DERECHOS
Contracumbre de los Pueblos
La apuesta de los movimientos sociales frente a una Cumbre sin mandatarios en Cuenca
Por: Sinchi Gómez Toaza @SinchiGómez
Publicado 14 de noviembre de 2024
Cuenca tiene un movimiento inusual en la ciudad. En el museo Pumapungo se realiza la XXIX Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado. La ciudad se llena de flores y decoraciones ostentosas, mientras la presencia policial se hace cada vez más evidente a pesar de la poca presencia de mandatarios iberoamericanos en la cumbre. Solo el Rey de España, Felipe IV y el presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa se encuentran en Cuenca. Ningún otro presidente latinoamericano asistió al evento. El presidente de Paraguay, Santiago Peña, canceló a último momento debido “al escenario político y social inestable” en Ecuador.
La expectativa era tan alta que el Ministerio de Educación informó que 58 instituciones educativas del centro de Cuenca no tendrán clases presenciales durante los días 14 y 15 de noviembre. La cumbre tiene previsto hablar sobre el fortalecimiento de la Cooperación Sur-Sur, los desafíos y oportunidades para la innovación, sostenibilidad, equidad, desarrollo socioeconómico e inclusión social.
Pero la XXIX Cumbre Iberoamericana no podía pasar desapercibida para el movimiento social que a su vez lleva a cabo la Contracumbre de los Pueblos en Resistencia, evento que surge como una respuesta crítica a la presencia y agendas de los jefes de Estado de Iberoamérica.
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La Contracumbre de los Pueblos en Resistencia reúne a 70 organizaciones del Azuay, y decenas más de organizaciones sociales, colectivos del país como el Movimiento Indígena, pueblos y nacionalidades, sindicatos y ecologistas con el objetivo de ofrecer una alternativa a la agenda de los líderes iberoamericanos.
Joaquín Martínez, del colectivo ecologista Hakuna Kay, explica que este tipo de cumbres: “Se ha convertido en un espacio más bien para tomar cócteles, para tomarse fotografías entre los presidentes pero más allá de eso no han generado ningún tipo de impacto real”. Por ello, la Contracumbre expone la ineficacia de las anteriores reuniones iberoamericanas para resolver crisis esenciales, como la medioambiental, económica, y social, que afectan profundamente a Latinoamérica y el sur global. A la par que denuncia la falta de compromiso de los gobiernos hacia la preservación ambiental y los derechos humanos.
La contracumbre promueve un modelo de sociedad justo y equitativo para ello proponen trabajar en mesas de trabajo en las cuales abordarán alternativas comunitarias como la economía popular y solidaría, la economía circular, el cuidado del medio ambiente, el antiextractivismo y preservación de fuentes hidrográficas. Temas que serán discutidos y colocados en el «Mandato de los Pueblos en Resistencia”.
Joaquín Martínez, quien es parte de los organizadores de la contracumbre, menciona que esta busca visibilizar las problemáticas locales y globales ignoradas en las decisiones de los gobiernos. Asimismo resalta la urgencia de la organización social frente a la grave crisis climática y energética que enfrenta el país y las afectaciones reales que ya vive la población. “Hemos visto cómo el Estado realmente ha sido inoperante, con una actitud insensible hacia la población, pues al no haber dado mantenimiento o haber previsto la crisis hídrica, la falta del recurso hídrico en las hidroeléctricas no hay ningún plan de contingencia. Estamos sufriendo en algunos sectores hasta 14 horas diarias de cortes de energía eléctrica”, asegura.
Además, Martínez recalca que esto pudiera agravarse si no se toman en cuenta las demandas ciudadanas y se deja que la crisis energética se agrave, y más con el modelo extractivista que lejos de repensarse en alternativas, se afianza y se escuda en la violencia. Al respecto mencionó algunas comunidades que enfrentan proyectos extractivistas: “Casos que han recibido violencia directa como en la comunidad de Palo Quemado, en el cantón Sigchos de la provincia de Cotopaxi, donde hemos visto violencia, donde quieren avanzar la frontera petrolera, la frontera agrícola. Hay una intromisión fuerte en el Cantón Nabón, aquí en la en la provincia de Azuay, por parte de la empresa minera, donde también está irrumpiendo de manera violenta. Hay un despojo de los territorios. Eso solo por nombrar el problema del extractivismo”
La Contracumbre incluye una movilización pacífica el 14 de noviembre. Joaquín cataloga esta movilización como democrática por aglutinar a decenas de sectores diversos de la sociedad, incluso la nombra como «fiesta de protesta», ya que incluye música, danza, y exposiciones culturales. Martínez resalta la importancia de este tipo de encuentros en un momento en el que la política partidista parece haber perdido contacto con las necesidades de la población.
La Contracumbre de los Pueblos en Resistencia no es solo una protesta, sino un espacio de articulación y empoderamiento social que intenta proyectarse más allá del evento en sí. Representa una muestra de la capacidad de organización y movilización de la sociedad ecuatoriana ante el descontento con la situación política y económica actual que plantea alternativas para construir una sociedad más justa y solidaria, donde los derechos de las personas y de la naturaleza sean respetados.