OPINIÓN
Cuando Pachakutik se olvidó de las mujeres
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Por: Sinchi Gabriela Gómez @SinchiAmaruGT
Publicado 16 de febrero de 2022
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Las tres bancadas consideradas fuerzas políticas al interior de la Asamblea: UNES, Pachakutik e Izquierda Democrática han mostrado debilidad e incoherencia en un debate tan trascendental para la vida de las mujeres, las adolescentes y las niñas sobrevivientes de violencia sexual, como es la Ley de Interrupción Voluntaria de Embarazo en casos de Violación. Los y las asambleístas parecen desconocer que las y los jóvenes menores de 35 años conformamos el 43,4% del padrón electoral de Ecuador y que en las elecciones de abril de 2021 claramente votamos por agendas que representan nuestros intereses: educación, medio ambiente, empleo, derechos de las mujeres y de la diversidad sexogenérica y la agenda feminista. Yo, como mujer, joven, feminista, indígena panzalea, ex integrante del Parlamento Plurinacional y Popular de Mujeres y Feministas me voy a referir al accionar del partido que, por su origen y propuesta política, debía responder a las demandas de las mujeres: Pachakutik.
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La condena del voto joven y de las mujeres
Antes usaban gorras y camisetas, avenas, colchones hasta fundas de caramelos, todo dependiendo de la época en la que les coincidía la campaña. En esta última campaña electoral los y las candidatas usaron las redes sociales como nunca, hasta bailaron para ofrecer y prometer; pero hasta el momento poco han cumplido. No fue casual el uso de redes sociales, estaban conscientes de la necesidad de apelar al voto jóven. Ahora, ¿entenderán siquiera las dimensiones del decir y no hacer y lo que esto significa para la juventud o lo que puede costarles a sí mismos en las seccionales del próximo año?
Ni bailando en Tik Tok se librarán de la condena del electorado joven que se avecina. Al parecer, hacer política les quedó bastante grande a algunos políticos que en campaña electoral usaron todos los medios para lograr una cuota de poder en la administración del Estado.
Los y las jóvenes de 16 a 35 años conformamos el 43,4% del padrón electoral de Ecuador y en las elecciones de abril de 2021 claramente votamos por agendas que representan nuestros intereses: educación, medio ambiente, empleo, derechos de las mujeres y de la diversidad sexogenérica y la agenda feminista. Es hasta irreal que sean, todavía, los llamados boomers quienes siguen en nuestra representación en la Asamblea Nacional. Al parecer el recambio generacional solo llega como discurso en vísperas de elecciones. En la práctica, las mismas figuras repetidas se reparten las papeletas período a período y las consecuencias al llegar es que los intereses juveniles se diluyen o quedan en bonitos discursos.
Hablemos también de las mujeres, no solo que somos el 50,4% del total de la población ecuatoriana, en un porcentaje similar participamos del padrón electoral. En 2021 fuimos 6´632.295 las electoras, de un total de 13´099.150. Por lo tanto, nuestras demandas son sumamente importantes.
Voy a referire a un tema específico, que es prioritario para la salud integral de ese 50% de la población, mujeres, niñas, adolescentes y personas con posibilidad de gestar: el aborto en casos de violación.
El aborto por violación ya es legal en Ecuador para todas las mujeres que así lo decidan desde el 28 de abril de 2021, mediante sentencia de la Corte Constitucional; pese a esto, se ha levantado un debate, que a ratos hasta resulta ocioso. Esto, porque algunos asambleistas parecen no entender el encargo de la Corte después de la sentencia que ya despenzalizó el aborto en casos de violación: analizar, discutir y aprobar una ley que garantice y regule el acceso a un aborto consentido para las víctimas de violación.
Posturas tanto a favor y en contra nos hacen volver la mirada a esas promesas de campaña y por lo que la ciudadanía, principalmente los y las jóvenes, votamos.
