ENTREVISTA

 

Lía Burbano: “Nuestra visibilidad es nuestra libertad”

Día de la Visibilidad Lésbica

 

Por Gabriela Peralta @gaperalta07

Publicado 26 de abril de 2022

 

Figure 1. Lía Burbano, directora ejecutiva de Mujer & Mujer. Fotografía: Mujer & Mujer

Cada 26 de abril, las mujeres lesbianas le recuerdan al mundo que tienen derecho a vivir y a ocupar espacios igualitarios, libres de discriminación y violencia. Varias organizaciones y asociaciones ecuatorianas, como Mujer & Mujer, han trabajado, han alzado su voz y han luchado por la visibilidad y la incidencia política de las mujeres lesbianas, frente a una sociedad llena de prejuicios y estereotipos y a un Estado negligente.

En esta entrevista, Lía Burbano, educadora, activista lésbica y directora ejecutiva de la Fundación Mujer & Mujer, habla sobre el origen del Día Internacional de la Visibilidad Lésbica, la invisibilidad, la deuda del Estado ecuatoriano para con las mujeres lesbianas y la importancia de conmemorar este día.

 

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¿Cuál es el origen del Día Internacional de la Visibilidad Lésbica?

El Día Internacional de la Visibilidad Lésbica nace en el año de 2008 en España. Mientras el movimiento LGBT avanzaba, las lesbianas se veían subrepresentadas; no se veían representadas en esos espacios de ganancia, no se podían apreciar, a sí mismas, dentro de los famosos logros del movimiento LGBT. Producto de esas sensaciones, vacíos e invisibilidad, un grupo de mujeres, arma la campaña «Tu visibilidad es mi libertad» para lograr que muchas mujeres famosas lesbianas de distintas áreas –empresarias, artistas, científicas, mujeres reconocidas en el ámbito público– se animaran a salir del “closet”, se animaran a visibilizarse.

El primer 26 de abril tiene un impacto interesante porque, efectivamente, logra que un importante número de mujeres lesbianas, reconocidas en distintos ámbitos de la vida pública como la farándula, la ciencias y política se visibilizaran como mujeres lesbianas. Esta conmemoración, en 2012, aproximadamente, sale de España y comienza a expandirse a nivel mundial. Algunos países comenzaron a replicarlo.

En Ecuador, la organización Mujer & Mujer es la primera en tomar la fecha como emblemática. Dos años de reflexión interna, nos animaron a declarar el 2012 como el año de la Visibilidad Lésbica.

 

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¿Visibilizarse como lesbiana es más que salir del “clóset”?

Salir del clóset es una expresión que no representa a las mujeres lesbianas en su totalidad.  Cuando tú te visibilizas como mujer lesbiana, cuando no utilizas etiquetas u otros dobles discursos, hay un posicionamiento político de tu identidad y, desde esa identidad, confrontas, retas, desafías al sistema heteromachistapatriarcal. Un sistema que hace que, la asunción de la heterosexualidad obligatoria o de la heteronormatividad, en el caso de las mujeres, sea super marcada. Aunque tu hayas dicho mil veces que eres lesbiana, al día siguiente tienes que volver a repetirlo, tienes que reinvindicarlo. Pareciera que no importa, pareciera que no significa nada, porque hay una asunción de heteroxualidad en todas las mujeres, incluso en aquellas cuya expresión de género sea visiblemente masculina.

La sociedad nos construye y nos obliga a asumir la heterosexualidad como parte de la norma. Esta asunción, en todos los ámbitos de la vida, es lo que provoca el rebelarnos; provoca rebeldía y resistencia, justamente, por lo que implica.

Figure 2. Asociación Mujer & Mujer marcha por una vida sin discriminación. Fotografía: Mujer & Mujer

 

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¿La sociedad ecuatoriana, marcada por prejuicios y estereotipos, ha provocado la invisibilidad de la población lésbica durante décadas?
Sí, ha generado ocultamiento, invisibilidad absoluta. Ha generado que la gente nos vea y  no nos vea, que hablen de cualquier otro tema, menos de aquel que atraviesa nuestra vida. Entonces, tenemos mujeres que no se han casado; que viven con una “amiga” por muchos años y, la gente no quiere ver lo evidente y le sigues llamando “amiga”.

