runa críticus por Robin Steudt @Ro2BaT
El 2015 está llegando a su fin. Mientras todos y todas se alistan para las fiestas de año nuevo, yo me pregunto, qué historia escribió la humanidad durante este 2015. Fue un año movido y conmovido.
La lucha contra la homofobia, el fenómeno de la luna roja, el descubrimiento de un planeta similar a la Tierra; parece la mayoría de cosas buenas y progresistas han tenido lugar lejos de nuestro planeta y de nuestra realidad cotidiana.
El año 2015 también fue un año de incidencias terribles y aterradoras. Por ejemplo, la caída de los precios del petróleo, el escándalo de espionaje que involucra NSA y WikiLeaks, los ataques terroristas en Francia y los muertos en los constantes conflictos armados, especialmente en Siria, Irak y Afganistán. A consecuencia de ello, 2015 también ha sido un año de fuga y con grandes olas de migración global.
Desde el año 2000, el 18 de Diciembre se llama el “Día Internacional del Migrante”. Un migrante es una persona que va voluntariamente y con una variedad de objetivos a un otro país para vivir allí. Esta persona tiene además la posibilidad de regresar por su propia voluntad al país de origen en cualquier momento. Por ejemplo, yo soy un alemán que vive en Ecuador, con deseos de estudiar, trabajar y vivir aquí. Actualmente, Alemania es un país seguro, sin guerra interna y libre del miedo de persecución que me permite el regreso cuando quiera. Por eso yo estoy calificado como migrante.
Pero ¿qué pasa si estos factores no están presentes? ¿si el propio hogar de una persona está destruido por la guerra y la única forma de salvarse la vida y la de su familia de la persecución y la muerte, es la fuga? En este caso, se puede hablar de una migración involuntaria, influenciada por situaciones como desastres naturales o conflictos armados que convierte a las personas afectadas en refugiados y que dura, hasta que se mejore la situación en el país de origen.
El 2015 fue un año muy activo en cuanto al movimiento de migrantes y refugiados. Esto se puede ver en un informe reciente del Alto Comisionado para los Refugiados (ACNUR), donde se señala que las personas refugiadas por guerras y conflictos armados llegó en este año, al récord de casi 60 millones de refugiados en el mundo, es decir por cada 122 personas, hay una refugiada; esta situación actual ya está superando a la que había por las influencias de la Segunda Guerra Mundial.
Al interior de los países europeos como Alemania, que han aceptado un gran número de refugiados, son varios los problemas sociales como la xenofobia, peleas, hasta asesinatos de refugiados e incineraciones de refugios. Quienes se oponen al refugio ponen como argumento la cuestión de espacio suficiente o limitaciones personales por aceptar esta situación.
Ecuador también es otro país con mucha movilidad humana. En los últimos años, este país ha recibido personas de Colombia, Haití, Cuba, de Medio Oriente, de varios países ¿Pero cómo son recibidos y vistos por la sociedad ecuatoriana?
Si el 2015 fue el año de la fuga, el 2016 debería ser el año donde construyamos espacios para aceptar y convivir con otras culturas y personas que por diferentes circunstancias están presentes como migrantes o refugiados. Debemos darles lo que ya no pueden encontrar en sus propios países: Un hogar.