Portadoras de cultura

La resistencia del Kichwa en universidades estadounidenses

 

 

Por Erick Díaz Veliz

Publicado 24 de julio del 2025

 

Para muchas mujeres indígenas, enseñar sus lenguas consideradas vulnerables no es solo una labor meramente educativa, sino una forma de resistir al avance de culturas dominantes y reafirmar la existencia de su cultura ya sea en sus lugares de origen o lejos de esta. Elsa Caín Yuquilema, Micaela Jerez Masaquiza y Dayana Velásquez Pérez llegaron desde sus comunidades en la Sierra de Ecuador hasta EEUU donde enseñaron su idioma y revitalizaron sus tradiciones como una forma de resistencia frente a la migración.

Micaela junto a miembros de la organización estudiantil indígena, Timetzalimet, en 2023. Foto: Erick Díaz Veliz

 

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Según la Unesco muchas lenguas indígenas sudamericanas están en estado vulnerable, entre ellas el kichwa. En países andinos como Perú, Bolivia y Ecuador, donde se hablan ampliamente diferentes variantes del quechua, hay una pérdida rápida del idioma, impulsada principalmente por la migración y la menor valoración del idioma respecto al español y el inglés. 

Aunque el kichwa, variante norteña del quechua, es una lengua oficial en Ecuador y la más hablada dentro de las lenguas indígenas, esta está en retroceso. El censo de 2022 del Gobierno ecuatoriano mostró que solo el 3,9 % de la población habla una lengua indígena. De ellos, el 81,7 % habla quichua: 538.449 personas, 52.625 menos que en el censo del 2010.

Micaela dicta clases de kichwa en la Universidad Estatal de Michigan en 2024.

Lejos del Ecuador, 3 mujeres indígenas ecuatorianas llegaron a los Estados Unidos para enseñar su lengua materna, el kichwa. Elsa Caín Yuquilema y Micaela Jerez Masaquiza llegaron a la Universidad Estatal de Michigan, MSU por sus siglas en inglés, en la ciudad de East Lansing en 2023 y 2024 respectivamente, y Dayana Velásquez Pérez llegó a la Universidad de Notre Dame en el estado de Illinois en 2023. Las jóvenes llegaron a EE.UU. como parte de un intercambio cultural y académico del Programa de Asistentes Extranjeros de Enseñanza de Idiomas de Fulbright, FLTA por sus siglas en inglés, para enseñar su idioma a estudiantes universitarios en este país por un año de intercambio.

Ellas heredaron el idioma de su familia como parte de su vida cotidiana en los Andes ecuatorianos, donde nacieron y crecieron. Con raíces en la herencia incaica, el kichwa es la variante norteña del quechua, idioma oficial del incanato hace más de 500 años, antes de la llegada de los españoles. Aprendieron el español como segunda lengua, fuera del hogar, pues es lo común y lo que se espera de cada uno en sus comunidades. Ya como adultas jóvenes, aprendieron inglés porque les ofrecía mejores oportunidades.

Elsa canta durante un evento cultural en la Universidad Estatal de Michigan. Foto: Erick Díaz Veliz

Para Elsa, de 32 años, Kichwa Puruhá de la comunidad de Rayopampa en Riobamba, el lenguaje expresa la cultura de uno. Cuando una lengua se pierde, su cultura se irá también, y con ella, su gente. “El Kichwa es un idioma en peligro de extinción, y si en algún momento desaparece, será por nosotros mismos: desde el idioma que no pasa de los padres hasta el cambio de vestimenta tradicional. Yo creo que en Ecuador nos falta apreciarnos a nosotros mismos, nosotros los Kichwa hablantes”, menciona.

Mientras en sus comunidades se celebran festividades tradicionales anualmente, en EE.UU., Ecuador no se sentía muy lejos. Los eventos culturales traían una historia detrás que ellas trataban exponerlas fielmente. Eventos como el Inti Raymi, el Día de los Muertos, el Paucar Raymi o el Día Internacional de los Pueblos Indígenas fueron recreados tal cual, en casa, con ceremonias, comida y bailes. 

