¿Emprendedor, socio o trabajador?

Encuesta sobre condiciones laborales de lxs repartidorxs de Apps

 

 

Por: Kruskaya Hidalgo Cordero @KruskayaHC y Carolina Salazar Daza – Observatorio de Plataformas

foto de portada: Isadora Romero / Ruda Colectiva

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Es el primer día de cuarentena por la emergencia de la COVID-19 en Ecuador, martes 17 de marzo, para quedarte en la comodidad de tu hogar, sacas tu teléfono, descargas una aplicación y con un click pides comida, medicinas o víveres que serán entregados en la puerta de tu casa. Pero detrás de cada click se encuentran personas trabajadoras que están en la primera línea, arriesgando su vida.

Trabajar como repartidorx en una plataforma digital en Ecuador, significa no contar con un salario fijo, trabajar más de diez de horas, siete días a la semana, no estar afiliado al seguro social, no contar con seguros de accidentes, ni licencias de vacaciones o de maternidad; en sí condiciones de extrema vulnerabilidad. Lo que estamos describiendo, es la situación que atraviesan más de 3 millones de personas que trabajan en la informalidad. Sin embargo, el trabajo en plataformas digitales se promociona como una actividad rentable, autónoma, en nombre del emprendimiento. Y esto justamente es una de las quejas más prominentes que presentan lxs repartidorxs frente a las empresas: el deslindamiento de responsabilidades patronales que se esconden bajo los discursos de emprendimiento, flexibilidad para ser “tu propio jefe” y “decidir tu tiempo de trabajo”.

En Ecuador, se estima que existen más de 7000 repartidorxs a nivel nacional. Sin embargo, las empresas de reparto como Glovo, Uber Eats o Rappi se niegan a entregar y transparentar datos sobre la situación laboral de lxs repartidorxs. Por esa razón, el Observatorio de Plataformas en coordinación con Glovers_Ecuador (organización de repartidorxs de aplicaciones) y Friedrich-Ebert-Stiftung Ecuador FES – ILDIS, impulsan la Encuesta sobre condiciones laborales de repartidorxs de Apps que busca recoger información anónima sobre las vulneraciones que experimentan lxs trabajadorxs en estas aplicaciones en siete ciudades de Ecuador: Quito, Guayaquil, Cuenca, Machala, Ambato, Santo Domingo y Manta, donde están presentes estas aplicaciones. Esta encuesta se lanzó el 29 de junio, ya cuenta con primeros resultados y continúa abierta para recibir información.

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Una primera mirada

La encuesta ya registra 102 respuestas, provenientes de las tres ciudades más grandes del país: Quito, Guayaquil y Cuenca. Lxs repartidorxs hacen visible las múltiples desigualdades que enfrentan a diario realizando esta actividad laboral.

Yuly Ramírez, es venezolana y trabaja como repartidora de plataformas, participó en un seminario virtual donde denunció la situación que viven: “los repartidores somos el corazón de estas empresas pero las plataformas nos utilizan y explotan. Es la explotación laboral del siglo veintiuno”.

La población repartidora es heterogénea, pero está atravesada por la necesidad. Los primeros resultados de la encuesta reflejan esta realidad. El 57% de personas encuestadas ingresaron a trabajar en las aplicaciones de reparto en 2019, mientras que el 26% en 2018 y un 17% en 2020, años que coinciden con el deterioro del mercado laboral, recortes en el sector público y menos oportunidades para encontrar un trabajo digno, además de las múltiples vulneraciones y despidos. Según el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) más de 270 trabajadores y trabajadoras en Ecuador perdieron su afiliación al IESS desde marzo hasta junio del 2020.