Las tres bancadas consideradas fuerzas políticas al interior de la Asamblea: UNES, Pachakutik e Izquierda Democrática han mostrado debilidad e incoherencia en este debate tan trascendental para la vida de las mujeres, las adolescentes y las niñas sobrevivientes de violencia sexual. Pero yo, como mujer, feminista, indígena panzalea, ex integrante del Parlamento Plurinacional y popular de Mujeres y Feministas me voy a referir al accionar de Pachakutik.
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El aborto fue una propuesta de Pachakutik
Pachakutik es el brazo político de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador, CONAIE, principal organización del movimiento indígena de Ecuador. En 2021 impulsó su campaña con el proyecto político de Minka por la vida. Por primera vez, este partido logró llegar a la Asamblea como una de las bancadas de mayoría, con 27 asambleístas. Para entender esta referencia y la ganancia amplia de este partido tenemos que volver a 2019. Sí, al Paro Nacional y Levantamiento Indígena de octubre de 2019.
En esos días de lucha y resistencia, jóvenes, indígenas, mujeres, feministas, migrantes y trabajadores se levantaron en una jornada de protesta que duró 12 días. La respuesta del gobierno de Lenin Moreno fue la represión, dejando como resultado 11 muertos y decenas de personas heridas. El objetivo de las protestas fue derogar el decreto 883 que permitió el alza de combustibles. Sin embargo, diría que el objetivo iba más allá: fue una catarsis colectiva a las permanentes vulneraciones a los derechos por varios gobiernos. Hartazgo. La gota que derramó el vaso.
El 12 de octubre de 2019 –un día antes del diálogo del movimiento indígena con el gobierno de Lenin Moreno que dio fin a las protestas– colectivos de mujeres, feministas, disidencias sexogenericas realizaron una Asamblea junto a lideresas indígenas y campesinas y se movilizaron en una multitudinaria marcha desde el Parque el Arbolito hacia el norte de Quito, y acordaron la instalación del Parlamento de Mujeres, como una muestra de la alianza que por años se gesta entre mujeres del campo y la ciudad. Las demandas, tan diversas como históricas, articularon una conciencia de que la precarización de la vida y la violencia estructural se afianzan con mayor fuerza en los cuerpos feminizados, racializados y disidentes. Después del Paro de octubre el movimiento indígena y diversos sectores sociales, sindicales, campesinos, estudiantiles, construyeron el Parlamento de los Pueblos.
Tanto el Parlamento de los Pueblos como el Parlamento Plurinacional y Popular de Mujeres y Organizaciones Feministas tuvieron discusiones por varios meses posteriores al Paro Nacional. Como resultado de estos espacios de discusión se elaboró un proyecto político colectivo denominado “Minka por la vida”. Este proyecto fue anunciado el 15 de julio de 2020 en una rueda de prensa virtual, en medio de la crisis por la COVID-19. Quince días después el documento final fue presentado.
Las mujeres, feministas y disidencias reunidas y organizadas promovieron en este documento demandas para la salud sexual integral, incluyendo el acceso al aborto, entre otras. En la página 8 en el numeral 2, explícitamente dice que para garantizar la salud integral se debe atender la Salud sexual y Reproductiva y en el cuarto punto se refiere a la despenalización del aborto en todas las causales.
El documento de Minka por la Vida fue considerado como un insumo para el Plan de Gobierno de Pachakutik para las elecciones generales de 2021, como una opción para sostener el legado histórico del movimiento indigena y las nuevas demandas de los sectores sociales, incluido el movimiento de mujeres y feminista.
Si bien el plan de gobierno de Pachakutik no nombra la demanda específica del aborto legal y seguro para la salud integral, sí coloca la política de combate a la violencia de género, una demanda del movimiento de mujeres y feminista.
Además en la introducción del documento se ratificaba la memoria del proceso de construcción, donde las mujeres y feministas fuimos parte :
“Este programa es resultado de la Minka de las luchas sociales, de las necesidades, aspiraciones y sueños de las ecuatorianas y ecuatorianos que anhelamos un Ecuador nuevo, justo y soberano. (…) Recoge y organiza los planteamientos de la diversidad, los aportes del Parlamento de los Pueblos, del pacto Eco social (…)
Sobre la salud, el documento culmina diciendo que “Cuidar la vida solo es posible mediante la minka nacional por la salud pública y comunitaria”. Para hablar de salud integral y comunitaria es imprescindible trabajar por la salud sexual y reproductiva de las mujeres. Los aborto inseguros y clandestinos, la maternidad forzada en las niñas, la violencia sexual son parte de estas demandas por una salud integral.
