MEDIO AMBIENTE
¿Galápagos en venta?
Así funciona el canje de deuda por conservación ambiental
Por: Verónica Calvopiña @kinoraxx
Publicado 17 de julio 2023
Con un evento en el Palacio de Carondelet, el gobierno de Guillermo Lasso anunció, el 9 de mayo de 2023, el canje de deuda externa por conservación “más grande del mundo”. El canje de deuda anunciado permite la compra de parte de la deuda externa de Ecuador a cambio de la conservación de las Islas Galápagos, dinero que será manejado por una empresa de capitales internacionales: Galápagos Life Fund.
Este canje de deuda es considerado uno de los más importantes en su tipo por el alto valor de deuda canjeado y porque esta operación financiera implicó la participación de varios organismos y bancos internacionales como el Credit Suisse, convirtiendo a esta operación en una de las más grandes en su tipo. Además porque se realiza a cambio de la conservación de las Islas Galápagos, consideradas uno de los lugares con más biodiversidad del planeta.
¿Qué son los canjes de deuda?
Los canjes de deuda, según lo explica la Comisión Económica para América Latina, CEPAL, son transacciones en las que un país, banco o una organización internacional compran parte de la deuda de otro país a menor precio, cuando se estima que esta deuda ha perdido su valor o que el país no va a poder pagar el préstamo inicial.
Existe también el canje de deuda por naturaleza, donde empresas dedicadas a la conservación ambiental compran la deuda de los países. Ese país emite nuevos bonos con los cuales se compromete a financiar proyectos de conservación en un ecosistema excepcional o en peligro de extinción. Estos bonos, pueden ser “Bonos Verdes, Bonos de Carbono”. También están los “Bonos Azules” que “tienen relación con todo lo que es el agua, agua dulce, agua de mares para generar mecanismos de privatización, mecanismos de especulación financiera y mecanismos colaterales para otro tipo de inversiones especulativas”, explica el economista Pablo Dávalos.
Estas transacciones nacieron en los años ochenta cuando América Latina vivía “la crisis de la deuda externa”, cuenta la CEPAL. En aquellos años, la deuda externa de la región alcanzó los 330 mil millones de dólares. Las tres cuartas partes de esta deuda correspondían a préstamos con la banca privada y el resto era con organismos multilaterales como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional, FMI. Para los noventa, la deuda llegó a los 432 mil millones de dólares. Los intereses y los pagos atrasados por servicio de la deuda se acumularon, volviéndola impagable. Por eso, los bancos internacionales permitieron la creación de mercados secundarios donde estas deudas se compraban y vendían con descuentos. Los países podían recomprar sus deudas a menor precio a los organismos que las adquirieron. Así nació la conversión de deuda por naturaleza, donde el pagaré de una deuda es adquirido por un banco o un organismo no gubernamental dedicado a la conservación ambiental.
Para Dávalos, este tipo de bonos “son mecanismos de especulación financiera internacional que involucran a entidades que tienen que ver con calificación de bonos de riesgos, con renegociación o con nuevos modelos de negocios llevados adelante por grandes capitales que utilizan las grandes preocupaciones mundiales que existen a nivel mundial”.
En el caso de Ecuador, la deuda canjeada corresponde a la deuda de Bonos Global adquirida durante el gobierno de Lenín Moreno en 2017. Los Bonos Global son papeles de deuda divididos en 10 series, con un valor total de 17.375 millones de dólares, cuyo pago inicialmente vencía en 2022 y 2030. Tras lograr un préstamo con el Fondo Monetario Internacional, el gobierno de Moreno llegó a un acuerdo con los tenedores de los bonos y renegoció esta deuda. Entre otras cosas, logró una reducción de capital a 15.562 millones de dólares, a un 5% de interés y un mayor plazo para el pago; es decir, los bonos caducan en 2030 y 2040.
Actualmente, la deuda de los Bonos Global equivale a menos del 25% de toda la deuda externa de Ecuador, que está calculada en 74.532 millones de dólares, hasta marzo de 2023, según el Ministerio de Economía y Finanzas.
