DERECHOS

 

“Las casas tienen huecos de bala en las ventanas”. La situación de la provincia de Esmeraldas

 

 

Por: Mishell Mantuano @MishellMantuan2

Publicada el 24 de octubre de 2022

 

 

Esmeraldas es conocida como la provincia verde, reconocida por sus hermosas playas, su clima cálido y ser un territorio con alta población afrodescendiente. Esta tierra de hombres y mujeres luchadoras y trabajadoras, profesionales e intelectuales hoy, se encuentra acorralada por las bandas delictivas y el crimen organizado. 

Entre enero y mayo de 2015, la tasa de homicidios en Esmeraldas era de 2.5 muertos por cada 100 mil personas; de manera que, los homicidios se redujeron en un 28.3 % en comparación al 2014. Además, se capacitó a 1.243 estudiantes en prevención de consumo de drogas, se realizaron asambleas comunitarias, se instalaron botones de seguridad. En ese año, la provincia contaba con Unidades de Policías Comunitarias, UPC, se implementó el programa barrio seguro en 114 barrios, escuelas y locales comerciales, según datos del Ministerio de Gobierno. 

Sin embargo, la realidad actual de la provincia verde es otra. Esmeraldas se ha convertido en una ciudad fantasma. Los altos niveles de violencia, muertes violentas e inseguridad han generado miedo y zozobra en la población esmeraldeña. Las escuelas y locales comerciales cierran temprano o definitivamente para precautelar la vida de la ciudadanía. El gobierno nacional no ha respondido de manera oportuna a la situación y el clamor de la gente, por lo que, la provincia asegura que es víctima del abandono estatal, del racismo estructural y sistemático. 

 

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SOS Esmeraldas es una campaña en redes sociales que recoge el clamor por auxilio y socorro de los y las esmeraldeñas debido a los altos niveles de violencia, muertes y delincuencia, sumada al abandono estatal, que vive la provincia. En mayo de 2022, las colectivas La Movida Feminista y el Cambio en Ecuador difundieron como parte de esta campaña, información de alerta sobre lo que sucedía en Esmeraldas. Según las colectivas, “bandas narco delictivas buscan expandir sus territorios y fortalecer las pequeñas células delictivas que han creado”. Hasta esa fecha, se dieron 133 muertes violentas, es decir, 20.7 casos por cada 100 mil habitantes, según datos de la Dirección Nacional de Delitos contra la Vida, Muertes Violentas, Desapariciones, Extorsión y Secuestros, Dinased. Hoy las cifras son todavía más altas.  

Cifras dadas por la Policía Nacional, con corte al 20 de octubre de 2022, revelan que existen 416 muertes violentas en la provincia. La tasa de homicidios en Esmeraldas, se mantiene en 63.03 homicidios por cada 100 mil habitantes, siendo la tasa más alta del país y la región. Estas cifras convierten a Esmeraldas en la sexta ciudad más peligrosa del mundo, según datos publicados por el analista Carlos Oporto en twitter.  

Valentina C*., ciudadana esmeraldeña dice “lamentablemente en Esmeraldas estamos viviendo una situación de crisis mental, social y económica grave. Si bien hay un grupo de personas que hasta ahora tenemos trabajo, pero, el medio actual en el nos desarrollamos, que trabajamos y vivimos ya no nos brinda seguridad física ni emocional para seguir en el territorio. La situación es triste, alarmante. Estamos perdiendo la niñez, la juventud esmeraldeña y no vemos otra alternativa más que salir porque no tenemos la protección del Estado”.  

Para Valentina todas las crisis sociales repercuten en los cuerpos de las mujeres, porque son quienes maternan, nutren, trabajan; son las responsables de las familias, proveen alimentos y contribuyen en temas de seguridad. En este momento, a las madres de familia, cabeza de hogar se les está dificultando brindar seguridad a sus hijos e hijas que deben asistir a las instituciones educativas y no están preparados para enfrentar la crisis humanitaria por la que Esmeraldas atraviesa en este momento. 

“Son las madres las que recogen los cuerpos de sus hijos asesinados y no es que se matan entre criminales. Lo que sucede es que en nuestra provincia hay territorios que son de cada grupo que opera. No podemos acceder con total libertad a cualquier parte de la ciudad y de la provincia porque no sabes si el territorio que vas a pisar es de un grupo contrario al que tú vives”, cuenta Valentina C.

