OTRAS MIRADAS
Los sabores, olores y colores
de una alimentación sostenible y orgánica
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Por: Diana Ante @Diana_Ante
Publicado 16 de febrero del 2024
En noviembre de 2023, la Agencia Nacional de Regulación Control y Vigilancia Sanitaria, Arcsa, emitió una alerta por los altos contenidos de plomo en varios productos que usaron canela y otros, como las salsas de tomates. Esta noticia puso en primer lugar la necesidad de acceder a alimentos de calidad que no pongan en riesgo nuestra salud. Para eso, un buen paso es empezar a tomar consciencia sobre el origen de los alimentos, cómo y quiénes los producen. Durante dos años, en varias ciudades de Ecuador visité alternativas de agricultura orgánica y sostenible, muchas de ellas lideradas por mujeres. En este artículo, te presento mi experiencia en torno a la agroecología, con sabores, olores y colores únicos en las ferias de Cuenca, Loja y Esmeraldas, que impulsan la soberanía alimentaria en los territorios.
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En los últimos años, la dieta de la población a nivel mundial ha seguido un patrón reducido de valor nutricional, altamente calórico y procesado; aumentando así, los índices de obesidad, sobrepeso y enfermedades no transmisibles (ENT) relacionados con la dieta, tales como: ataques cardíacos, cáncer y diabetes.
La Organización Mundial de la Salud, OMS, estima que alrededor del 52% de la población mundial padece sobrepeso y obesidad. En América Latina y el Caribe, entre los países que registran altas tasas de obesidad y sobrepeso se encuentran Chile, México y Argentina.
Actualmente, en Ecuador también existen problemas de malnutrición, desnutrición y obesidad, por una dieta baja en calidad de nutrientes, debido al coste y el limitado conocimiento sobre hábitos nutritivos y saludables. Acorde con la encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) realizada en 2018 por el Ministerio de Salud Pública (MSP), “el 64, 68% de la población adulta entre los 19 a 50 años padece de sobrepeso y obesidad, lo que se traduce a mayor vulnerabilidad de padecer enfermedades crónicas no transmisibles (ENT); siendo más prevalente en el género femenino alcanzando el 67,62%.”
De acuerdo a datos de la Oficina de Epidemiología del Ministerio de Salud, en Ecuador las Enfermedades Crónicas No Transmisibles, como la diabetes y la hipertensión arterial, han incrementado desde 1994. En Ecuador, las enfermedades crónicas no transmisibles representan un problema de salud pública, evitable, por lo que es necesaria la prevención y tratamiento de las enfermedades.
Las enfermedades no transmisibles relacionadas con la alimentación abarcan las enfermedades cardiovasculares, como el infarto de miocardio y los accidentes cerebrovasculares, a menudo asociados a la hipertensión arterial, el cáncer, y la diabetes. La mala alimentación y la mala nutrición se cuentan entre los principales factores de riesgo de esas enfermedades a escala mundial. Estudios realizados por la Organización Mundial de la Salud afirman que, en 2030, a escala mundial, aumentarán las defunciones ocasionadas por enfermedades no transmisibles (ENT).
Por toda esta problemática, el 1 de abril de 2016, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el Decenio de las Naciones Unidas de Acción sobre la Nutrición 2016-2025. El Decenio fija un calendario, hacia 2025, de aplicación de los compromisos formulados en la Segunda Conferencia Internacional sobre Nutrición para cumplir un conjunto de metas mundiales relativas a la nutrición y las enfermedades no transmisibles relacionadas con la alimentación, así como de cumplir las metas pertinentes de la Agenda 2030 para el Desarrollo sostenible —en particular el Objetivo de Desarrollo Sostenible, ODS 2, que habla sobre poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible y el ODS 3 que tiene que ver con garantizar una vida sana y promover el bienestar de todos a todas las edades.
Esta declaratoria nos demuestra que nuestra alimentación debería ser una prioridad urgente. Producir a partir de prácticas sustentables con la naturaleza y no en su contra; y elegir alimentos saludables son los pasos hacia una sociedad más sana, que sea capaz de enfrentar el hambre, la pobreza, el cambio climático y la degradación ambiental.
