Así es como el gobierno ecuatoriano abandonó a estudiantes becarios colombianos

 

Por:  Redacción  Wambra @wambraec en colaboración con  Josué Berrú  @jdberru

 

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Imagina que terminaste la universidad y quieres hacer una maestría, miras varias opciones, pero hay una que te llama la atención: estudiar en Ecuador con una beca completa. Haces todos los papeles, y después de un largo y exigente proceso obtienes la beca deseada. No hay más que decir;  renuncias  a tu trabajo, tu vida, haces maletas y con lo necesario para estudiar y vivir con un estipendio de estudiante, llegas a Ecuador. Estás concentrado en tus estudios, pero en medio de la pandemia por la COVID-19, el gobierno de Ecuador deja de pagar tu beca. Sin casa, sin trabajo, sin familia, en un país extraño, te encuentras sin sustento en medio de una pandemia.

Esto es lo que les sucedió a más de 40 estudiantes colombianos y colombianas a quienes el gobierno ecuatoriano dejó de cubrir sus becas incumpliendo los acuerdos en el Programa de Becas de Reciprocidad con el Estado colombiano y sin dar, hasta el momento, una respuesta a los estudiantes. Estas son sus historias.

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Werner López es colombiano, estudia una maestría en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales – Sede Ecuador (FLACSO) y viajó a Ecuador gracias a una beca financiada por el Estado ecuatoriano por parte del –recientemente eliminado– Instituto del Fomento al Talento Humano (IFTH) y la Secretaría de Educación  Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (SENESCYT),  en el marco del el Programa de Becas de Reciprocidad Ecuador- Colombia. Este programa consiste en que estudiantes colombianos vienen a Ecuador a realizar sus estudios de posgrado, y a la vez estudiantes ecuatorianos viajan a Colombia becados por el Instituto Colombiano de Crédito Educativo y Estudios Técnicos en el Exterior (ICETEX) a realizar sus maestrías.

En el marco de este acuerdo el Estado ecuatoriano se comprometió a cubrir la colegiatura y todos los gastos de manutención de Werner y de más de 40 estudiantes colombianos. Los pagos se los hace cada seis meses, pero en abril del 2020, en medio de la crisis sanitaria por la pandemia de la COVID-19, el Estado ecuatoriano dejó de hacerlo sin previo aviso y sin que hasta ahora la SENESCYT les dé una respuesta clara. Desde Wambra se envió solicitud de información, para saber la respuesta del Estado, pero hasta la publicación de este artículo no hay respuesta. 

Werner es representante estudiantil de la Maestría en FLACSO, y es una de las caras visibles de los estudiantes afectados que a través de videos y comunicados han denunciado la situación de los estudiantes becarios. Werner cuenta que al no tener el estipendio ha tenido que abandonar su lugar de residencia, recurrir a préstamos de familiares, depender de la caridad de sus amigos e incluso hornear pasteles para venderlos en la calle, con el fin de poder alimentarse y sobrevivir mientras estudia su maestría.  Esta situación es aún más vulnerable en el caso de estudiantes que viajaron al país con una o más personas a su cargo. Ese es el caso de Luz Elena Pinzón.

Luz Elena, es colombiana, ganó una beca por parte del ICETEX en su país para estudiar una maestría en FLACSO, por lo que viajó a Ecuador junto a sus dos hijos, de seis y de 13 años. Luz Elena tampoco ha recibido  su pago desde abril y al igual que Werner reporta atrasos en el pago recibido en octubre de 2019.  Es por eso que Luz Elena se encuentra en una situación de extrema vulnerablidad con sus dos hijos, lo que le ha afectado a su salud, ha sufrido estrés emocional, zozobra y ansiedad, que a la vez ha afectado la calidad de su proceso de aprendizaje, por no poder gozar de la estabilidad prometida cuando vino a Ecuador.

Luz Elena ha enviado cartas a la Cancillería, a la FLACSO,  a la Senescyt. La respuesta de FLACSO la recibió, el 27 de mayo, en una carta en la que le indican que se ha solicitado el desembolso a la Senescyt y al ya desaparecido IFTH, y que “se conoce que los desembolsos se atenderán en los próximos días”. La misma carta le propone a la estudiante acercarse a la oficina correspondiente para “plantear un plan de pagos” que ella realiza a FLACSO, con el dinero de su beca, que hasta el cierre de este artículo seguía sin recibir.

 

El silencio de la Senescyt y la nula reciprocidad

Mientras el gobierno de Ecuador dejó sin estipendio a los estudiantes colombianos, el Estado colombiano mantiene su responsabilidad y continúa pagando a los y las estudiantes ecuatorianos sus estipendios de manera puntual y no les ha descontado valores no estipulados en las condiciones de su beca.

El acuerdo no es equitativo, y esto es algo que lo han denunciado los estudiantes becarios colombianos.  Mientras que Colombia paga el equivalente a tres salarios básicos unificados a los becarios ecuatorianos, el Ecuador paga únicamente el equivalente a un salario y medio básico; los becarios extranjeros en Ecuador no reciben recurso alguno para gastos en materiales de estudio, a diferencia de los ecuatorianos en Colombia; y finalmente, el gobierno ecuatoriano calcula los estipendios en base al Salario Básico Unificado del 2018 sin realizar variación, a pesar de su aumento anual, de acuerdo al testimonio de varios becarios.

Los estudiantes afectados han realizado pedidos de información a la Senescyt al igual que a la FLACSO, sin recibir claridad sobre cuándo se realizarán los pagos adeudados, ni las razones que justifican la negligencia del retraso en los desembolsos y el incumplimiento de los contratos.