La Pandemia en 2020 hizo que los bonos ecuatorianos ingresen en el llamado mercado secundario donde los papeles de deuda externa de los países se negocian a menor valor. Posteriormente, los bonos volvieron a bajar su valor en 2023, por la crisis política en el país derivada del Decreto de Muerte Cruzada. El portal Jacobin menciona que los bonos ecuatorianos fueron calificados por la empresa Moody’s Investors Service, como bonos “basura” y los ubicó en la escala Caa3; es decir, de “alto riesgo”.
Según Pablo Dávalos, una parte de los Bonos Global ecuatorianos fueron adquiridos por una cantidad nominal de 1630 millones de dólares. Para el economista, este mecanismo es perjudicial para el Estado ya que le dicen: te prestamos 656 millones, te emitimos un bono para que tú compres ese bono de 656 millones y, con eso, se compran bonos de la deuda con descuento por alrededor de 1630 millones, pero el Estado se vuelve a endeudar en 656 millones”.
Aunque el gobierno de Lasso lo promociona como un ahorro por 1100 millones de dólares, sin embargo, el Estado deberá pagar ahora, el nuevo préstamo de 656 millones a una tasa de interés del 6,9%, según palabras del Ministro de Finanzas, Pablo Arosemana. Dávalos explica que además como parte del préstamo de 656 millones, hay otro tema en juego, ya que Ecuador, “se compromete a entregar como garantía el manejo de las Islas Galápagos y para eso, se conforma un fideicomiso”. Para ello, deberá asignar:
12 millones anuales para la conservación marina
5,4 millones anuales para un fondo de conservación.
En total, hasta 2041, la inversión alcanzaría los 450 millones de dólares.
La especulación financiera
La idea de convertir la deuda de los Bonos Global en Bonos Azules no es nueva, sino que viene rondando desde el 2020, pero fue en el gobierno de Lasso que se hizo posible. El banco Credit Suisse, entidad que entró en quiebra este año y que luego fue rescatada con dinero del Estado suizo, fue quien compró parte de la deuda ecuatoriana puesta en los Bonos Global, equivalente de 1630 millones, pero a un menor precio. La compra se hizo el 4 de mayo pasado.
Ecuador recibió un préstamo de 656 millones por parte de la empresa GPS Blue Financing Designated Activity Company (GPS Blue), para pagar la inversión del banco suizo. Posteriormente, emitió los Galápagos Marine Conservation Linked Bonds; es decir, bonos azules, que están destinados a la conservación, la preservación marina en Galápagos y al cuidado de los océanos. Para ello, Ecuador deberá destinar trimestralmente, un monto para proyectos de conservación, mismos que serán manejados por el consorcio Galápagos Life Fund.
En la negociación intervinieron la Corporación Financiera de Desarrollo Internacional de EE.UU (DFC), quien concedió a Ecuador un seguro de riesgo político; mientras que el Banco Interamericano de Desarrollo puso una garantía de 85 millones. Adicionalmente, once aseguradoras privadas como la Sovereign Risk Insurance Limited y Chubb Global Markets, entregaron 390 millones de reaseguro a la DFC. Todo esto para garantizar el pago de los 656 millones de dólares más los intereses hasta 2041.
El economista Pablo Dávalos cataloga este canje de deuda como una operación global de la especulación financiera porque “abre el camino a los especuladores financieros a generar productos muy parecidos para comenzar a apoderarse del planeta, de las reservas marinas, de los acuíferos, de lagos, cascadas, ríos. Ya pueden emitir y al emitir eso, pierdes soberanía”. Dávalos también recordó que en los océanos no solo hay biodiversidad y agua, sino que también en el fondo marino han empezado proyectos petroleros y para la extracción de nuevos minerales, por lo que cuestiona ¿quiénes son los verdaderos dueños del capital natural? y responde: son estos mecanismos de especulación financiera.
Dávalos también explicó que este canje tiene muy bien amarrados varios temas como “incumplimientos de los laudos arbitrales, reversiones por parte del Estado e intervenciones. El BID ha dado un crédito de 85 millones para que se puedan cumplir los primeros cupones de intereses y pagos de capital de los primeros meses. Y desarmar este trust puede ser muy complejo”. Además, de los seguros de la DFC para riesgos políticos.
