Voces diversas se activan
por el aborto legal en Ecuador
Por: Mishell Mantuano @MishellMantuan1
Publicado 12 de enero 2022
El camino del aborto legal en Ecuador tiene una historia de largo aliento en la agenda de lucha del movimiento de mujeres, feministas y disidencias; pero fue la decisión de la Corte Constitucional, el 28 de abril del 2021, que le dio un impulso sin precedentes.
Desde la sentencia de la Corte, organizaciones de mujeres, feministas y disidencias se han articulado desde distintos territorios para exigir que el aborto por violación en Ecuador sea legal. Esto lo han hecho en un continuum de lucha, que organizaciones históricas –como Fundación Desafío, Frente de Derechos Sexuales y Reproductivos, Surkuna, La Comadres, Salud Mujeres, CEPAM, Sendas, Luna Creciente, Coalición de Mujeres, entre otras– han realizado durante años.
De esta forma, cuando la Comisión de Justicia retomó el debate de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo en casos de Violación activistas feministas difundieron un manifiesto, donde firmaron más de 150 organizaciones, colectivas, redes y articulaciones, y más de 200 personas. Además, el 11 de enero, realizaron un Pañuelazo en diferentes ciudades. En Quito, decenas de activistas se concentraron en los exteriores de la Asamblea Nacional.
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Una marea verde diversa
En Ecuador el 40% de mujeres criminalizadas por abortos son afrodescendientes, según el Informe de Acceso a la Justicia de las Mujeres en Ecuador . En este contexto, mujeres afrodescendientes y negras se han activado entorno a la lucha por aborto legal. Una de ellas es Jaqueline Gallegos, afrofeminista, parte del colectivo Afrocomunicaciones. Ella menciona que las mujeres negras han realizado un ejercicio de derechos muy profundo, desde el tiempo de la trata de personas donde las mujeres negras se manifestaron. En Ecuador, las mujeres negras están atravesadas por un racismo estructural, donde siguen siendo parte de la población más empobrecida, según el Diagnóstico de la situación socioeconómica de las mujeres afroecuatorianas en el territorio ancestral de Imbabura y Carchi, «la población afroecuatoriana enfrenta los índices de empobrecimiento y empobrecimiento extremo más altos a nivel nacional, con el 36.5 % y el 21.5 % respectivamente y esta situación se complejiza en el caso de las mujeres”, con menor acceso a servicios. “Esa herencia colonial y deshumanización desde la esclavización siguen latentes en el país” dice Jaqueline.
Además, según la Encuesta Nacional de Relaciones Familiares y Violencia de Género contra las Mujeres en Ecuador seis de cada diez mujeres han vivido algún tipo de violencia de género, y una de cada cuatro mujeres ha vivido violencia sexual. Las mujeres que viven violencia de género sobrepasan el 50%, no obstante, en las mujeres que tienen menos nivel de instrucción, la violencia llega al 70%. 6 de cada 10 mujeres, independientemente de su autoidentificación étnica, han vivido algún tipo de violencia de género; presentándose un mayor porcentaje en las mujeres indígenas y afroecuatorianas.
Por lo tanto, para Jaqueline, participar de las organizaciones feministas es fundamental, donde “los feminismos negros han aportado en los feminismos en el mundo”. Dentro de sus propuestas para la aprobación de la Ley Orgánica de Interrupción del Aborto por Violación está que no haya temporalidades para acceder al aborto. Para Jaqueline las mujeres negras no pueden acceder a la salud pública de manera segura, añadiendo a eso que se encuentran en territorios aislados y empobrecidos.
Al igual que las mujeres afrodescendientes, las mujeres indígenas viven similar condición de empobrecimiento y falta de acceso a sus derechos sexuales y reproductivos. Frente a esto la Colectiva Runa Feminista, ha impulsado el activismo feminista desde las mujeres indígenas. Esta colectiva está conformada por nueve mujeres Kichwas que generan información feminista en su propio idioma y en español. Y justamente desde estas voces diversas, construyeron mensajes para pedir la aprobación de la Ley Orgánica de Interrupción del Embarazo por Violación.
