Comunidades Wambra – RE-Existencias
Asambleas Populares
Para construir alternativas colectivas
Por: Naomi Mosquera, Mujeres de Asfalto @mujeresdeasfalto
Publicado 05 de febrero del 2024
En un contexto de crecimiento de la violencia y ruptura del tejido social en Ecuador, los anhelos, las frustraciones y la urgencia de cambios palpitan en un unísono colectivo. Desde las calles de Esmeraldas hasta los corazones de Quito y Guayaquil, las Asambleas Populares, una propuesta impulsada por el Colectivo Mujeres de Asfalto, permitieron a personas de sectores populares, barrios, colectivos y organizaciones discutir los desafíos apremiantes sobre la desigualdad, el racismo, la violencia basada en género y la seguridad, y construir alternativas colectivas.
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Martina Lema, profesora de educación básica, vino desde Colinas de Bellavista para participar en la Asamblea Popular de Quito: “Traje a mi hijo mayor porque quiero que escuche lo que se habla aquí y que también participe, yo creo que la juventud también tiene una preocupación grande por lo que pasa en el país, debemos escucharlos y dejar que propongan ideas.” Como Martina y su hijo, en las Asambleas Populares desarrolladas desde septiembre hasta octubre de 2023 en Esmeraldas, Quito y Guayaquil, participaron más de 600 personas.
Las Asambleas Populares son un esfuerzo por impulsar la participación ciudadana y construir soluciones colectivas en Ecuador, en un contexto donde el crecimiento de la violencia marca la ruptura del tejido social. Así nació un espacio para la crítica constructiva, la discusión y la generación de propuestas poderosas para abordar los problemas, en nuestras comunidades y territorios y pensar alternativas.
Estas Asambleas son parte de “Alternativas Populares”, una propuesta impulsada a nivel global por Fight Inequality Alliance, Alianza de lucha contra las desigualdades y el Colectivo Mujeres de Asfalto. La iniciativa impulsada por la alianza de organizaciones de FIA busca crear espacios inclusivos donde las personas en la primera línea de la desigualdad puedan compartir sus historias y crear soluciones alternativas desde la colectividad. Esta propuesta busca replicarse en más de 60 países de África, América Latina, Asia, Europa y América del Norte.
En Ecuador un equipo multidisciplinario, liderado por el Colectivo Mujeres de Asfalto, se formó con perfiles específicos, destacando el conocimiento en temas de impacto social, capacidad de convocatoria y efectividad en la formulación e implementación de proyectos.
«Queríamos ser parte de un movimiento que inspirara cambios a nivel sistémico. También vimos la necesidad de identificar las problemáticas de género, racismo y seguridad que enfrenta nuestro país y empezar a trabajar en alternativas que surgieran desde los sectores populares porque son éstos los que experimentan las consecuencias de la desigualdad a diario.» expresó Juanita Francis, presidenta del Colectivo sobre su motivación para llevar a cabo este proyecto en el país.
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Tres Asambleas, tres ciudades, muchas voces para encontrar soluciones
La metodología de trabajo consistió en la creación de cuatro mesas de diálogo sobre: racismo, género, seguridad y políticas económicas. En cada mesa se discutieron las problemáticas principales que preocupan a la población ecuatoriana, en especial a las personas de barrios populares y de los sectores más afectados por la desigualdad y la violencia, para luego exponer en una plenaria las iniciativas y acciones que se podrían tomar para dar solución a estos desafíos.
La primera Asamblea Popular se realizó el 29 de septiembre de 2023 en Esmeraldas donde se logró movilizar a más de 200 personas provenientes de los distintos cantones de la provincia. Esmeraldas fue escogida como la primera sede, no solo por el contexto de violencia y desigualdad que enfrenta actualmente, sino también por el abandono estatal que ha sufrido históricamente.
En Esmeraldas, existe un déficit del 67% de acceso a agua potable y alcantarillado, según Frickson Erazo, ex gobernador de Esmeraldas. Se estima que 7 de cada 10 hogares en la provincia no tiene acceso a agua potable, por lo que sus habitantes consumen un líquido con bacterias que causan enfermedades como la gastroenteritis, la parasitosis, la leptospirosis, la salmonelosis, el cólera, la tifoidea y enfermedades en la piel como la dermatitis y alergias.
Según la Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo, ENEMDU Acumulada: Más y mejores cifras para conocer el territorio, del Instituto Ecuatoriano de Estadísticas y Censos, INEC, de 2019, la población en pobreza por ingresos en Esmeraldas es del 41,6 %, y en extrema pobreza por ingresos, el 13,4 %; esto quiere decir que más de la mitad de la población de la provincia vive en la pobreza o la pobreza extrema. La brecha de extrema pobreza se concentra en el sector rural, debido a las pocas oportunidades de trabajo que existen, además de evidenciar la desatención de las necesidades básicas en las familias por ausencia del Estado en estas zonas.
Pero no solo la desigualdad afecta a esta provincia, también la violencia. La tasa de homicidios en Esmeraldas ha alcanzado niveles alarmantes: 139,07 homicidios por cada 100,000 habitantes en 2022, superando a algunas de las ciudades más peligrosas del mundo, de acuerdo con Insight Crime.
