RE- EXISTENCIAS

 

¿Cómo celebran el día de muertos los pueblos indígenas y negros del Ecuador?

 

Por: Mishell Mantuano @MishellMantuan2

Foto: Jorge Vinueza. Ñan Magazine

 

Publicado 03 de noviembre del 2022

 

En Ecuador, el 02 de noviembre de cada año, se celebra el Día de los Difuntos. Si bien es cierto, esta celebración está ligada a la Iglesia Católica, tiene como objetivo rezar por aquellas personas que han terminado su vida terrenal. Esta celebración se ha convertido en una mezcla de tradiciones y costumbres ancestrales de los pueblos y nacionalidades. 

Los pueblos indígenas y negros del Ecuador tienen varias costumbres y tradiciones para celebrar el día de muertos. 

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Una de las costumbres y tradiciones de esta fecha es la preparación de la colada morada, una bebida de maíz morado y frutas, junto con las guaguas de pan. En otras comunidades indígenas se prepara una colada de maíz amarillo. Mientras que, en las comunidades afro se acostumbra a comer rosca con chocolate, se realizan coronas de papel y se cantan arrullos. Durante la celebración, los cementerios se llenan de las personas que visitan las tumbas de sus seres queridos para llevar alimentos preparados; además de flores y velas para ponerlas en las tumbas. 

«Soy de la comunidad Agato, de las faldas del Taita Imbabura. Este es mi apu redentor (montaña sagrada, mi ancestro) que me ha visto crecer con mucho cariño», dice María Laura Santillán, mientras cuenta cómo se preparan para vivir el día de muertos. Relata que, en su comunidad hacen el responso, es decir, en una mesada donde colocan frutas, flores, velas, fotografías de sus seres queridos que ya partieron, sobre todo, de los más cercanos para realizar una velación «hasta cuándo aguante el cuerpo», que suele ser hasta la media noche o quizá un poco más. 

El momento de la velación es un encuentro entre familias donde conversan, se ríen, cuentan anécdotas y vivencias que tuvieron con la persona o las personas fallecidas. Según María Laura, los muertos «solo están en otro espacio, no es que estén muertos para siempre como lo ve el mundo cristiano. Para nosotros solamente está en el Wiñaypacha -tiempo eterno- y regresan en estos tiempos, bajan con el sol cenit -sol de medio día-  para acompañarnos un momentito, estar en esta ceremonia de recordación de nuestros ancestros y luego vuelven a su lugar», relata.   

Para María Laura y su comunidad, la celebración del Día de Difuntos significa un reencuentro con sus seres queridos que «se adelantaron y están en el otro tiempo». Ella recuerda que los abuelos y abuelas cuentan que, sí la persona que falleció fue un niño, niña o joven, sigue creciendo y en sueños, pueden ver cómo han crecido. 

Según María Laura en su comunidad no preparan colada morada, porque es una tradición principalmente de la Sierra Sur, lo que realizan en su lugar es una colada de maíz amarillo; que se prepara así: Fermentan el maíz molido por siete días para cocinarlo durante el día de difuntos. Esa preparación, la acompañan con guaguas de pan, tortolitas, burritos que se hacen en familias, porque por lo general, las grandes familias cuentan con un horno en sus casas donde preparan toda la comida que al siguiente día llevan al cementerio, al igual que, las frutas, flores y velas de la mesada. Estando en el cementerio rezan, hay músicos que cantan las músicas que más les gustaba a los difuntos «quiénes están contentos de escuchar su música otra vez», dice María Laura. 

Las guaguas de pan tiene un lindo significado para María Laura y su comunidad, además, le avivan recuerdos de su niñez porque este también es el mes de los wawas andinos -niños o niñas en kichwa-. Se deshiervan sus chacras para que vuelva a ser una «wawita hermosa que acabó de nacer y necesita sus cuidados también como los niños humanos». María Laura relata con emoción que cuando era niña, iba de casa en casa, pidiendo una guagua de pan y “nos daban guaguas de pan para decir que es nuestro tiempo. Nuestro día de los wawas». 

Día de los santos difuntos en el pueblo Afroecuatoriano

Siomara Quiñónez, sanadora ancestral del pueblo Afroecuatoriano, terapeuta y tecnóloga en ciencias y saberes ancestrales, cuenta cómo su familia ha ido conservando la tradición año tras año. Esta celebración empieza desde el 01 de noviembre, el día es conocido como el “Día de Todos los Santos” y sí alguno de sus familiares, amigos o personas más cercana muere, ese día se va “directo al cielo o al purgatorio, depende de cómo haya sido su comportamiento”. Ese día celebran a todos los santos con arrullos y alabaos que nacen en el momento en que recuerdan a sus difuntos, son sentimientos y frases que fluyen de recuerdos y anécdotas.  