Galápagos Life Fund
Este consorcio fue creado en el país con el Decreto Ejecutivo 735 firmado por Guillermo Lasso, el 9 de mayo de 2023, pero días antes, el 5 de mayo, se constituyó como compañía sin fines de lucro en Delaware, EEUU, por las empresas Pew Bertarelli Ocean Legacy y Oceans Finance Company, como se muestra en la web oficial del Estado.
El Estado de Delaware es reconocido por ser un paraíso fiscal debido a los bajos impuestos que cobra a las empresas que se constituyen bajo su jurisdicción, por lo cual se han identificado empresas offshores; es decir empresas registradas en ese estado aunque sus propietarios vivan en otros lugares. No cobra impuesto al valor agregado (IVA), a la herencia, sobre el capital social o a la transferencia de acciones. La creación de Galápagos Life Fund (GLP) también contó con el apoyo de la firma de abogados Baker McKenzie, en representación de Oceans Finance Company.
Según información publicada por el Ministerio del Ambiente, la creación de esta compañía en Delaware se hizo por “solicitud de los donantes Galápagos Life Fund”.
En la junta directiva del consorcio o trust Galápagos Life Fund participan a más de Pew Bertarelli Ocean Legacy y Oceans Finance Company, la fundación suiza Ledunfly Philanthropy. Por parte del Estado ecuatoriano están el Ministerio de Relaciones Exteriores; el Ministerio de Ambiente, Agua y Transición Ecológica; el Ministerio de Producción, Comercio Exterior, Inversiones y Pesca; el Ministerio de Defensa y el Consejo de Gobierno del Régimen Especial de Galápagos. También están entidades privadas de Ecuador; entre ellas, la Universidad San Francisco de Quito como representante de la Academia; la Asociación de Pesqueros Artesanales y un representante de la Cámara de Turismo de Galápagos, CAPTURGAL.
Actualmente, CAPTURGAL está presidida por Eduardo Brito, quien fue gerente de Metropolitan Touring; empresa propiedad del ex alcalde de Quito y consejero ad-honorem del presidente Lasso, Roque Sevilla.
La junta directiva de este consorcio ya se reunió por dos ocasiones, y planea encuentros con la población de Galápagos para explicar su alcance. Según el Ministerio de Ambiente, los proyectos en los que trabajarán GLF son:
- Proyectos que fortalezcan la conservación y uso sostenible del capital natural de las Islas y la gestión de sus reservas marinas.
- Proyectos de Compromiso de Sostenibilidad.
- Pesca sostenible
- Proyectos de investigación científica y económica
- Proyectos de educación ambiental
- Proyectos de turismo sostenible y economía azul
- Otros proyectos relacionados con la conservación y la sostenibilidad de interés para la comunidad de las Islas.
¿Galápagos en venta o en garantía?
La idea de realizar una canje de deuda a cambio de la conservación de las Islas Galápagos no es nueva. El 2 de febrero de 2021, Maximiliano Bello de la fundación Mission Blue envió una propuesta al ex presidente Lenín Moreno para que haga el canje de 1000 millones de deuda externa a cambio de extender la reserva marina de Galápagos. El mecanismo de canje que se proponía en ese entonces era similar al que se hace actualmente.
Detrás de esta propuesta al gobierno de Moreno estuvo la compañía The Ocean Finance Company, una de las fundaciones que conforman hoy Galápagos Life Fund, a través de su socio Robert Wary, reconocido por negociar canjes de deuda por conservación marina con grandes bancos e instituciones financieras internacionales. Hoy Wary es parte de la junta directiva de GLF y se reúne con las autoridades ecuatorianas.
En un primer momento, la propuesta de canje de deuda tuvo la oposición de la Cámara Nacional de Pesquería, pues la entidad argumentaba que al extender la reserva marina de Galápagos se afectaría la pesca. Finalmente, en el gobierno de Moreno esta propuesta de canje de deuda no se concretó.
Al llegar Lasso a la presidencia, una de sus primeras acciones fue crear la Reserva Marina Hermandad. El anunció lo hizo durante su participación en la Cumbre Climática COP26 de Glasgow (Reino Unido), en octubre de 2021; asegurando que se trataba “del mayor canje de deuda por conservación hecho en el mundo”.
