“Somos los varones los que deberíamos

ocuparnos de nuestras prácticas violentas”

 

 

Entrevista con Enrique Stola, médico psiquiatra

Por: Ana Acosta @yakuana 

Enrique Stola, es médico argentino, especialista en psicología clínica y psiquiatría. Hace años está dedicado al activismo en derechos humanos y derechos de las mujeres, algo que no teme en llamar, su activismo feminista. Stola acompañó como médico psiquiatra a Gabriel*, uno de los jóvenes víctima de abuso sexual por parte del Padre Grassi, sacerdote condenado a prisión por abuso sexual en Argentina. Estuvo en Ecuador para compartir una charla en el Seminario Internacional “Criminología y Mujeres”, un espacio que reunió a cientos de abogados y abogadas del país. Stola, habla de temas que pocos médicos quieren hablar: la violencia de género como un hecho cultural e histórico, el aborto como una decisión de libertad, el papel de la Iglesia en la dominación masculina, entre otros temas, que los explica en detalle con un apasionamiento joven que contrasta con su cabello totalmente blanco.

 

¿Tú te defines como feminista?

Sí, claro.

¿Puede ser un hombre feminista?

Sonríe ante la pregunta

– A ver, Diana Maffía, filosofa argentina feminista, dice que podemos describir la situación de las mujeres en todo el mundo y darnos cuenta de que están peor que los varones en todos los ítems. Eso se puede comprobar a través del método estadístico, algo que está comprobado­. Entonces se plantea un problema ético que eso no está bien y algo hay que hacer. El hacer es una respuesta política y eso es una visión de las mujeres, por lo tanto el feminismo es una respuesta política. No es que se tenga que ser mujer para ser feminista, si no que cualquier persona, mujer, miembro del movimiento LGBTQ puede ser feminista. Pero claro esto implica un trabajo muy fuerte en la propia autopercepción personal y estar las veinte y cuatro horas del día haciendo política feminista. 

Quiero hacerle una comentario pero se adelanta. Es evidente que sabe lo que iba a decir.

– Yo entiendo perfectamente que muchísimas compañeras digan que los hombres no podemos ser feministas, yo eso no lo discuto. Digo, no lo discuto, porque entiendo que la dirección política de la liberación de las mujeres y de todo el movimiento LGTBIQ no lo podemos hacer los hombres. Nosotros podemos acompañar. Yo cuando doy talleres, en general, lo hago donde compañeras feministas no han estado o donde no hay grupos feministas, para que sea un aporte.

Yo entiendo perfectamente los cuestionamientos de las compañeras feministas, entiendo la rabia y el malestar que pueden tener con los varones, sobre todo porque también están apareciendo los varones con formación universitaria, con buen discurso y que adoptan tranquilamente este discurso feminista y que en realidad no lo son. Pero las compañeras saben diferenciar perfectamente un machirulo que se hace feminista y alguien que lo es.

 

Muchas veces, de forma errada, dicen que el feminismo es algo de “mujeres contra hombres”. ¿Qué piensas de esta afirmación?

Los feminismos no plantean la lucha contra el hombre, por lo general son los machirulos y las mujeres atravesadas por el machismo quienes dicen: “ah bueno, pero se oponen a los hombres, ellos son el enemigo”. También es cierto que hay muchísimos hombres que son activos machistas y activos representantes de la dominación masculina, esos hombres sí son parte del problema.

Justificar las actitudes de los hombres, o decir que la lucha feminista está contra los hombres, proviene por un lado de la mala fe de los hombres y por otro lado de la ignorancia. Hay varones que saben que esto no es así pero lo afirman, y hay otros que son ignorantes. ¿Qué quiero decir con esto?, los niveles de violencia hacia las mujeres y la cantidad de violencia que hay hacia las mujeres son múltiples: violencia obstétrica, simbólica, física, sexual, psicológica. Hay un nivel de violencia de género que es extrema, es aquella que mata. Y ¿qué dicen los tipos en general, los machos en general?: “ah no, nosotros no estamos de acuerdo, es que los violentos son enfermos, son alcohólicos, son de clase baja, son pobres”. En realidad, los violentos están en todas las clases sociales, los que ejercen violencia de género extrema están en todas las clases sociales y la mayoría de ellos no son enfermos, si no que se creen propietarios y quieren decidir qué hay que hacer con el cuerpo de la mujer y cómo manejar los tiempos de la mujer.

