Por: Gabriela Gómez @GaGomezT

La lucha obrera aún vigente en el mundo tiene sus raíces marcadas por la explotación de un sistema que se fue configurando de tal manera que el sentido de humanidad se  extingue de a poco, entre el humo negro de la fabrica y la velocidad con la que giran las maquinas.

Entre las páginas de la historia está escrito un hito mundial que junta a las obreras y obreros del mundo. El primero de mayo de 1886, que sucedió en el contexto de la Revolución Industrial, en los centros urbanos que se formaron con base en: la migración, la industrialización, la miseria y la explotación de hombres, mujeres, niños y niñas, quienes cansados de trabajar extensas horas, con sueldos incipientes vieron en la organización, la posibilidad de colocar sus demandas ante los explotadores. Su lucha tiene una máxima que guió su proceso: “ocho horas de trabajo, ocho horas de descanso y ocho horas para recrearse”, hoy nos parece normal pero en aquel contexto de más de 16 horas de trabajo, era una urgencia.

En la historia se recuerda entre todos los obreros y obreras caídos a ocho que conocemos como los mártires de Chicago. Sin embargo, hoy quiero enfocar mi recuerdo en las mujeres que participaron en la historia y pensamiento del movimiento obrero.

Para empezar quiero nombrar a Virginia Bolten, desde su posición anarquista y feminista, pero además como obrera, se organizó junto con otras e  impulsó en Buenos Aires, el primer periódico anarco-feminista que se llamo: “La voz de la mujer” que salió a la luz en 1896, en este  plasmó un lema que hoy lo valoramos como grito feminista:  “Ni Dios, Ni patrón, Ni marido”

En esta consigna revelamos nuestra posición frente a toda forma de opresión. La lucha de Virginia recibió  crítica y oposición desde el mismo  movimiento obrero, por ello rescato estas palabras que enfrentan el poder masculino que hasta hoy se hace presente en cada espacio: “Si vosotros queréis ser libres, con mucha más razón nosotras; doblemente esclavas de la sociedad y del hombre, ya se acabó aquello de “Anarquía y Libertad” y las mujeres a fregar. ¡Salud!

A muchas nos ha tocado vivir muy, muy de cerca la desigualdad y la violencia para hallar espacio en los procesos emancipatorios, así como para Flora Tristán, su lucha en un  principio es por sobrevivir en un entorno precarizado y marcado por la violencia. Su aporte a la construcción del feminismo y de lucha obrera, los marca en sus múltiples escritos y en su forma de enfrentarse a la normas sociales en la que vivía. Logró adjudicarse el titulo de mujer libre, aún cuando en su tiempo se consideraba a la mujer casada como menor de edad de por vida y por lo tanto, sujeta al  poder del marido. Entre sus escritos se nombran: Peregrinaciones de una paria, Paseos en Londres, La Unión Obrera y la Emancipación de la mujer.

“A vosotros, obreros que sois las víctimas de la desigualdad de hecho y de la injusticia, a vosotros os toca establecer al fin sobre la tierra el reino de la justicia y de la igualdad absoluta entre la mujer y el hombre. Dad un gran ejemplo al mundo (…) y mientras reclamáis la justicia para vosotros, demostrad que sois justos, equitativos; proclamad, vosotros, los hombres fuertes, los hombres de brazos desnudos, que reconocéis a la mujer como a vuestra igual, y que, a este título, le reconocéis un derecho igual a los beneficios de la unión universal de los obreros y obreras”. Flora Tristán

Teresa Claramunt, española, obrera de una fabrica textil es un referente del anarcofeminismo. Creadora  junto a Ángeles López y Amália Domingo, de la Sociedad Autónoma de Mujeres de Barcelona organización no mixta, exclusiva por y para mujeres, se organizaban para formarse políticamente basadas en una ética laica y aunque aun no lo declaraban así, también feminista. En “La mujer. Consideraciones sobre su estado ante las prerrogativas del hombre”, escrito en 1903 expresa la necesidad y exigencia de la igualdad salarial entre hombres y mujeres. Propone también a la educación como posibilidad de emancipación de las opresiones sociales.

En la huelga del 15 de noviembre de 1922, en Guayaquil cabe también mencionar al Centro Feminista “La Aurora” y “Rosa Luxemburgo” que fueron parte de la marcha obrera. Así también están otras figuras que aportaron en la lucha por los derechos laborales como Dolores Cacuango o Nela Martínez.

El movimiento obrero tiene una impronta, la huelga como método de resistencia. Entendieron que sin trabajo no se mueve el sistema, por ello paralizar la fábrica, tomarse la calle fueron acciones concretas que lograron mejores condiciones de vida para los obreros y obreras. Sin embargo y a pesar de los años, las mujeres continuamos luchando por ser reconocidas y valoradas en nuestros espacios, y por la misma clase obrera.

