DERECHOS
Los puntos rojos del TLC con China
para el ambiente y el empleo
Por: Gabriela Peralta @gaperalta07
Publicado 18 de febrero del 2024
La Asamblea Nacional aprobó el Tratado de Libre Comercio (TLC) Ecuador-China el 7 de febrero de 2024, un acuerdo negociado y firmado por el gobierno de Guillermo Lasso Mendoza. El gobierno de Daniel Noboa anunció que con el TLC habrá nuevos mercados para el país, mientras que organizaciones sociales, colectivos de derechos humanos, ecologistas y académicos alertan sobre los efectos adversos de este acuerdo comercial, para el ambiente, los territorios y el empleo.
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El gobierno de Guillermo Lasso, en 2022, inició las negociaciones con China para un acuerdo comercial y firmó el Tratado de Libre Comercio (TLC) con el país asiático el 10 de mayo de 2023 en Quito y el 11 de mayo del mismo año en Beijing.
Según la Constitución ecuatoriana, en su artículo 436, la Corte Constitucional es el máximo organismo de interpretación de la Constitución y de los Tratados Internacionales, por lo que, en julio de 2023, la Corte ecuatoriana emitió un dictamen y declaró que la mayoría de los artículos del Acuerdo de Asociación Comercial con China eran constitucionales. Con esto, el Tratado pasó a discusión de la Asamblea Nacional, como lo establece el artículo 419 de la Constitución, que especifica que los acuerdos internacionales requieren la aprobación previa de la Asamblea en ocho causales. Una de ellas se refiere a los casos que “comprometan al país en acuerdos de integración y de comercio”.
El 11 de enero de 2024, la Asamblea inició el primer debate, pero horas más tarde suspendió la sesión porque faltaron al menos 15 votos para ser aprobado el acuerdo.
Casi un mes más tarde, el 7 de febrero de 2024, la Asamblea debatió por segunda ocasión el TLC con China, y con 76 votos a favor, 23 en contra y 35 abstenciones, aprobó el tratado con el país de Asia Oriental. Los votos del Partido Social Cristiano, PSC; Movimiento Construye, partido liderado por la exministra María Paula Romo; Democracia Sí; Mover, etc., fueron decisivos para la aprobación.
Según Sonsoles García, ministra de Producción, Comercio Exterior, Inversiones y Pesca, del gobierno de Daniel Noboa, el TLC con China representa el “acceso a mercados que permitirá ingresar productos ecuatorianos a China con aranceles cero, como es el caso de la pitahaya, los arándanos, entre otros”. Mientras que, para organizaciones ecologistas, el TLC dará paso a más extractivismo e ingreso de basura al Ecuador. A su vez, según organizaciones sociales, el TLC con China representa una amenaza para la producción local, generará desempleo, precariedad y pobreza, etc.
¿Qué contiene el acuerdo aprobado? y ¿cuáles son las principales críticas desde las organizaciones sociales?
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Riesgos ambientales y basura
Más de 100 organizaciones sociales, ambientales, ecologistas y académicos alertaron al Ecuador sobre lo que implica la aprobación del TLC con China. Una de las principales preocupaciones tiene que ver con el impacto ambiental.
En el artículo 4.3, sobre Mercancías enteramente obtenidas, literal i y j, del TLC constan: la chatarra, desperdicios derivados de operaciones de manufactura y bienes usados consumidos de China como productos que serán transados entre ambos países. Para las organizaciones ecologistas, esto posibilita el ingreso de ropa, materiales de manufactura, desechos eléctricos, electrónicos, farmacéuticos, chatarra, plásticos y otros productos, que ponen en riesgo la salud humana y de los ecosistemas del Ecuador.
El tratado, en su artículo 16.13, también plantea cooperación ambiental para promover el desarrollo verde y bioeconomía, que incluyen la energía nuclear o la fabricación de plásticos de un solo uso. Acciones que, según las organizaciones ambientales, suponen riesgos altos y contaminación, incluso, radioactiva. Asimismo, el acuerdo abre la puerta a la pesca y exportación de tiburones y de otras especies en peligro, como las orquídeas. Estos productos constan en la lista arancelaria de Ecuador.
