por Dirce Navarrete. Fotos por: @droncita
Mujeres juntas, ninguna difunta
Sin convocantes individuales, si partidos políticos, sin instituciones gubernamentales, ese fue el inicial consenso que dio vida autónoma y autogestiva a la Movilización Nacional contra las Violencias Machistas en México #24A. Si la pregunta es ¿de dónde surgió? nació de la digna rabia, del coraje, del hartazgo, incluso del miedo, pero sobre todo surgió de la fuerza, de la articulaciòn, de la organización y de la absoluta coincidencia en que #VivasNosQueremos.
La relativa cercanía geográfica y la evidente necesidad de sumar fuerzas, partiendo del reconocimiento de contextos diferenciados pero de realidades compartidas de dolor, de silencio, de impotencia, llevaron a la primera gran articulación entre feministas del Estado de México y de la Ciudad de México. Con la convicciòn clara de que aquí todas se encuentran luchando por defender su vida y la vida de todas. Así, la movilización en el centro del país partió de Ecatepec Estado de México, entidad número uno en feminicidios a nivel nacional, para llegar por medio de autos, camiones, bicicletas, patines, metro, metrobus, caminando y danzando, hasta la Victoria Alada.
Los contextos en los que luchamos por vivir en México son altamente peligrosos para las mujeres, producto de una escalada de violencias machistas que cobran cada día la vida de al menos 7 compañeras, sumemos a este dato el número de mujeres violadas, asaltadas, acosadas, torturadas y desaparecidas; números que van en aumento cada día, naturalizándose al grado de imponer olvido sobre nuestro nombre y dignidad, considerándonos sólo “cifras rojas”.
Diversidad es la palabra que enmarca los motivos, objetivos y acciones de la movilización. Cada entidad, cada grupo, cada organización y cada mujer participó desde sus propias posturas y propuestas, porque la apuesta feminista es esa: aquí caben todas. En el caso de esta movilizaciòn metropolitana, se compartieron consignas que ponen en evidencia el cansancio y hartazgo ante la violencia que enfrentan las mujeres todos los días, en todos los niveles, desde todos los espacios, sobre todo aquella que se ejerce por parte de la maquinaria estatal. Ante la omisión y acciòn del Estado que legitima este sistema de opresión que cada dìas acosa a las mujeres, las golpea, secuestra, viola, tortura, asesina, quema y olvida, la propuesta fue muy concreta: “No estamos solas. Si te defiendes, defiendes a todas y entre todas te defendemos. No nos callaremos”.
Decidimos denunciar hoy el carácter machista, misógino y heteropatriarcal del estado mexicano, que minimiza la gravedad de las violencias hacia nosotras, que, para ocultar sus verdaderas dimensiones, distorsiona la información a través de medios de comunicación y cultura impuesta hereditaria de la que se nutre el pueblo, partícipes también de la perpetración de estas violencias. Ante un narco-estado que nos oprime doblemente, ante un gobierno que nos somete y asesina, ante la ineptitud de las instituciones burguesas, hacemos un llamado para levantar nuestra voz, que ha de ser escuchada porque ya no pide permiso para nacer, nuestro grito al unísono reventará los muros de la ceguera social, la nuestra es una palabra viva que no sólo se dice sino que acciona combativa.
Desde el contexto específico que enfrentan cada día las mujeres del Estado de México, tambièn se hizo un llamado a la articulaciòn entre movimientos sociales. Se unieron las voces de las mexiquenses para nombrar a las mujeres que se encuentran en resistencia, en los pueblos de dicha entidad, tal es el caso de la mujeres de Atenco, demás hubo pronunciamientos en contra de la Ley Eruviel, misma que criminaliza la protesta social.
La guerra contra las mujeres no conoce fronteras, sabemos que nuestra cuerpa, nuestra tierra, son la primera trinchera de lucha, estamos hartas de la explotación hacia ambas territorialidades que por derecho inalienable nos pertenecen, históricamente explotadas y saqueadas por los voraces intereses del sistema capitalista del Estado. Anunciamos que defenderemos nuestros bosques, nuestra agua, nuestra tierra, con la digna rabia que hoy nos ha unido, defenderemos nuestra cuerpa, nuestra vida, nuestro placer y nuestra alegría. Nosotras no cabemos en un etcétera y nos vamos a nombrar, somos todas esas mujeres etiquetadas como vulnerables que han querido silenciar. Nos pronunciamos en contra de la “Ley Eruviel”, en contra de los despojos de territorio, de las desapariciones, de la violencia doméstica, laboral, acoso, discriminación de toda índole, nos pronunciamos en contra de todas las formas de violencia machista que nos convierten en víctimas y blanco de feminicidios impunes.
No importa si los titulares de los periódicos nacionales no dieron ni un titular a la manifestación, no importa que esta vez no se tiene un pliego petitorio para “dar seguimiento institucional” a las demandas, no importan los discursos con los que intentan desacreditar la acción #24A. Lo que importa es que el objetivo de interpelar al gobierno pero sobre todo a la sociedad en general se logró y se dejó clara la postura de las mujeres de esta región. Lo importante reside en la organización, el reconocimiento, los afectos compartidos, en la toma de las calles y los espacios donde las mujeres han sido sido acosadas, perseguidas, amenazadas. Una advertencia también permanece fuerte en el aire: “No vamos a dejar de ocupar las calles, hasta que todo este sistema cambie”.
Somos feministas, somos humanas, las incorrectas, las desviadas, hoy organizamos toda nuestra rabia para defender nuestra vida, libertad, justicia y alegría, salimos a tomar las calles, dejamos atrás el miedo, reivindicamos nuestra violencia positiva, nuestra sororidad y nos aferramos a la vida. Cuando el estado feminicida cómplice de la misoginia estructural intente callar nuestro grito de ¡justicia!, nuestra voz se habrá propagado a través de nuestras movilizaciones, acciones y discursos.
Así es como se convoca a todas las mujeres que están hartas de la violencia machista a levantar la voz, accionar directamente contra este sistema de muerte, a no esperar que gobierno u otra figura paternalista intervenga: “Las únicas que nos vamos a salvar somos nosotras, organizadas y aliadas para derrotar al monstruo machista”.
¡Vivas y organizadas nos queremos!