¿Quiénes son las mujeres que mueren por cáncer de cuello uterino en Ecuador?

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Por: Verónica Calvopiña @kinoraxx

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Publicado 18 de agosto del 2024

 

En Ecuador, 831 mujeres fallecieron en 2022, a causa del cáncer en el útero, según el Registro Estadístico de Defunciones Generales del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, (INEC). La cifra coloca a esta enfermedad entre las diez primeras causas de muerte más comunes entre mujeres en el país.  

Aunque el cáncer en el útero se puede prevenir, la falta de centros de salud y equipos médicos, sumado a los mitos sobre la salud sexual o el desconocimiento, hacen que las mujeres no se sometan a tiempo a exámenes de detección. De allí que las dificultades para acceder al sistema de salud impactan en la alta mortalidad y sean las mujeres más empobrecidas las que menos prevención y tratamientos tengan. 

 

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Amanda*[1] se enteró que padecía de Virus del Papiloma Humano (VPH) hace un año y medio. Tenía entonces 23 años.  Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS) “La mayoría de las personas estarán infectadas por el VPH alguna vez en la vida, pero sin consecuencias”.  En ciertos casos, el virus puede causar verrugas en la zona genital, que necesitan tratamiento, pero si el virus no se detecta a tiempo, las lesiones que causa pueden devenir en cáncer en la zona genital de hombres y mujeres, tanto de la parte interna como externa. Entre la infección por VPH hasta el aparecimiento de síntomas de cáncer, pueden transcurrir entre 10 a 15 años. El cáncer de cuello uterino (CCU) en las mujeres es la principal enfermedad asociada al VPH entre las mujeres en Ecuador. 

Amanda se practicó varios exámenes que confirmaron su diagnóstico en un centro ginecológico privado que ofrece ayuda social. Tras recibir los resultados, supo que el virus estaba en una fase temprana, pero necesitaba tratamiento para atender las lesiones que tenía. No quiso ir al sistema público de salud por la demora para conseguir una cita, pero sobre todo por el miedo a ser maltratada y revictimizada, tanto por las características de la infección, como su edad y su condición de mujer. “No hay un trato cercano, es un trato de médico- paciente y ya. En otras experiencias me habían dicho que se demoran mucho los exámenes, no tienen enfoque de género y tal vez se llega a revictimizar”, explica.

Varias mujeres en el país no logran detectar el VPH en etapas tempranas, ya que no conocen o no acceden a un examen para detectar este virus. Otras en cambio, tampoco acceden siquiera a un Papanicolaou, examen que se recomienda realizarlo cada tres años. Según Bernardo Vega, especialista en Ginecología y Obstetricia y docente investigador de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Cuenca, “cuatro de cada diez mujeres no se han hecho una prueba de detección del cáncer de cuello uterino en su vida”. Así lo confirma, la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición, ENSANUT, (2018) del INEC, donde se señala que, las mujeres entre los 12 y 29 años son las que menos pruebas de papanicolaou se realizan; pero a partir de los 30 años, el acceso cambia significativamente. Por otro lado, si comparamos el número de mujeres que acceden a un papanicolaou, versus el número de mujeres que se realizan una mamografía, examen para detectar el cáncer de seno, otra de las enfermedades que más muerte causa entre las mujeres en el país, vemos que son menos las mujeres principalmente jóvenes quienes acceden a este examen.

La falta de prevención del cáncer en el útero hace que los diagnósticos sean altos. En 2022, 1792 mujeres fueron diagnosticadas con cáncer de cérvix, reporta la Agencia Internacional de Cáncer y GLOBOCAN. Los fallecimientos también son numerosos, 831 solo en 2022. Dentro de esta cifra, las muertes por cáncer en el cuello uterino son las más numerosas, 457, seguidas por los fallecimientos a causa de tumores malignos en otras partes del útero.

Las provincias donde mayor incidencia de cáncer de cuello uterino existe son Guayas, Pichincha, Manabí y Azuay, que acumulan alrededor del 60% de los casos a nivel nacional; siendo Guayas, la provincia donde más mujeres mueren, 112 en 2022, según el Análisis comparativo de los costos de la prevención y tratamiento asociados al cáncer de cuello uterino de la Universidad de Cuenca, de 2024. 

“No hay vacunación, no hay detección temprana y como consecuencia, vamos a tener una mortalidad mucho mayor por cáncer y obviamente, un mayor número de casos nuevos”, afirma Vega.

