En México asesinan a periodistas

El mensaje es: “que la vida del periodista o de la periodista no importa”

Entrevista a Patricia Mayorga, Red de Periodistas de a Pie

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Por: Verónica Calvopiña y Jorge Cano

Publicado 03 de marzo del 2022

 

 

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Seis periodistas fueron asesinados en México, en menos de dos meses –entre el 01 de enero hasta el 25 de febrero de 2022–. Según datos de la organización Artículo 19, desde el año 2000, 150 periodistas han sido asesinados en el país.

Patricia Mayorga, periodista e integrante de la Red de Periodistas de a Pie en México, explica qué significa ser periodista en México. La Red de Periodistas de a Pie es una organización formada mayoritariamente por mujeres que se fundó en 2007, que trabaja por la protección de periodistas, la defensa de la Libertad de Expresión y cubre temas alrededor del conflicto armado en México.

Patricia narra la expectativa que tenían de que la situación de las y los periodistas cambiara con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador; sin embargo, para ella se mantiene “es todo un entramado político que ha escalado, ahora de manera más cínica” principalmente en los estados y en los gobiernos locales que conforman el país. Los asesinatos, amenazas y persecución a las y los periodistas continúan, alentados además por la impunidad.

En México rige un Mecanismo de Protección para personas defensoras de derechos y para periodistas desde 2015, que busca proteger la integridad de periodistas y defensores de derechos amenazados por su labor, pero en ciertos casos ha sido poco eficaz para impedir estos crímenes.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), su Relatoría Especial para la Libertad de Expresión (RELE) y la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH) se pronunciaron el 28 de enero, tras el asesinato de la periodista Lourdes Maldonado, exigiendo una investigación “pronta, seria e imparcial” y llamaron al estado mexicano a reforzar la protección a favor de las y los periodistas.

 

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¿Cuál es el contexto que vive México? Se hablaba de un cambio de gobierno de López Obrador a una tendencia un poco más progresista, de izquierda; sin embargo, ¿qué está pasando con los periodistas?

El contexto es muy complejo y es el mismo que ha venido sucediendo con gobiernos anteriores. En el caso del actual gobierno de Andrés Manuel López Obrador también había mucha expectativa, no solo por sectores activistas de derechos humanos, sino también del gremio, pero estamos hablando del mismo sistema político. O sea, no cambió nada, básicamente. Yo creo que, al contrario, como la esperanza y la expectativa era distinta y era diferente, hay un tanto de decepción, incertidumbre y falta de entendimiento de qué está pasando, porque se esperaba otra situación dentro del gobierno de Andrés Manuel.

El contexto es muy complejo, se ha ido acumulando la impunidad y una serie de factores que van desde los cárteles de la droga, que es a quienes se los atribuye. Pero aquí ya entra, también, la impunidad. La responsabilidad directa de los gobiernos tanto municipales, estatales, como federales, y también de empresas extractivas, que son uno de los principales motivos por los que, de repente, se enojan estos señores delincuentes, nos amenazan y nos llegan incluso a matar.

Es muy complejo y México es muy diverso y son diferentes factores, pero, en sí, es esto: es todo un entramado político que ha escalado, ahora de manera más cínica. La narco-política preocupa mucho, a quién le interesa o a quién le conviene que se deje de informar. Eso es lo que está en el centro del asunto, porque mexicanos asesinados hay todos los días.

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¿Las empresas de comunicación también se están haciendo responsables de lo que está pasando, generando protocolos de protección o finalmente, se están haciendo de la vista gorda?

Una cosa son las empresas periodísticas y estos grandes emporios, generalmente, tienen un interés económico o político de poder que no es el periodismo y dentro de este está el gremio periodístico, que algunos también optan por ejercer de esta forma con una mirada más de poder político, económico, pero puedo decir que sí; la gran parte del gremio, hemos estado luchando, ya sea dentro de estas empresas o fuera como periodismo independiente.

Son muy pocas empresas, muy muy pocas; te puedo hablar como del 1% que se hacen corresponsables cuando hay un asesinato o cuando hay un desplazamiento forzado, que es un problema terrible en México. No solo son los periodistas que han sido asesinados, sino que hay un gran número, más de 300 periodistas que han tenido que huir de su tierra, ya sea del país, del estado, de su municipio y que se quedan, a parte de la vulnerabilidad y la inseguridad, sin empleo, porque justo no se hacen corresponsables.

Es un gran problema porque en México, la publicidad oficial juega un gran papel dentro de este contexto de violencia. Durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, en los estados se han destinado miles de millones de pesos a la publicidad oficial y eso, de antemano, es para manejar la imagen de quien está en el gobierno de turno. O sea, eso lo hemos vivido en carne propia; te inhibe a que haya una información libre, que haya una información que, como periodista, quieras dar a conocer, sobre todo en contextos tan violentos, tan sensibles o dolorosos como los que tenemos. Te puedo decir que el periodismo independiente ha ganado campo en todos estos años; en la Red de Periodistas de a Pie y en otros, ha habido un gran crecimiento de estos medios.