Las actividades extractivas también han tenido un impacto social en Esmeraldas, incluyendo la desposesión y el desplazamiento de comunidades locales, la violación de los derechos humanos y la discriminación.
La segunda asamblea se realizó en Quito, capital de Ecuador, el 5 de octubre y convocó a más de 190 personas. El tercer y último encuentro de las asambleas populares tuvo lugar en Guayaquil, el 20 de octubre, donde se movilizaron 230 personas provenientes de diversos sectores populares de la ciudad.
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Hablemos de racismo
Las mesas de trabajo que abordaron el tema de racismo generaron conversaciones intensas sobre autoidentificación étnica y conflictos creados por el sistema capitalista y el blanqueamiento racial que ha vivido la sociedad ecuatoriana, un tema clave teniendo en cuenta lo que ocurrió en el último censo de población y vivienda realizado por el Instituto de Estadística y Censos, INEC, donde hubo una reducción de la población afrodescendiente.
De acuerdo con los datos oficiales en el censo de 2010, había 1.041.559 personas afroecuatorianas, y esa cifra representaba el 7,2% de la población. En 2022, se contabilizaron 814.468 personas afrodescendientes, lo que equivale al 4,8 % de la población. En otras palabras, según el último censo del INEC, hay menos personas afroecuatorianas, contradiciendo a las mismas proyecciones y a las tasas de crecimiento poblacional del organismo.
Vanessa Bone es socióloga y activista afrodescendiente, ella dirigió la mesa de racismo en la ciudad de Esmeraldas, explica lo que implicó el Censo para la población afrodescendiente “lo que más me preocupa a parte de la reducción estadística de la población afrodescendiente es que el censo no refleja cómo vivimos, así sea que hablemos de cinco personas, el censo no dice cómo vivimos o más bien cómo resistimos las y los esmeraldeños. Este censo dejó de lado aspectos clave como el acceso al servicio de salud, el empleo con seguridad social, el trabajo formal e informal, la violencia sectorizada que vive el país pero que en Esmeraldas está plenamente instalada en todas partes; dejó por fuera elementos fundamentales para entender nuestra existencia en este territorio abandonado por el Estado.”
Roberto Castillo, director ejecutivo del INEC, dijo en una entrevista que la culpa de la desaparición estadística de las personas afroecuatorianas es de «las bases y los colectivos afros (que) no están bien organizados, como sí lo están los montubios y los hermanos indígenas»
Sobre esto Vanessa menciona que “tiene una relación estrecha con el racismo específicamente por las interpretaciones de los resultados que hacen tanto el directivo del INEC como sus ejecutivos y personal técnico, al decir que hemos disminuido porque existe un problema para diferenciar lo afro de lo negro y que tenemos un conflicto para autoidentificarnos y organizarnos. Esto refleja el desconocimiento del Estado sobre los procesos organizativos y de reivindicación que viene llevando a cabo el pueblo afro a lo largo de su historia.” Para Vanessa las opciones que se colocaron (negro, afro y mulato) para la autoidentificación fueron elementos que dieron paso a la discriminación. Por ejemplo, el término “mulato” en su origen etimológico hace referencia a la «mula», que es el producto del cruce entre un caballo/yegua, y un burro/a. En el contexto racial hace referencia a la mezcla de una persona negra (burro/a) y una persona blanca (caballo/yegua). Por eso para Vanessa este no debió usarse en el censo, “Es un término discriminatorio porque académicamente y desde las organizaciones de base sabemos lo que significa. Es un claro ejemplo de que el Estado no conoce a su población, si lo hiciera sabría que historicamente las personas afrodescendientes usan el término negro para reinvindicarse y reinvindicar a sus ancestros/as, abuelos, mayoras, etc., y borrar la huella de odio racial que el término conllevaba. En cuanto a lo afrodescendiente estamos hablando de ciudadanía, de derechos, de nuestros derechos como lo dice el artículo 58 de la Constitución donde se reconoce al pueblo afroecuatoriano, los derechos colectivos establecidos en la misma para fortalecer nuestra identidad, cultura y tradiciones. Ese es el término que nos reconoce constitucionalmente.”
Vanessa concluyó que las interpretaciones que hace el INEC de los resultados del censo envían un mensaje claro “quieren convencernos de que el problema no es el Estado, sino nosotros por no sabernos identificar; cuando claramente el Estado es el que desconoce y no se preocupa por entender lo que implica la autoidentificación del pueblo afro, justificando la indiferencia e inoperancia con una población racializada e históricamente discriminada”.
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Hablemos de violencia de género
La mesa que abordó la problemática de la violencia de género produjo mucha preocupación, por las alarmantes cifras que reflejó el reporte de feminicidios realizado por Fundación Aldea desde el primero de enero hasta el 25 de septiembre de 2023, donde se menciona que las vidas de 238 mujeres fueron violentamente arrebatadas por la violencia machista en Ecuador. Es preocupante notar que los femicidios cometidos en sistemas criminales, al menos 130, superan a los femicidios íntimos y sexuales, que suman 94, y los transfemicidios, que ascienden a 14.
