se avanzaba, las mamas le hicieron una limpia para despojarlo de la energía negativa y agresiva que sufrió en el Centro de Rehabilitación; a pasos lentos pero firmes la multitud llegó al parque; inmediatamente una voz fuerte y áspera que asemeja a cualquier cantante de blues del oriente de New Orleans, vocifera que hay cambio de planes, y el mitin se realizaría a las afueras del atrio de la catedral.
Allí se hicieron escuchar las palabras de Jorge Herrera presidente de la CONAIE, del prefecto de Imbabura, del alcalde de Cotocahi, de la Federación de Mujeres Andinas de Cotocachi y la voz de Acción Ecológica. Un plato andino y agua de avena con naranja muy sabrosa, junto con música y mucho calor humano, fue justo el escenario para que Javier Ramírez, agradeciera el apoyo nacional e internacional por exigir su libertad: “Agradecerle de todo corazón; nuestra lucha va continuar con ese amor a la tierra y defenderla, que nos ha dado la vida y por eso me encontraba encerrado. Agradezco a las organizaciones, incluso de otros países…”