Mutsurinchik! #AbortoPorViolacion @CorteConstEcu @SurkunaEc @EcMujeres @DesafioDerechos pic.twitter.com/B2fiT5gu6W
— Runas Feministas (@RunasFeministas) April 28, 2021
Paolina Vercoutère, integrante de la colectiva Runa Feminista, menciona que las mujeres indígenas han sido invisibles en el espacio público, a pesar de haber estado en los espacios de incidencia política de la lucha por los derechos de las mujeres a lo largo de la historia. Paolina cuenta que, en Ecuador, hay un despertar desde las mujeres indígenas para no tener miedo al estigma y poder reivindicar sus derechos y denunciar las objeciones que han tenido desde el Estado y desde sus propias comunidades. Pues hay una problemática de niñas y mujeres que están siendo abusadas dentro de sus comunidades, la mayoría kichwas. Según el estudio Patrones de violencia hacia las niñas en el Ecuador, Cayambe, Cañar y Palmira, cantones con alta población indígena, son los tres cantones que presentan la mayor frecuencia de violencia sexual extrema. Para Paolina, “La aprobación de la ley garantiza a las niñas y mujeres indígenas tener acceso a la ley siempre y cuando no haya procedimientos burocráticos que dificulten acceder al servicio de salud sexual y reproductiva de estas niñas y mujeres indígenas”. Por lo tanto, las mujeres que están en el acompañamiento de casos de violencia sexual, demandan que las niñas y mujeres indígenas no tengan que cargar con partos y maternidades que son producto de una violación.
Wawakunami kan, mana mamakuna! #AbortoPorViolación #AsambleaHazHistoria #UnaLeyJustaYReparadora pic.twitter.com/nQB3OWo1sF — Runas Feministas (@RunasFeministas) December 9, 2021
En Latacunga, una de las provincias con mayor población indígena, activa Allullas Verdes, un colectivo que nace de la necesidad de crear comunidades o grupos de mujeres que compartan las mismas ideas, como primer paso para impulsar el feminismo. Dentro de este espacio han decido promover dos enfoques: proyectos que impulsen el trabajo y la independencia económica de la mujer y promover la movilidad digna de las mujeres en el territorio. Actualmente el colectivo lo conforman 35 mujeres de Cotopaxi, en su mayoría jóvenes menores de 25 años. Una ciudad donde la criminalización de las mujeres por aborto consentido, es alto, según datos de Human Rights Watch, El impacto de la criminalización del aborto en Ecuador, Cotopaxi cuenta con 12 casos de criminalización desde el 2009 hasta el 2019.
Los activismos feministas han impulsado también una presencia en la escena cultural. Con ese objetivo, nace la Cantata Feminista Ec, una colectiva feminista conformada por 18 mujeres artistas, desde los 14 a los 36 años, que han encontrado en la música la fuerza para levantar su voz por vidas libres de violencias, tal como lo mencionan en su perfil de Facebook y como lo reflejan en su arte a través de la música.
Carol Bolaños, es vocera de la colectiva y menciona que el arte en los espacios feministas ha sido una herramienta clave de contención y de expresión para las mujeres y su incidencia. “Nosotras creemos que el feminismo es el que se ha tomado los espacios poco a poco en las diversas áreas artísticas. Esto ha significado una manera de repensar el arte como un medio para hablar sobre nosotras, nuestras exigencias, nuestras luchas y también entender ese valor político y social que tiene el arte” expresa Carol.
El aborto en Ecuador es legal para mujeres víctimas de violencia sexual con discapacidad mental, desde 1938. Pero, la violencia sexual contra mujeres con discapacidad es una realidad extendida. En 2017, UNFPA Y CNIG presentaron la investigación “Embarazo en mujeres adolescentes con discapacidad, su vinculación con la violencia basada en género y los desafíos en el cuidado humano” donde se dice que en Ecuador el 12.14% de población femenina tiene discapacidad y son ellas quienes tienen más probabilidades de experimentar violencia sexual. Ante esta situación, la Red de Mujeres con Discapacidad impulsó propuestas entorno al aborto por violación.