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Impactos de la pandemia en las zonas urbanas y la alimentación
Los mayores impactos de la Covid-19, se desarrollaron en entornos urbanos, debido a que, en los últimos años han mostrado un crecimiento inédito. Acorde con Naciones Unidas, se espera que hacia el 2030, la cantidad de personas viviendo en las ciudades aumente hasta el 60%. En estos espacios dinámicos y cambiantes, los ciudadanos desarrollan sus actividades comerciales y formas de vida; sin embargo, en las ciudades se reproducen dinámicas insostenibles con el medio ambiente y la salud. Por ejemplo, en Ecuador se desperdician 939.00 toneladas métricas de alimentos por año, según datos de la FAO de 2019, monto que equivale a 334 millones de dólares anuales, convirtiéndolo en uno de los países dentro de América Latina en donde más se desperdicia alimentos.
A esto se sumó la pandemia de la Covid-19, que puso en riesgo la seguridad alimentaria por las medidas de restricción de movilidad con altos niveles de inestabilidad laboral, vivienda precaria y altos índices de desempleo, lo que limitó la capacidad de las personas para acceder a alimentos de calidad.
Actualmente, en Ecuador el 63,1% de la población se encuentra en zonas urbanas, según el Instituto Ecuatoriano de Estadísticas y Censos, INEC. Éstas áreas fueron las más afectadas por las medidas de confinamiento y, por ende, aumentó el nivel de pobreza. Las zonas urbanas están marcadas por sistemas de industrialización, que tienen profundas repercusiones en la alimentación por dietas con un alto contenido en grasas saturadas, azúcares, sal y un bajo contenido de fibra, lo que demuestra la deficiencia en la calidad de la dieta.
La pandemia generó mayores brechas para garantizar el derecho humano a la alimentación, acceso a la canasta básica de alimentos, ingresos y mercados locales para vender productos, y junto a esto la crisis sanitaria, los efectos adversos en la salud, la educación y el trabajo en las familias, comunidades y la criminalización a defensores/as medioambientales.
Claramente, la post pandemia representa grandes desafíos y no podemos volver al ritmo productivo de antes; y es aquí donde buscar alternativas a nuestro sistema alimentario es una prioridad.
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Experiencias en torno a la alimentación saludable
Los alimentos son la palanca más potente para optimizar la salud humana y la sostenibilidad ambiental en la Tierra. Sin embargo, la forma actual de producción de alimentos destruye los ecosistemas y afecta a la salud humana. En el mundo predomina un modelo alimentario industrial dominante, basado en agrotóxicos, y fertilizantes sintéticos, que destruyen el suelo y contaminan el agua. En estos momentos de crisis climática, es necesario garantizar nuevos modelos productivos y patrones de consumo, que frenen la emisión de gases de efecto invernadero. Para eso, es tiempo de recuperar la información sobre nuestros alimentos, decidir lo que comemos, cómo y quién lo producen.
En el 2021 y a raíz de notar los impactos de la pandemia en los sistemas alimentarios en mi ciudad Esmeraldas, empecé un trabajo de investigación sobre soberanía alimentaria y buenas prácticas de alimentación saludable. Para este proyecto, me propuse integrar la parte vivencial y aprender a trabajar la tierra, sembrar y cosechar alimentos orgánicos. Es así, que surgió la oportunidad de visitar varias iniciativas en el país.
En Cuenca, la producción de alimentos sanos y saludables es gracias al trabajo de las mujeres de la Red Agroecológica del Austro, cuyo principal objetivo es garantizar la soberanía alimentaria en la ciudad. Esta Red, agrupa a más de 600 familias campesinas de Azuay, Cañar y Morona Santiago y está liderada en su mayoría por mujeres.
Durante mi estancia en Cuenca, participé de la feria organizada por La Red Agroecología junto con el restaurante La Chichería, que se organiza todos los miércoles desde las 7 de la mañana. Este proyecto busca que el consumidor pueda acceder a productos sin intermediarios y adquirir alimentos libres de químicos y a precio justo.
