FESTIVAL ZARELIA

El camino de la comunidad muxe para lograr el derecho a la salud

 

 

Por Diana Manzo @Diana Manzo31

Publicado 03 de agosto del 2023

 

 

Las muxes viven en el Istmo de Tehuantepec, en México. Ellas, elles y ellos no son hombres, ni mujeres y tampoco un tercer género y desde hace varios años se han organizado a través de una campaña llamada TRANSformándome  en su lucha por defender su libertad y diversidad sexual. Sin embargo, muchas enfrentan realidades, que son enfermedades crónico-degenerativas que nadie habla, porque se dice que ellas son solo fiesta y glamour.

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Pedro, Carlos y Gersain tienen algo en común, son muxes  y viven con padecimientos crónicos degenerativos desde hace veinte años, y ningune de ellos goza de servicio de salud gratuito

—Desde hace quince años tengo diabetes y yo me pago mis medicinas. Al mes gasto alrededor de mil pesos, porque además vivo con hipertensión arterial — cuenta Daniel, delgada, ojerosa y con complicaciones en su pie tras una caída, sentada frente al restaurante donde trabaja como mesera que atiende todos los días, ubicado en un sitio llamado “El manguito”de Tehuantepec, en Oaxaca.

 

Daniel  destina el cuarenta por ciento de sus ingresos a comprar sus medicinas. De no ser así ya se hubiera muerto.

—A fuerza debo tomar dos pastillas al día para que esta diabetes no genere estragos en mi persona. Pero mírame, ya ando toda pálida, acá no tenemos un control y si quieres ir a los servicios de salud gratuitos tienes que esperar todo un día, la atención es pésima y tardada, y además implica perder un día de trabajo, y si yo no trabajo, simplemente no como ni tengo dinero para mis medicinas —cuenta.

Los muxes viven en el Istmo de Tehuantepec, al sur de México, y se les conoce como el tercer género o  personas de la diversidad sexual. Hablan zapoteco, pero muchas de ellas, principalmente las adultas mayores, crecieron sin acceso a la educación ni salud. Sin embargo, la mayoría, gracias a la colectividad, lograron salir adelante, luchando por sus derechos humanos, por lo que hoy son activistas, artesanas y viven del comercio.

En Oaxaca, existen aproximadamente 2 millones 306 mil 141 personas de 20 años y más, alrededor del 12.9 por ciento de la población que padecen diabetes, de acuerdo con datos oficiales del gobierno estatal. Además, esta entidad sureña ocupa el segundo lugar con más obesidad en adultos y el primero con obesidad infantil, según  los Servicios de Salud de Oaxaca. SSO. En contraste, unos 60 mil niñas y niños de 0 a 5 años de edad padecen desnutrición.

La diabetes e hipertensión arterial  fruto de la obesidad son  los padecimientos más frecuentes en el Istmo de Tehuantepec, de acuerdo con estadísticas oficiales de los Servicios de Salud de Oaxaca.

Los registros que se tienen son generalizados, no hay estadísticas ni datos oficiales que indiquen cuánta comunidad muxe tiene accesos gratuitos a servicios de salud y tampoco a la educación, la mayoría se ha formado como autodidacta o bien solo tuvo acceso a nivel primaria o secundaria, lo que significa que viven invisibilizados.

«Los muxes seguimos siendo invisibilidades, no hay una estadística oficial que tu puedas leer y verificar específicamente para este sector, no lo hay», enfatizó Felina Santiago, activista y muxe zapoteca.

Sonriente y siempre con la mejor actitud, Felina, originaria de Tehuantepec, Oaxaca ha hecho una labor importante en visibilizar estas violencias contra la comunidad muxe. Estilista de profesión y activista por pasión, Felina resalta que ser activista ha ayudado a visibilizar las necesidades de su comunidad.

— Nos ayudamos entre todas y eso ha sido sorprendente, porque cada quién tiene sus propósitos, necesidades y un todo, pero acá en este sector tan vulnerable y no cuentan con servicio médico gratuito, por lo que tenemos que pagar todo nosotras.

Gersaín guarda sus pastillas en una bolsa de plástico, las tiene que tomar tres veces al día, tiene 62 años y vive con presión arterial desde hace 15 años. Dice, que  le da miedo su futuro pues vive solo. Todos los gastos los absorbe, sino trabaja no se compran las medicinas.

De sonrisa pícara, Gersaín es vendedor de pescados y mariscos desde hace 30 años. Su puesto está en una esquina, ahí tiene colocada la mesa y una silla, además de sus hieleras. Llueve, truene o relampaguee, el negocio siempre está abierto, lo dice con alegría.

— Cuando llueve pongo una lona y cuando hace sol también, todo sea por mis ventas..

 

La maquina de costura no se detiene, trabaja las 24 horas y ahí está sentada Luisa, muxe  de 59 años de edad, más de 30 siendo costurera de ropa tradicional y 15 años viviendo con diabetes e hipertensión.

— Ir a un médico internista para que te dé tratamiento te cuesta unos 3 mil pesos, por los estudios que te hace, más los medicamentos. Gozar de los servicios de salud es difícil para nosotros, si llegas al lugar tienes que esperar todo un día para que te atiendan, si bien te va, y si no, regresas al otro día y así te tienen», señaló.

