Despatriarcalizar no significa luchar por la inclusión al sistema, sino subvertirlo

 

Entrevista a María Galindo

 

Por : Ana María Acosta @yakuana

Transcripción: Belén Febres Cordero

María Galindo es fundadora del colectivo boliviano feminista “Mujeres Creando” y de la propuesta de comunicación alternativa “Radio Deseo”.  Entre sus publicaciones se encuentran «Ninguna mujer nace para puta» y «No se puede Descolonizar sin Despatriarcalizar» 

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 Escucha la entrevista completa aquí:

 

Entrevista María Galindo de Mujeres Creando y Radio Deseo by Wambra Radio on Mixcloud

 

 

ENTREVISTA:

María Galindo

AM: María, por favor cuéntanos qué es la organización “Mujeres Creando” y qué rol cumple en el contexto boliviano.  

MG: Nuestros primeros medios de comunicación fueron y siguen siendo las paredes de las ciudades de Bolivia. Por eso primero quisiera saludar a las mujeres ecuatorianas con dos grafitis, el primero dice: “de hacerte la cena, de hacerte la cama, se me fueron las ganas de hacerte el amor”  y el segundo: “yo aborté para Evo, firma la cocalera del Chapare”.

Además de ser un movimiento grafitero, “Mujeres Creando”  también tiene la “Radio Deseo”, la cual se puede escuchar por Internet en la página www. radiodeseo.com.

“Mujeres Creando”  es un movimiento feminista que en sus más de 20 años de trabajo ha logrado  construir una referencia de rebeldía para las mujeres bolivianas en todo el país. Nosotras hemos ido construyendo desobediencias y  formas de cuestionamiento durante toda la etapa neoliberal y continuamos con este trabajo durante el gobierno de Evo Morales, que en muchos sentidos es muy neoliberal también.

Trabajamos muchísimo en el tema de la prostitución, planteamos que los estados en general, y el  boliviano en particular, son estados proxenetas.  Estamos trabajando en muchos temas y al mismo tiempo estamos planteando una política muy, muy concreta. Nosotras somos algo más que una piedra en el zapato.

También tenemos dos centros sociales. El  uno está ubicado en la parte andina de país, La Paz; y el otro en la parte amazónica, Santa Cruz.  Desde estos centros nosotras hacemos lo que yo llamo política concreta. Vendemos comida y también tenemos una librería y así se sostienen los centros. Desde ahí  trabajamos contra la violencia machista y creamos propuestas de educación feminista para niños y niñas.

Todo  lo hacemos desde la autogestión, no dependemos del dinero de nadie. Somos una organización autónoma con respecto a partidos políticos, Iglesias, ONGs, estados y gobiernos,  tanto de  derecha  como de  izquierda. Nosotras creemos que la lucha social debe estar por fuera del Estado y que debe nacer en  las bases, en la calle.  La autogestión es un saber muy importante para los movimientos sociales porque nos permite garantizar nuestra autonomía política. En este momento en Bolivia la mayor parte de movimientos sociales están desmantelados por el gobierno, están siendo captados y dependen de un carguito o del dinero del gobierno. Por lo tanto, tienen secuestrada la criticidad, la palabra y la participación real.

IMG_2882AM: En tu último libro, “No se puede descolonizar sin despatriarcalizar”,  tú planteas el concepto de la despatriarcalización, cuéntanos un poco sobre esta propuesta  y sobre el proceso de escritura y publicación del libro.  

MG: La despatriarcalización es una teoría que la he planteado yo en el proceso constituyente boliviano. Hablé de despatriarcalización porque las mujeres que queremos igualdad no  buscamos estar dentro del sistema; lo que queremos es cambiarlo, poder pensar en otro sistema y en otras formas de organización de la sociedad.  En todas las discusiones intensas en torno a la escritura de la nueva Constitución yo noté que el conjunto de ONGs de mujeres en Bolivia hicieron un bloque para reeditar una visión liberal, sosteniendo que las mujeres necesitamos derechos. Yo creo que esto es un engaño fatal porque no es derechos lo que necesitamos. Esta idea de derechos consiste en pedir un espacio de dentro de lo mismo, un pedacito para nosotras. Ahí es donde yo empecé con la teoría de la despatriarcalización diciendo que   lo que necesitamos las mujeres es un horizonte, una idea, una lógica de como desmontar este sistema, de cómo desarmarlo y desestructurarlo.