En uno de estos eventos, Micaela, kichwa Salasaca de la comunidad de Patuloma de 29 años, dibujó una chakana, la cruz inca, sobre el pasto con pétalos de flores naranjas, amarillas y rojas para celebrar el Día de los pueblos Indígenas, el 12 de octubre. Frutas, pancas de maíz y hierbas también decoraron a la cruz escalonada de 12 puntas. Micaela mantuvo la ceremonia a la madre tierra junto a un yachak o chamán quien liderada la sesión por videollamada. Micaela traduce al inglés lo que el yachak dice en español y kichwa; frente a ellos, decenas de personas entre estudiantes y residentes alzan las manos al cielo en agradecimiento. “Ahora ya saben que existe un pequeño pueblo kichwa llamado Salasaka en Ecuador”, dice Micaela al final del evento mientras guarda la bandera tricolor ecuatoriana.

“Realmente no sabía nada sobre Ecuador ni sobre los kichwas. Aquí muchas personas tienen una idea demasiado romántica de lo que significa ser nativo o ver a pueblos nativos en el mundo. Estas clases ampliaron mi visión del mundo”, mencionó Julia Tehauno, de 23 años, estudiante de Micaela.

Estudiantes y residentes de Michigan asisten a un evento cultural por el día de los pueblos Indígenas, liderado por Micaela, en 2023. Foto: Erick Díaz Veliz

Enseñar sus tradiciones junto a su idioma madre y uno de los tantos idiomas nativos de los pueblos andinos en Sudamérica, las hizo conocerlo mejor que antes al buscar la forma de mostrarlo de la forma más original y pura posible. Actualmente, el kichwa junto a sus tradiciones está sufriendo una transformación que lo está orillando a mezclarse cada vez más con el español, llevando al olvido de muchas tradiciones y de palabras kichwas entre los más jóvenes.

Aunque los idiomas dominantes como el inglés y el español influyen sobre los idiomas nativos en el Ecuador, el Kichwa aún se mantiene en ellas. Elsa, por ejemplo, cuenta con pena en la voz como en algunos sectores de su provincia, Chimborazo, originalmente Kichwa hablantes, ya no hablan, ya no lo practican, dejo de ser algo cotidiano y el español ahora domina las bocas de las personas alrededor. Es común ahora ver a jóvenes que no saben el idioma nativo de sus padres y que ya no visten las ropas tradicionales, que ya no se les enseña y que ellos ya no buscan aprender. 

“Nosotros teníamos la costumbre de hablar en kichwa desde pequeños, pero en los colegios, muchos profesores mestizos no entendían lo que hablábamos, y algunos nos decían que no debíamos estar hablando en kichwa, que hablemos español. En algunos casos, nos amenazaban con bajarnos puntos en algunas materias,” cuenta Dayana, otavaleña de 26 años.

Dayana Velasquez Peres en las calles de Cotacachi, en junio 2025. Foto: Erick Díaz Veliz

Para muchos Kichwa hablantes, el no hablar “apropiadamente” el español, un segundo idioma para ellos, los hace estar sujetos a miradas incómodas y correcciones, incluso en su propio país por parte de aquellos que tienen el español como primer idioma en las ciudades más grandes o incluso dentro de sus comunidades.

“Ahora entiendo que es normal, y la gente debe también entender que el kichwa es nuestro primer idioma y el español el segundo y que estamos en ese balance”, dice Elsa. “Obviamente nuestro español no será tan bueno, y siempre hemos sentido críticas por parte de hispano hablantes. Incluso ahora, siempre hay una observación en cuan bien pronunciamos el español.”

A pesar de ser un idioma vulnerable, el kichwa, se ha convertido en un puente cultural que une raíces indígenas con espacios académicos internacionales y la labor de estas tres mujeres lo demuestra. Tanto Elsa como Micaela y Dayana construyeron y mantuvieron un puente cultural en el que llevaron con ellas sus palabras, su vestimenta o indumentaria, sus historias y su forma de ver el mundo a personas que quizá nunca antes habían escuchado sobre la vida de los pueblos andinos en Sudamérica.

Elsa dicta clases de kichwa en la Universidad Estatal de Michigan. Foto: Erick Díaz Veliz