Todo este proceso, parece que se quedó en el camino de los y las asambleístas que llegaron al poder.
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Los asambleístas que se olvidaron de las mujeres
En el debate de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo en Casos de Violación, las y los asambleistas de Pachakutik han dejado en entredicho la organicidad no solo del partido sino de su pertinencia con el proyecto político del movimiento indigena que les llevó a ser elegidos. En un episodio más de legisladores que se van en contra de lo que prometieron defender.
No solo ha sido en el tema de #AbortoPorViolación, también en otras discusiones de interés de la agenda de Pachakutik, como la abstención en la moción de archivo de la reforma tributaria, y la votación en contra del informe presentado por la Comisión de Garantías Constitucionales, presidida por Fernando Cabascango, sobre los denominados Pandora Papers que incluyen al presidente Guillermo Lasso.
Pachakutik, que al parecer carece de un liderazgo en la bancada y de organicidad, ha puesto en riesgo el debate de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo asambleísta. Ricardo Vanegas orquestó trabas y retrocesos para una ley en términos de justicia y reparación –como mandó la Corte Constitucional– y también elaboró un Informe de minoría que es inconstitucional y regresivo en derechos. Este informe impulsado por Vanegas promueve incluso la violencia obstétrica contra mujeres y para esto se alió con líderes antiderechos y asambleístas de bancadas de derecha conservadora, contrarias al proyecto político de Pachakutik.
A diferencia de Vanegas, varios asambleístas de Pachakutik han mostrado su apoyo a favor de una Ley Justa y Reparadora; sin embargo no son mayoría, y eso es lo que preocupa. Recordemos por qué es importante que exista esta legislación y por qué Pachakutik debería, por mínima coherencia, ser el partido que lidere el respaldo a esta ley.
Primero por la grave realidad que viven las mujeres, niñas, adolescentes y personas con posibilidad de gestar que son víctimas de violencia sexual. Según la Encuesta de Relaciones Familiares, del INEC, del 25 de noviembre de 2019, 4 de cada 10 mujeres sufren violencia sexual en Ecuador. Según el Ministerio de Salud Pública 288.837 mujeres paren cada año; pero también, 21.631 mujeres fueron atendidas por abortos en el sistema de salud cada año para salvar su vida o su salud. Para el caso de las niñas menores de catorce años, son alrededor de 3 mil las que paren cada año producto de violación y un porcentaje similar accede a abortos en el sistema de salud.
Las mujeres indígenas, afrodescendientes y empobrecidas son las que más expuestas se encuentran a las consecuencias de las carentes posibilidades de abortar de manera segura en Ecuador. Ellas son las más expuestas a la criminalizacion, al maltrato en los centros de salud o a la muerte por abortos clandestinos e inseguros. Todo esto por las condiciones de desigualdad estructural e histórica que atravesamos por ser mujeres racializadas. Mujeres por quienes Pachakutik debería legislar.
Vanegas no es el único, otro de los asambleístas dentro de Pachakutik que se olvidó del proyecto político es Celestino Chumpí, asambleísta shuar de Morona Santiago, quien se declaró como un “Asambleista Provida”. Mientras las mujeres amazónicas levantan el pañuelo verde, hacen plantones en contra de la violencia machista, este asambleísta, de la mano de Ricardo Vanegas, participó de la convocatoria de los grupos antiderechos de pañuelos celeste en las afueras de la Asamblea Nacional, después de declarar en el Pleno del segundo debate de la ley, el 3 de febrero del 2021, que votaría por el archivo la Ley.
Chumpí desconoce el llamado hecho por las Mujeres Amazónicas desde la CONFENIAE en un comunicado público emitido a propósito de la presentación del Informe para segundo debate y en apoyo a la Movilización Nacional de mujeres, feministas y disidencias por el Aborto por Violación del 25 de enero de 2021.
