Otras miradas
«Esta lucha es con nosotrxs»
Mujeres, feministas y disidencias sexuales en el Paro Nacional
Por: Devy Grijalva @DevyGrijalva
Fotos y video: Karla Morales @karla.valeri
Foto de portada: Andrés León @Leonandrelo
Publicado 12 de julio del 2022
El gobierno de Guillermo Lasso cumplió un año en el poder, en la rendición de cuentas se destacó la vacunación contra la Covid-19, pero es evidente las reformas que ha hecho para beneficiar a las empresas y a ciertos grupos financieros de élite. Por el motivo de no tener políticas públicas a favor de la clase popular y campesina, la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador, Conaie, convocó a un Paro Nacional el 13 de junio. Las mujeres y disidencias sexuales también nos activamos para protestar, apañar y juntarnos al Paro. Así lo vivimos nosotrxs *.
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El primer día de Paro Nacional, el 13 de junio, las mujeres y disidencias nos convocamos en el Bulevar de la Naciones Unidas, teníamos un manifiesto que se repartió en impreso y también se dio lectura; los tambores y consignas avivaban mientras se prendía fuego al monigote que hacía alusión al presidente y varios políticos. Sobre el puente peatonal se colocaron carteles y telas con mensajes de los sectores afectados por el gobierno, como las trabajadoras y trabajadores de Furukawa –empresa acusada de esclavitud moderna–. Inmediatamente llegaron los policías motorizados, subieron al puente y quitaron todos los carteles. Entonces, con más ahínco el movimiento transfeminista se tomó las dos calles de la avenida y cerró el tránsito vehicular, pero la Policía nos empezó acorralar y empujar, en seguida se decidió en colectivo marchar. Hasta ese momento estábamos redeadxs por un gran número de policías que nos triplicaba en cantidad. La Policía persiguió toda la marcha que culminó a las orillas del parque El Ejido con cánticos y el grito singular de la furia transfeminista.
El segundo día de Paro Nacional comenzó con la noticia de la detención –mejor dicho secuestro– del presidente de la Conaie, Leonidas Iza, por parte de la Policía, con la orden directa del presidente Guillermo Lasso, sin el debido procedimiento legal. Las mujeres y disidencias nos convocamos en el Parque Arbolito, mientras que estudiantes de la Universidad Central comenzaron a protestar. Se plegaron diferentes marchas por el sector con nosotrxs incluidxs, pero los disturbios empezaron con policías infiltrados y una patrulla en llamas. Policías vestidos de civiles capturaban a los manifestantes, cayeron los motorizados y las bombas lacrimógenas. Ellxs corrieron, otrxs filmamos, algunxs pedían los nombres a las y los detenidos y lxs que nos reagrupamos, decidimos instaurar una Asamblea Permanente de Mujeres y Disidencias. Así, en la calle, se fortaleció este espacio de articulación.
El tercer día de Paro Nacional se convocó en la Tribuna del Sur, donde se realizó una marcha para encontrarnos con un sector financiero de locales populares. Mientras caminábamos la ciudadanía salía de sus negocios, viviendas, locales para aplaudir y motivar la marcha. En los siguientes días, debíamos pensar en las 10 demandas presentadas por la Conaie, redactar el manifiesto con nuestras propias exigencias desde los feminismos, las mujeres y las disidencias hacia el gobierno y buscar la forma de fortalecernos.
El séptimo día de Paro Nacional por orden directa del presidente Guillermo Lasso y con acción de Patricio Carrillo, ministro del interior, cientos de policías se tomaron la Casa de la Cultura Ecuatoriana. Artistas, gestores culturales, mujeres y disidencias lo tratamos de impedir, pero la Policía actuaba con más violencia e ilegalidad. Al siguiente día, desde la cuidad del Puyo, llegó la noticia de que Guido Guatatoca, indígena kichwa fue asesinado con una bomba lacrimógena disparada directamente hacia su cabeza.
El octavo día de Paro Nacional nos convocamos en la Circaciana del Parque El Ejido y nos encontramos con un grupo de personas, en su mayoría adultos mayores y clase privilegiada que pedían “Paz” y se enfrentaron a las mujeres trans, hasta rompieron sus cornetas. Rápidamente inició la Asamblea de Mujeres y Disidencias, donde se decidió ir a la Universidad Central.