Nos decían que nosotras no tenemos horizonte, que no tenemos un para qué,  que somos una especie de rebeldes sin causa.  Por eso empecé a trabajar sobre la idea de la despatriarcalización  y la llevamos tan lejos que incluso tomamos la Constitución como modelo para formular la nuestra en negativo. Nos juntamos y escribimos una Constitución Política Feminista del Estado que es parte del libro y es donde está contenida nuestra utopía.

Además, me pareció muy importante el analizar el patriarcado Latinoamericano porque cuando hablamos de patriarcado nos remitimos a las definiciones de patriarcado que pueden haber sido construidas por teóricas europeas, que son definiciones muy generales,  pero cuando hablamos de patriarcado Latinoamericano, o patriarcado boliviano o ecuatoriano, estamos hablando de un patriarcado construido sobre la base de estructuras coloniales.  El papel de las mujeres en todo este proceso de colonización no ha sido un papel indiferente, si no fundamental. Es así como parte mi análisis del patriarcado colonial. Las estructuras coloniales en nuestra sociedad son patriarcales y las estructuras patriarcales en nuestra sociedad son coloniales, una cosa no puede ir sin la otra. De  ahí que la propuesta de descolonización sea muy fuerte en este momento en Bolivia.  Por eso yo cuestiono el proceso de descolonización del gobierno porque quieren descolonizar sin entender que el proceso de descolonización no puede ser tal sin quitarse lo patriarcal de la cabeza, es imposible descolonizar sin meditar sobre las estructuras patriarcales del colonialismo.

Mi propuesta también nace de  la angustia de saber que estamos luchando desde hace 20 años y durante todo este tiempo nos han tratado de engañar, pero no nos podemos dejar engañar como niñas; no nos podemos dejar engañar con una ley, con eufemismos, con palabritas, con adornitos. Hay que desmontar este engaño y es de ahí  que surge este libro. Es  un trabajo muy sentido que tuvo mucho éxito en Bolivia.

Lo publiqué  porque  yo formulé la teoría de la despatriarcalización y luego el gobierno de Evo Morales apareció como propietario de la despatriarcalizacion.

IMG_3017AM: ¿Cómo se apropió el gobierno de Morales de tu propuesta?

MG: El gobernó plagió el tema de la despatriarcalizacion, creó un viceministerio de despatriarcalización que no es más que una política totalmente distorsionada que sirve para reivindicar la visión indigenista y totalmente patriarcal del lugar de las mujeres en la sociedad boliviana.

Lo primero que hizo este viceministro fue organizar bodas masivas comunitarias de indígenas. El viceministro decía que estos matrimonios son diferentes porque siguen un modelo indígena,  pero el rito que ellos practicaban era un rito muy parecido al judeo- cristiano donde se jura  fidelidad y monogamia, y donde no se admite el divorcio, por ejemplo. Además, Evo estaba de padrino como en la época del incario, donde el inca legitimaba los matrimonios. Así, va en contra de temas que son fundamentales para toda la lucha social.

Frente a tantos horrores yo decidí sacar de una vez el libro de despatriarcalizacion donde recupero el hecho de que esto nación de las feministas y de mi propuesta, y  demuestro que lo que está haciendo el gobierno es simplemente una distorsión, un manoseo bastante grande que a mí me duele mucho como boliviana porque nosotras hemos sido parte de la revuelta contra el neoliberalismo y de este nuevo momento que deberíamos estar viviendo en América Latina.