Las mujeres amazónicas demandan atención urgente, esto considerando que 4 de las 5 provincias amazónicas, tienen cifras de violencia de género por encima del promedio nacional. Son 7 de cada 10 amazónicas las que son víctimas de violencia a lo largo de su vida. Precisamente Morona Santiago, provincia que representa el Asambleista Chumpi, tiene las cifras más graves: 79 de cada 100 mujeres han sido víctimas y sobrevivientes de la violencia.
El silencio de Guadalupe Llori, asambleísta por Orellana, no es menor. Ella es Presidenta de la Asamblea Nacional y es una mujer amazónica, sin embargo no se ha pronunciado públicamente a favor de la Ley y muchas de las dilaciones para modificar el texto han sido bajo la venia de ella como responsable de suspender o continuar las sesiones de Pleno.
Por su parte Salvador Quishpe, asambleísta por Zamora Chinchipe, en la sesión del Pleno del Segundo Debate inició su intervención descalificando la actuación de la Corte Constitucional y la sentencia en la cual se declara la inconstitucionalidad del articulo 150 del Código Penal que despenaliza el aborto en casos de violación. Después de referirse a la Ley de Aguas –una ley que no está en discusión– durante el debate la Ley puso su atención en los violadores. Sí, asambleísta Quishpe todos y todas estamos de acuerdo en que deben ser castigados los violadores y debe existir políticas de erradicación de la violencia, pero su castigo no es el foco central de la ley que ordenó la Corte Constitucional. La Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo en casos de Violación discute cuáles son las condiciones en las que mujeres, niñas víctimas de violación acceden al servicio de salud para una interrupción de un ambarazo forzado producto de violación.
El asambleísta Quishpe, además de desconocer la materia de la ley, también desconoce que la punitividad del delito de violación ya está establecido en el artículo 171 del Código Organico Integral Penal y que también ya hay una Ley de Prevencion y Erradicación de la Violencia aprobada en 2017. Entonces, cabe preguntar al Asambleista Quishpe: ¿Qué ha hecho para fiscalizar que esta ley se esté aplicando de manera efectiva para que la violencia, incluida la violencia sexual se erradique?
Todos estos asambleístas le quedan debiendo a las mujeres y las niñas.
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Hacer realidad el Pachakutik para las mujeres
Ya en 2019, la CONAIE y el Movimiento Indigena de Cotopaxi (MICC) emitieron comunicados públicos en respaldo a las reformas del Código Organico Integral Penal (COIP) para la despenalziacion del aborto en casos de violación. Sin embargo, contraria a la posición de la CONAIE en ese momento también los votos de Pachakutik faltaron para dar paso a esa reforma. Solo uno de los cinco asambleístas de Pachakutik, Jaime Olivo, votó a favor; mientras que Encarnación Duchi, Elio Peña, Tito Puenchir, Eddy Peñafiel votaron en contra de la reforma de 2019.
En 2021, la CONAIE nuevamente se pronunció a favor de la Ley de Aborto por Violación, al igual que la Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonia Ecuatoriana (CONFENIAE) que emitió un comunicado a favor del proyecto de Ley del informe de mayoría.
Estos pronunciamientos de la organización madre del movimiento indígena, nuevamente fueron evadidos por las y los asambleístas de Pachakutik, contradiciendo el legado histórico de este partido que nació en 1995 y que dice en su presentación:
“Somos un movimiento político de carácter colectivo, plurinacional, intercultural, democrático, popular y participativo, inspirado en sus raíces históricas y la sabiduría de sus conocimientos ancestrales y diálogo de saberes con los aportes de la ciencia. Nos reafirmamos en resistencia y oposición al modelo neoliberal y nos proponemos el cambio de las estructuras económicas, sociales y políticas de opresión colonial y explotación.”