Junto a las y los estudiantes abrimos las puertas para que este lugar sea un Centro Humanitario y acoja a más de 10.000 manifestantes que venían de varios territorios de los pueblos y nacionalidades indígenas. La incertidumbre nos entró al cuerpo cuando arribaron tres camiones de militares; de pronto, apareció una dirigente de Ecuarunari, organización indígena de la Sierra, para pedirnos esperar. En efecto, nos mantuvimos ahí para recibir a las poblaciones indígenas que estaban por llegar. Un grupo de mujeres y disidencias trajeron comida y pocas cobijas para los indígenas. Por fin, se detuvo un camión con manifestantes y de a poco entraron a la Universidad Central, al igual que arribaron médicos, brigadistas, estudiantes y varias ayudas humanitarias.
El noveno día de Paro Nacional nos facilitaron la Facultad de Trabajo Social para crear un Centro de Acopio para alimentos, vestimenta y medicinas para las comunidades indígenas, en su mayoría mujeres y niños. Este Centro de Acopio estuvo bajo el manejo y coordinación de mujeres, disidencia, estudiantes de la Universidad Central y de otras universidades y voluntarixs. Los posteriores días, hasta culminar el Paro, nos dedicamos a recibir y repartir las donaciones de comida, cobijo, colchones, vituallas en el campus de la Universidad Central. También pusimos manos para el trabajo de cuidado de niñxs, así como ir a dejar los kits de primeros auxilios a los heridos víctimas de la brutal represión policial que dejó siete muertos, uno de ellos un ex estudiante del Colegio Mejía, asesinado con perdigones por parte de la Fuerza Pública en el Parque El Arbolito.
El doceavo día de Paro Nacional las mujeres y disidencias nos hicimos presentes en la Asamblea Popular, en el Ágora de la Casa de la Cultura, donde fui la delega para hablar ante las nacionalidades y pueblos indígenas en representación de todo el movimiento transfeminista que estaba presente portando el pañuelo verde, de aborto legal. Escuchar las palabras “marikas” y “aborto” causó disgusto adentro del Ágora, pero la voz de nosotrxs se hizo presente. Luego todas, todos y todxs sin distinción dentro del Ágora sufrimos los efectos del ataque de bombas lacrimógenas lanzados por la Policía, lo que nos obligó a abandonar la Casa de la Cultura. El presidente Lasso había intensificado el uso progresivo de la fuerza y en la noche los policías reprimieron y atacaron a los interiores de la Universidad Central, donde personas, mujeres, niñxs dormían.
El treceavo día de Paro Nacional mujeres en diversidad, del campo y la ciudad, nos juntamos para fortalecer la resistencia y marchar con la consigna de: “Sin justicia no hay paz”. Con rituales, hierbas, sahumerios se interiorizó un proceso de sanación y homenaje a los muertos, siete en total. Las mujeres diversas retornamos a la Universidad Central que en la tarde se llenó de arte, cultura, música y baile para simbólicamente renombrar a la zona de la pileta como “La Plaza de la Resistencia”. Un bloque marika se hizo presente para dar su discurso de apoyo al Paro, voguear, bailar y convivir con el resto de personas que hacían la resistencia. En la noche al ritmo del Inti Raymi nos abrazábamos entre indígenas, escuderos, médicos, estudiantes, todxs.
El quinceavo día de Paro Nacional, por fin, se realizó el diálogo entre los líderes del movimiento indígena y una comisión del Ejecutivo. La colectiva transfeminista se preguntó ¿Por qué no estamos incluidxs en ese diálogo? Era notorio el sesgo de la Iglesia y la religión interviniendo en ese diálogo por las dos partes, solo quedaba poner confianza en las mujeres que habían sido invitadas a la mesa por los líderes indígenas para que nuestras demandas y existencias también sean reconocidas.
El drememorararcha hizo rsonas vestidas de blanco se reunieron para reproducir el racismo. Lasécimo sexto día del Paro Nacional fue el 28 de Junio, día Internacional del Orgullo LGBTIQ+, pero nosotrxs no teníamos nada que celebrar, únicamente nos invadía un sentimiento de rabia. El presidente Guillermo Lasso no asistió al diálogo ni nadie del Ejecutivo y en su lugar se restableció el odio por parte del gobierno hacia el dirigente indígena Leonidas Iza.