AM: Se  puede hablar del extractivismo como un hilo conductor en gobiernos tanto de derecha como de izquierda en América Latina. También el tema del patriarcado y de las luchas por la despatriarcalización son factores que se  repiten en la región.  Quisiera ahondar en la idea que desarrollas en tu libro,  donde mencionas que el contexto en el que estamos viviendo es contradictorio porque  tenemos gobiernos de izquierda que aparentemente representarían las luchas de la mayoría de la población,  pero a la par están sosteniendo este sistema de sometimiento a las mujeres.

MG: Yo creo que en la Latinoamérica bolivariana el proceso que hemos vivido es tremendamente caudillista. Chávez, caudillista; Correa, caudillista; Evo Morales, caudillista. Esta caudillización expropia al conjunto de las fuerzas sociales, expropia la soberanía de este proceso de cambio y de  los sueños que pusimos sobre la mesa con las Asamblea Constituyente de Ecuador y Bolivia, por poner un ejemplo.

Ahora en Bolivia, Evo, en la medida de la ley, es el propietario de la esperanza y es, supuestamente,  la única opción para seguir garantizando este proceso en Bolivia donde se dice que el gran peligro es la derecha. Valiéndose de esta concentración en su figura de todo el apoyo popular, Evo se convierte en el caudillo, en  el principio, en la ley. En estos procesos de caudillización lo que tenemos es una amplia base de mujeres que forman parte del gobierno o del partido,  pero que forman parte para ser ornamentos, para ser decoración femenina del mismo contenido patriarcal.

En Bolivia, igual que en Ecuador,  la presidenta de senadores es mujer, la presidenta de diputados es mujer, el 40% del gabinete es mujer, pero éstas son mujeres  que son solamente un contenido biológico y no un contenido ideológico porque no tienen propuesta de mujer, porque no tienen concepto de mujer, no tienen política de mujer. Ellas son mujeres que están ahí para idolatrar al ídolo que en el caso de Bolivia es Evo Morales. Incluso tienen un vínculo erótico muy fuerte hacia su figura; el patriarca es el hombre deseado, el hombre al cual hay que ser funcional, el hombre al cual hay que complacer. Este es un vínculo patológico que se establece en el conjunto de las mujeres y cuando tú cuestionas esto, eres la traidora, la rara, la expulsada.

Te voy a contar un ejemplo, el pasado carnaval Evo cantaba unas coplas que decían: “a todas las ministras me las llevo a la cama y les quito el calzón”, y las ministras aplaudían. Él decía que cantaba estas coplas porque son los usos y costumbres de los pueblos indígenas. Nosotras hicimos una denuncia basándonos en la ley del  racismo y todas las formas de discriminación, diciendo que se trataba de una actitud machista y grosera. Además, le dimos la vuelta a todas las coplas de Evo y fuimos a cantarlas de oficina pública en oficina pública. No nos pudieron arrestar pero nos rechazaron la demanda diciendo que lo que estábamos haciendo era un acto de racismo porque no estábamos entendiendo los usos y costumbres. Esto a mí me parece muy grave. Yo creo que este proceso Latinoamericano bolivariano les está fallando a las mujeres. En estos procesos en Bolivia hay varias taras, varias cosas que están inconclusas, que están quedando a medias; hay alianzas perversas con la derecha, muchas cosas que yo cuestiono del gobierno de Evo Morales, en el que veo similitudes con Ecuador.

AM: Tú llegas en un momento crítico del país,  donde se está hablando por primera vez sobre el patriarcado en el Estado. A partir de la discusión de la despenalización del aborto por violación, se ha analizado el papel de las asambleístas mujeres en esta difícil tarea de despatriarcalizar un Estado que está ya construido para ser patriarcal. ¿Cuál es la diferencia entre una mujer que plantea la ruptura de no ser incluida como mujer biológica,  sino como pensamiento femenino en contra del patriarcado, y una mujer que no lo hace y que forma parte del engranaje estatal patriarcal? 