Entonces solo una pequeña cantidad de varones golpeadores son sociópatas o psicópatas, y los psicópatas aún no son enfermos, puede haber psicóticos que con medicamento se resuelve y pueden tener una vida normal. Por eso, hay que luchar contra ese tipo de mandato, porque lo que están diciendo estos machos es: “no las queremos lesionadas, no las queremos asesinadas, pero queremos que sigan subordinadas, que nos sigan sirviendo en la casa, que nos sigan atendiendo, que cuando tengamos ganas de tirárnoslas, cogerlas, follarlas estén a nuestra disposición y que abran las piernas y cuando queremos prostituir a una mujer, agarrarle y hacerle lo que queremos, tenemos derecho hacerlo. Entonces no las quieren muertas, ni lesionadas, sino subordinadas. Eso es la matriz patriarcal, y contra eso lucha lucha el feminismo.

 

¿En qué consiste esa matriz patriarcal?

La cuestión es que hay una estructura patriarcal, una matriz de dominación patriarcal que se viene deformando desde hace muchísimos siglos, en todo lo que es el área dominada por Occidente. En el 2.500 antes de Cristo, se detectaron tumbas donde los hombres ya aparecen con determinadas vestimentas que muestran las jefaturas y muestran las jerarquías que tenían.

El patriarcado es una matriz de dominación, matriz de todas las dominaciones existentes, que ha ido jerarquizando la diferencia. Luego ha generado dispositivos que no son conscientes. Uno de esos dispositivos es la dominación masculina que a través de todas las estructuras: leyes, economía, arquitectura etc, lo que hace es jerarquizar la diferencia entre varones y mujeres, para seguir reproduciéndola.

Es cierto que los hombres tenemos, como dice Rita Segato, el “Mandato de Masculinidad”, que nos dice que tenemos que ser “valientes, heterosexuales, machos, reprimir la afectividad”, y a la vez hay el mandato a las mujeres de ser “suaves, amables, comprender a los varones, sostener a los varones, atender el hogar”, todas esas idioteces que tanto sufrimiento le causa a las mujeres. Todo esto se fue complejizando con la institucionalización de las religiones. En nuestro caso la Iglesia Católica, a partir del Concilio del 325 después de Cristo, empieza a participar y toma el poder político. Desde ese momento la Iglesia Católica se constituyó como el referente patriarcal y de dominación masculina.

Los cuerpos de las mujeres están atravesadas por múltiples dominaciones, el de los hombres también, pero la dominación de género atraviesa el cuerpo de las mujeres, y todos los cuerpos feminizados, que es el movimiento LGTBQ.Yo estoy de acuerdo con Rita Segato en que no se debe confiar y la mujer no debe poner tanta esperanza en el Estado, por que los Estados son patriarcales también.

 

Tú dices que la violencia de género es un práctica cultural ¿Qué implica esto?

La matriz patriarcal y la dominación masculina ha hecho creer que la violencia de género es un problema de las mujeres y en realidad es un problema de los varones. Somos los varones los que deberíamos ocuparnos de nuestras prácticas violentas. Tenemos prácticas muy violentas, por ejemplo, definimos la política del mundo, manejamos la gestión de poder de las cosas principales en el mundo: comercio de armas, trata de personas, trata de personas con fines de explotación laboral y sexual, violaciones en masa, violaciones individuales, guerra.

La violencia es un problema de los varones, no de las mujeres. Los mensajes deberían ser dirigidos a los varones, pero ¿quién tiene el poder político, el poder religioso?: los machos. La Iglesia Católica es un grupo de machos dirigiendo con mentalidad de machos. Si ves cualquier institución religiosa o política, son machos dirigiendo. ¿Quiénes hoy emiten los mensajes? son los varones también.

Entonces la violencia no es problema de las mujeres, es un problema de los hombres. Las mujeres son víctimas, los niños son víctimas, el movimiento LGTBQ son víctimas, pero en este caso hay que diferenciar, ya que hay una cuestión de clase, porque hay sectores del movimiento gay que pertenece al gay capitalista y que son absolutamente explotadores del cuerpo de la mujer, por ejemplo, en el cuerpo de las mujeres pobres para tener hijos, con la llamada maternidad subrogada.