Según el estudio La Partida 3915. Importación de desechos plásticos en Ecuador, de la Alianza Global para las Alternativas a la Incineración y Alianza Basura Cero, hasta 2021 Ecuador ha importado alrededor de 60 mil toneladas de desechos plásticos de 42 países. Estados Unidos es uno de los principales. Estos desechos, según Laura Suárez, directora nacional y Cofundadora de PlastiCo Project e integrante de la Alianza Basura Cero, no están siendo aprovechados para materia prima, ya que Ecuador tiene una capacidad de gestión de desechos de menos del 5%. “El resto está siendo incinerado o enterrado en ecosistemas, ríos, vertederos, poniendo en riesgo la salud humana y de los ecosistemas”, afirma Suárez.
Por ello, para la directora de PlastiCo Project, si el Ecuador ya recibe esta cantidad de desechos plásticos y no tiene la capacidad para controlar, con los desechos plásticos de China se agravará la situación. En eso concuerda Cecilia Chérrez, de Acción Ecológica e integrante de la Red Ecuador Decide Mejor Sin TLC, quien afirma que las puertas del Ecuador se abren para que sea un territorio de recepción de desechos, a pretexto de que habría un aprovechamiento de materias primas, pero que “eso ha probado ser un fracaso”.
Según Laura Suárez, estas dinámicas a nivel internacional son bastante conocidas. “Los países desarrollados buscan a países en vías de desarrollo para que sean sus basureros”. Estados Unidos lo hizo con China hasta 2018, cuando el país asiático se dio cuenta de las implicaciones ambientales y sociales que tenía. Sin embargo, que China prohibiera el ingreso de residuos de Estados Unidos a su territorio, no detuvo la producción y exportación de residuos, solo desvió el problema a otros países.
Hoy, Estados Unidos lidera la exportación de plásticos a América Latina y el Caribe. Bajo la Partida Aduanera 3915, una clasificación de mercancías utilizada a nivel internacional para el comercio, Estados Unidos envió más de 200 mil toneladas de residuos plásticos a la región. Entre los principales receptores de plástico están Ecuador y México, que pasaron de recibir 123 mil toneladas durante el 2020 a 167 mil durante el 2021, y de 6.745 toneladas en 2019 a 8.253 toneladas en 2020 respectivamente. Así se detalla en el estudio El colonialismo de la basura no se detiene en América Latina, publicado en 2022.
En la misma investigación se señala que al Ecuador cada año llegan más de 5.000 toneladas de residuos plásticos desde Estados Unidos y que eso equivale al peso de 3.333 autos medianos. El 94% de las importaciones de residuos plásticos llega por vía marítima, a través del Puerto de Guayaquil. Estados Unidos es el país que más desechos plásticos envía a Ecuador. Con el TLC, China aumentará el ingreso de desechos a Ecuador.
Según Inty Gronneberg, científico e investigador, existe una industria internacional que se dedica a mover basura alegando que es materia prima. “Meten la basura en contenedores y la mueven de un país a otro. Generalmente esto se da de países de mayor industrialización hacia los países que tienen menos capacidad. Eso es lo que estamos alertando”, dice el experto.
Gronneberg también insta a las autoridades del gobierno de Daniel Noboa a tomar una decisión urgente que prohíba el ingreso de cualquier desecho al país. “El momento que dejamos abierta esa puerta y se empieza a dar ese desencadenamiento de basura hacia el país, puede haber gravísimas consecuencias. Se contamina el ambiente y los productos que producimos acá. Luego estaremos jodidos sin exportar productos y con el ambiente contaminado”, manifiesta Gronneberg.
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Mayor extractivismo
El Tratado de Libre Comercio con China, en el artículo 4.3, literal e y f, también incluye la posibilidad de exportación de especies marinas, lechos marinos o subsuelo debajo del lecho marino; la exportación de minerales y otros recursos naturales. Ecuador sí exportará sus recursos naturales, pero está prohibida la importación de productos marinos desde China. “Lo que nos lleva a pensar que se profundizará el extractivismo y se agravarán todos los niveles de conflictividad socioambiental que ya vemos por la minería en los últimos tiempos”, alega Cecilia Chérrez.