MG: Yo creo que ahí no hay un punto intermedio posible. La idea de las mujeres como cuota dentro del patriarcado es una idea que viene del liberalismo y que nace de las Naciones Unidas. La cuota primero fue del 30% de mujeres en los partidos, ahora puede ser del 50% y hasta puede llegar a ser del 80%.  Incluso puedes tener una mujer en la presidencia como Argentina, Brasil o Chile, donde seguramente Bachelet volverá a la presidencia. Sin embargo, esta cuota se da dentro y bajo el formato, las reglas del juego, y las lógicas patriarcales. Yo creo que si hay algo que  no ha logrado el movimiento feminista de las mujeres Latinoamericanas es concebirnos como sujeto político. El concebirnos como sujeto político quiere decir construir una propuesta de país desde una visión feminista.

Lo que hicieron la tecnocracia de género, las ONGs y los partidos es luchar por la inclusión dentro del sistema, y eso fue muy fácil. El mismo riesgo corrieron y corren los maricones, las lesbianas, el movimiento “GLBT” y los y las incapacitadas; el de ser parte de y asimilarse a la política de los patriarcas, bajo la lógica de los patriarcas. Si tú no entras dentro de su formato, que incluye otras cosas más como ser botín sexual dentro del partido o ser  servidumbre de mano de obra dentro del movimiento social, no eres valorada dentro del movimiento. Por esta razón, yo creo que las mujeres tenemos que construir una política autónoma a partir de concebirnos como sujeto político y para eso yo personalmente no creo en espacios mixtos. Yo considero que las mujeres necesitamos espacios de mujeres para mujeres y creo que sin el feminismo es imposible pensar esto. Solamente recuperando la filosofía feminista sobre nuestro cuerpo, sobre la sociedad, sobre nuestras utopías,  podremos constituirnos en sujetos políticos  y no ser clientas del sistema político patriarcal. Mientras seamos clientas del sistema político patriarcal es imposible, es un absurdo, es una pérdida de energía, de horizonte y de tiempo que solamente fortalece a las instituciones patriarcales dentro de sus lógicas machistas.

Yo creo que las mujeres deberíamos tener espacios como los que nosotras estamos construyendo en Bolivia en donde con toda claridad y sin ningún tipo de concesiones planteamos lo que necesitamos.  En este sentido, la despenalización del aborto de forma irrestricta es un tema número uno para las mujeres Latinoamericanas por la cantidad de muertes por abortos mal practicados y también porque las mujeres necesitamos recuperar la soberanía sobre nuestros cuerpos. Mientras no lo hagamos, es imposible siquiera pensar que vivimos en  una democracia.

En este sentido veo también una incapacidad de responder históricamente a las mujeres. La despenalización del aborto es una de las demandas históricas de las mujeres Latinoamericanas porque no podemos hablar de democracia con la penalización del aborto. Estos patriarcas de pacotilla nos hablan todo el día sobre soberanía sobre los recursos naturales y eso está perfecto, pero ¿por qué no soberanía de las mujeres sobre nuestros propios cuerpos? Es una contradicción inaceptable.

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AM: ¿Cuál es la relación actual entre el Estado y las mujeres?

MG: Ésta es una relación patológica, neurótica. Las mujeres Latinoamericanas no existimos para el Estado sino a partir de nuestra condición de madres, y  una vez que somos madres existimos solamente en el momento en el que parimos, pero no en el momento en el que criamos a las guaguas.  No existen estructuras estatales de acompañamiento en todo el proceso de crianza. Además, la madre es vigilada y chantajeada por el Estado. Por ejemplo, en Bolivia  tú puedes chantajear a una madre en situación de prostitución por el  hecho de que ser puta, y puedes hacerlo con la ayuda de las trabajadoras sociales y de los psicólogos del Estado. Por otro lado, una mujer que no es madre no existe para el Estado. Por esta razón, las diputadas, las senadoras y las ministras  que forma parte de este aparato Estatal sin ninguna reflexión política del lugar que están ocupando, son mujeres sumamente desagradables y son mujeres sumamente acomodaticias al poder; están  representando al patriarca en vez de representar a  las mujeres. A cuenta de ser una mujer indígena o  una mujer profesional tampoco están representando a las mujeres indígenas o a las mujeres urbanas profesionales. Por ejemplo, Evo ahora tiene una ministra de tierras que es indígena. Sin embargo, su papel es el de desmantelar el movimiento indígena día a día;  todos los días se dedica a eso con gran lealtad  a Evo Morales. La pollera de ella y su origen indígena sirven solamente para confundir.