En cuanto a la asistencia escolar de los niños, niñas y adolescentes, Valentina cuenta que están asistiendo con normalidad, sin embargo, algunas instituciones han pedido volver a clases virtuales por el ambiente de zozobra que atraviesan. Por eso, muchas familias buscan cómo salir de Esmeraldas para proteger a sus seres queridos y salvaguardar sus vidas, pero, eso depende de la situación económica de esas familias, pues muchas de ellas no tienen solventadas sus necesidades básicas. Los altos niveles de violencia y delincuencia impiden que las personas que viven del comercio autónomo puedan vender sus productos o comida en las calles; lo que les queda, dice Valentina,  es “encerrarse en la casa, pasar hambre y ver si es que mueres de hambre o mueres por la bala”. Muchos de los negocios y emprendimientos han cerrado y quienes resisten es porque pagan las famosas “vacunas”; es decir, extorsiones que piden las bandas a los negocios.  

Según la ciudadana, todas las familias que viven a las riberas del Río Esmeraldas están en pánico. Los niños y niñas ya no tienen la seguridad de jugar en las calles. Las 16:00 pm se ha convertido en la hora máxima para que las personas de esa zona estén de vuelta en sus casas. Algunas de las viviendas tienen huecos de balas en las ventanas. “Los niños, niñas ven morir a sus hermanos, amigos y no lloran. Eso debe indignar a nuestro gobierno porque se ha perdido la sensibilidad ante una muerte violenta. En Esmeraldas muere una persona y los vas asociando en que así van a morir muchas más. Estamos entrando en crisis social, insensibilidad y un montón de cosas que nos acorralan más”.        

Valentina dice que el pueblo negro debe huir de un Estado que no los apoya y que nunca ha estado de su lado. Ante la violencia, la gente ha comenzado a migrar hacia Norteamérica o Europa. Algunas propiedades están en venta, otras personas buscan estatus de refugiados en países del exterior. Puede generarse una migración masiva dice Valentina porque “no podemos pensar que la migración diaspórica se vaya a dar dentro del Ecuador. No, se está dando fuera porque estos grupos operan en todo el país”. Incluso cuando las familias intentan cambiar de ciudad de residencia, reciben mensajes que les advierten: “ya sabemos dónde estás”. 

Valentina le exige al gobierno declarar Estado de Emergencia y una alarma de apoyo humanitario, porque “tantas personas de nuestra provincia están muriendo por el crimen organizado que implica una alarma real con apoyo humanitario. Necesitamos tener espacios seguros, acceder a espacios de salud y educación seguros”. Ella también recordó el terremoto del 26 de marzo de 2022, registrado por el Instituto Geofísico del Ecuador de 6.0 grados en la escala de Richter, a una profundidad de 10 kilómetros en el Océano Pacífica, afectó a la provincia verde. 9 mil 778 personas se vieron perjudicadas por este sismo en Esmeraldas, Atacames y Rioverde. Por la emergencia se colocaron carpas para las familias damnificadas, las mismas que, según Valentina siguen instaladas pues las familias que se quedaron sin casas siguen esperando la respuesta del gobierno nacional. 

“Nosotros seguimos siendo la periferia de un gobierno que no toma como prioridad ejecutar políticas públicas, sino para extraer todos los recursos naturales. Somos lo que nos llevamos todo el racismo ambiental, los desperdicios de la madera que sale, el oro, la refinería del petróleo y no tenemos una carretera digna”.

Valentina denuncia además, que las comunidades del pueblo negro que viven en la zona de amortiguamiento de la reserva Cotacachi- Cayapa son quienes “se han llevado el peor desastre ambiental a nivel rural. Es ahí donde se extrae de manera ilegal el oro y ha contaminado de forma severa los ríos de la comunidades”. Agrega que ningún funcionario ni representante del Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica se ha acercado o presentado un plan de mejora y rehabilitación de los ríos contaminados a causa de la minería. A esto se suma que, las comunidades no cuentan con educación de calidad. 

 

El despojo sistemático

Para Yemanyá L.,* investigadora cultural, comunicadora social y quien trabaja en un modelo pedagógico enfocado en el pueblo afroecuatoriano, lo que sucede en Esmeraldas responde a un abandono sistemático que tiene toda una estructura estatal y gubernamental que ha orillado a una de las provincias con mayor presencia afrodescendiente a que “hoy sean víctimas de todo el racismo y la maldad de un Estado inoperante y gobiernos que han pasado burlándose sobre la calidad de vida y los derechos humanos de la población en Esmeraldas”. 