Chérrez afirma, además, que el Ecuador ya conoce el comportamiento de las empresas transnacionales chinas. Prueba de eso, dice, son los desastres ambientales provocados por la Central Hidroeléctrica Coca Codo Sinclair, ubicada en las provincias de Napo y Sucumbíos; la contaminación de las aguas por la empresa china Ecuacorriente en el Proyecto Minero Mirador; la situación de conflicto con las comunidades locales del Azuay que provoca el proyecto Río Blanco, de minería de oro y plata de media escala.
“El tratado contempla la protección de las inversiones chinas por sobre los derechos humanos, colectivos, ambientales y de la naturaleza”, manifiesta Chérrez, puesto que el Tratado en su artículo 9.2 sobre Facilitación de la Inversión, literal c, propone: “simplificar los procedimientos para las solicitudes y aprobaciones de inversiones”, así como, literal e, “facilitar licencias y permisos de operación”. Con ello, según las organizaciones ambientales, se limitará la rigurosidad que deben tener estos procesos en relación con actividades como la minería, el petróleo, la agroindustria, la energía, entre otros.
Según Laura Suárez, el TLC con China afectará, sobre todo, a comunidades donde se encuentran los recursos naturales y beneficiará a las élites y grupos de poder económico del Ecuador. También “beneficiará a multinacionales y procesos extractivistas, concesiones mineras y petroleras que han generado daños irremediables a las comunidades y los ecosistemas”, asegura Suárez.
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Desempleo
Uno de los puntos que recalcó Guillermo Lasso cuando propuso el TLC con China fue el aumento de empleo. Sin embargo, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, CEPAL, hizo público en enero de 2024 un Estudio sobre los posibles impactos de un acuerdo comercial entre el Ecuador y China. Este estudio fue solicitado por el Ministerio de Producción, Comercio Exterior, Inversiones y Pesca, y la CEPAL lo entregó en agosto de 2023 al ministerio. Sin embargo, el ministerio no lo hizo público y, por ende, los hallazgos no fueron socializados con la sociedad civil ni tomados en cuenta por los legisladores de la Asamblea Nacional que tuvieron en sus manos la decisión de aprobar o rechazar el TLC con China.
El estudio señala, entre otras cuestiones, que los patrones exportadores de China y Ecuador son diferentes, puesto que la oferta exportable del Ecuador refleja una amplia dotación de recursos naturales, mientras que China mantiene un patrón exportador intensivo en productos manufactureros. Además, indica que habría un cambio negativo sobre el empleo, con una caída de -0,08% en el primer período de suscripción del acuerdo de amplia desgravación, y una caída un tanto menor de -0,04% en el caso de un acuerdo con excepciones.
La desgravación se refiere al proceso de reducir progresivamente los aranceles o impuestos sobre las importaciones. Un acuerdo de amplia desgravación no era conveniente para el país, por lo que, el acuerdo Ecuador-China tiene excepciones que buscan proteger a la industria local. Sin embargo, aun así, se proyectan pérdidas de empleo. Para 2024, ya en vigencia el TLC, se perderán alrededor de 4 mil fuentes de empleo. “La caída proyectada del empleo se explica por una sustitución del insumo trabajo por los bienes intermedios y de capital”, que se tornarán más baratos tras la suscripción del acuerdo con China. Así se indica en el estudio antes mencionado.
Este mismo estudio recalca que los mayores efectos positivos por el lado de las exportaciones se concentran en los sectores de agricultura, silvicultura, caza y pesca, alimentos, bebidas y tabaco, y madera, celulosa y papel.
Según el científico Inty Gronneberg, ahora que ya hay un acuerdo con China, se debe minimizar los impactos para el Ecuador y recomienda promover, por un lado, el consumo de productos locales, productos ecuatorianos, que tienen menor impacto ambiental al no requerir transporte transnacional y que fomentan el crecimiento del comercio interno.
El tratado comercial entre Ecuador y China se hizo efectivo el 7 de febrero de 2024. Paralelamente, grupos ambientalistas, ecologistas, académicos y organizaciones de la sociedad civil como la Confederación Ecuatoriana de Organizaciones Sindicales Libres (CEOSL), el Frente Unitario de Trabajadores (FUT), la Federación Nacional de Organizaciones Campesinas, Indígenas y Negras (FENOCIN), la Confederación de las Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), entre otras, han anunciado su compromiso de permanecer alerta y unidos para evitar que este acuerdo comercial afecte a los territorios, las comunidades y la naturaleza de Ecuador.