Una luz en el olvido y la palabra de Lidia

Por las personas desaparecidas y el día de los Derechos Humanos

 

Por: Lidia Rueda* @AsfadecEc y Ana Acosta @yakuana

foto de portada @AsfadecEc

Lidia está sentada junto a Mario Melo, tiene las canas del tiempo y una voz de árbol antiguo que provoca que quienes estaban cabeza abajo mirando el celular levanten la vista. Es el lanzamiento del libro “Una luz en el olvido. La situación de personas desaparecidas en Ecuador y el Derecho a la Verdad y Justicia” que se presenta el mismo día en el que la Fundación Regional de Asesoría en Derechos Humanos, (INREDH), conmemora 25 años de trabajo. Estoy en la sala para hacer un artículo sobre el Día Internacional de los Derechos Humanos, entonces me preparo a grabar. Lidia habla y todos la escuchamos. Parece algo sencillo, pero cada vez se hace más difícil captar la atención de un público de más de cien personas, peor aún sobre un tema como los derechos humanos. No por algo estos últimos años han llegado al poder, en varios países del mundo, aquellos que proponen pisarlos, desconocerlos, violentarlos. Pero Lidia lo logra y sus palabras nos llevan a conocer a Walter Garzón, me lo imagino despegando carteles con esos rostros de personas desaparecidas que nunca miramos, y me recuerda cuando llegó a nuestro espacio con una carpeta donde guardaba esos carteles. Lidia me dibuja el camino colectivo de una organización que lleva años luchando por verdad y justicia: la Asociación de Familiares y Amigos de Personas Desaparecidas, ASFADEC. Sus palabras como defensora de derechos humanos, como familiar de una persona desaparecida, son la mejor forma de recordar la importancia de los Derechos Humanos.

 

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Las características de los Estados donde desaparecen las personas son diferentes, pero en Ecuador que haya miles de desaparecidos en una década revolucionaria llamada del siglo XXI es alarmante.

Al hablar de Asfadec, la Asociación de Familiares y Amigos de Personas Desaparecidas, sería una ingratitud no recordar a Walter Garzón. Asfadec nace como un Comité de Búsqueda de Carolina Garzón, joven bogotana estudiante universitaria que estaba de paso por nuestro país, desaparecida el 28 de abril de 2012 en el barrio Monjas en Quito, otrora ciudad franciscana de la paz y la tranquilidad. Su padre, Walter Garzón, viene desde Bogotá en búsqueda de su hija.

Walter despegaba las fotos de los postes de personas desaparecidas y llamaba a los contactos. Así fue juntando a muchos de los familiares. Así conoció a Telmo Pacheco, cuyo hijo Telmo Orlando había desaparecido el 3 de noviembre de 2011 luego de que asistiera a un retiro espiritual de la iglesia; conoce también a Luis Sigcho, que buscaba a su hijo desaparecido el 4 de octubre de 2008; a Angel Cevallos que buscaba a su sobrino Luis Alfredo Velásquez; a Isabel Cabrera que tenía la foto de su madre Leonor desaparecida en el 2011; a Yanera que buscaba a su hija Geovanna desaparecida el 4 de diciembre de 2010. La lista seguía creciendo y al parecer a ninguna autoridad ni local, ni nacional le importaba

Walter nunca imaginó que en el país donde su hija había desaparecido se guardaba una tragedia ocultada, como él llamaba al fenómeno de las desapariciones en Ecuador. Nunca imaginó que su sola presencia destaparía esta tragedia.

 

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El 2012 fue un año nefasto para tantas familias, como la de Camilo Tobar, de Juliana Campoverde, de Luis Alfredo Velázquez entre otros. 2013 fue la tragedia para la familia de David Romo, los niños Logro, y más y más desaparecidos. A esta Asociación se suman Rodrigo Garzón, su hermano Gustavo Garzón había desparecido en 1990, y Adrián Romo desaparecido en 1994 cuando era un niño.

ASFADEC va tomando fuerza como una asociación de hecho. Plantones, marchas y festivales se convierten en la dinámica de exigencia. En este trajinar nos topamos con un primer enemigo: la Fiscalía y agentes investigadores que en vez de encontrar a nuestros desaparecidos se encargaban de revictimizarnos. Las fiscalías se convirtieron en centro de acopios de expedientes. En esa época estas atendían toda clase de denuncia de bienes, mascotas, y toda clase de delitos; las personas desaparecidas siempre quedaban al último, y las respuestas eran frases como:

–Esperen nomás estamos firmando para que encuentren un carro

– ¿Qué quieren que hagamos?, si no hay cuerpo, no hay delito.