Por un lado, la violencia de género es una violencia instrumental, que obliga a mantener la dominación masculina y a mantener la jerarquía masculina, esto significa disciplinar los cuerpos de las mujeres y; por otro lado, como también dice Rita Segato, la violencia de género es también una violencia expresiva, que se expresa y nos muestra como machos y eso tiene que ver con el cumplimiento del mandato patriarcal.

Entonces si pensamos solamente que la violencia de género es solo la extrema –el feminicidio– entonces ya no hablamos de la dominación masculina, solo vemos el problema como el grupo de “loquitos que si reciben un poco de educación resuelven el tema”.

Hay respuestas fáciles a este problema, pero lo cierto es que la dominación masculina tiene siglos de experiencia y de expresión. En la época del feudalismo la dominación era masculina, cuando comienza el capitalismo la dominación es masculina, con el desarrollo del Estado, con los países socialistas, con el neoliberalismo la dominación es masculina, ósea hay una constante que se mantiene.

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Enrique Stola durante la entrevista en su visita a Ecuador. Foto: Ana Acosta

La visita de Enrique Stola se da un mes y medio después de dos hechos que colocaron en la discusión pública de Ecuador la brutalidad de la violencia de género. El primero fue la violación grupal a Marta, por parte de su amigos; a semana seguida, el feminicidio de Diana Carolina, ocurrido frente a la Policía y varias personas que miraron y filmaron cómo su ex pareja la acuchillaba hasta matarla. La respuesta de la sociedad se expresó en marchas en varias ciudades del país, y en los medios de comunicación con la realización de programas y debates tratando de encontrar explicaciones a lo sucedido, muchos de estos desviaron el problema hacia un tema de “presencia de extranjeros venezolanos” –ya que el asesino de Diana es venezolano–, otros hablaron de la violencia de la sociedad, evitando profundizar en la violencia de género hacia las mujeres, como algo que tiene origen en el machismo.

Un panelista en un debate sobre violencia de género motivado por un periodista reconocido de Ecuador dijo que hay más hombres asesinados que feminicidios. Con este argumento decía que la violencia de género hacia las mujeres era exagerada y que se debía hablar de toda la violencia en general en la sociedad. Con este mismo argumento varios grupos expresaron que no se debe decir “ni una menos”, sino “nadie menos”. ¿Qué opinas de esto?

– Lo primero que me surge cuando escucho a estos tipos decir eso, es que son ignorantes y no los soporto. Lo que hacen estos machos es decir “estamos en contra de toda violencia, somos buenos, no queremos ninguna violencia”.

En realidad si uno quiere resolver una situación de violencia y tener una buena estrategia, tiene que hacer un buen diagnóstico, una buena caracterización de esa violencia. Uno no puede resolver una violencia armada política diciendo: “estamos en contra de toda la violencia”, hay que tener una estrategia política. Uno no puede resolver una violencia obstétrica diciendo estamos en contra de toda violencia, debemos ver los mecanismos de dominación en los lugares donde las mujeres van a parir. Si vemos la violencia en las escuelas, no podemos decir estamos en contra de la violencia, hay que hacer un análisis de la institución escolar para ver cómo se expresa la violencia social en la escuela. De la misma forma si hay violencia contra las mujeres tenemos que hacer un análisis de contexto para ver cómo se produce ese tipo de violencia.

Entonces la violencia de género, es violencia machista y está dirigida hacia las mujeres, porque hay una estructura social, económica y cultural que es gestionada por los varones y avala esta violencia contra las mujeres. Las mujeres no tienen en ningún lugar del mundo una estructura social, económica, política y cultural que avale su violencia contra los hombres. No existe esa matriz y nunca ha existido.