Este proyecto incluye un recetario elaborado por las participantes de la red, y cuenta con varias recetas de la zona, lo cual es una reivindicación de nuestras raíces.
En Loja conocí el intercambio de saberes entre campesinos y sociedad civil. Visité la Finca Sagrada, una comunidad agrícola ubicada en un valle sagrado aislado en las montañas del sur de Ecuador, a la que llegan voluntarios de todo el mundo para conocer sobre la agroecología y agricultura biodinámica impulsada por el científico Rudolf Steiner. La agricultura biodinámica se basa en el conocimiento de que la tierra, las plantas, los animales y el hombre trabajan conjuntamente en un organismo agrícola. Tuve la oportunidad de conocer el trabajo que realizan las y los campesinos para obtener su producción con agroecología. En esta finca conocí y entrevisté a José Calva, consultor histórico de la Tribu Palta, un pueblo preincaico que vivió en la provincia de Loja con amplios conocimientos en agricultura. José trabaja en la finca desde 2018 y cuenta con una larga experiencia en agricultura, ecológica y permacultura. Durante mi entrevista, José explicó la necesidad de recuperar la sabiduría ancestral de los pueblos y nacionalidades indígenas.
Otra gran experiencia consistió en ver cómo se ven algunos productos antes de ser comercializados en grandes grandes cadenas, como es el caso de la chía, que pasa por un proceso para obtener la semilla.
Al cocinar con los alimentos de la huerta como el kale, la espinaca, remolacha, cebolla, quinua, maní, maracuyá, fresas, limones, zanahoria blanca entre otras; por primera vez, tuve la certeza de dónde, quién y cómo se produjeron los alimentos que consumía. Este factor es muy importante, ya que actualmente, el modelo industrial dominante, produce alimentos llenos de agrotóxicos, y fertilizantes sintéticos, que destruyen el suelo y contaminan el agua, lo que pone en riesgo el derecho humano a la alimentación saludable.
Durante el trabajo de investigación de este proyecto, desarrollé un documental para el Concurso Internacional “Experiencias de transformación socio ambiental” desarrollado por el Centro de Estudios Latinoamericanos Avanzados, CALAS. Para este proyecto de cortometraje, visitamos la parroquia de Timbiré, en Esmeraldas, en donde se levanta la Asociación de Mujeres Afroecuatorianas Timbiré en el Futuro, AMATIF, que promueve la cultura, las tradiciones ancestrales y la alimentación saludable, a través de la producción de chocolate 100% natural fino de aroma. Además, cuentan con un huerto de plantas medicinales y comestibles que fue clave para su recuperación durante los efectos de la pandemia.
Por último, durante los días 4 y 7 de marzo de 2022, participé en la preparación para la 37º Conferencia Regional de la FAO para América Latina y el Caribe (LARC 37), que se desarrolló en Quito. Mediante reuniones virtuales nos reunimos con agricultores y agricultoras familiares, población rural, pescadores y pescadoras artesanales, consumidores y consumidoras, pueblos indígenas, población afrodescendiente, campesinos y campesinas, mujeres, jóvenes y personas con discapacidades de toda la región para discutir sobre la soberanía alimentaria.
Durante las jornadas, se habló de cómo los impactos producidos por la pandemia y los efectos del cambio climático han profundizado la exclusión y marginación social y económica en las que se encontraba la agricultura familiar y campesina, la pesca, los pueblos indígenas, las mujeres, entre otros grupos; generando mayores brechas para garantizar el derecho humano a la alimentación, acceso a la canasta básica de alimentos, ingresos y mercados locales.
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Esmeraldas hacia la alimentación saludable: Mercado Comunitario la Hormiga
La soberanía alimentaria es un derecho fundamental de todos los pueblos, naciones y estados, que es la capacidad de controlar sus alimentos, sistemas alimentarios y decidir sobre las políticas que aseguren, a cada habitante, alimentos de calidad, adecuados, nutritivos y culturalmente apropiados. Es por ello, que en defensa de las prácticas ancestrales, hay comunidades y movimientos que promueven la alimentación saludable.