El 90% de repartidores son hombres, algo que responde a la masculinización del sector de servicios de transporte y encomiendas; sus edades oscilan entre 23 y 33 años y más de la mitad –el 69,6%– son migrantes. Este dato tiene una relación con el aumento exponencial de la llegada de personas venezolanas a Ecuador desde el 2016 en busca de mejores oportunidades y que han encontrado en los trabajos de plataformas una alternativa precarizada de sobrevivencia. Sobre el nivel educativo de lxs repartidorxs, el 57,9% cursaron la universidad, mientras que el resto corresponden a personas con títulos técnicos, bachilleratos y primaria, por lo que para muchos trabajadorxs la repartición aparece como una “oportunidad transitoria”.  

La encuesta también dice que la App más utilizada para trabajar entre lxs repartidorxs es Glovo, seguida por Rappi y Uber Eats.  El 83% de las personas encuestadas dedican mayor cantidad de tiempo a trabajar en Glovo. Debido a la eficiencia económica y de movilidad para llegar más rápido a sus destinos, el 95% de lxs repartidorxs realizan su actividad usando una motocicleta, el resto va en bicicleta, en auto y hasta caminando. A pesar de que ninguna de las tres aplicaciones reconoce a estas personas como trabajadoras, el 47.5% se reconoce como tal.

El trabajo en plataformas digitales es la única fuente de trabajo para gran parte de lxs repartidorxs,  que mantiene a ellxs y sus familias, por esta razón, el 75,6% de ellxs trabajan siete días a la semana, en promedio diez horas diarias. Durante estas arduas jornadas de trabajo, el 28% de lxs repartidorxs no tienen pausa para comer y el 32% dedica menos de quince minutos para hacerlo. Como lo cuenta Yuly, en un seminario virtual, “tú estás todo el día en la calle, doce horas, tienes que desayunar en la calle, almorzar en la calle, cenar en la calle y no tienes ni vida social, no tienes tiempo para nada”.

Además de las intensas jornadas laborales que experimentan lxs repartidorxs, las repartidoras mujeres asumen también las actividades relacionadas con el sostenimiento de la vida en los hogares. La jornada para ellas no termina al llegar a casa, sino que se extiende para cuidar de otras vidas sin pago y cansancio acumulado. En el artículo “Habitando economías de plataforma. El ser mujer repartidora en Uber Eats y Glovo en Quito”, Manuela menciona: “No tengo tiempo para otras actividades. Me despierto y comienza el trabajo en la casa, luego salgo a trabajar con las aplicaciones y vuelvo a seguir trabajando”.

La situación de las mujeres se  refleja también en la encuesta. Seis de las nueve mujeres que responden afirman que se encargan del trabajo del hogar, mientras que las otras 3 mencionan que es otra mujer la que se encarga de estas tareas. Adicionalmente, el 51.5% de lxs encuestadxs responden que son sus esposas quienes realizan mayoritariamente los trabajos del hogar y de los cuidados.

Además de la doble y triple carga laboral, hay mujeres repartidoras embarazadas trabajando en las aplicaciones. En la ciudad de Quito, Jennifer va a entrar al sexto mes de su embarazo y hace delivery en bicicleta. Ella menciona “yo estoy trabajando por la misma necesidad, y quería darle hasta donde más me aguantara el embarazo, pero es un riesgo fuerte ¿de qué voy a vivir cuando ya no pueda trabajar?”.

Sobre los ingresos que reciben estos van desde diez hasta 200 dólares. Sin embargo, descontando los gastos de gasolina, mantenimiento y datos móviles, la media de las utilidades que se quedan lxs repartidorxs es de 1,6 USD por hora o 500 dólares mensuales. Es decir, sus ganancias son solo 100 dólares más que el sueldo básico en el país, aun si trabajan más horas y más días a la semana.

Por otra parte, la encuesta realizó la pregunta: ¿cuántos días al año han tomado vacaciones desde que trabajan en las Apps?, el 74,7% contestó que ni un solo día.

