Sobre la reunión en Pachakutik

Por: Natalia Sierra[1]

Lo sucedido el día 27 de enero en la sede de Pachakutik, cuando dirigentes de la CONAIE acompañados de varios compañeros de las bases impidieron que se dé la reunión de la “unidad” opositora al correismo, en razón de que ésta no es posible sino con grupos afines y no con la vieja derecha remozada, responsable histórica de las inequidades e injusticias sufridas por los pueblos del Ecuador; es necesario y ético responder a los juicios racistas que se han emitido ante este hecho.

Sin siquiera hacer un poco de memoria, algunos sectores de la sociedad se hacen eco del “reclamo” de la derecha de que “los indios” le están haciendo el juego al correismo por no aceptar una “unidad”, la misma que no tiene ninguna razón ni ética, ni histórica ni ideológica.   Qué curioso, que cuando los mismos pueblos ancestrales se movilizaban en contra de las políticas autoritarias del correismo, éste salía a decir lo mismo: “los indios le hacen el juego a la derecha”. Es realmente obsceno el racismo de las élites de este país, son tan reaccionarias que repiten esa concepción ideológica nefasta del colonialismo más perverso, que acusaba a los pueblos ancestrales de ser los responsables del “retraso de la patria”, “del subdesarrollo”, por ser “primitivos”, “infantiles”, “manipulables” y tantas otras obscenas ideas de derecha que raya en el fascismo. En su visión racista también se parecen tanto que ya están juntos

Expresan sorprendidos “el bochornoso” acontecimiento sucedido en la sede de Pachakutik, y no parece que entienden que Pachakutik se debe a la dirección política de la CONAIE y ésta al movimiento indígena. ¿No han criticado tanto que Correa decide a espaldas de la ciudadanía? lo cual es cierto, pero la vieja derecha como es obvio también ha gobernado siempre a espaldas del pueblo. ¿Por qué se sorprenden que la CONAIE exija a la dirección de Pachakutik que no tome decisiones a espaldas del movimiento? Es correcto que la dirigencia indígena interpele a Pachakutik por su imperdonable equivocación, es políticamente ético e ideológicamente coherente. Además es correcto también que lo hagan públicamente, que expongan sus diferencias a la sociedad y no lo hagan escondidos, como el correato y la derecha lo hacen encerrados en sus despachos, hasta que ya no lo pueden ocultar.

Parece que la oposición de derecha quiere repetir la confusión ideológica del correismo, en la cual bajo la figura del caudillo se han juntado izquierda y derecha correista, pero donde obviamente ha gobernado la derecha. O ¿acaso quieren nuevamente utilizar la lucha de los pueblos para llegar al gobierno y gobernar contrario a sus intereses, igual que lo hizo el correismo y el gutierrismo? Actúan tan parecido que debería juntarse. No, los pueblos que luchan en contra de la dominación y por su liberación no quieren unirse a los dominadores. Que la derecha emprenda la lucha anticorreista que considere, aunque ciertamente coinciden tanto que muy probablemente terminen juntos.

Ahora bien, la necesidad de enfrentar al correismo por la deplorada situación en la que ha hundido al país, que además revela su continuidad con la política de la vieja derecha que ha gobernado este país, no justifica de ninguna manera que los movimiento sociales y particularmente el movimiento indígena tengan que ir en unidad con la derecha que los ha oprimido, explotado y excluido durante la historia de dominación colonial y capitalista.

destacado articulo

Es cierto que en el correato, por su patrón autoritario de gobierno, han sido limitados muchos derechos civiles como la libertad de prensa, expresión, comunicación, opinión, asociación que han afectado no solo a los pueblos, sino a muchos sectores ciudadanos e incluso a algunos sectores de la derecha. Pero también es cierto que los juicios por terrorismo y sabotaje, la persecución, el chantaje, la cárcel etc., lo han sufrido principalmente los dirigentes de los pueblos y las organizaciones sociales, que han sido los que se mantienen permanentemente movilizados y resistiendo por la defensa de la vida.

Es también cierto y no podemos olvidar que muchos de los líderes de la derecha, sino todos, que hoy reclaman la unidad en contra del correismo, cuando fueron gobierno persiguieron, encarcelaron, torturaron, asesinaron a los dirigentes sociales que luchaban contra su dominación de turno, como sucedió en la época en que gobernó el Partido Social Cristiano. ¿Cómo pretenden ahora que las víctimas se pongan a su lado como si nada hubiese sucedido? eso sería perder la dignidad humana.

Tan autoritario y represivo es el correismo como fue la vieja derecha que hoy pone rostro humano. Si de represión contra el pueblo se trata debería juntarse, que son realmente próximos. No se diga ciertas figuras que hasta hace muy poco estuvieron en el correato apoyando su política autoritaria, aprobando leyes represivas, acabando con la seguridad social, etc. Hoy cuando el proyecto que tanto apoyaron entra en declive salen de inmediato y cínica y oportunistamente se ponen del “otro” lado y quieren que los pueblos y los movimientos sociales que sufrieron su represión les abran los brazos y se junten a ellos. Si no tienen sensatez ideológica y ética al menos debería tener vergüenza.

Interpelo a la sociedad que por nuestra dignidad como seres humanos rechacemos el racismo de las élites políticas, así como ha rechazado el racismo correista.

Personalmente doy las gracias a la lucha de los pueblos, y particularmente de los pueblos ancestrales, pues los avances que esta sociedad ha tenido en equidad, justicia y respeto a los derechos humanos no ha sido ni por la derecha, que hoy quiere poner rostro humano, ni por el correismo, cómplice de la historia de dominación; sino por la resistencia digna de los trabajadores, de las mujeres, de los ecologistas, de los estudiantes, de las otredades sexogenéricas, de los campesinos y principalmente de los pueblos ancestrales.

Leer el artículo completo en el blog de Natalia Sierra: atravesdelafisura.blogspot.com

[1] Catedrática de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Católica de Quito