 

Ante cada negativa ASFADEC se fortalecía, nos dimos cuenta que desaparecer en el Ecuador no es un delito, no se parte de indicios en las denuncias por desaparecidos, estos indicios no sirven. Ahora sabemos que el país no tiene leyes sobre desapariciones pese a que hay leyes internacionales aplicables a derechos humanos. Por que en medio de nuestro accionar, está luchar por derechos humanos universales, como el derecho a la vida, el derecho a la libertad, como también el derecho a la asociación.

 

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Al principio los plantones se realizaban los lunes en el minuto cívico, donde se sufría el desgaste emocional del dolor y la incertidumbre de no saber dónde está nuestro ser querido, si está vivo o está muerto. Los asesores de la presidencia se las apañaban para contener la presencia de los familiares, que sólo exigían justicia con investigación y verdad. No fue fácil enfrentarse a Goliat. El presidente de ese entonces Rafael Correa decía “si son solo cuatro pelagatos”.

ASFADEC empieza a presionar con oficios al presidente Correa, tal es así que cuando se dio la fuga de los presos de La Roca se convirtieron en los más buscados, para luego ser apresados gracias a una recompensa. Entonces ASFADEC pide que se cree una Fiscalía para Desaparecidos, una Policía para desaparecidos y que se agregue, de la misma forma que lo hicieron con los fugados de La Roca, una recompensa de 200.000 dólares para las personas que den información veraz para encontrar a los desaparecidos. Plan que fue una burla para los familiares, porque existían dos números de teléfonos que no contestaban nunca. Esto fue confirmado por el mismo presidente Correa. Pedíamos también unificación de Protocolos, estadística de desaparecidos del año 2013 y que esta se actualice cada seis meses, Campaña de cómo prevenir la desaparición de personas, base de datos de personas NN. que estén en morgues, cementerios, hospitales, ancianatos, cárceles.

El 1 de mayo de 2013, el Presidente Correa pide reunirse con Luis Sigcho presidente provisional de ASFADEC, a esta cita acude Walter Garzón que pide al Señor presidente que reciba a todos los familiares, siendo designado el entonces Ministro del Interior Dr. José Serrano, para que atienda a todos los familiares de desaparecidos y se agende una fecha de manera urgente. Los familiares al no tener respuesta por parte de esta cartera de Estado, el día 19 de julio de 2013, viajan desde distintas ciudades del país, para el primer taller de familiares de desaparecidos. Ese mismo día el Ministro anuncia la creación de la Unidad de Policía para Desaparecidos, misma que empezó a operar el 1 de enero de 2014.

Cuando Walter Garzón propuso desde ASFADEC un Seminario Internacional el treinta de Agosto, día internacional de la Desaparición Forzada, fue motivo suficiente para que el ex Defensor del Pueblo Dr. Ramiro Rivadeneira se convierta en el personaje siniestro para familiares de desaparecidos. Practicando la frase “divide y vencerás” divide a ASFADEC en dos asociaciones y luego a la nueva asociación la vuelve a fragmentar en otra; de manera que tenían familiares que hablen bien del gobernante. ASFADEC mantuvo su origen, no cedió al chantaje de ser cooptado por el gobierno de turno.

ASFADECc mantiene cinco reuniones presidenciales siendo la primera el once de diciembre de 2013, y la quinta reunión el treinta de junio de 2016. En estas reuniones todo se ofrecía y nada se cumplía.

 

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Son seis años siete meses de presencia de ASFADEC en su permanente exigencia por el respeto a los derechos humanos. Golpeamos muchas puertas de organizaciones defensoras de derechos humanos, participamos en varios talleres de DDHH, de La ONU, con CEDHU, Defensores de Derechos Humanos de la Unión Europea. En este largo camino ASFADEC encontró a INREDH, un hermano con el que viene caminando junto, en el acompañamiento, en la búsqueda de justicia de nuevas familias víctimas que deciden sumarse a la lucha por sus seres queridos desaparecidos.

El Proyecto de Ley de Búsqueda, investigación y Localización de Personas Desaparecidas es fruto de varios talleres. Este proyecto fue entregado en el primer trimestre de 2018, a la Comisión Ocasional de Desaparecidos de la Asamblea Nacional, junto con el Proyecto de Tipificación de la Desaparición Involuntaria como Delito, concientes de que son las herramientas necesarias que necesita la Fiscalía para cumplir su trabajo.