Las mujeres y disidencias sexuales realizamos una enérgica marcha que partió desde la Tribuna del Sur y se dirigió hacia el centro de la ciudad. Cuando la marcha pasó por el casco colonial, los moradores de los barrios se sumaron con consignas como: “vea, vea, vea, qué cosa más bonita, mujeres y marikas, luchando por la vida”. La marcha culminó en los exteriores de la Basílica del Voto Nacional donde los dirigentes indígenas todavía sostenían el diálogo. Ahí, en la calle sobre una camioneta se improvisó una tarima y varias compañerxs tomaron la palabra.
Maloni Chávez, representante de las mujeres trans trabajadoras sexuales; Andrea Aguirre, de Mujeres de Frente y representante del Centro de Acopio de la Universidad Central, coordinado por las mujeres y disidencias; Naira Chalán, vicepresidenta de la Ecuarunari, quien destacó el trabajo arduo de los medios de comunicación comunitaria, por arriesgarse y mostrar ante todo el mundo las balas, bombas, agresiones y violencia por parte del Estado represor.
A los dieciocho días de Paro Nacional en la Conferencia Episcopal se sentaron los dirigentes de la Conaie y la comisión del Ejecutivo para llegar a acuerdos y dar por terminado el Paro. Nosotrxs nos cuestionamos si tanto esfuerzo y trabajo puesto para sostener el Paro valía esos quince centavos que se redujo a la gasolina.
El viernes primero de julio, ya concluido el Paro, las mujeres y disidencias salimos en marcha desde el Seminario Mayor hacia la Tribuna de los Shyris, al norte de Quito, lugar donde antes personas vestidas de blanco se reunieron para reproducir el racismo. Nuestra marcha hizo un recorrido por varios ministerios, donde las voceras del movimiento Transfeminista expusieron sus demandas y necesidades. Para nosotrxs el Paro continuaba con diecinueve días. Este día especial nos plantamos en el espacio público para denunciar el racismo promovido por el gobierno de Guillermo Lasso y exclamar que los asesinatos por la Fuerza Pública son nuestro motivo para seguir en la lucha contra la represión.
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El Paro Nacional cesó, sin embargo las mujeres y disidencias estamos llamando al movimiento indígena para ser incorporadxs en la Comisión de los 90 días para exigir respuestas y soluciones al gobierno. Mientras tanto Guillermo Lasso dice sin evidencias que “el narcotráfico está contribuyendo al Paro”, cuando somos realmente la clase popular, lxs trabajadores, lxs estudiantes, las mujeres y disidencias quienes exigimos respuestas a las demandas presentadas por la CONAIE, porque abarca los derechos de todo el pueblo.
Guillermo Lasso sigue en el poder utilizando las instituciones y un grupo social, aquellos “ciudadanos de bien” que piden paz con violencia y armas en las manos, mientras desde el poder se difunde y promueve el racismo, el fascismo, la homofobia, la transfobia y la misoginia.
El derecho fundamental y constitucional de protestar y exigir al Estado atención y políticas públicas es empañado con sangre y muerte. Los medios tradicionales de comunicación desfiguran la protesta e implantan miedo para que esas familias de empresarios sigan distribuyéndose la economía, mientras que los sectores vulnerables y empobrecidos continúan con hambre, necesidades y falta de oportunidades laborales.
Nosotrxs continuaremos enfrentándonos al Estado y la sociedad para conquistar nuestros derechos, seguiremos en las calles, irrumpiremos los poderes fácticos, socializaremos con el resto de comunidades. Vamos a caminar, crear, pintar, transgredir y abortar juntxs. Y sobre todo nos vamos a agradecer por todxs, por las que pusieron lxs cuerpxs en el Paro, por las alianzas, por las comunicaciones, por las donaciones económicas, por las abuelas, por las Mujeres de Frente y lxs hijxs, por lxs estudiantes, por las negrxs, las discas, las de neuro diversidades, por lxs que nunca se callan y se politizan, porque este movimiento es Diverso y Transfeminista.
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* Nota de la editora: Todo el texto la autora utiliza la x, una forma de lenguaje inclusivo que acoge el género masculino, el femenino y el no binarismo. En nuestro medio respetamos la voz en primera persona de la autora como periodista transfeminista, como una apuesta política editorial feminista de transformar el periodismo y, claro, transformar el lenguaje como instrumento de inclusión y representación. Si quieres aprender más sobre el lenguaje inclusivo en el periodismo te recomiendo esta entrevista a la periodista María Mercedes Acosta, Cofundadora de Sentiido, en el Festival Gabo y te recomiendo leer estos 11 recursos para contar la diversidad desde el periodismo