 

Luna Roja, retomando la lucha de las mujeres obreras

El retomar el sentido de la lucha social y de la huelga es un tema que no decae y que en el Ecuador actualmente lo impulsan, por ejemplo,  la organización Luna Roja, un grupo de mujeres, la mayoría jóvenes, de diferentes sectores estudiantiles y populares. Bianca Gavilánez, representante de Luna Roja, cree que la movilización es aún una estrategia vigente pese a la deslegitimación que ha sufrido en los últimos años: “Una de las consignas es retomar la organización, la huelga y rechazamos el camino institucional, pero sin perderlo de vista. Se ha dado un desprestigio sistemático a la movilización social, estas acciones articulan a la gente y nosotras vamos a seguir en ese camino de reclamo”

Luna Roja mantiene un espíritu combativo anticapitalista y antipatriarcal, que ha hecho de la organización, su vida.  A decir de Bianca: “No pude existir una reivindicación de género sin ver desde el punto de vista de la clase. No se puede hablar de antipatriarcado sin hablar de anticapitalismo, la lucha debe estar conectada, no es una lucha diferente”.

La lucha de Luna Roja está comprometida con la reivindicación de los sectores populares, donde mantienen un trabajo permanente. Se enfocaron en estos lugares pues  les permite comprender las condiciones de desigualdad a las cuales se adscriben, pero también como posibilidad de elevar la experiencia a la teoría, basándose en principios como la autogestión, gratuidad, la liberación del conocimiento y de los espacios,

Actualmente su trabajo se concentra en el Barrio La Mena Dos al sur de Quito, en el que se han realizado talleres con mujeres trabajadoras del hogar, trabajadoras precarizadas y vendedoras ambulantes.

Para Bianca la acogida por parte de las mujeres ha sido trascendental: “Que las mujeres vayan ingeniando proyectos en su barrio y en su propia vida, significa liberación del patriarcado y ataques continuos al sistema capitalista”.

Talleres La Warmi Ambulante:

[slideshow_deploy id=’6983′]

Proyectos de Luna Roja

La necesidad de salir a otros espacios también populares, como  la universidad, colegios  y plazas, dio a luz el proyecto “La Warmi Ambulante”, una escuela itinerante de formación para la acción como ellas la denominan, en la que se trasladan para impartir talleres de lugar en lugar.

En ese contexto, su trabajo se ha extendido a la Universidad Central, luego de varias acciones y foros, recuerdan dos hitos de su proceso. Primero, en 2012 tomaron acciones ante la Categorización de las Universidades en la que desde se realizó una evaluación por parte del CEAACES. Luna Roja, junto a la organización “Revuelta Estudiantes Organizándose”, iniciaron una investigación paralela que denominaron “La otra Evaluación” en la que levantaron cifras alarmantes en relación a las mujeres universitarias que sufren, discriminación, acoso y altos niveles de deserción durante la carrera. Según este informe solo el  7, 5 % de las  mujeres logran titularse, a pesar de ser el 60% del universo de estudiantes que ingresan.

El segundo hito ocurre alrededor del año 2015, en el que salen a la luz denuncias por acoso sexual a las estudiantes. Las acciones como plantones, marchas, lograron que un proceso que estaba en conocimiento de las autoridades y que no se estaba resolviendo tenga una respuesta. Lograron que el docente implicado, sea retirado de la institución.

 

La inseguridad y la violencia es un tema que a diario vivimos las mujeres, lo que ha motivado a que Luna Roja organice un proceso de formación en autodefensa personal.  Para ello, conformaron el grupo de autodefensa femenina “Valquirias”. Este grupo ha hecho demostraciones por ejemplo en el 8 de marzo y durante la marcha del 1ero de Mayo en el que dieron a conocer su preparación y organización.

 

Marcha 1ero de Mayo

Las Luna Roja marcharon junto con el Bloque Proletario en la marcha de este primero de Mayo. Para ellas esta fecha es una conmemoración de la lucha y el movimiento obrero: “Nosotras, vamos a caminar con una consigan de rechazo al intento de tomarse la marcha con una postura electoral o de afianzar la figura del oficialismo. Es importante retomar la unidad y el origen del primero de mayo proletario”.

En esta histórica manifestación, ellas volvieron a posicionar los temas que nos preocupan como mujeres trabajadoras. Al respecto, Bianca recalca lo complicado de la posición de las mujeres dentro del movimiento social, en el que las vejaciones son mayores: «el trabajar con los hijos, exponerse a la contaminación en empresas, el extractivismo, la maternidad como obstáculo para seguir estudiando»

Entre las consignas de los sindicatos y organizaciones se divisaron las exigencias desde las mujeres, se asuman feministas o no, pero todas tocadas por la necesidad de cambiar la violencia del sistema en el trabajo, en la casa y en la calle. Por esas mujeres que no salieron porque se quedaron cuidando los hijos, o que trabajaron el doble vendiendo gorras, aguas o golosinas a quienes marchaban, a las que salieron con los wawas al hombro. Todas trabajadoras, todas proletarias. Me permito culminar este texto con esta consigna: La revolución será feminista o no será.

[slideshow_deploy id=’6993′]