Guayaquil, tetas y veto
Por: Juzz Pincay Pazmiño @juzzpincay
Caricatura: Vilma Vargas @vilmavargasva
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Ansiosas, mirándonos unas a otras, tocando nuestros pañuelos verdes a modo de tic nervioso, nos encontramos en la Plaza de La Merced en Guayaquil, mientras escuchamos el resultado de la votación del diecisiete de septiembre de la Asamblea Nacional sobre las reformas del Código Orgánico Integral Penal. Eran las seis de la tarde y la propuesta de reforma para la inclusión de nuevas causales de aborto no punible fue el segundo punto en el orden de votación. No se lograron los votos. Propuesta de moción para reconsideración y tampoco se logró. Lágrimas, abrazos, palabras de aliento. Soledad Angus, vocera de la colectiva Aborto Libre Guayaquil, leyó el manifiesto: no íbamos a rendirnos, esto iba a seguir, y será ley. Después de esto, un grupo de mujeres decidió tomarse una foto mostrando sus senos en señal de protesta, post en Twitter y…
¡Boom!
A través de las redes sociales y grupos de whatsapp empezó la cacería. “¿Qué sacan con eso?” “Alguien explíqueme por qué las feministas muestran las tetas frente a una iglesia, qué falta de respeto” “qué asco, por eso no se les aprueba nada” “no van a lograr nada mostrando los senos”
Estos fueron solo algunos de los comentarios que leí en redes, escuché en la hora del almuerzo y recibí en grupos de whatsapp. También un par de amigos preguntaron si mis senos eran parte de esa foto. Y estoy segura que mis compañeras de colectiva recibieron la misma pregunta todo el día.
Las feministas queremos que la violencia sexual de la que somos víctimas niñas, adolescentes y mujeres del país genere rechazo, asco, que salten y se escandalicen, pero en vez de eso lo que generó repulsión fueron: senos. Senos que fueron portada y noticia de algunos medios que con titulares atroces buscaban deliberadamente denigrar a las mujeres y al movimiento feminista. Senos que los descolocaron y dejaron en evidencia, una vez más, la misoginia que niegan a viva voz.
Si la acción le suma o no a la causa, si es estratégico o no, si es pertinente en el momento político que vive el país con el posible veto presidencial o no, son los cuestionamientos que se hacen desde todos lados, pero se debe saber que el feminismo es diverso, como diversas somos las mujeres y por ende nuestras formas de expresión. Sí, es un gesto político desafiante. Sí, es una figura que nos muestra desnudas ante los abusos del poder. Sí, es una protesta pacífica que no vulnera los derechos del resto. Sí, es una apropiación de los espacios que nos corresponden Sí, hay feministas que no lo harían, y sí, tampoco pasa nada. Sí, el feminismo se trata de libertad.
Históricamente mostrar el torso desnudo se asocia con la maternidad, la autonomía y la resistencia; y la votación en la Asamblea negándonos la opción de decidir a mujeres y niñas solo confirmó que nuestros cuerpos siguen incautados por el Estado. Y esto también se demostró en las recomendaciones que nos hicieron en redes sociales sobre cómo protestar, por parte de –claro que sí– hombres.
“Pero es que si se tomaban la foto más a la derecha, sin la iglesia, quizá les funcionaba” “¿No les parece que era mejor solo con las pancartas?” “Ya, ok entiendo pero mejor se esperaban después del veto¿no?” “Yo creo que no sacan nada vistiéndose de criadas y mostrando los senos, mejor pidan una reunión con…”
El patriarcado ahora nos dice cómo exigir nuestros derechos y nos quiere regular la forma de protestar. Es hasta indolente que quieran dirigir nuestras acciones políticas cuando jamás han tenido que reclamar los derechos con uñas y dientes, como nosotras lo hacemos desde hace siglos. Nunca hemos conseguido algo sentadas esperando que buenamente los otros nos otorguen medio derecho. ¿Quieren que les pidamos disculpas por no protestar como desean? ¿Pedimos de favor, entonces? ¿Con sonrisa en la cara o nada?
La sociedad conservadora –hombres en su mayoría- se encuentra “escandalizada” y “ofendida” por ver senos. Les recuerdo que los senos no son genitales. ¿Y si los hombres marcharan sin camiseta? ¿Harían el mismo escándalo? ¿Escribirían con la misma indignación?. Cuestionemos estas reacciones, sobre todo porque deberían llevarnos a la reflexión y al debate inicial: ¿qué pasa? ¿por qué les asquea tanto? ¿Si no es para su consumo, está mal? ¿Les ofende porque está frente a una iglesia? ¿Les afectan estos senos más que las violaciones a niños y niñas por parte de líderes religiosos? ¿Les afectan estos senos más que las niñas, adolescentes y mujeres que continuarán realizándose abortos clandestinos gracias a la negativa del poder legislativo?
La libertad es parte esencial del feminismo y somos libres de elegir cómo protestar. Si nuestra compañera quiere o no mostrar su torso desnudo en señal de disconformidad, es su decisión y bien haría yo en no juzgarla, en no señalarla porque ya de eso se encarga el patriarcado, el machismo y la misoginia.
Guayaquil es una ciudad bastante conservadora y debemos aceptarlo. Debemos también dejar de mentirnos y mentirle a todos sobre nuestra supuesta mente abierta, un concepto que tanto vendemos al resto del país.
Son estas acciones, estas marchas, estas colectivas de mujeres que son red de apoyo que harán a nuestra ciudad más justa con todas y todos. Habrá tetas, protestas y pañuelos verdes y morados por toda La Perla. Esperaremos el veto presidencial. Tomaremos todas las oportunidades legales que encontremos, seguiremos presionando porque en la calle el aborto por violación ya es ley.
¡Y que tiemblen, que tiemblen los machistas porque ahora Guayaquil será toda feminista!
«Nadie en la historia ha conseguido nunca su libertad apelando al sentido moral de sus opresores» (Assata Shakur, Partido Pantera Negra)