Los hombres son asesinados por otros hombres. Los hombres son los que deciden las guerras. Los hombres son violados por otros hombres, son castigados y torturados por otros hombres. La violación es una práctica sexual masculina avalada por la cultura. Se viola en manada, individualmente y se comparte con otro para que se de cuenta qué pasó con la mujer que fue violada. Es violada esa ama de casa que está encerrada en su casa, atendiendo a sus hijos, que es católica y está con su esposo súper católico que nunca se va a fijar si ella tiene deseos o no de tener relaciones, y cuando hay sexo sin deseo –aunque haya consentimiento– es violación. Repito cuando hay sexo sin deseo es violación.

Entonces la violación es una práctica sexual masculina, que no todos los hombres la practicamos pero que nuestra cultura la sostiene.

 

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Enrique Stola, es uno de los médicos que participó activamente en el debate por el Aborto Legal en la Argentina, sus interés ha sido desmentir muchos de los argumentos de los grupos religiosos. Uno de ellos: el síndrome post aborto.

 

Quienes se oponen a la despenalización del aborto hablan de un “síndrome post aborto” que viven todas las mujeres que abortan. ¿Tú como médico puedes confirmar que este síndrome existe?

– Eso es mentira. Cuando hay sintomatología las producen ellos, hacen una presión ideológica tan fuerte, tan culpabilizante sobre las mujeres, que son ellos los que producen esto.

Cuando un embarazo no deseado concluye en un aborto, por que no es deseado y la mujer ejerce su libertad, no va a tener efectos psicológicos. No es cierto que el aborto en sí produzca efectos psicológicos negativos. Lo que produce efecto psicológicos negativos en las mujeres que quieren abortar es la represión y la terrible presión, por parte de grupos, instituciones o familiares. Si esa presión no existe, los efectos no existen.

La situación de aborto no es ninguna situación agradable, nadie va a un cirujano contento, pero los mayores efectos se dan por la presión social hacia la mujer.

 

Pero estos grupos han afirmado que es este síndrome está comprobado científicamente.

– No hay sustentos científicos para esto. Es como los que sostienen que solo hay hombre y mujer, que solo existe el binarismo y que no hay otras realidades. Esta gente es muy mentirosa, lo hemos visto en los debates por la despenalización del aborto en Argentina, esta gente miente permanentemente, falsean datos, son muy mentirosos. Así que es difícil discutir, porque no discute de buena fe, siempre están mintiendo.

 

En Ecuador hay cifras muy altas de violación sobre todo a niñas menores de 14 años y adolescentes, por lo que la Asamblea está discutiendo aumentar la causal violación para un aborto no punible. ¿Cuáles son los efectos de un embarazo que no consentiste, no deseaste?¿Cuáles son los efectos en la salud mental de una mujer un embarazo que no desea?

–Cuando se la obliga a la mujer a tener ese hijo lo vive terriblemente mal porque es una situación traumática, porque tiene que parir, por que muchas veces no está en condiciones psicológicas, ni económicas de sostenerlo, porque empieza a funcionar toda esa maquinaria ideológica que dice que si has parido tienes que ser una “buena madre”. Esa mujer siente que una parte de ella no quiere a ese hijo, que lo rechaza. Yo recuerdo una vez en Perú fui allí por una misión humanitaria y observé a una mujer con un chiquito y me sorprendió la distancia afectiva que había con su hijo. Las encargadas del área de derechos humanos me informaron que esa mujer había sido violada por las fuerzas gubernamentales y le habían obligado a tener un hijo, pero además, por tener un hijo producto de violación, había sido rechazada por su comunidad, por su familia. Así que fíjense la cantidad de castigos que recibe una mujer por quedar embarazada.

La mayor parte de estos machos violadores, que violan a las mujeres, no se hacen cargo de esos pibes, muy pocos reciben algún tipo de castigo y luego andan por la vida haciendo su vida, mientras las mujeres son las que sufren las múltiples calamidades.

 

Además de la judialización que impide que las mujeres aborten ¿Cuáles son las razones para que exista tanta oposición al aborto, por qué la sociedad condena a las mujeres que deciden abortar?

– La sociedad mira mal a las mujeres. Las mujeres están en el campo de la sospecha desde que los monoteísmos –las tres religiones monoteístas– dominan gran parte de la humanidad, y esto es entrelazado con las concepciones machistas.