AM: En tu libro tú escribes que la inclusión de los temas de género en las políticas, en las Constituciones, y en las leyes ha tenido repercusiones negativas. ¿Por qué consideras que esta noción opaca a  las luchas sociales?

MG: Yo creo que la retórica y el discurso bien adornadito no es solamente endulzante, si no también narcotizante porque  te adormece, te confunde. El gobierno  boliviano, como Cantinflas,  sabe adornar muy bien el discurso y sabe engañar muy bien. Por ejemplo, en Bolivia recientemente se aprobó una ley  que garantiza a las mujeres una vida sin violencia. Esta es  una ley que le da mucho poder a la policía, una de las entidades más corruptas del estado Boliviano. Además, a pesar de que esta ley supuestamente penaliza la violencia machista contra las mujeres, en realidad las manda  a un sistema penal corrupto, lento, y que vuelve a victimizarlas. Es muy peligroso contentarnos con el mito de que los problemas de las mujeres en las sociedades Latinoamericanas se van a resolver con un conjunto de leyes, eso no es cierto.  Además,  todos los gobiernos que quieran pueden firmar las leyes.  Fujimori y el ex dictador Banzer ya  incluían los conceptos de género y equidad de género en su retórica. Gobiernos de derecha en América Latina ya firmaron leyes referentes a género por mandato de las Naciones Unidas,  porque a estos demagogos no les cuesta nada firmar un papel. Por eso no podemos descargar nuestras esperanzas, nuestras luchas, nuestras energías y nuestras propuestas sociales para que venga un demagogo de derecha o de izquierda a firmarnos un papel con bonitas palabras. Yo personalmente soy muy crítica, creo que no podemos gastar nuestra energía en la interlocución con el Estado; las mujeres feministas tenemos mucho trabajo que hacer en el diálogo con la sociedad y con el fortalecimiento y la construcción de un movimiento o de muchos movimientos muy fuertes, muy  claros y muy radicales.  Nuestra energía tiene que estar concentrada allí.  Los Estados Latinoamericanos están sacando leyes inútiles y retoricas que sirven para adornar un discurso que en la práctica es totalmente patriarcal, totalmente violento.

AM: ¿Cómo se concibe al feminismo desde la noción de despatriarcalización?

MG:La categoría de género llegó a América Latina en pleno neoliberalismo y  bajo la imposición de la cooperación internacional, de las Naciones Unidas y todos sus organismos subsidiarios.  Con muchos millones de dólares y a través de tallercitos se introdujo esta noción en los movimientos sociales, pero nunca quedó muy claro ni tuvimos los escenarios de debate para saber de qué estábamos hablando cuando hablábamos de género. Mi análisis es que la categoría de género fue el caballito donde se montó la idea liberal de que lo que hay en relación a las mujeres no es un proceso ni de opresión ni de injusticia,  sino de redistribución de roles que se debe dar a partir del análisis de género. Así, la categoría de género sirve para la invisibilizar al sujeto. ¿Qué estás diciendo cuando dices género? Estás hablando solamente de la condición de ser hombre y la condición de ser mujer en cuanto a la construcción de género, pero ahí no hay sujeto. Por eso  yo planteo que la categoría de género ha servido para eliminar a la mujer como sujeto político y para hacer una  simplificación de las cosas.

El nuestro es un movimiento feminista pero nosotras no entendemos el feminismo como  la lucha por los derechos de las mujeres.  No estamos hablando de acceder a unos derechos, de acceder a un bono, de acceder a un reconocimiento del Estado. Para nosotras el feminismo es la capacidad de subvertir la sociedad, de transformar la sociedad  a partir de entender que las mujeres somos un sujeto político.

