Gabriel Angulo Bone: “respira, mi negro”
Por: Equipo de redacción @wambraec
Ilustración: Sebastián Cadena
Gabriel tenía quince años y le apasionaba el fútbol; solía jugar hasta altas horas de la noche con sus amigos. En los campeonatos barriales armaba un equipo en el que era delantero. Era hincha del Barcelona, equipo emblemático de Guayaquil, y tenía tatuado su escudo en la zona izquierda de su pecho. Vivía con su madre y sus hermanos en la Ciudadela Elsa Bucaram, un barrio popular del cantón Durán, en Guayas, en una casa de cemento y caña guadua, sin acceso a agua potable y alcantarillado, como muchos de los barrios populares y rurales de la Costa de Ecuador.
Gabriel cursaba el octavo año de básica en la Unidad Educativa Fiscal Ciudad de Tiwinza. A su edad, su estatura de un metro con setenta y tres centímetros lo resaltaba del resto de sus compañeros.
– Era alegre, educado, tranquilo. Se llevaba bien con sus hermanos, le gustaba ir al colegio, hacer sus tareas, era amiguero, le gustaba sentarse a conversar con sus hermanos –así lo recuerda su madre, Gloria Bone.
La última vez que Gloria escuchó la voz de su hijo fue alrededor de las nueve y media de la noche del siete de octubre, cuando Gabriel le dijo que se iba a jugar a la pelota. Ella se había acostado en su cama. Estaba cansada después de haber caminado un largo trayecto desde su trabajo de empleada en la venta de empanadas en Guayaquil hasta su casa en Durán. Debió recorrer este camino a pie porque las vías estaban cerradas durante el Paro, según contó en una entrevista al Diario El Comercio.
***
Gabriel se encontró con siete amigos y amigas en la cancha y juntos se fueron hacia el puente.
– Estábamos reunidos unos cuantos chicos del barrio, y salimos para ir a ver a los indígenas, porque decían que iban a pasar por ahí, por el puente de la Unidad Nacional –recuerda Hana*, de 23 años, en el testimonio audiovisual recogido por el Comité Permanente de Derechos Humanos del Guayas, CDH.
Hana, es una de las pocas personas que ha aceptado hablar sobre lo que pasó. Lo hace de espaldas a la cámara para protegerse de las posibles amenazas que pueda recibir. Era la primera vez que Hana conocía a Gabriel. Le pareció un chico risueño porque hacía bromas durante todo el camino al puente. Recuerda que estaban parados cerca del “Tía” –cadena de supermercados– en la Av. Nicolás Lapenti, previo al ingreso al puente de la Unidad Nacional desde Durán, cuando vieron que algunas personas abrían la puerta y empezaban a sacar cosas de “Jaher”, un local de electrodomésticos.
– Pero nosotros no estábamos ahí, estábamos como digamos atrás, como hacia un lado. A lo que se dieron cuenta que los policías venían, corrieron. Nosotros también corrimos porque estaban tirando esas bombas lacrimógenas –recuerda Hana.
Gabriel corrió junto con sus amigos y amigas, y cayó en un hueco, por lo que se quedó sentado:
– En el momento, viene otro patrullero en moto, se planta ahí, y lo ve al chico [Gabriel]. Yo digo que a lo mejor el policía creyó que él se iba a esconder ahí, o ¿quién sabe? Pero hacia el lado de la vereda había personas que ya se estaban llevando los televisores y poco de cosas del “Jaher”. Lo ven al chico ahí sin nada, sin ninguna cosa que cargaba, para decir que andaba robando. Entonces el policía se planta y no se baja de la moto, sino que le apunta y le dice: “muérete, chucha e’ tu madre”; y le dispara cerca.
La bomba lacrimógena que disparó el policía impactó directo en el pecho de Gabriel, cerca del lugar donde él tenía tatuado el escudo del Barcelona. Gabriel se levantó y caminó unos pocos metros hasta sostenerse de un pilar, a la altura del colegio mixto particular Juan León Mera. Luego se desplomó. Hana se agita al recordar este momento:
– Entonces nosotros corrimos, le tratamos de dar primeros auxilios, como casi no sabíamos nosotros de eso, en el momento de alzar la camisa para ver lo que tenía, el impacto fue en el pecho, casi al lado del corazón, ahí tenía la quemadura, como de esa bomba lacrimógena (…) Estaba un poco consciente, le decíamos: “negro, negro, tranquilo, respira, respira”. Él decía: “ya, ya”, y respiraba despacio.