No podemos olvidar que ASFADEC hizo la entrega ya el quince de julio de 2013 de este proyecto al, en ese entonces, asambleista Dr. Mauro Andino para de que se tipifique la Desaparición Involuntaria como delito, en el Código Orgánico Integral Penal (COIP) aprobado en 2014, donde consta la Desaparición Forzada cometida por agentes estatales, y que este se dio gracias a la lucha muy fuerte de los familiares de personas desaparecidas por el Estado.

Para ASFADEC es importante que se diga, que se escriba que no sólo hay desaparición forzada por agentes estatales, sino también que esté tipificada la desaparición forzada por agentes particulares. El Estado ecuatoriano es responsable ya sea por acción o por omisión. Dentro de la organización tenemos los casos de desaparición de Luis Guachalá, Alvaro Nazareno, desaparecidos dentro de Hospitales Públicos, y de Francisco Javier Cajigas Botina quien desaparece desde el momento que fue detenido por la Policía Nacional.

ASFADEC seguirá reclamando, seguirá denunciando que los fiscales y agentes investigadores no están capacitados, que no existen forenses, que no podemos concebir que hasta la fecha no se logren especializar en búsqueda de personas; que no exista una estadística confiable que pueda ser confirmada, que los cadáveres NN continúen sin identificarse.

Muestra palpable de esto es el caso de Juliana Campoverde, once fiscales pasaron por el caso; cuando se busca su cuerpo y se encuentran osamentas para ser cotejadas con el ADN, se requirió de muestra de sangre a sus padres, cuando desde hace años se realizó a los familiares la prueba de ADN. Nos dijeron que existiría un Banco Genético de 400 personas. Fue mentira, esto no se ha logrado.

 

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ASFADEC logró llegar ante la audiencia de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en Colorado realizada el tres de octubre de 2018 y lo hizo de la mano de INREDH. El Estado ecuatoriano no logró demostrar que la desaparición de personas es una prioridad para proteger la vida de su pueblo como la manda nuestra Constitución.

Hasta junio del 2016 de la estadística enviada por la Fiscalía General del Estado había 4.402 personas desaparecidas; sin embargo en septiembre de 2017 en este nuevo gobierno de Lenin Moreno, por arte de magia, esta cantidad se redujo a 1.577, de los cuales el 65 % corresponderían al gobierno de León Febres Cordero. Seguimos insistiendo que nos entreguen la nueva estadística donde consta de 1.557 desaparecidos, ¿dónde se quedaron los 2.000 restantes?.

No hay ciudad en el país donde no hayan desaparecidos, siempre encontramos una estrellita pegada en una pared, en un poste que demuestra lo contrario. Nuestros desaparecidos no han vuelto, ellos nos hacen falta.

El día 3 de octubre en la Audiencia de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por parte del estado se dijo que habían 1495 y que éstos datan desde 1940 pregunto acaso ¿están allí los desaparecidos de la Guerra del Ecuador con Perú?.

ASFADEC mira, ASFADEC observa, que cada día son muchos los desaparecidos: Michelle, Nathalia. ASFADEC pregunta ¿qué está pasando?, ¿por qué el Gobierno calla?, ¿qué esconde? ¿qué le aterra?.

Seguiremos en las calles, seguiremos manifestándonos porque a ASFADEC le duele que muchas familias sientan que la alegría y el color desaparece de sus vidas, sus vidas se volvieron grises, solo les pertenece el blanco y el negro, que familias sigan desintegrándose. A ASFADEC le duele que la Fiscalía General del Estado y la Dinased cubran la complicidad de la inoperancia, de la indolencia, porque para ellos los desaparecidos no son sus hijos, hijas, no son sus hermanos, hermanas, no son sus padres, madres.

Gracias INREDH y lo felicitamos por sus 25 años, estamos seguros de seguir confiando en ustedes, ya que nacieron para asumir un trabajo técnico y profesional en el campo de los derechos humanos. Viva INREDH y que cumpla muchos años más en defensa de los defensores y defensoras de derechos humanos y de los pueblos. Para finalizar quiero hacerlo con esta frase que repetimos en las calles: “Quiero que en un rincón del firmamento nos escuches, porque somos la voz de los que no tiene voz “

* Este texto es basado en la charla de Lidia Rueda, de la Asociación de Familiares y Amigos de Personas Desaparecidas de Ecuador, ASFADEC, durante el lanzamiento del libro “Una luz en el olvido. La situación de personas desaparecidas en Ecuador y el Derecho a la verdad y justicia” en la conmemoración de los 25 años de la Fundación Regional de Asesoría en Derechos Humanos, INREDH, en diciembre del 2018