Hay   una metáfora muy bonita para hablar de “Mujeres Creando” que dice: indias, putas y lesbianas juntas, revueltas y hermanadas. Nosotras somos mujeres de diferentes generaciones, de diferentes orígenes culturales, de diferentes proveniencias; unas son del mundo rural, otras son del mundo urbano; unas son mamás, otras no;  unas son lesbianas,  otras son heterosexuales. Nosotras hemos construido un escenario en donde nos hemos aliado desde las diferencias.

Además, entender a la mujer como sujeto significa entender que el universo de las mujeres no es homogéneo. No todas las mujeres queremos lo mismo, no todas las mujeres por ser mujeres ocupamos el mismo lugar en la sociedad. Por lo tanto, la idea de que los hombres son una cosa y las mujeres son otra  es una simplificación que viene del liberalismo y que viene del uso de la categoría de género. Como feministas, en “Mujeres Creando” hemos cuestionado a la tecnocracia de género, hemos cuestionado el uso de la categoría de género y nos hemos metido en el análisis profundo de la complejidad del universo de las mujeres que estamos atravesadas por complejidades sociales, como la clase social y la  generación a la que perteneces o el origen cultural que tienes. Además, analizamos las complejidades existenciales,  como si tienes o  no tienes hijos o hijas, si estás o no casada, si eres lesbiana o eres heterosexual. Todas estas son complejidades personales que convierten el universo de las mujeres en un mundo complejo y heterogéneo donde hay muchas diferencias y de donde nacen muchas dificultades para construir alianzas, para construir un conglomerado de intereses. Por eso nosotras decimos que esa señora senadora que está sentada en el Parlamento o en la Asamblea Legislativa no me representa a mí y no representa a las mujeres que están vendiendo, por ejemplo, empanadas en la calle; no representa a las mujeres que mañana necesitan practicarse un aborto y que van a acudir a  un consultorio ilegal, maltrecho, donde probablemente arriesguen sus vidas. Esas señoras senadoras que están sentadas ahí no representan a las mujeres que no tienen acceso a la educación, o que una vez que han accedido a la educación a plan de pelea no tienen acceso a un trabajo. Esas señoras no me representan porque ser mujer no es un hecho biológico, es un hecho social e histórico que hay que discutirlo. Ser mujer no es tener útero y faldas.  Así entramos en la discusión política y  por eso a nosotras la categoría de género  no nos sirve para nada; tenemos que desmontarla, tenemos que desecharla, tenemos que ponerla en cuestión.

AM: ¿Qué repercusiones específicas ha tenido el uso de la noción de género?

MG: En América Latina esta categoría nos ha llevado a  políticas erradas como la  igualdad para las mujeres. Por ejemplo, en Bolivia ahora que los jóvenes varones no quieren hacer el servicio militar, que en el país es  obligatorio, se ha incluido a las mujeres en el servicio militar y ellas van corriendo a pelearse por los pocos cupos que hay.  Nosotras como feministas cuestionamos la existencia de los ejércitos, cuestionamos el hecho de que  para ejercer sus derechos, un joven tenga que hacer el pinche servicio militar que es la escuela de machismo, de violencia, de clasismo y de racismo más fuerte que hay en la sociedad boliviana y que además permite  a militares bolivianos captar mucho dinero y seguir captando poder en la sociedad a través de los jóvenes. Esa igualdad a nosotras no nos interesa y no nos sirve para nada.  La igualdad que manejan Correa o Evo Morales de decir: como tengo ministros ahora quiero ministras pero para que hagan el mismo tipo de política corrupta, patriarcal y de desmantelamiento de los movimientos sociales, pues a mí que sea una ministra que lo haga no me sirve para nada.

AM: En Ecuador estamos en una pelea fuerte en  relación al tema de  los medios comunitarios y hay una disputa sobre qué es realmente la comunicación comunitaria y cuál es la necesidad de crear este tipo de medios para las luchas  de las mujeres. ¿Qué relación existe entre movimientos sociales feministas y  medios de comunicación?