Karina Marín, parte de la Red, explica que no hay que hablar de la discapacidad como algo que se sufre, si no como una identidad que se reconoce desde las luchas y exigencia de derechos. Y destaca que, “al aprobarse la Ley Orgánica de Interrupción del Aborto por Violación para mujeres con discapacidad, se reconoce la capacidad jurídica de las personas con discapacidad” dice Karina, es decir, que se reconoce que tienen derecho a decidir sobre su propia vida y sus cuerpos.
Esta Red busca la creación de espacios de formación y participación por los derechos de las mujeres con discapacidad y también son parte de la búsqueda de una Ley “justa y reparadora”.
Además de la Red, la Colectiva Sordas Feministas ha impulsado la generación de contenidos en lenguaje de señas, uno de ellos fue la invitación al Pañuelazo Nacional. Andriana Manzano es la intérprete de señas en este video.
https://www.facebook.com/watch/?v=364513828817906
En el centro de Ecuador, en Tungurahua, activan dos colectivas una lucha contra la violencia de género y por el aborto legal: Guambras Verdes y la Colectiva Ana de Peralta.
Dayam Mena, es parte de Guambras Verdes y para ella la Ley Orgánica para la Interrupción del Aborto por Violación implica un desafío, ya que “la ley debe aprobarse y aplicarse; pero, de no ser así, todo el trabajo y la lucha que hemos realizado pasaría a ser un gran retroceso para la historia y la vida de las mujeres”.
Maritza Gamboa es la presidenta de la Colectiva Ana de Peralta, conformada por 15 mujeres. Esta colectiva nació el 8 de marzo del 2016, bajo la necesidad de tratar el tema del aborto por violación y generar espacios para hablar del trabajo con mujeres trans, trabajadoras sexuales, violencia de género y violencia sexual. Y enfatiza en que: con la aprobación de la Ley Orgánica de Interrupción del Embarazo, las mujeres tendrán un lugar seguro donde podrán acercarse sin ser discriminadas, revictimizadas al tomar la decisión de interrumpir su embarazo después de haber sido victimas de violencia sexual. “Las mujeres tenemos ese derecho a decidir si querer o no querer maternar”, dice Maritza.
Otra de las actorías que ha impulsado una lucha por los derechos sexuales y reproductivos es la estudiantil. Camila Aguirre es la Coordinadora Nacional de la Juventud Revolucionaria del Ecuador que ha venido trabajando junto con la Federación de Estudiantes de Secundaria del Ecuador en colegios y barrios, Camila menciona que tienen un acercamiento a la realidad de los, las y les estudiantes del país, y que dentro de las Unidades Educativas no hay medidas de educación sexual integral, ni planificaciones para prevenir embarazos adolescentes. Estas, son problemáticas que no son sostenidas por las instituciones.
“Entre 2014 y mayo de 2020, el Ministerio de Educación de Ecuador registró 3.607 denuncias de violencia sexual en las instituciones educativas”, según el informe, denominado: Es una lucha constante. La violencia sexual en instituciones educativas y los esfuerzos de jóvenes sobrevivientes por obtener justicia en Ecuador. Por ello, Camila junto a la FESE han acompañado a muchas niñas y adolescentes que han vivido violencia y acoso sexual, uniéndose a la lucha de aborto por violación, desde donde proponen “que en este país y en todo el mundo haya el libre acceso al aborto en todas las causales, que este sea seguro y gratuito” recalca Camila. Para hablar de este tema, Camila junto con los otros miembros de la organización hablan a través de talleres de la importancia de los métodos anticonceptivos, además de entregar información oportuna sobre el acoso dentro de las aulas y derechos sexuales y reproductivos de los niños, niñas y jóvenes, como una manera de fomentar la educación sexual integral.
Esta diversidad de activismos ha enriquecido las luchas del movimiento feminista, haciéndolas cada más interseccionales.