¡Jesús! gritan las puritanas almas que habitan la Carita de Dios, mientras se cubren los rostros con su manto de castidad. Pero, ellas no, ellas marchan bajo lluvia o calor mostrando con orgullo su condición de puta, rebelde y callejera,. No es para menos, si llaman con desdén putas, para evadir su responsabilidad sobre la violencia patriarcal que desborda esta sociedad sobre las mujeres, como si a las putas les causara placer ser violadas o golpeadas o que en vez de buscar el pan del día salieran a la calle a buscar que las maten. Nos llaman a todas putas, lo asumimos con orgullo.
Hace 6 años, América se levantaba en tacones y lucia labiales intensos. El arcoiris brillo con toda la fuerza que la indignación puede otorgar. Una marea de diversidad se emputó y resultó en una revuelta que año a año se toma las calles de las ciudades entre ellas Quito.
Un día de abril en 2011, en una conferencia magistral dictada en Canadá, un policía “experto” en seguridad nos alertaba del peligro de ser puta, de no vestir decentemente, de provocar con nuestra mera existencia una violación o un femicidio. Por supuesto, esto nos emputó, en esta la cultura de la violación en la que las víctimas son tachadas de culpables y pretenden enseñarles a cuidarce, tomarse las calles y reivindicar la autonomía, el derecho a decidir sobre el cuerpo se convierte en un tema de vida o muerte.
Quito, ha sido escenario de esta batalla por la dignificación del termino puta, en 2011 no solo fue la marcha también fue juntar los tacones y organizarse como colectivo “Marcha de las Putas”. Pero, ¿qué es ser puta en esta sociedad machista?. Puta es quien dice no, quien viste como le da la gana, quien deja la casa y toma la calle para trabajar, para resistir o para caminarla simplemente, quien decide si tener hijos o no, quien decide amar entre iguales, quien no es sumisa y dice basta.
Este año, la caminata tomó su recorrido habitual, encontrarse en el Parque el Ejido y avanzar hasta la Plaza Foch, lugar simbólico donde muchas de las trabajadoras sexuales son discriminadas y agredidas y además muchas son mujeres transgénero. Los argumentos sobran, esta marcha busca crear conciencia sobre las consecuencias de la violencia sobre las mujeres y los cuerpos feminizados que deja estadísticas alarmantes, según la CIDH en el informe «Violencia contra personas LGBTI en América Latina y el Caribe» enviado en el año 2015: el 80% de las mujeres trans mueren antes de los 35 años, como consecuencia de la violencia, discriminación y criminalización.
Ana Almeida, vocera de la Marcha con el megáfono y a viva voz denunciaba: “En el Ecuador 6 de cada 10 mujeres sufrimos violencia y 1 de cada 4 sufrimos violencia sexual. Estamos aquí para recordar que hombres, mujeres y personas de la diversidad sexogenérica, podemos cambiar esta sociedad violenta, machista homofóbica que condena a los cuerpos distintos”
“Marcha de las putas 2017” – cobertura de Wambra Radio