MG: Para nosotras la fórmula es que no hay lucha sin palabra. No necesitamos parlamentarias, no necesitamos leyes, necesitamos tomar la palabra, y tomar la palabra es solo posible si hablas en primera persona; si las trabajadoras del hogar,  las mujeres en situación de prostitución, las lesbianas y la infinidad de sujetos sociales que hay en nuestras sociedades hablan en primera persona.  Esta toma de la palabra es imposible en los medios de comunicación como están plantados ahora porque son solamente intermediarios de la palabra del otro y de la otra. El principal intermediario es primero el periodista y luego el medio de comunicación que funciona como una especie de traductor de lo que tú sientes, de lo que tú haces, de lo que tu significas. Por eso en Bolivia estamos en una crisis de medios de comunicación brutal, no tanto por la propiedad de los medios, que también es un problema, sino porque los medios de comunicación se han dedicado a recoger las declaraciones de los personajes que están en torno al poder político o  económico.  Los y las demás no existimos.  Si te matan vas a parar al baúl de la crónica roja, ya obviamente sin palabra.  Mujeres en situación de prostitución, lesbianas, trabajadoras del hogar, pero también muchos colectivos masculinos, prácticamente no existen.  Si llegas a que un gran medio de comunicación te dé cobertura,  te traduce de una manera aberrante porque te minimiza; apareces en la última esquinita. Además, te minimiza en sus términos. Estamos frente a un periodismo declarativo, un periodismo de los grandes personajes, muy reiterativo, muy repetitivo, al que hay que contestar construyendo tus propios espacios. Por eso tu única manera de plantar tu existencia a nivel de la sociedad con tus sueños y tus visiones es crear un espacio propio,  sea un folletín, una página web, un blog, o una radio comunitaria,  el formato no interesa. El desafío que tenemos los movimientos sociales es crear nuestros espacios comunicacionales.

AM: Cuéntanos sobre la experiencia de “Radio Deseo”

MG: Nosotras teníamos clara casi desde el inicio la necesidad de crear nuestro propio medio. Nuestro primer medio de comunicación, al cual  no hemos abandonado, son las paredes de las ciudades. Nosotras grafiteamos  todas las ciudades del país de manera permanente; grafiteamos  temas de racismo, pasando por economía y terminando en placer.

 Veíamos la posibilidad de una radio como un sueño lejanísimo, como una posibilidad muy difícil para nosotras. Por circunstancias absolutamente extrañas,  el dueño de un medio de comunicación nos ofreció su frecuencia a la venta e hicimos  peripecias porque si fuera por la vía del Estado, de nuestro derecho a la comunicación, de nuestra solicitud de una frecuencia,  no hubiéramos accedido y  aquí estaríamos charlando de nuestro sueño de tener radio. Por eso nosotras accedimos por la vía de especulación comercial de frecuencias a comprar una. Desde entonces, hemos logrado potenciarla al máximo.

“Radio Deseo” es una radio muy conocida.  Ahorita estamos pagando una multa por no haber pasado un discurso de Evo Morales a pesar de que nosotras presentamos todas las pruebas de que ese día teníamos un desperfecto técnico, solamente en las épocas de la dictadura tenías que hacer cadena nacional cuando Evo daba un discurso, ahora está dentro de la ley de medios que tienes que pasar un discurso del presidente al año. Aun así, nos han cargado una multa que para nosotras es muy fuerte. Sin embargo, nosotras no accedemos a ningún tipo de publicidad del gobierno. Somos casi 40 personas que producimos programas y  todos lo  hacemos de manera voluntaria. Además, la radio funciona dentro de la casa, entonces hemos bajado nuestros costos casi a cero y hemos logrado ser una referencia a nivel de radio en La Paz. Trabajamos sobre dos bases.  La primera es democratizar. Nuestra agenda cultural es abierta, puede llegar Juan, Pedro, o Perico a promocionar un papel, un libro,  o lo que sea. Todo el mundo tiene derecho a entrar a la radio y todo el mundo tiene el mismo espacio que el gran doctor, que la sinfónica o quién diablos sea. Nosotras nos esforzamos mucho por no hacer lo mismo que hemos sufrido, por ser democráticas en el uso del espacio. Por otro lado, nosotras no hacemos proselitismo, nosotras no hacemos una prédica feminista ni nada por el estilo. Cualquier persona individual o sujeto de un colectivo que quiera hacer un programa de radio,  tiene su espacio en “Radio Deseo”.  Solamente tiene que pedirlo y tiene que presentar una propuesta que tenga calidad. Ahora, ¿cómo se mide la calidad?  La calidad también se construye, por eso esta gente tiene derecho a ensayar, tiene derecho a  hacer reuniones, tiene derecho a construir realmente su propuesta comunicacional. No paran de llegarnos propuestas, por eso la programación es muy variada.

