artículo de opinión

Ana Acosta @yakuana

Orlando Pérez tiene 53 años, divorciado, tiene casa, carro, trabaja, es un hombre hecho y derecho. Es director de diario el Telégrafo, locutor en Radio Pública de Ecuador, los dos principales medios públicos del país. Una gran responsabilidad y poder. Trabaja mucho y por eso debe descansar las noches. Es un hombre ético que le gusta dar órdenes y que le hagan caso. ¿Imagínense decir 10 mil veces a alguien “váyase de mi casa” y que esa persona no quiera irse? Eso debe ser muy molesto, más aún cuando se está acostumbrado a que las personas obedezcan; más aún cuando esa persona es ella, y ella es Gloria, una mujer con la cual ha tenido “encuentros casuales”. Valga la aclaración: Orlando no tiene relación sentimental formal con nadie; es algo que tiene mucha importancia, es de interés público. (Ver carta pública de Orlando Pérez)

A pesar de que Orlando Pérez guarda “mucha consideración” a Gloria “a pesar de las diferencias obvias” no le puede dejar esa noche quedarse, por que no es la noche en la que él quiere que ella esté ahí, está cansado y debe trabajar. Es que ya lo dije, pero es necesario repetir, él trabaja mucho.

Realmente debe ser irritante para un hombre estar en esa situación, ¿imagínense? Entonces Orlando, como el hombre honesto y transparente que es, debe dar una lección, para que eso no se vuelva a repetir. Es así que decide grabar lo que sucede. Sí, debe grabarla a ella con el celular para que quede registrado en un video quién tiene el poder, para que quede claro quién llegó sin avisar, para que quede claro que es ella la que no quiere obedecer. Ya que ella no le quiso dar el numero de sus padres para avisarles, él mismo tendrá que darle una lección. A él un hombre con tantas responsabilidades nadie le viene a atormentar.

Orlando pensará: “nadie puede venir a buscarme a MI casa mientras duermo. Ella debe venir cuando YO le llamo, no cuando ella quiere venir”. Está claro que Orlando le tiene mucha consideración, por eso la filma para presionarla a salir, debe hacerla sentir vulnerable, debe arrinconarla, debe hacerle repetir lo que hizo, su nombre, su número de cédula, debe lograr que ella se vaya, que obedezca.

Ver video 1 . Ver video 2

Esto es lo que sabemos gracias a los dos videos que el usuario de twitter sin identidad @LolaCienfuegos publicó, un usuario conocido por defender los intereses del gobierno. Gracias a esos videos podemos ver a un hombre, cualquiera que sea su nombre, presionando, grabando, violentando psicológicamente a una mujer, vemos una relación de desigualdad, vemos violencia. Pensar que esos videos son favorables al hombre y “demuestran” que la violencia física no existió, solo ratifica que muy dentro del troll gobiernista, así como de muchos que se pronunciaron a favor de Pérez, está una persona que tiene totalmente naturalizada la violencia. Para ellos es un video que muestra a un hombre hecho y derecho exigiendo que una mujer se vaya de su casa para poder descansar y trabajar al siguiente día.

Lo que viene después podemos casi predecirlo, porque es muy parecido al ritual de muchos casos de violencia de género, en donde personas cercanas, amigos, convivientes, maridos o “encuentros casuales” se convierten en agresores y en muchos casos en feminicidas.

Muchos casos no terminan en una denuncia pública, muchos casos tampoco tienen la atención de los medios. Hay muchos Orlandos en este país y en América Latina, que “perdieron la paciencia” y que respondieron como el sistema patriarcal les dice que debe responder un hombre que se respeta: con violencia. Hombres de distintas clases, hombres con poder y sin poder, hombres de derecha y de izquierda, hombres que viven en edificios con números y seguridad privada y hombres que viven en los barrios populares.

En este caso, Gloria Ordoñez, se acercó a un juzgado a denunciar y dejar registrado los golpes. Inicialmente lo quiso hacer de forma anónima, la forma en la que muchas mujeres prefieren hacerlo por miedo a represalias, por miedo a que la denuncia se convierta en una razón más para ser violentadas. Recordemos que en Ecuador, mujeres son asesinadas con boleta de auxilio en sus manos. Feminicidios que pudieron impedirse, pero que la justicia hizo muy poco para proteger a la víctima. Gloria lo sabe y cuando presentó la denuncia no quiso hacerlo público. Fue después, cuando en sus propias palabras quiso “romper el silencio” publicó en su cuenta de facebook y twitter la foto de los golpes y un video en donde se observa a Orlando Pérez en calzoncillos grabándola y ella diciéndole “ahora le grabo yo” y él golpeando el celular para que no lo haga.

La respuesta de Orlando fue la que cualquier hombre que se ve inmerso en estos casos: pedir que esto se mantenga en privado.

Es que claro para los muchos Orlandos que hay en el país la violencia de género debe mantenerse en privado. Sólo eso. Lo demás puede ser público; el video en el que se obliga a una mujer a que salga de una casa donde el hombre demuestra su poder y ella vulnerabilidad, eso sí debe ser público. Hay que mantener en privado los calzoncillos del hombre antes de golpear, y en el espacio público los pantalones del hombre “sin actos de corrupción” “con responsabilidad pública para defender mis ideas” Ver Carta

Las primeras son cosas que afectan a las mujeres en el espacio adscrito a lo privado, las segundas son “aclaraciones” que benefician al lugar privilegiado que ocupa el hombre, su imagen, su poder en el espacio público.

Justamente por esto, por que las cosas que afectan a las mujeres en el hogar, en la casa, en las relaciones, en el trabajo, el sistema patriarcal las ha adscrito al espacio privado es la lucha histórica del movimiento feminista. Justamente por eso es que decimos que “todo lo personal es político”. Justamente por que lo privado es lo que nos permite discutir los temas que no se quieren discutir en la escena pública y política. Justo por eso es que este caso y todos los casos de violencia deben ser públicos.

Orlando, tiene 53 años, es divorciado, tiene casa, carro, es un hombre hecho y derecho, y si no fuera por que trabaja en Radio Pública, dirige El Telégrafo y tiene el poder para atraer la atención pública, sería cualquier hombre en el país que ha violentado, golpeado e incluso asesinado a una mujer.

Gloria, tiene 23 años, y si no fuera porque puso en la mira la “ética” de un personaje público, con mucho poder y aparentemente intocable, podría ser cualquier mujer que engrosa las estadísticas en Ecuador donde 6 de cada 10 mujeres hemos sufrido violencia de género.

Caricatura de @vilmavargasva vilmatraca.blogspot.com

Caricatura de @vilmavargasva vilmatraca.blogspot.com

 Este dibujo fue cedido por la autora luego que de que otra página web se negase a publicarlo