Según la investigadora, no analizar sobre las dinámicas de racismo que violentan y se vuelve estructural, es criminalizar a actores que llevan denunciando actos de violencia, terrorismo, falta de servicios básicos y acceso a espacios de recreación, cultura. La nula presencia estatal, dice, ha permitido que a pesar de ser una frontera importante, una potencia en riqueza mineral y en capital humano, hoy Esmeraldas sea la provincia que lidera los índices y las tasas de empobrecimiento más crudas que se puedan ver.  

La frontera de Esmeraldas que colinda con la zona sur de Colombia es donde está “la mayor parte de grupos irregulares que operan a vista y paciencia de la no presencia del Estado ecuatoriano y que desde hace muchísimos años han ingresado al territorio esmeraldeño para amedrentar, cooptar, secuestrar e inyectar de alguna forma todas estás economías ilegales que tienen que ver con tráfico de armas, drogas, secuestrar niños y adolescentes para poder llevarlos a sus filas al servicio de las guerrillas y que familias esmeraldeñas lo vienen diciendo desde hace mucho tiempo”, explica la investigadora. 

Además, agrega que el despojo es algo importante que hay que tratar, pues en Esmeraldas se han despojado a familias enteras, lo que ha provocado migraciones internas, con el fin de insertar dentro de esos espacios a empresas que explotan de manera ilegal de minería de oro, palma africana. Con la dinámica del despojo lo que se hace es “inyectar la guerra a través de la generación del miedo para que la gente salga de sus territorios, comprar esos territorios y quedarse ahí. Lo que pasa en Esmeraldas es real, con una complicidad estatal y grupos irregulares porque finalmente la corrupción lo que está haciendo es captar esos vacíos que pueden existir en la provincia y la vulnerabilidad que el mismo Estado ecuatoriano ha sometido para lucrar de las economías ilegales, por eso, cuando se habla de racismo estructural y sistémico vamos a la raíz: dinámicas sociales, culturales, políticas, históricas”, agrega Yemanyá L.                       

      

Jóvenes organizados por una Frontera Libre

Janner Quintero, parte de las agendas juveniles Esmeraldas y creador del proyecto JQ Sin Olvidar tus Raíces, dice: “nuestra gente no puede salir, está confinada, las y los jóvenes no pueden ir a estudiar porque no sabes qué puede pasar en el trayecto”. Algunas universidades manejan horarios nocturnos y muchos de esos horarios se extienden hasta la 21:30 de la noche, por lo que, para Quintero es preocupante lo que pueda suceder con los y las estudiantes que salgan a esa hora de sus clases. A esto agrega que, los niveles de violencia en los que vive la provincia de Esmeraldas repercute a nivel cantonal y que la situación responde al olvido y abandono estatal.  

Debido a las constantes muertes violentas y actos delincuenciales que a diario atentan contra la vida de las personas del cantón San Lorenzo en la provincia de Esmeraldas, sumando a la falta de respuestas de las autoridades y del Estado ecuatoriano, un grupo de jóvenes empezó una lucha constante para hacerle frente a la violencia y elevar sus voces, para ser escuchados y escuchadas por el gobierno nacional y los organismos competentes, exigiendo que intervengan en el cantón y fortalezcan la seguridad.

Los y las jóvenes que forman parte del colectivo Frontera Libre compartieron información con Wambra, mucha de esa información son mensajes de auxilio, socorro: “Dios mío, ayúdanos”. “Nos están matando”. “No puedes llegar a ser deportista porque te matan. No podrás ser peluquero porque te matan. No podrás ser profesor porque te matan. No podrás soñar e intentar soñar porque te matan”. “A nadie le importa, hasta que no pase por lo mismo ¿hasta cuándo?”. “Hermanos san lorenceños, oremos por nuestro pueblo, porque de verdad sufre todo lo que está pasando”. “Paz en mi pueblo, mi corazón sufre, mi alma llora en silencio. Nunca pensé ver a San Lorenzo de esta manera. Solo toca pedirle a Dios que nos bendiga a todo”, estos son de los pocos mensajes que escriben y comparten los y las jóvenes, muchos de ellos son amenazados y temen por sus vidas.   