Hana recuerda cómo la mirada de Gabriel se desvanecía. Una persona que aseguró ser enfermero pero no tenía credencial se acercó, le tomó el pulso y comprobó que ya no tenía signos vitales. Entonces, le presionó el pecho dándole primeros auxilios, y logró que Gabriel se recuperara por un momento.
– El enfermero dijo que le digamos a un policía, o que busquemos un carro para llevarlo hacia Durán. Los policías no quisieron ayudarnos y nos dijeron que nos arregláramos nosotros, pero ahí había un patrullero que nos podía haber ayudado, pero nos insultaron, nos dijeron que veamos nosotros qué hacemos –relata Hana.
Ya que los policías no ayudaron a Gabriel, una persona del barrio accedió a llevarlo en una moto hasta el Hospital Oramas González de Durán.
Uno de los jóvenes del barrio fue a casa de Gloria para avisarle lo que había sucedido. Con ayuda de un vecino, Gloria se trasladó al hospital, en la madrugada del ocho de octubre.
–Entré ahí y me dijo el doctor que cuando él [Gabriel]
llegó al hospital no tenía signos vitales, no tenía nada, él llegó muerto al hospital prácticamente –dice Gloria.
***
La bomba lacrimógena quemó la piel del pecho de Gabriel, le lastimó los músculos del tórax y laceró el músculo del corazón (miocardio) y una de sus cavidades (ventrículo izquierdo), provocando la hemorragia que causó su muerte, según el informe de la autopsia. El documento describe las heridas que el golpe le provocó a cada uno de sus órganos vitales. En su pecho había una cicatriz de “forma circular de tres y medio centímetros de diámetro de color café rojiza”. En sus pulmones, Manchas Petequiales de Tardieu; que señalarían que mientras Gabriel perdía la vida a causa de la hemorragia interna, también sufría de sofocación. Las heridas tanto en la piel como en los órganos vitales son de reacción vital, lo que, según la medicina legal, significa que fueron provocadas cuando el cuerpo todavía se encontraba con vida, de acuerdo al diccionario médico de la Universidad de Navarra.
La muerte de Gabriel fue violenta, según el informe, y sus causas fueron: “hemorragia aguda interna, hemopericardio, laceración de corazón, trauma cerrado de tórax”. La bomba lacrimógena –un arma de disuasión no letal– impactada directo al pecho y a corta distancia, se convirtió en un arma letal para Gabriel. Es por eso que Billy Navarrete, secretario ejecutivo del Comité Permanente de Derechos Humanos del Guayas, CDH, cree que hay elementos suficientes para calificarla como una “ejecución extrajudicial”:
– Es una ejecución extrajudicial categórica, no hay duda de que Gabriel recibe un impacto de una bomba lacrimógena, que si bien es cierto su naturaleza es disuasiva, pero al ser disparada a corta distancia provoca la muerte del chico. Un chico saludable, un chico deportista, un chico que estudiaba, con un futuro de vida de por medio, sin ningún antecedente delictivo, un joven como los hay muchos en las zonas periféricas de Guayaquil– explica Billy.
***
Gabriel, Hana y sus amigos y amigas son de Durán, un cantón considerado “zona periférica de Guayaquil”. Es por eso que para “ver llegar a los indígenas”, fueron hasta el puente de la Unidad Nacional, vía de acceso indispensable desde su cantón, y también del cantón Samborondón, al puerto principal.
La mayoría de la población del cantón Durán se encuentra en el percentil más bajo de pobreza. Es así que la incidencia de pobreza por Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) es del 65,8%, superando en más de veinte puntos a otras zonas de Guayas, según el “Estudio sobre determinantes sociales de la salud y redes sociales en El Recreo, cantón Durán” realizado por el Dr. Juan José Monteros. Sus barrios no tienen servicios básicos y las casas son de cemento, caña guadua y zinc. Un 6% de sus habitantes se auto identifica como afrodescendiente. Por otro lado, está Samborondón, con casas con palmeras, piscinas y parqueaderos para varios autos; con el 81.40% del mejor índice de desarrollo social de la provincia de Guayas, según el mismo estudio.
