Llegó diciembre, el último mes del año, y con él, voy diciendo chao. 2012, el mundo no se acabo, pero el Universo a punto estuvo y al Diario un pelito le salvo. Antes que me boten a la tumba, pásenme un lápiz para que reciban mi testamento pronto.
El 2012, vino de nuevo con el cuento de la ley, pero el tráfico de Quito nos dio a todos mamey. Tarde llegaron, mil excusas dieron, que el carro, que los guaguas. Lo cierto es que ya pasamos la colada morada y de la ley de comunicación, nada que nada.
Para mi María Augusti le dejó un avión para que nunca llegue tarde a una reunión, y más si es de la ley de comunicación.
Maurito querido, es falso de falsedad absoluta que las frecuencias distribuyas y más, con ese Corcho que no quiere aprobar este sancocho.