Luisa padece continuamente de dolores, a veces se le adormece una pierna, otras veces la comida le cae pesada y así sucesivamente, son los achaques de una persona con diabetes; pero lo que más le duele es la falta de dinero para comprar los medicamentos y también la falta de atención de las autoridades para este sector.

«Todos los gastos corren por mi cuenta, y así mismo ocurre con amigos y  conocidos muxes, respecto a la salud de cada uno, donde cada día se merma más».

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 Transformar la discriminación

TRANSformándome es una campaña que se desarrolla en siete municipios de acción intensiva —Juchitán, Tehuantepec, Niltepec, Unión Hidalgo, Mixtequilla, Xadani e Ixtaltepec— por un periodo de dos años, en los cuales se busca que los funcionarios públicos se capaciten y sensibilicen en el tema de la orientación sexual e identidad de género con competencia cultural.

Amaranta Gómez Regalado, coordinadora de TRANSformándome, explica que los actos de discriminación no son tan fáciles de desaparecer, este proceso es de largo tiempo para lograr el cambio del chip cultural. 

Un estudio que realizaron en el 2020 evidencia que los problemas que enfrentan las personas trans/muxes en la región del Istmo de Tehuantepec son la  discriminación en los servicios de salud, situaciones de violencia por prejuicios, la discriminación escolar,  la dificultad para expresar plena y libremente su orientación sexual o identidad de género.

«Descubrimos que  seis de cada diez participantes han evitado mostrar afecto a su pareja en público, el 58 por ciento vive una  discriminación social, institucional, religiosa y cultural, y el 43 por ciento  de los líderes seculares expresó que algunas veces las personas muxe/trans han sido rechazadas o excluidas de actividades sociales, por ejemplo: en fiestas patronales, en baños, en centros de convivencia o salones de fiesta», explica Amaranta.

TRANSformándome  consta de  una serie de carteles para la sensibilización y educación de la sociedad del Istmo de Tehuantepec sobre la prevención de los tipos y modalidades de la discriminación y se efectuó  con el respaldo de la Defensoria de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca, la Secretaría de Bienestar del Estado de Oaxaca y la Fundación ARCUS.

Beatriz Ramos, directora de la Fundación Mexicana para la Planeación Familiar, Mexfam, en la zona del Istmo de Tehuantepec, resaltó que esta campaña no solo quiere evidenciar esta problemática de los crimenes de odio o de las agresiones, sino también quiere mostrar la interceccionalidad que hay en la discriminación muxe al ser indígenas, de piel oscura,  morenos y habalantes de una lengua no castellana.

«Creemos que es muy importante visibilizar y realizar este tipo de materiales infograficos, que le lleguen a la sociedad como un aspecto informativo, educativo y sensibilizador para tener mayor conciencia que la discriminación es un problema estructural y crea asimetrías basada en los prejuicios, todo ello hace que se violente los derechos humanos y se agudice la desigualdad social», agregó.

La campaña impulsa el fortalecimiento de los liderazgos muxes, a quienes se les denomina como  de líderes sub-coordinadoras, que fueron seleccionadas previamente por la coordinación a cargo de Amaranta Gómez Regalado, basados en su activismo desempeñado y demostrado  en sus comunidades. Ellas reconocen y recalcan que el escenario violento en el Istmo todavía existe entre la comunidad muxe; afirman que es mentira que sea el «paraíso muxe, porque todavía hay homofobia, discriminación y crímenes de odio».

 

 

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Los activismos muxes por la salud sexual y reproductiva

Joselin Sosa es  activista muxe  de origen zapoteca que, con recursos propios y ahora desde TRANSformandome, brinda  acompañamiento a personas que viven con VIH en la zona del Istmo de Tehuantepec, considerada  la segunda región oaxaqueña con mayor incidencia de personas portadoras de VIH, de acuerdo con los Servicios de Salud de Oaxaca.

Ser muxe,  activista e indígena son los retos que Joselin y  también sus amigas  muxes- Paloma y Luisa, enfrentan todos los días, porque no es fácil que los ciudadanos les abran la puerta de su casa para escucharlos hablar sobre salud sexual reproductiva y métodos anticonceptivos.

Las tres amigas todos los días tocan puertas y entregan folletos sobre ¿Qué es el VIH?,  ¿Qué métodos existen para prevenir?, y también brindan acompañamiento a pacientes seropositivos que, aseguran, va a la alza, especialmente en la localidad de Juchitán.

«En este año hemos acompañado a 12 personas y lamentablemente tres personas fallecieron por el VIH, muchos cuando se enteran que son portadores prefieren huir y esa no es la solución, la respuesta es acudir al Centro Ambulatorio para la Prevención y Atención en SIDA e Infecciones de Transmisión Sexual, CAPASITS, donde se les brinda un gran acompañamiento», explica Joselin.

Joselin resaltó que  hace falta más apoyo de los tres niveles de gobierno, porque es urgente la prevención ciudadana en términos de educación sexual y salud reproductiva, con perspectiva cultural.

El activismo de calle en calle  que hace con amigas y el cual da acompañamiento la hace ser una lideresa silenciosa, donde su mayor reto es vivir en libertad.

Las voces y testimonios de Pedro, Carlos y Gersaín reafirman la urgente necesidad de reconocer a la comunidad muxe, que si bien es cierto, ya se les considera y reconoce que son un grupo social de la etnia zapoteca,, todavía viven  desventajas en el cumplimeinto de sus derechos, como el derecho a una salud y educación que les permita vivir con dignidad.