En Esmeraldas, por ejemplo, la producción de alimentos sanos y saludables es gracias al trabajo de las mujeres campesinas que conforman el “Mercado Comunitario La hormiga”, cuyo principal objetivo es garantizar productos frescos y naturales en la provincia. Esta Red agrupa a familias campesinas de varios cantones de Esmeraldas y está liderada por mujeres, que se enfocan en la economía del cuidado: el cuidado de la familia, de la comunidad y los cultivos. Todos los días viernes y sábados, a partir de las seis de la mañana, llegan desde sus recintos para vender sus productos frescos en las calles de Esmeraldas, ubicadas en las calles Sucre y Juan Montalvo.
Maria Lanzaruri, perteneciente al recinto las Minas, participa de la feria desde hace siete años; sostiene que al inicio fue difícil, ya que antes la feria no era muy conocida. Ella empezó con la venta de naranjas y plátanos. En la actualidad, cuenta con más productos de agrocalidad que obtiene de su huerta como la papaya, la caña de azucar, el plátano, la maracuyá, la chillangua, la fruta de pan con la que se elaboran mermeladas y manjares; el cebollín y el zapote negro, esta fruta tiene propiedades curativas para el cáncer y la anemia; además, cuenta con plantas medicinales y comestibles como la ruda, la menta, el limoncillo, el discancel y la albaca.
María cuenta que el trabajo en el campo no es fácil, su motivación para participar en el mercado es levantar un emprendimiento que sostenga la educación de sus hijos y demostrar el rol de la mujer campesina en la alimentación saludable y consumo responsable. Ella manifiesta que los campesinos son olvidados y los consumidores no conocen el esfuerzo de un campesino para producir.
Otro de las mujeres que forma el Mercado es Mariana Alvarado. Ella pertenece al recinto Zapallo en San Mateo. Los jueves cosecha sus productos y los viernes los vende en la feria a la que asiste desde hace siete años. Ofrece la masa de yuca, la masa verde, el choclo molido y las humitas. Además, por pedido de sus clientes, ha incluido tomates, cebollas, ajo, pimiento entre otras verduras.
Tras escuchar las noticias de familiares y amigos sobre alimentos contaminados por químicos, Mariana decidió emprender en la producción y la cosecha de alimentos sanos, naturales. Ella manifiesta que las personas que acuden a la feria, se dan cuenta de la calidad de los productos naturales y por eso, la feria ha recibido acogida en los últimos años.
En el Mercado Comunitario la Hormiga, además es posible encontrar árboles frutales, frutas y vegetales de temporada. Actualmente, en la ciudad de Esmeraldas se registra una alta tasa de sobrepeso y obesidad en mujeres entre los 18 a 69 años, que afecta principalmente a amas de casa y a estudiantes. Por lo que es necesario elevar la consciencia del consumidor hacia alternativas más amigables de producción de alimentos.
A pesar de la apuesta por la alimentación saludable, Esmeraldas atraviesa por graves conflictos socioambientales. En los últimos 50 años, la provincia “verde” vive una invasión para la extracción de minerales, como el oro, la madera y la palma. Según los investigadores Michael Lapierre y Aguasantas Macías en su libro “Extractivismo, neocolonialismo y crimen organizado en el norte de Esmeraldas”, publicado en 2018, “la catástrofe ambiental y humanitaria abarca la destrucción del 60% de la cobertura boscosa y el tráfico ilegal de más del 40% de tierras ancestrales”.
Los procesos de expansión de la palma africana en las comunidades afrodescendientes en Esmeraldas han provocado procesos de concentración de tierras y desplazamiento de familias y otros daños a la comunidad. Estos conflictos atentan contra las cosmovisiones ambientales y de vida de las comunidades. Los pueblos afrodescendientes que se asentaron en Esmeraldas son conocidos porque lucharon por su libertad por medio de la resistencia, la misma contribuyó para preservar su territorio, recursos y cultura.
Por este sistema capitalista presente en los territorios, es importante reconocer la importancia de iniciativas como el Mercado la Hormiga en Esmeraldas, que está orientado a la conservación del medio ambiente, preservación y multiplicación de las semillas nativas, reproducción de los conocimientos ancestrales, dietas saludables y desarrollo rural sostenible.