Las mujeres siempre están en el campo de la sospecha y lo vemos cuando van a denunciar un abuso sexual que se ha producido contra sus hijos o hijas, y la carga de sospecha en el poder judicial es sobre la mujer. Lo vemos en las lecturas bíblicas, la mujer siempre está en el lugar de la sospecha y todo lo que haga la mujer puede ser cuestionado.

A partir del Concilio de Nicea , del año 325, la Iglesia Católica fue cada vez, reforzando el control sobre las mujeres. Este es un dato histórico, irrebatible, ningún cura pude decir que no es así. En esto está el castigo a la mujer por el placer sexual, si es que tiene relaciones, el castigo por las decisiones que puede tomar.

La condena social a las mujeres que deciden es producto de la misoginia que tiene el mundo. Contra esto, los feminismos están luchando. Cuando digo los feminismos, hablo del producto de las diferentes estrategias de acuerdo al marco cultural que se da en las mujeres para liberarse.

 

Otro tema de la despenalización del aborto es el tema del efecto que puede tener la sanción judicial ¿cuál es el efecto que tiene la sanción penal en la mente de las mujeres para tomar sus decisiones?

– No es cualquier mujer la penalizada por el aborto. Son las mujeres pobres o de clase media baja las penalizadas. Las mujeres ricas, de la burguesía del Ecuador, muy católicas y que también van a la marcha en contra del aborto, salen del país o se hacen el aborto aquí con buenos médicos y en buenas condiciones. Lo mismo pasa con las mujeres de la burguesía latinoamericana, que cruzan a otro país, se hacen el aborto y se acabó.

Entonces la penalización es para las mujeres pobres. Lo mismo que la condena a muerte por parte del Estado, porque aquí y en otros países latinoamericanos salvo en Uruguay, hay condena de muerte para las mujeres pobres que abortan en condiciones no adecuadas. Es un nivel de crueldad muy grande.

Por otro lado lo que pasan estas mujeres es un nivel estrés post traumático, depresión, se sienten culpables, son culpabilizadas por el vecindario, la comunidad. Es terrible cómo le hacen pagar a las mujeres que abortan o incluso que han tenido abortos espontáneos. Muchas veces tienen abortos espontáneos, no tienen ellas ningún control voluntario sobre el proceso de gestación, se produce el aborto espontáneo y son cuestionadas, judicializadas. Esa es la crueldad de los cristianos de hoy.

 

¿Qué implica el poder tomar una decisión para cambiar la estructura? ¿Cuál es el papel del aborto en el cambio de estructura patriarcal? ¿Por qué este tema es importante dentro de la lucha general?

– Cuando hay una ley que permite el divorcio en el matrimonio, las iglesias pierden control de cuerpos. Cuando hay una ley como, en el caso de Argentina, la Ley de Identidad de Género, donde la persona que pertenece al movimiento LGTBIQ puede cambiar su identidad, si no se siente de acuerdo con el cuerpo que tiene y necesita ser reconocido socialmente de otra forma, se presenta al registro civil, sin necesidad de hacerse operaciones, sin necesidad de pasar por el psicólogo o el psiquiatra, es ese derecho que la persona tiene para auto percibirse y que eso se exprese en un documento oficial. Cuando sale una ley como esa, la Iglesia pierde cuerpos y deja de controlar cuerpos y vidas.

Cuando el aborto es legal las mujeres tienen libertad para decidir sobre sus cuerpos. Es decir, que no es el Estado el que decide por ellas, las iglesias y la dominación masculina pierde el control del cuerpo de las mujeres. Por eso es tan importante y por eso se oponen tanto al aborto, porque tiene que ver con el control del cuerpo de las mujeres como elemento de reproducción de esta diferencia, de jerarquización, por un lado, pero también la mujer como fuerza productiva no solo de trabajo, si no también de seres humanos.

Henri Lefebvre, filósofo francés, decía que todo proyecto revolucionario tiene que tener dos objetivos a los que no se puede renunciar, uno de ellos es: hay que reapropiarse del propio cuerpo. El cuerpo de las mujeres todavía hoy lo detenta el Estado y las iglesias. Reapropiarse del propio cuerpo, del propio espacio y hacer de ese espacio un lugar de placer y creo que eso están aportando los feminismos. En la medida que las mujeres se liberen, el movimiento LGTBIQ, todes, todas y todos vamos a ser más libres.