Por: *Patricia Moreno. Twitter: @pamoreno_
En las paredes de varias calles de Quito y en los muros de Facebook durante los últimos días hay una frase que se lee: Nos Falta Michelle.
Michelle Alexandra Montenegro Campos desapareció el 05 de junio de este año, su rostro permanece intacto en la memoria de familiares y amigos.
Michelle fue vista por última vez a la salida de la casa de un familiar en La Armenia II (Valle de Los Chillos), usaba un pantalón jean oscuro, chompa negra con capucha y zapatos verdes. Hace dos meses se había sometido a un trasplante de córneas. Llevaba un parche blanco en el ojo derecho y tomaba medicación.
La alerta se dio en redes sociales apenas cayó la noche de aquel martes. Tres fotografías de Michelle empezaron a circular en Facebook. El aviso de su desaparición salió del perfil de una de sus hermanas: “Mi hermana no llega. Ayúdennos a buscarla, por favor”, escribió Jazmín Montenegro. La noticia se difundió enseguida. Personas cercanas a Michelle y decenas de usuarios de la red social compartieron las imágenes publicadas. En Whatsapp, compañerxs del colegio donde Michelle estudió preguntaban con incredulidad si lo que decía Facebook era real. Hasta ese momento, la desaparición de una chica conocida era una cuestión lejana para la mayoría.
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Un asunto ajeno, lejano, así fue la desaparición de Santiago y Andrés Restrepo en 1988 para Telmo Pacheco, hoy presidente de la Asociación de Familiares y Amigos de Personas Desaparecidas en Ecuador, ASFADEC, hasta que su propio hijo Telmo Orlando Pacheco Aguilar desapareció. Él junto a otros familiares de personas desaparecidas se tomaron la Plaza Grande para exigir el regreso de sus seres queridos, de la misma forma como Pedro Restrepo lo hizo en los años ochentas. En la búsqueda de respuestas, Telmo Pacheco conoció a otras familias en su misma situación: haciendo marchas, pidiendo ayuda por los seres queridos que no volvieron a casa. Con estas personas se fundó en 2012 ASFADEC, una organización que trabaja por la visibilización y exigencia de investigación en los casos de personas desaparecidas en Ecuador.
De acuerdo a las estadísticas de esta Asociación, en Ecuador actualmente existen 4.402 personas desaparecidas, de ellas el 67% corresponde a mujeres entre 11 y 27 años de edad. Datos que visibilizan una tendencia preocupante, como señala Vianca Gavilanes, integrante del colectivo feminista Luna Roja: “Las mujeres estamos desprotegidas, no podemos salir en paz. Y si nos pasa algo somos revictimizadas”.
Los cuestionamientos a la víctima vienen desde la sociedad y las instituciones. En redes sociales se difundió la foto de Michelle como desaparecida, mientras personas cuestionaban si tenía novio, si estaba deprimida, si su familia atravesaba problemas. Preguntas que dirigen la responsabilidad de la desaparición a la propia mujer desaparecida, como si de ello dependiera la importancia del suceso. Por tal razón su hermana Jazmín enfatizó en rueda de prensa: “Michelle tiene una familia bien estructurada, que la ama y la apoya“.
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Cuando se cumplieron seis días de la desaparición de Michelle, la única información que se tenía indicaba que la joven quiteña de 26 años fue vista en el puente de Guápulo, al norte de Quito. Al lugar acudieron los bomberos para hacer un barrido del área, y de manera extraoficial se supo que no encontraron nada que pudiera asociarse con Michelle. Pese al accionar oficial, su familia no está conforme ya que señalaN que luego del barrido no se han realizado más operaciones que consideran determinantes; como la verificación de cámaras del Servicio Integrado de Seguridad ECU 911, un perfil psicológico, triangulación de llamadas, y toma de versiones para trazar una posible ruta de los lugares donde pudo estar Michelle durante las primeras horas de la desaparición.
La experiencia de ASFADEC en el acompañamiento y visibilización de las desapariciones ha demostrado que la falta de prontitud y respuestas claras por parte de las instituciones encargadas para la resolución de casos de personas desaparecidas se debe a que no tienen preparación especializada. Según Telmo Pacheco “Dinased se formó con todos los agentes que salían de las filas de Tránsito. Los mismos agentes reconocen que no tienen formación en el tema”.
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En busca de Michelle
Michelle se graduó en la Universidad Central del Ecuador, trabaja como maestra de primaria desde el 2014 y desde los veinte años está vinculada a procesos de Defensa de Derechos Humanos, así como a la educación popular artística. En redes sociales ya no solo circula su imagen, también hay fotografías donde aparece rodeada de niñas y niños con quienes ama trabajar. Michelle es la chica que se disfrazó de brujita para una actividad infantil; la joven que lució un traje de cayambeña en el taller de danza que dictó al suroriente de Quito; la profesora de cabello rizado que un niño dibujó en clase. También es la activista que participó en los plantones de ASFADEC. El apoyo que ella siempre brindó ahora es retribuido por la Asociación en una búsqueda sin descanso.
Vianca Gavilanes, quien es compañera de organización de Michelle, plantea que si no hubiese sido por la campaña mediática y la ayuda de conocidxs para pegar afiches, recorrer sectores y entregar volantes, la Policía Nacional y la DINASED aún no hubiesen hecho el barrido “No puede ser posible que se deba desplegar tanto para que la Policía haga lo mínimo. Nos preguntamos qué pasa en ciudades pequeñas, donde muchas veces solo se recepta las denuncias pasadas las 24 horas de la desaparición”, subraya Vianca.
Mientras tanto la esperanza sigue. Hace pocos días la cuenta de Twitter creada para la difusión de #NosFaltaMichelle dio un aviso: pudo haber sido vista en ciudades cercanas al norte de Quito. Esa es la información que llega a la familia Montenegro, mientras amigas, amigos y compañeras juntan esfuerzos para que Michelle y las demás personas desaparecidas, cuyos rostros se multiplican en medios, no sean olvidadas por las autoridades y la sociedad.
Sus seres queridos aguardan su llegada. Fernando Montenegro esperó a su tercera hija para celebrar el Día del Padre con la familia completa, pero eso no sucedió. Michelle sigue desaparecida y dos frases del cantautor Jaime Guevara sintetizan el sueño de todas y todos: Michelle debe volver. Nosotros la necesitamos ya.
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