Esta situación destaca la gravedad de diversas formas de violencia de género que persisten en nuestra sociedad, así como las brechas en la legislación, la necesidad de más programas de prevención y apoyo a las víctimas y la crisis de seguridad que enfrentamos como país.
Carla González Valencia, Afro feminista, directora ejecutiva de la Fundación Somos y miembro de la Coalición Feminista de Esmeraldas, COFESME, participó en esta mesa en la Asamblea de Esmeraldas y expresó la necesidad de aterrizar las políticas públicas con enfoque de género, para lo que planteó la propuesta de los comités sectoriales conformados por los usuarios para que, los recursos lleguen a donde verdaderamente deben llegar. “Discutir los problemas que nos aquejan como mujeres y lograr coligar iniciativas y acciones que puedan mitigar la deficiencia o inexistencia de servicios son los primeros pasos para lograr una agenda provincial de políticas públicas con transversalidad en el género y la igualdad.”
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Hablemos de seguridad
En la mesa de seguridad, las preocupaciones de las y los participantes se hicieron evidentes, al ser personas provenientes de sectores populares fue fácil reconocer el impacto que tiene la violencia en la vida de los grupos más vulnerables. Las extorsiones, la disputa por territorios, los enfrentamientos entre bandas y las muertes colaterales han precarizado más la vida de las y los ecuatorianos.
“No tenemos mejores respuestas por parte del gobierno más que militarizar las ciudades y culpar a la población por la violencia desenfrenada de la que somos víctimas” comentó indignado, Alejandro Mora, joven afrodescendiente que vino desde el Guasmo sur para participar en la asamblea de Guayaquil.
De acuerdo con cifras de Insight Crime, en 2022, Ecuador fue el décimo país más violento de Latinoamérica y el Caribe, después de un impresionante aumento de 82% en los homicidios comparado con el 2021. Entre el 1 de enero y el 18 de octubre de 2023, 6.044 personas fueron asesinadas en el país. Conforme con lo reportado por la Policía Nacional, el 2023 cerró con una tasa de homicidios de más de 40 muertos por cada 100.000 habitantes.
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Hablemos de desigualdad
En la mesa de trabajo sobre políticas económicas, se analizó el impacto que tienen las políticas del Fondo Monetario Internacional, FMI, y el Banco Mundial en el país. Se destacó la necesidad de buscar alternativas para no depender exclusivamente de estas instituciones internacionales y se propusieron medidas para impulsar la economía local y reducir la desigualdad, entre ellas se habló de establecer fondos de inversión locales que respalden proyectos empresariales dentro de la comunidad; promover la diversificación de la economía local, fomentando sectores más allá de aquellos tradicionalmente dependientes de las instituciones internacionales; e invertir en el desarrollo de industrias locales sostenibles y respetuosas con el medio ambiente.
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Una movilización nacional
La iniciativa de las Asambleas Populares ha demostrado la capacidad de la sociedad para contribuir con propuestas valiosas y constructivas. La movilización de personas de sectores populares demuestra el interés de la sociedad y la necesidad de cambio. Este proyecto busca soluciones desde la base de la sociedad. Aunque se han identificado áreas de mejora, el compromiso y la participación ciudadana son elementos clave para la transformación social.
El Colectivo Mujeres de Asfalto mencionó en un informe entregado a Fight Inequality Alliance “hemos logrado aumentar la conciencia sobre temas críticos como la desigualdad, el racismo, el género y la seguridad. Se han colectado propuestas alternativas para solucionar los problemas que aquejan a la ciudadanía ecuatoriana” sin embargo este grupo de mujeres reconoce la necesidad de hacer llegar esas propuestas a las esferas más altas de la cartera de Estado.
Los resultados de las asambleas en cada ciudad se consolidarán en un evento central bajo el formato de Tribunal Popular, donde se presentará un documento ante representantes del Estado ecuatoriano con las iniciativas propuestas en cada mesa de trabajo. Este evento se llevará a cabo en 2024 y contará con la participación de alrededor de 500 personas entre representantes de colectivos, organizaciones sociales, barriales, activistas comunitarios y grupos de acción social provenientes de la Costa, Sierra y Oriente del Ecuador.
Con esa movilización masiva Mujeres de Asfalto busca abogar colectivamente por cambios en la estructura económica, luchar contra la desigualdad y emprender el camino en la búsqueda de un sistema más equitativo. El encuentro nacional previsto para los primeros meses de 2024 no es solo un evento, sino una declaración colectiva de que el cambio es necesario y posible.
Las Asambleas Populares no solo han sido un espacio de encuentro y diálogo, sino una plataforma desde la cual la población de sectores populares y organizaciones sociales ha alzado la voz y se han presentado alternativas. Las propuestas generadas no son solo palabras, sino llamados a la acción. Las Asambleas Populares han tejido una red de conciencia, compromiso y participación, demostrando que en la base de la sociedad reside el verdadero poder de transformación.