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¿Quiénes son las y los periodistas que, lamentablemente, han sido asesinados en este contexto en México?, ¿qué temas están cubriendo?

Es muy diverso y complejo, pero la mayoría, o sea, casi la totalidad son periodistas de estados, de regiones. Yo siempre digo que son o somos los que estamos en el campo de batalla, o sea, como soldados rasos que están poniendo todo y aparte estamos en nuestra tierra.

Podemos hablar de dos de los últimos casos de Tijuana, un estado que colinda con los Estados Unidos y que, históricamente, ha tenido más problemas de narcotráfico y de carteles de la droga. Los periodistas de ahí se han especializado en cubrir ese tipo de temas. Por ejemplo, Margarito Martínez, era fotoperiodista, muy sociable, su trabajo fue muy compartido en todo el norte.

En Tijuana, últimamente, han venido creciendo mucho los youtubers o los blogueros, los influencers que de pronto son pagados por instancias oficiales o a favor de instancias oficiales. Él junto con sus compañeros, detectó este problema y en algún momento documentó algún personaje que se maneja de esta forma y esto inconformó. Se filtró su trabajo y le costó la vida.

Lourdes Maldonado también. Leí una presunción de que su asesinato haya sido porque demandó al ex gobernador de Tijuana por un asunto laboral. Él tiene un canal de televisión. A ella la corren, le interponen una demanda y a partir de ahí, recibe intimidaciones, acusaciones. Hace tres años pidió apoyo en La Mañanera, en la conferencia de Andrés Manuel López Obrador, para decir: “estoy amenazada, me siento vulnerable, necesito protección” y bueno, finalmente la asesinaron, pero son presunciones. Ese es el gran problema en México, como es una presunción, de Lourdes o Margarito o cualquier otra persona pueden decir que fue un crimen pasional o que fue por otra labor que estaba ejerciendo. Está muy revuelto todo, lo que nosotros siempre pedimos, es que se agote como primera línea de investigación el quehacer periodístico.

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¿Por qué se mantienen en la impunidad en estas investigaciones?

¿A quién le conviene no resolver estos crímenes?, porque en la medida que tú no resuelves o no castigas a los culpables, a todos los culpables, pues estás dando permiso. Un mensaje de dar permiso, de que la vida del periodista o de la periodista no importa.

Los niveles de impunidad, en general, en México son altísimos. En el caso de los homicidios de periodistas son, aproximadamente, el 99.90%, según organizaciones como Reporteros sin Fronteras, el Comité Internacional de protección para periodistas, entre otros.

Otro caso es el de Miroslava Breach, del Estado de Chihuahua. Hay un juicio que ha llevado a evidenciar que fue por cubrir narcopolítica y por evidenciar al narcopolítico. Hasta la fecha, está detenido un señor que es el presunto jefe de sicarios que organizó el homicidio, que la vigiló antes y después de todo esto. También hay un político que era alcalde de uno de los municipios que ella delató y son los únicos dos detenidos, pero son en el eslabón, los de más abajo de esta red narco política. 

El sistema político que ella denunció sigue intacto, y el sistema criminal sigue intacto. El señor, dueño del cartel, o los dueños del cártel o del grupo delictivo siguen controlando este municipio. Este caso llegó a estas dos detenciones por la presión social, por el peso que tenía Miroslava como periodista o en el caso de Javier Valdez, en Sinaloa, que también han detenido a los autores materiales, pero el sistema sigue operando igualito. Son como piezas que no se logran acabar con este problema.

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Acá en Ecuador, el asesinato de periodistas hace algunos años nos era totalmente ajeno; sin embargo, tuvimos el caso de los tres periodistas de El Comercio que fueron asesinados en la frontera por grupos irregulares. ¿Cuáles son los mecanismos que los Estados deberían tener para garantizar la vida y el trabajo de los periodistas?

Hay que exigirle al Estado que haga su trabajo; si ellos investigan bien y detienen a los culpables y hacen justicia, pues yo creo que con eso nos mantenemos seguros o relativamente seguros. En el caso del mecanismo de México, puedo decir que ha salvado vidas, hasta que de pronto sacan de la emergencia a algún periodista o alguna periodista, pero no es lo ideal sacarlo de su zona de cobertura, porque luego se quedan sin trabajo, o sea, sin cubrir, sin trabajar.

 

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No hay un sistema de fortalecimiento o de real protección. Hay muchos periodistas a los que han matado aún con el mecanismo, con escoltas. Hubo un atentado contra un periodista que tenía escolta en Oaxaca. Lo que sí creo es que a nosotros nos dejan en la indefensión, tanto empresas como el gobierno.

Hemos aprendido a capacitarnos no solo en terreno, en lo físico o en lo digital, sino también en la seguridad emocional y mental. Yo creo que eso es básico para mantenernos fuertes y cubriendo con estrategia. Eso es básico.

En Perú estuve también desplazada como 2 años y ahorita lo que me preocupa mucho de allá, en este contexto, es la judicialización del periodista o cómo lo procesan. Son diferentes mecanismos desde el Estado que permiten o que inhiben a que se informe o a que se ejerza un derecho que es de todas y de todos.

Esa es la importancia de defender a los periodistas.