Para el 02 de noviembre, se realiza una misa de “fieles difuntos”, primero en la iglesia y después en el cementerio. Llevan coronas hechas con papel crepe o papel de seda, también pueden ser realizadas con hoja de palma de coco, alambre, manguera o piquigua una fibra ancestral para tejidos y ser envueltas con trapo viejo. La corona, al ser un ruedo, un círculo perfecto, engloba la vida y la muerte de las personas dentro de la tierra, también se pueden pegar papeles con intenciones o deseos escritos que se van “hasta el más allá, hasta el próximo año que regresa nuestro muerto. Es una forma de no olvidarlo”.     

Durante esa celebración las personas usan ropa negra o blanca porque son colores de “respeto y duelo, son identificados fácilmente por el alma, son parte de la cromoterapia, para que las almas sepan que los están recordando”. “Esta fiesta es muy importante para nosotros porque es la forma en la que recordamos a nuestros muertos. La fecha en la que se fueron”. Según Siomara también tienen la creencia de que sí uno de sus seres queridos muere el 02 de noviembre, día de la celebración, es premiado porque se lleva todas las coronas que las personas llevan al cementerio.

En la celebración del Día de Difuntos desde el pueblo afroecuatoriano generalmente no se prepara la colada morada y las guaguas de pan, lo que se hace es preparar y comer roscas con chocolate, mientras se prepara el plato preferido de la persona fallecida. La comida va acompañada de chucula, una bebida que tiene plátano maduro y chontilla. También está el jugo de chapil, una bebida fermentada con aguardiente, maracuyá y otras frutas cítricas. Beben agua de zurumba, que tiene panela y limón. Los ingredientes usados para hacer las bebidas son espirituales y “cuando te bebes esa bebida, en nombre de tu muerto, las vibraciones energéticas hace que el difunto en el más allá pueda sentir la misma sensación que tenía al tomarla”. 

Un celebración a los muertos desde muy temprano 

Moises Pallo, licenciado en Comunicación Social y parte de la comunidad Quilapungo, de la parroquia Zumbahua, pueblo Panzaleo, dice que la celebración del día de muertos empieza desde el 01 de noviembre. Muy temprano, las familias de cada casa de su comunidad preparan colada morada, guaguas de pan, colada de harina coloreada con achiote, papas y carne de oveja, chancho o pollo.

“El día de los muertos tiene un significado muy alto para nuestras comunidades porque tenemos el pensamiento de que en esos días, nuestros muertos nos visitan y nosotros tenemos que dar la más cariñosa y acogedora bienvenida a nuestros muertos, por lo tanto, tenemos que empezar a quitar malezas, limpiar el patio, la casa”, dice Pallo. Para hacer estas actividades, la familia se reúne y se asignan tareas a cada persona. Los hombres por lo general limpian el patio y recogen granos; mientras que las mujeres preparan los alimentos y los niños y niñas cuidan de los animales como los borregos. 

Según Pallo desde que empiezan a preparar los alimentos para recibir a sus muertos se puede escuchar los llantos, lamentos por las personas que fallecieron. “Durante toda la preparación de alimentos, la familia llora recordando los buenos momentos, valores, cualidades y pedimos que nos lleven pronto con ellos”. Cuando la comida está lista, se empieza a servir y colocar en todos los recipientes que tengan: platos, tinas, lavacaras, ollas. Se coloca una sábana en el piso y se acomoda la comida que prepararon; además, ponen los granos que recogen: habas, cebada, papas, maíz, chochos. Toda esa comida se separa por el número de muertos que tengan en la familia. Una vez que tienen todo listo, ofrecen a sus muertos todo lo que han preparado, prenden velas y pasan la noche. 

Al siguiente, o sea, el 02 de noviembre, las familias desde muy temprano van a la iglesia más cercana y llevan escritos en papel los nombres de las personas fallecidas para entregarlas al sacerdote quien realiza una misa pidiendo paz y descanso para el alma de los muertos. También están los rezadores que hacen oraciones nombrando a los muertos que las familias entregaron en los papeles escritos. Después van al cementerio para limpiar las tumbas y llevan pertenencias que aún quedan de las personas fallecidas para enterrarlas. “Pensamos que nuestros muertos además de llegar hambrientos, llegan con un animal de carga para llevar los granos para el resto del año”.

Después de todo ese recorrido, las familias regresan a sus casas y comen los alimentos preparados que dejaron destinados para los muertos y dicen: “bueno, los muertos ya comieron lo suficiente, nos sobraron algunas cosas y para no desperdiciar hay que comer”. Posterior a eso, las familias se despiden y van a sus comunidades.