Ante el pedido de las y los estudiantes la Embajada de Colombia solicitó información al gobierno ecuatoriano, pero la respuesta dada en un correo fue: “Hemos llegado a los más altos funcionarios del Estado Ecuatoriano, con el fin de que nos den una fecha cierta de pago, sin que hasta el momento tengamos una respuesta clara”. Ante esta falta de respuesta del Estado ecuatoriano, la Cancillería de Colombia recomendó a los estudiantes “la posibilidad de regresar a Colombia” para continuar los estudios desde allá y les dio una salida muy poco esperanzadora “Los que decidan quedarse en el Ecuador deben asumir el riesgo y la responsabilidad, ya que el Gobierno de Ecuador no les puede garantizar el pago de sus gastos acá”.

La exigencia de los estudiantes becarios llegó también hasta la Asamblea Nacional, donde la asambleísta Sylvia Vera emitió una carta a Agustín Albán, Secretario de la Senescyt exponiendo la grave situación humanitaria de los estudiantes becarios y en especial de Luz Elena y sus dos hijos, y exigiendo una respuesta sobre el pago de sus estipendios y una respuesta humanitaria a la situación de vulnerabilidad de la estudiante. Sin embargo la Senescyt  sigue sin responder.

Todo esto ha dejado en una situación de incertidumbre, hambre y precariedad los estudiantes colombianos que dejaron su país por una beca que la obtuvieron por sus méritos, y que en vez de asegurarles un futuro mejor y estabilidad económica, les ha causado una situación humanitaria de gravedad extrema. Es por esto que los becarios con apoyo de abogados ecuatorianos, están preparando una demanda al Estado ecuatoriano por la vulneración de sus derechos y la imposibilidad de sostenimiento de las condiciones materiales de vida, mientras tienen que cumplir sus obligaciones académicas.

 

¿Las razones?: el recorte a la educación

Werner, Luz Elena y los más de 40 estudiantes colombianos están viviendo el efecto de las políticas de recorte a la educación por parte del gobierno de Lenin Moreno en Ecuador, que  en el contexto de la crisis sanitaria por la COVID-19 ha implementado varias políticas económicas para reducir el gasto público, que han impactado de forma directa en sectores como la salud, la educación y el trabajo.

Estas reformas –que se ubican en una clara agenda neoliberal– han afectado de forma particular a la educación. Ya en noviembre de 2019, catedráticos universitarios alertaron sobre un recorte de al menos 83 millones que afectaría a instituciones de educación superior. En abril del 2020 el Ministerio de Economía y Finanzas, encabezado por Richard Martínez, realizó un nuevo recorte a la educación de más de 98 millones de dólares según la Asamblea del Sistema de Educación Superior Ecuatoriano.

Ante este recorte, organizaciones sociales y estudiantiles demandaron medidas cautelares ante la Corte Constitucional. La Corte emitió una  resolución en la que dispuso al Ministerio de Finanzas y a todas las instituciones del Ejecutivo implicadas en este asunto, abstenerse de realizar recortes presupuestarios a la educación superior invocando el Artículo 165 de la Constitución ecuatoriana que prohíbe recortes en salud y educación durante un Estado de Excepción. La sentencia oficial sobre la inconstitucionalidad de estos recortes aún está pendiente.

Esta resolución del máximo órgano en materia de derecho constitucional de Ecuador es una conquista del movimiento en defensa de la educación superior, sin embargo el recorte al presupuesto a la educación ya tuvo su efecto negativo en las universidades, con el anuncio de despidos, retrasos en salarios a docentes y personal;  y el incumplimiento del acuerdo de becas con los estudiantes colombianos, entre otros.

 

Solidaridad estudiantil

Ante un Estado ausente, la organización y solidaridad de estudiantes, profesores y de varias personas anónimas ha sido una respuesta valiosa, pero insuficiente. La comunidad universitaria ha organizado colectas solidarias para reunir fondos con el fin de cubrir un pequeño porcentaje de los gastos de manutención de estos estudiantes en situación de vulnerabilidad. Si usted está interesado en colaborar con ellos realizando donaciones, puede contactarse con el Comité Estudiantil de la FLACSO, a través de su página de Facebook, Comité de Estudiantes Flacso Ecuador.

Sobre este tema la opinión de los compañeros de los becarios es generalizada. Se sienten con las manos atadas y con profunda indignación, ante la falta de humanidad, empatía y responsabilidad del gobierno ecuatoriano de Lenin Moreno por su “poca estima sobre la vida, la salud y la educación humana”.

Sobre esto Josué Berrú, estudiante de maestría y quien ha acompañado de cerca la situación de las y los estudiantes becarios colombianos, explica: » La pandemia ha puesto en relevancia la situación vulnerable y delicada a la cual se enfrentan quienes dependen de la educación pública para aportar a la construcción de una sociedad más justa, equitativa y solidaria. Situarse en sus zapatos puede ser difícil sin hacer una autocrítica de los privilegios que podamos poseer en medio de una tragedia mundial como la desatada por la COVID-19. La salud y la educación son derechos humanos irrenunciables e irrefutables para la construcción del bienestar social, a pesar del desprestigio y represión que el Estado quiere imponer a las organizaciones sociales que luchan por su defensa. Esta es una de las pocas maneras factibles para poder construir un proyecto de nación que deje de lado el individualismo y la falta de empatía, que diariamente cobran vidas por la falta un Estado sólido y redes de apoyo, cuando crisis sanitarias y sociales interrumpen nuestra normalidad confortable”.