La economía de estos dos cantones depende de Guayaquil, puerto principal y la segunda ciudad más importante del país. Muchas de las personas que trabajan en servicios y otras ocupaciones dependientes en Guayaquil duermen en Durán, mientras que muchos profesionales con cargos directivos y algunos de los gobernantes de Guayaquil – como Jaime Nebot, alcalde social cristiano desde el 2000 hasta el 2019 – duermen en La Puntilla, Samborondón. Estos contrastes y desigualdades pueden ser las razones por las cuales el Paro Nacional tuvo una dinámica diferente en Guayas a la del resto del país. Según Billy Navarrete, del CDH, esta dinámica se podría dividir entre las protestas del centro y la periferia:
– Por una parte, en el centro de la ciudad estaba la presencia de organizaciones sociales y del movimiento indígena local, vinculado a los mercados, que durante días se manifiestan, hacen una reivindicación de derechos, y paralizan el centro de la ciudad.
Billy añade que mientras tanto, en las zonas periféricas, ocurre otra situación: saqueos y limitación del libre tránsito:
– Esos saqueos son absolutamente útiles a los fines de la política represiva, mientras que la libre circulación es un hecho grave, en materia de derechos humanos, porque literalmente se bloquea todo ingreso a la ciudad, como justificación a un “mal” que venía desde fuera; el propio ex alcalde [Jaime Nebot] lo manifiesta así, explica Navarrete.
Durante los días del Paro Nacional, el paso por el Puente de la Unidad Nacional fue restringido en operativos conjuntos entre la Gobernación del Guayas, la Comisión de Tránsito del Ecuador, la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas. Los actos de saqueos y otros actos violentos ocurridos en las zonas periféricas fueron controlados con dureza y eso se extendió también para el control de la protesta. La secretaría de comunicación en un comunicado afirmó que “los protagonistas de los daños y saqueos fueron identificados como integrantes de la banda Latin King ya ya se encuentran a órdenes de la justicia”.
Para Billy Navarrete, este es el contexto donde ocurre la muerte de Gabriel: un momento de ánimo violento por parte de la Policía y las Fuerzas Armadas para responder a los saqueos y de paso la protesta:
– El hecho de que que un policía vaya, se acerque a un adolescente afro y le dispare a corta distancia, debe de ser juzgado y analizado en un contexto de exacerbación de la violencia por parte de la fuerza pública (…) El mayor sujeto perturbador del Paro Nacional fueron los agentes de la fuerza pública a nivel nacional. En Guayaquil, y en Durán, eso también se pone de manifiesto.
En una entrevista con un medio digital llevada a cabo el 29 de octubre, la Ministra de Gobierno, María Paula Romo, explica la muerte de Gabriel como parte de una acción de la Policía en el control de un delito: “este joven estaba en almacenes “Jaher”, en uno de los saqueos en Guayaquil; entonces la siguiente pregunta es: ¿ahí estamos hablando de la Policía interviniendo en las manifestaciones, o estamos hablando de la policía teniendo que ver con el control de un delito? ”.
Sin embargo, para Billy Navarrete, el que se intente justificar la actuación policial por el escenario de saqueos no basta para explicar el disparo a corta distancia al pecho de Gabriel:
– Él no estaba armado. El momento de recibir el impacto, él no representaba una amenaza para nadie (…) No existe pena de muerte en el Ecuador. Es decir que si hubiera actos de saqueo, la persona debía ser aprehendida y llevada ante un juzgado, como lo que ocurrió también con muchos chicos que fueron llevados frente a los tribunales, y ahora están siendo judicializados por daño a la propiedad privada.
Para Abraham Aguirre, abogado del CDH que realiza el acompañamiento legal a la familia de Gabriel, hay otras actitudes por parte de los miembros de la Policía que reflejan una intención de lastimar, más allá de disuadir. Específicamente, se refiere a dos momentos: el momento en el que el Policía insultó a Gabriel y le dijo “muérete”, y el momento en el que los policías se negaron a brindar la ayuda que Hana y los amigos y amigas de Gabriel pidieron mientras él agonizaba en el piso:
–Ellos pidieron ayuda y colaboración a otros policías y más bien esos policías trataron de también lanzarles bombas. Ellos y otras personas que estaban en el sector donde acontecieron los hechos les llamaron la atención fuertemente a los policías, indicando que necesitaban ayuda. Ahí bajaron sus rifles (…) No le dieron ayuda a Gabriel; es decir, trasladándolo, cuando era su obligación. Los policías son servidores públicos que tienen como función hacer cumplir la ley y el orden público. Aquí vemos que en ningún momento ellos cumplieron con su rol de tutela ante un hecho que ellos estaban presenciando.