 

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Las mujeres empobrecidas, las más afectadas

El cáncer de cuello uterino se puede considerar una enfermedad, producto de la falta de acceso a servicios de salud, pero también de educación, transporte y recursos económicos. En otras palabras, las condiciones de pobreza agravan la situación de las mujeres que padecen esta enfermedad.

El Registro Estadístico de Defunciones Generales de 2022 muestra que el mayor número de muertes en mujeres por cáncer en el útero está en aquellas que tenían entre 40 y 65 años de edad. Esto hace que el sistema de salud considere los decesos por CCU como prematuros, señala el estudio de la Universidad de Cuenca.

El nivel de escolaridad también incide y el acceso a educación sexual. Por un lado, tenemos que las mujeres con menos años de escuela son quienes menos pruebas de detección de cáncer de mama o cuello uterino se realizan. La ENSANUT, (2018), revela que apenas el 17,4% de las mujeres con educación básica y el 9,4% de mujeres sin instrucción se han hecho una mamografía; mientras que el 30,4% de mujeres con educación superior se realizó este examen. En cambio, el 49.9% de mujeres con educación básica y el 65, 1% de las mujeres sin instrucción se hizo un papanicolaou, versus el 67,8% de mujeres con educación superior. Asimismo, el mayor número de muertes por CCU se concentra entre las mujeres “con un nivel de instrucción inferior a la secundaria”, asegura el Análisis comparativo de los costos de la prevención y tratamiento asociados al cáncer de cuello uterino.

 

El ginecólogo e investigador de la Universidad de Cuenca agrega que la falta de servicios médicos en el área rural es una limitante: “una mujer que vive en la ciudad de Cuenca, hablando del cáncer de mama, tendrá mayores posibilidades de acceder a una mamografía que una mujer que vive en la zona rural o que vive en el Oriente o que vive en el campo”.

El ir a un centro de salud en los centros urbanos tampoco es una alternativa para las mujeres de la ruralidad o que viven en las periferias por los tiempos de traslado: “en zonas rurales sacar un turno toma alrededor de una semana y el examen básicamente puede ser de unas dos o tres horas y desde que se toma el examen hasta que regresa el resultado pueden pasar de un mes a cuatro meses”. Por otro lado, el acceder a citas médicas que toman mucho tiempo puede restar espacio a sus actividades económicas. “Para una mujer de las zonas rurales venir a la ciudad prácticamente implica perder un día de trabajo y obviamente, perder un día de trabajo significa en algunos casos, la posibilidad de no comer ese día”, comenta Vega.

Las condiciones económicas de las mujeres se complican cuando son diagnosticadas con VPH y peor aún con CCU, debido a que el dinero que deben destinar para atender su enfermedad es elevado, lo que en muchos casos hace que retrasen su tratamiento. Amanda cuenta: “Yo creo que he invertido cerca de mil dólares. Cuando recién me detectaron tuve una inversión super, super grande para hacerme los exámenes, que no eran accesibles para mis condiciones. Entonces para volver a ir al tratamiento, espere bastante tiempo para estar equilibrada económicamente”.

El estudio realizado por la Universidad de Cuenca demuestra que una mujer puede llegar a destinar alrededor de 23,762.20 USD, para costear el tratamiento quirúrgico del cáncer de cuello uterino en las Etapas I a 2; IB y IIA. Este valor es 100 veces más costoso que lo que invertiría si accediera a una vacuna contra el papiloma virus, pero hay mujeres que tampoco pueden costear los 200 o 300 de una vacuna.

Ante las cifras de mortalidad por CCU, principalmente en África y América Latina, la Organización Mundial de la Salud mantiene la estrategia 90 70 90, que busca eliminar el cáncer de cuello uterino hasta el 2030, logrando que el 90% de la población adolescente esté vacunada hasta los 15 años. Sin embargo, las políticas públicas en el país para atender esta enfermedad son insuficientes.

Recién este año, el Ministerio de Salud emprendió una campaña de vacunación masiva de VPH entre niñas y niños. Mientras tanto, la Asamblea Nacional tiene pendiente la aprobación de la Ley de Regulación para la Prevención y Control de Cáncer Cérvico Uterino, que busca que las mujeres tengan tratamientos y atención oportuna.  La ley fue presentada en 2021 y recién en abril de este año inició su tratamiento para primer debate.

[1] Nombre protegido