A 26 años de promulgados estos ideales que un día fueron esperanza, a 2022 llegamos con lucha y hemos avanzado tanto para que asambleístas de pueblos y nacionalidades por fin estén legislando, teniendo la oportunidad de hacer posible ese nuevo tiempo, esa armonización de la vida con dignidad y justicia. Cumplir con la máxima de nuestros taitas y mamas: ¡Diciendo, haciendo!
El debate de Aborto por Violación deja en claro que hasta ahí llegó su compromiso con las mujeres y las niñas, y que su accionar político solo quedó en las palabras y enunciados.
Las y los asambleístas no están luchando en contra de las políticas de opresión colonial si no se enfrentan al conservadurismo rancio, que cada vez se opone a la progresión de los derechos de las mujeres, racializadas y empobrecidas: indígenas, negras, afrodescendientes.
Oponerse a un mínimo como es al aborto en casos de violación y poner más atención a los prejuicios y morales personales de corte colonial que a los derechos de las mujeres, es contradictorio con sus propios principios, con los que el partido nació y por los que lucharon nuestros taitas y mamas. Y también es incumplir el proyecto con el cual se presentaron en las elecciones del 2021.
Hoy sentimos que las mujeres, una vez más, hemos recibido las espaldas. Las estadísticas gritan que somos las runas quienes estamos siendo arrojadas a la muerte, criminalizadas, marginalizadas y obligadas a cargar con maternidades forzadas, indignas, pesadas y violentas. Así como la tierra habla cuando no es cuidada, cuando la allpamama es explotada y contaminada, no da alimento, sus semillas no germinan porque no puede y en su infinita sabiduría, no quiere ¿Por qué entonces deberíamos nosotras parir obligadas?
Tanto hemos caminado nosotras, luchando por territorios libres de extractivismo, haciendo comunidad para lograr esos objetivos promulgados, pero ¿de qué sirve luchar por territorios libres de petroleras, de minería, si en ese mismo territorio vivimos la violencia machista, nos maltratan, nos violan y matan?. Defender territorios con la radicalidad que implica es hacerlo para mantenerlos libres de toda opresión y violencias, también contra nuestros cuerpos.
Conocimientos ancestrales dicen, entonces respetemos y valoremos ese conocimiento que nuestras ancestras antes de la llegada de los españoles ya tenían. Las abuelas ya sabían regular sus lunas y periodos de manera autónoma con plantas sagradas del páramo y la chakra. Shulluna (abortar), hasta existe la palabra en la lengua kichwa para nombrar el aborto.
Cuando los conquistadores llegaron y violentamente tomaban a nuestras abuelas, las maltrataban y las violaban dejándolas embarazadas desde edades tempranas, ellas decidían abortar. Hoy también abortamos en medio de la desigualdad heredada.
Por todo esto luchamos las mujeres y les exigimos: legislen sin miedo, legislen por las mujeres, las niñas, las adolescentes, las personas con posibilidad de gestar de las comunidades.
Runa Warmikunapash shullushpa wañunchik. Las indígenas abortamos con o sin ley, en la colonia o en pleno siglo XXI lo hemos hecho. Debatamos las mejores condiciones para que las pobres no mueran en abortos clandestinos e inseguros, para reparar los proyectos de vida de las víctimas de violación. Legislen por una oportunidad para sanar y restaurar la armonía de nuestras vidas, arrebatada por la violación.
Termino con un párrafo del poema de Boletín y Elegía de las Mitas de César Dávila Andrade, que grafica este momento histórico que, nuevamente, pretende escribirse con la cruz y la biblia en la mano:
Recibiéronme: mi hija partida en dos por Alférez Quintanilla,
mujer, de conviviente de él. Dos hijos muertos a látigo.
Oh, Pachacámac, y yo, a la vida
así morí.
Y de tanto dolor, a siete cielos,
por sesenta soles, Oh, Pachacámac,
mujer pariendo mi hijo, le torcía los brazos.
Ella, dulce ya de tanto aborto, dijo:
«Quiebra maqui de guagua; no quiero que sirva
de mitaya a viracochas».
Quebré.
Y entre curas, tam, unos pareciendo diablos, buitres, había.
Iguales. Peores que los otros de dos piernas.
otros decían: «Hijo, amor, Cristo».