El Defensor del Pueblo, Freddy Carrión, no habla de ejecución extrajudicial, pero sí ubica al caso de Gabriel como una muestra de que la Policía Nacional hizo un “uso excesivo de la fuerza”. En una entrevista para Wambra dice: “dispararle a un manifestante a menos de tres metros obviamente que tiene una finalidad distinta de la disuasión; tiene una finalidad de generar un daño o de herir y lastimar más allá de disuadir”.
En cambio, la ministra de Gobierno, María Paula Romo y el ministro de Defensa, Oswaldo Jarrín, están seguros que el trabajo de la Policía y las Fuerzas Armadas durante la vigencia del Estado de Excepción en el Paro Nacional de once días fue solamente disuasivo. La ministra Romo en la comparecencia ante la Comisión de la Asamblea Nacional que investiga los hechos del Paro Nacional, el 6 de noviembre, afirmó que “la Policía Nacional redujo al máximo la posibilidad de enfrentamiento y contacto físico con los protestantes. Lo que hubo fue una gran cantidad de material disuasivo no letal. Incluso salieron sin armas de dotación para garantizar que no haya ninguna afectación”. No es la primera vez que la ministra Romo defiende en la Asamblea Nacional la actuación de la Policía en un hecho que termina en la muerte de un joven afrodescendiente. Lo hizo también en el caso de la muerte de Andrés Padilla, asesinado por un disparo policial a sus espaldas, en Mascarilla, en la provincia de Imbabura. En este caso, el Policía fue absuelto, y la familia de Andrés ha tenido que lidiar con el estigma causado por el discurso difundido por la Policía Nacional y las autoridades de que la muerte de Andrés se dio como forma de defensa contra un delincuente vinculado a la minería ilegal.
Para Billy Navarrete, esta es la justificación ya usada en otras ocasiones en casos de muertes provocadas por la Fuerza Pública:
–Frente al descontrol generalizado en barrios populares, la Policía tiene que actuar de esa forma, y entonces los que caen en ese contexto son “daños colaterales inevitables”.
Para Hana, la muerte de Gabriel es injusta, y no encuentra otras palabras para explicarlo:
– No había ningún motivo para que le dispararan, porque si fuera que él haya llevado algo en sus manos, como digamos saqueando algo de “Jaher”, no tenían derecho tampoco de pegarle al cuerpo, sino disparar hacia el piso o al aire, o detenerlo, porque estaba solo, no estaba ni corriendo, ni nada, simplemente estaba sentado. Si supuestamente él cargaba algo, tenían que haberlo agarrado y llevárselo preso, y no dispararle al cuerpo, porque además no tenía nada el chico, porque a los otros que estaba pasando en su cara con televisores y algo no les hicieron nada, les dejaron ir. Es algo injusto.
***
Abraham Aguirre, abogado del CDH, explica que el caso de Gabriel está en la Fiscalía, y aunque por lo pronto se lo está investigando como homicidio, cuando se tengan los elementos y se formulen los cargos se sabrá si el proceso continuará por uso excesivo de la fuerza, por asesinato, o por ejecución extrajudicial. Mientras tanto, Gloria y su familia permanecen en silencio en su hogar. Ya ningún amigo del barrio va a golpear la puerta de su casa preguntando por Gabriel para ir a jugar a la pelota.
*Hana es un nombre protegido. Los demás jóvenes que estuvieron con Gabriel no han querido hablar por su protección o por ser menores de edad.
Fuentes:
Comité Permanente de Defensa de los derechos humanos. Ejecución extrajudicial de adolescente en Durán. Recuperado de https://www.facebook.com/CDHGuayaquil/videos/504005603488218/UzpfSTc0MjUxMTM3OToxMDE1NzQ3NDI5OTMwNjM4MA/?q=Gabriel%20Angulo&epa=SEARCH_BOX
Madre de Gabriel Angulo Bone: “Han llegado motorizados y lo han disparado a mi hijo”. (2019, Noviembre 14). Diario El Comercio. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=TIxT-M0GY00
Alianza de Organizaciones por los Derechos Humanos. (2019, Octubre 30). Informe de verificación sobre derechos humanos durante el Paro Nacional (3 al 13 de octubre de 2019). Recuperado de http://www.cedhu.org/noticias/boletines/208-presentacion-del-informe-de-verificacion-sobre-ddhh-durante-el-paronacionalec
Ulloa, Mariela. (2019, Octubre 7). ¡El Triunfo recibe a los indígenas entre aplausos! Diario Extra. Recuperado de https://www.extra.ec/actualidad/indigenas-llegan-eltriunfo-marcha-pacifica-medidas-economicas-actualidad-nacional-KN3179826