Otra cosa que nosotras hemos hecho es no ser una isla,  nos hemos permitido invitar a ministros de Estado, invitar embajadores, y jodemos que da miedo.  Preparamos entrevistas muy duras y uno que otro se atrevió a venir y el resultado fue muy fuerte, por eso  hoy tenemos una línea de tensión muy interesante con las instituciones Estatales.

También  tenemos un género muy lindo que se llama Radio Documental donde vamos  de sorpresa a emitir desde una oficina pública,  cualquiera que ésta sea. Por ejemplo, fuimos  a un hospital que Evo había inaugurado y que no había funcionado ni un día. Nos encontramos con el portero y  con un par de obreros, y empezamos a charlar sobre estas cosas. Esta propuesta es muy interesante porque contamos tal cual lo que nos  encontramos,  y funciona muy bien.  Al único lugar donde no nos han dejado entrar con nuestra Radio Documental es precisamente al Parlamento de Bolivia, esas son las ironías de estas democracias mal construidas, de estas democracias absolutamente autoritarias.

 Además,  nosotras entendemos que tenemos que unirnos. “Radio Deseo” está creciendo sobre la base de alianzas con cuatro elementos: respeto al aborto, respeto a la prostitución, no al racismo, y no al clasismo. A  partir de ahí tu puedes pedir un programa sobre vegetarianismo, sobre lesbianismo, sobre Comic Manga; en fin,  cada loco con su tema,  pero esos cuatro elementos no pueden estar presentes en ningún programa.  Es decir, nadie puede lanzarse una prédica contra el aborto en “Radio Deseo”, nadie puede lanzarse una prédica racista en “Radio Deseo”, nadie, porque es un pacto ético. Luego de eso, la dirección de la radio no interviene.

Por otro lado,  tenemos mucho cuidado  con la música;  la música no es un relleno, es una parte fundamental del alma de la radio, es el ajado decimos en Aimara.  Por eso tenemos mucho cuidado de no ser nada ortodoxos ni ortodoxas. Tenemos un compañero que es prácticamente un historiador de la música  y es él quien arma las franjas musicales que son muy largas y muy lindas.  La única música que no tiene espacio en “Radio Deseo” es la famosa música clásica.  A parte de eso, no hay ortodoxia alguna.

AM: La noción de las paredes como medios de comunicación es muy interesante porque es un espacio al que tiene acceso toda la gente.  Además, se utiliza un mensaje corto y directo que sirve para sacar a la luz la lucha constante de las mujeres, y que sirve para demostrar que hay espacios donde nosotras podemos intervenir y donde nosotras podemos gritar al mundo que aquí estamos y que estamos cansadas del poder patriarcal.  La Wambra Radio hace algo similar porque nos tomarnos el Internet que es libre para expresar nuestra palabra, la cual fue secuestrada durante mucho tiempo. Comenzamos la entrevista con un grafiti y pudiéramos terminarla de la misma manera.

MG: Sí, quisiera compartir con ustedes este grafiti  que es precioso y que  me lo dio al  oído una mujer en situación de prostitución: “un pene, cualquier pene, es siempre una miniatura y no hay nada más que decir”.