Alberto Quiñonez*, un joven de San Lorenzo y parte del colectivo Frontera Libre habló con Wambra y cuenta que el día lunes 17 de octubre de 2022, asesinaron a tres jóvenes; uno de 14 años, otro de 15 y el último de 16 años, “todo es muy complicado. Emocionalmente todos estamos mal. La gente no está bien”. 

Hasta el momento, en el Cantón San Lorenzo, los niños, niñas y adolescentes continúan asistiendo a clases. Los agentes de la Policía Nacional vigilan las escuelas y colegios, sin embargo, en las parroquias como Mataje, los y las docentes están muy asustados y piden volver a la virtualidad, muchos de ellos no quieren trasladarse a la zona para brindar las clases, porque “hay enfrentamiento entre grupos y la gente está con pánico”. 

Yemanyá L., dice que en Mataje, la situación “es lamentable y muy triste ver en qué condiciones se encuentra el único espacio educativo donde los y las niñas se van a formar, entonces puedes ver cómo es el racismo estructural, para que muchas familias opten por abandonar estos espacios de formación que les permite y garantiza otras formas de vida,  para que luego muchos de estos grupos coopten a estos niños y familias con ofrecimiento de dinero para poder sobrevivir, arriesgando sus vidas”.           

Como iniciativa de los y las jóvenes elaboraron un proyecto para la implementación de dos Unidades de Policía Comunitaria, UPC, pues el cantón no cuenta con estas unidades y 35 cámaras de seguridad con reconocimiento facial. Tras elaborar el proyecto se acercaron a la gobernadora de la provincia, Tania Obando, pero no tuvieron respuesta.  Alberto dice: “estamos a la espera de que alguien nos de la mano, algún día”. 

Al igual que en Esmeraldas, en San Lorenzo, los locales comerciales han cerrado, sobre todo aquellos que funcionaban en las noches. Según Alberto, a las 19:00 de cada día, la economía y el cantón “mueren”, porque las familias ya no salen de sus casas. Hace 15 días hubo una marcha de trabajadores, trabajadoras, comerciantes para defender su derecho al trabajo, pero tampoco tuvo ningún resultado. 

Los altos niveles de inseguridad no permiten el desarrollo pleno e integral de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes; quienes buscan emprender dentro del cantón se ven limitado al pago de las “vacunas” y al no poder asistir a las escuelas y colegios con tranquilidad, lo que vulnera el derecho a la educación. De igual manera, para quienes incursionaron en el mundo del deporte también se ven limitados.

“Del gobierno queremos atención, todos hablan de políticas públicas, pero una cosa es pensar y otra es accionar. Lo que queremos es inversión a largo plazo, prevención a través de la educación y el deporte para rescatar a algunos jóvenes que están robando, que no tienen trabajo y son de bajos recursos”, dice Alberto.

Según la investigadora Yemanyá L., todo lo que se ha realizado en la provincia de Esmeraldas ha sido “con las revoluciones que el pueblo afroesmeraldeño ha venido construyendo, siendo los primeros que llegaron al Ecuador y desde ahí luchando contra la pobreza, el racismo, la violencia policía, militar, grupos armados y el mismo Estado criminalizando, ofuscando y  llevando a pensar que es un tema de gente criminal, que es un tema de gente cooptada por la violencia como única salida y no adjudicándose la responsabilidad que tienen frente a esto. El sistema eléctrico, de agua, alcantarillado en Esmeraldas no existe. La gente toma agua no potabilizada, eso es gravísimo porque agudiza incluso un tema de salud pública que es un derecho que todos y todas tenemos”. 

Por su parte, Janner Quintero, exige al gobierno de Guillermo Lasso que desarrolle las políticas públicas necesarias para poder ejecutarlas en el territorio. Para èl, la situación de la provincia de Esmeraldas no se soluciona con la implementación de más policías y militares, sino con un plan de seguridad e inversión social para espacios públicos de recreación para jóvenes, escuelas de formación deportivas, culturales, pues la juventud están siendo “blanco de la delincuencia. Janner asegura que han entregado propuestas, pero ¿Qué propuesta no está entregando el gobierno?, no nos está entregando nada”, dice el joven san lorenceño e insiste en que de esa manera “los jóvenes podemos invertir un poco más de nuestro tiempo y podamos aportar a ese Esmeraldas bello y rebelde, días distintos”. 

 

*Alberto Quiñonez, Yemanya L. y Valentina C. son nombres protegidos.