Para el 14 de enero de 2022, el mandatario firmó el Decreto 319 donde creaba esta reserva con una extensión de 60.000 km2 y donde el área protegida comprende 19,3 millones de hectáreas. El primer paso se concretaba.
Según Conservación Internacional Ecuador, junto con la creación de la reserva se creó un “mecanismo financiero para asegurar el manejo efectivo del área protegida en el largo plazo, el canje de deuda por naturaleza”. En otras palabras, la creación de Hermandad fue, desde un inicio. parte del canje.
Los proyectos que el Estado deberá financiar en Galápagos, se centran en la reserva marina y en la reserva Hermandad. Estos proyectos serán coordinados por Galápagos Life Fund.
Para la organización Acción Ecológica, los proyectos que maneje GLP “pueden incluir todo tipo de grandes inversiones en proyectos asociados a los océanos: venta de servicios ambientales, prospección de recursos genéticos marinos, construcción de puertos, transporte marítimo de mercancías, expansión de infraestructura de energía eólica marina, instalaciones de cadenas turísticas y explotación minera y petrolera en los suelos marinos, causando graves impactos a los ecosistemas marino-costeros, e impidiendo el acceso de las comunidades costeras a sus fuentes tradicionales de alimento”.
Este canje de deuda y la emisión de bonos azules implica para Acción Ecológica, que Ecuador “cede soberanía de nuestro patrimonio natural a quienes tomen las decisiones sobre esta área marina: una entidad privada denominada Galápagos Life Fund. Pero además, señalan que esta operación es inconstitucional pues violenta el artículo 261, según el cual el Estado central tiene competencias exclusivas sobre las áreas protegidas y el artículo 397, que menciona que el estado tendrá el manejo y administración de las áreas naturales protegidas.
Ecuador cambia naturaleza por deuda ¿es la primera vez?
En 1987, Ecuador hizo un canje de deuda por naturaleza. La propuesta fue estructurada por el economista y ex alcalde de Quito, Roque Sevilla; razón por la que se conoció este canje de deuda como la “Iniciativa Sevilla”. Con este mecanismo, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) adquirió un millón de dólares de deuda externa de Ecuador. A cambio el gobierno ecuatoriano se comprometió a invertir 10 millones de dólares para el manejo y conservación de parques nacionales y de las Islas Galápagos.
Posteriormente, en 1989 se hizo un nuevo canje. Esta vez se adquirieron 9 millones de dólares de deuda, por un valor reducido de 1.086.750 UDS. Fundación Natura, organización ambientalista de la cual Roque Sevilla fue su presidente, fue parte en ambas ocasiones de este canje de deuda, manejando recursos para la conservación de áreas protegidas.
Tras el canje de deuda y la emisión de bonos azules por Galápagos, el gobierno también buscaría un nuevo canje. Esta vez por la Amazonía o por hábitats andinos, según lo señalaron el Ministro de Economía, Pablo Arosemena y el Canciller, Gustavo Manrique, en una entrevista para la Agencia Bloomberg
Mientras tanto, en el mercado de bonos han ingresado bancos privados ecuatorianos. Así, Banco del Pichincha, Banco Internacional o Banco de Guayaquil son algunas de las entidades bancarias que están invirtiendo en la conservación ambiental. Estos bancos adquieren los bonos que emite algún Estado y con ello, otorgan créditos a empresas que tienen negocios relacionados de energía renovable, eficiencia energética, preservación de la biodiversidad, entre otros.
Según la web de Banco del Pichincha, en 2020, esta entidad concedió 30 mil créditos por 150 millones de dólares. Mientras que Banco de Guayaquil emitió este 2023, un bono de 80 millones para financiar proyectos de eficiencia energética
De su parte, Banco Internacional fue el primer banco ecuatoriano en emitir un bono azul, con estos fondos, la entidad dará créditos a empresas para la preservación de los recursos hídricos, proyectos en acuicultura, pesca y productos del mar.
El primer Bono Azul fue emitido por el Seychelles, islas ubicadas en el Océano Índico y reconocida por los arrecifes de coral. El bono fue negociado por The Nature Conservancy (TNC) que compró 22 millones de la deuda de Seychelles con Francia, Gran Bretaña, Italia y Bélgica, con apoyo del Fondo para el Medio Ambiente del Banco Mundial y otros inversionistas.