Mujeres en la lucha anti extractivista

en medio de la pandemia

 

 

Por Luisana Aguilar @luibeagal

Publicado 23 noviembre 2020

La emergencia sanitaria por la COVID19 frenó casi todas las actividades laborales y económicas en el país. Las únicas actividades que continuaron fueron aquellas que se consideraron esenciales y de primera línea, como la salud, limpieza y mantenimiento, periodismo, agricultura, entre otros. Un sector que tampoco paró fue el extractivo, la industria del petróleo y la minería. En varios casos, las petroleras y mineras aprovecharon las restricciones de movilidad que tenía la ciudadanía para ingresar sin consentimiento, ni permiso de las comunidades a nuevos territorios para expandir sus proyectos. 

Es por esto que, las y los defensores de derechos, en particular las mujeres, idearon estrategias para sostener sus procesos de resistencia pese a la pandemia, mientras también, debían sostener sus hogares y protegerse de la enfermedad. 

Silvia, Yasmín e Indira son tres mujeres, defensoras de derechos humanos y de la naturaleza que narran su lucha y la de su comunidad frente al extractivismo, en tiempos de pandemia. En sus historias cuentan lo que están haciendo para mantener la resistencia, las estrategias que adoptaron y los retos que enfrentaron desde que inició la emergencia por la COVID19 y cómo, en este contexto, su lucha cobra nuevos sentidos. 

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Intag: Las mujeres somos escudo

 

Silvia Quilumbago es la presidente de la DECOIN, Defensa y Conservación de Intag,  una organización existente desde hace 25 años y que nació como parte de la lucha contra la minería en Intag, lugar ubicado en la Cordillera del Toisán, en el cantón Cotacachi, provincia de Imbabura.

En esta lucha “las mujeres son el escudo” dice Silvia. A lo largo de los 25 años que ha durado la resistencia antiminera en este cantón, las mujeres han tenido la estrategias de resistencia de colocarse al frente de las movilizaciones, incluso como protección a sus compañeros. 

Además, Silvia reconoce que han sido las mujeres, quienes desde el rol del cuidado, siempre han reaccionado primero a las amenazas, las que han entendido que las promesas de desarrollo por parte de la minería son imposibles, si el territorio queda contaminado, y por eso lo han defendido con sus cuerpos. 

Ya en medio de la emergencia sanitaria, la zona andina y rural del cantón Cotacachi alimentó y sostuvo a la zona urbana a través del intercambio de productos. Pero al mismo tiempo, las y los campesinos y las mujeres de Intag, debieron enfrentarse a nuevos intentos de la Empresa Nacional Minera, ENAMI para ingresar a las comunidades y extender los estudios para el proyecto minero Llurimagua. 

 

 

Yasmín Calva: El liderazgo esperanzador de las mujeres

 

Yasmín es abogada oriunda de la provincia de Zamora Chinchipe, y desde su experticia, ha acompañado diversas luchas antiextractivas. Actualmente, es parte del Colectivo Dulcepamba, dedicado a acompañar a las comunidades de San Pablo de Amalí y otras  ubicadas a lo largo del Río Dulcepamba, en el cantón Chillanes, provincia de Bolívar. 

San Pablo de Amalí lleva una lucha de más de 16 años por su derecho al agua, después de  que la empresa Hidrotambo S.A., ingresara a su territorio para construir una hidroeléctrica en el sector. Después de años de conflicto y de denunciar el mal trabajo de la empresa, las comunidades están a la espera de una resolución en el marco de un acto administrativo en el que se demostró la construcción antitécnica de la hidroeléctrica. En medio de la pandemia de la COVID19, la falta de acceso al agua en las comunidades ha sido un factor determinante para mantener su lucha, a pesar de la situación. 

Para Yasmín, durante  el encierro y el confinamiento, las empresas profundizaron los efectos negativos de la extracción en las comunidades. El estado además menciona esta abogada, permitió la acción de las empresas pese a las denuncias de las comunidades; mostrando que las prioridades estatales están del lado de la extracción minera y petrolera. 

El liderazgo de las mujeres, dice Yasmín, en las luchas anti extractivista es clave y cita como ejemplo a Verónica Grefa, quien lidera la demanda por la reparación a las comunidades luego del derrame de petróleo en la Amazonía ecuatoriana, en abril de 2020, durante plena emergencia sanitaria. También cita el caso de Nemonte Nemquino, quien encabeza  la exigencia del pueblo Waorani de Pastaza por el respeto a sus territorios. El liderazgo de estas mujeres inspira y llena de esperanza la lucha de sus pueblos. 

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Indira: nuestra organización autónoma pudo más que el Estado

Indira Vargas es una mujer kichwa de la provincia de Pastaza. Indira y el resto de mujeres indígenas de la Amazonía ecuatoriana enfrentaron diversas dificultades, al mismo tiempo que la pandemia de la COVID19. A inicios de la Emergencia Sanitaria, en el norte de la Amazonía, un derrame de petróleo dejó a miles de personas de comunidades indígenas sin acceso al agua. Mientras que en centro norte, se registraron fuertes lluvias e inundaciones. En medio de este contexto, se vivía además, la falta de información en lenguas originarias para saber cómo defenderse de la pandemia. 

Las mujeres de la amazonía hicieron uso de su conocimiento en medicina ancestral para sostener la salud propia y de sus familias. La organización política, ante la falta de respuesta estatal, se encargó de gestionar alimentación, pruebas y medicinas para las familias de la Amazonía. Por eso Indira dice: demostramos que fuimos más que el estado.