 

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Trabajo esencial, trabajo precario

La pandemia por la COVID-19 agravó la situación de precarización de lxs repartidorxs. Con el toque de queda y el aislamiento preventivo obligatorio, el trabajo de delivery se ha convertido en una actividad esencial, poniendo a lxs repartidorxs en la primera línea de contagio. Sin embargo, las Apps no han garantizado la seguridad de lxs repartidorxs. El 92% de lxs trabajadorxs afirman que se sienten en riesgo de contagio durante la emergencia sanitaria y en su gran mayoría, esto se debe a que las Apps no han tomado las medidas suficientes para protegerles.

Jorge, trabajador, lo cuenta: “el suministro de protección de bioseguridad que nos dan ha sido mínimo. Yo he tenido que comprar mis artículos la mayoría de veces”. En eso coincide Cristian, que explica: “a los dueños de las App no les importa nuestro bienestar y seguridad, solo les interesa sus ganancias”.

En ciudades como Quito, donde la planificación urbana prioriza el uso de autos y buses, la seguridad vial para quienes usan motocicletas o bicicletas no está garantizada. El 52% de lxs repartidorxs reportan haber sufrido al menos un accidente de tránsito desde que comenzaron su trabajo con las Apps. De los cuales, el 98,4% afirma no haber recibido ningún tipo de apoyo por parte de estas empresas, lo cual se agrava al tomar en cuenta, que las plataformas no afilian a lxs repartidorxs al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS). Además de accidentes de tránsito, lxs repartidorxs se enfrentan a robos: el 44,2% reporta que ha sufrido al menos un robo mientras trabajaba. Como Saúl, “yo he sufrido dos asaltos. En ambas ocasiones me han robado todo y la App sólo me dijo ‘lo siento mucho, pero tienes que devolver el dinero’”.

Por otra parte, lxs repartidorxs denuncian otras acciones de las Apps y sus algoritmos: cierre arbitrario de cuentas, penalización de horas, baja de puntaje, todo esto sin razón alguna. Al preguntarles si alguna vez las Apps les han castigado, el 91% contestó que sí. De lo cual, la razón principal fue que no aceptaron un viaje, aún si la aplicación les “permite” no aceptar pedidos.

Por último, al hablar de discriminación y acoso, el 69% de lxs repartidorxs reportan haber sido discriminadxs por lxs clientes o los negocios; mientras el 35,8% denuncian haber sido víctimas de acoso. De este porcentaje, cabe destacar, que siete de las nueve mujeres que contestaron la encuesta denuncian haber sido acosadas. Un repartidor compartió una de sus experiencias en un barrio en Samborondón en Guayas, donde existe un “reto” en redes sociales qué consiste en que una cliente solicita un pedido y lo recibe semidesnuda, filmando al final la reacción del repartidor para compartirlo en redes sociales.     

La falta de información pública por parte de las empresas, impide a lxs repartidorx exigir acciones públicas, por lo que los datos y experiencias que develan los resultados preliminares de esta encuesta permiten visibilizar las condiciones de vulneración que atraviesan lxs repartidorxs de Apps en el país, generar lecturas críticas sobre las condiciones laborales, socioeconómicas y cómo se sostiene la vida dentro de los hogares de lxs repartidorxs que depende, principalmente, de mujeres.

Si bien, lxs repartidorxs se consideran trabajadorxs, las empresas hacen hincapié reiteradamente que ellxs son “socios”, desligándose de cualquier responsabilidad sobre sus derechos y sobre sus vidas. El 25 de julio, un repartidor perdió su vida mientras trabajaba en la parroquia de Tumbaco, en Quito, donde un conductor de automóvil en estado etílico le embistió y se dio a la fuga, dejándolo en la vía. Ante este hecho, ni la empresa, ni el Estado velaron por su vida y la de su familia que dependía de él para subsistir. Como este, existen muchos otros casos de violencia vial, precarización, xenofobia y acoso que reportan lxs repartidorxs a diario. Por ello, la encuesta continúa receptando respuestas y se puede acceder en este link: https://bit.ly/2CQ6rCY

* Todos los nombres que constan sin el apellido, corresponden a nombres ficticios para proteger la identidad de lxs repartidorxs.