Eso lastima el alma, eso fracciona la vida de las compañeras, no les permite desarrollarse plenamente, porque sabes que, aunque puertas adentro vives con tu pareja, construyes un proyecto de vida; una vez que sales a la calle, la situación es diferente. No hay un reconocimiento, ni siquiera hay un conocimiento de nuestra realidad. Al no haber un reconocimiento de nuestra identidad hay una vulneración permanente de derechos.

Por ejemplo, vas al ginecólogo y la primera pregunta que recibes es, ¿cuándo fue la última vez que tuviste relaciones sexuales? El médico o la médica asume que es con un hombre; muchas se callan y entran en ese juego. Otras resistimos, nos enfrentamos y preguntamos, ¿con un hombre o con una mujer?, pero no todas tenemos el valor, las agallas de hacerlo y tampoco el tiempo y la cordura para poder sostener ese tipo de enfrentamientos.  

Figure 3 Lía Burbano, directora ejecutiva de Mujer & Mujer. Fotografía: Mujer & Mujer

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¿Cuál es la deuda del Estado ecuatoriano para con las mujeres lesbianas?

Es un tema realmente complejo, porque si somos invisibles y no existimos ante la sociedad, si no existimos en las estadísticas, si no existimos en materia de derechos, pues, ¿cómo vamos a existir para el Estado? Entonces, la primera gran deuda que el Estado tiene para con nosotras –que hemos venido activando, resistiendo, marchando, exigiendo que nos reconozcan, que nos respeten– es visibilizarnos. La primera deuda es esa. Deben nombrarnos, deben visibilizarnos, deben incluirnos en las políticas públicas, deben incluirnos en los programas. No hablo de incluir la sigla LGBT.

Si tú incluyes la sigla LGBT, estás incluyendo, simplemente, un concepto. Las personas LGBTIQ+ somos diferentes y tenemos necesidades diferentes. Las personas trans tienen sus especificidades, las personas intersexuales requieren una atención especializada, las mujeres lesbianas también tenemos nuestros requerimientos y demandas particulares. Por lo tanto, se trata de incluir a las personas en su diversidad. Hay una deuda histórica del Estado; se ha resistido a nombrar la diversidad tal cual. Es más simple decir LGBT, que decir lesbianas, bisexuales, gays, transexuales, etc.

Si bien es cierto, se reconoce el esfuerzo que han hecho algunos ministerios por generar políticas públicas, por generar insumos, documentos, herramientas, que, de alguna forma, permiten hacer un seguimiento al cumplimiento de derechos, pero hay una deuda con relación a la institucionalidad para poder dar seguimiento y realizar vigilancia adecuada al cumplimiento de derechos de las poblaciones LGBTIQ+.

El año pasado, 2021, nació la subsecretaría de diversidades y con esto, el gobierno de Guillermo Lasso pretende decirnos que hay una voluntad política; los activistas nos hemos quedado a la espera, a la expectativa de ver hasta dónde iba a llegar todo esto. Ahí está la subsecretaría sin recursos, cero recursos del Estado, y que ha tenido que gestionar y recibir dinero de la cooperación internacional para comenzar a levantar información y hacer cosas que ya los colectivos tenemos adelantado. Se ha ignorado por completo todo el trabajo, toda la lucha de los activistas y de los colectivos y colectivas y, ahora se le va a pagar a consultores, consultoras, para poder hacer el levantamiento de datos. Eso quiere decir que no sabemos cuándo vamos a tener política pública, tampoco podemos saber qué otro tipo de avance significativo vamos a tener.

Hay algunos instrumentos que las colectivas lésbicas del país hemos generado para hacer un llamado de atención sobre las famosas o mal llamadas clínicas de deshomosexualización, donde se practican terapias de conversión. Es un tema latente, porque todavía hay muchas chicas que siguen siendo encerradas contra su voluntad en iglesias, en templos, en clínicas y en sus propias casas para ser sometidas a estas “terapias de conversión”, que no son más que tortura psicológica, a veces acompañada de maltrato físico, de torturas de otra índole y, en algunos casos muy penosos, “violaciones correctivas”, bajo la idea de que una violación te puede recordar que eras heterosexual.

Seguimos en situaciones de precariedad, no como cualquier mujer pobre, sino como una mujer pobre lesbiana o como una mujer negra lesbiana o como una mujer indígena lesbiana que sufre no solamente la discriminación por el simple hecho de ser una mujer lesbiana, sino que, además, sufre toda una carga de prejuicios y estigmas que hay dentro de los grupos sociales que no terminan de reconocer la diversidad sexual e identidad de género.

No estamos esperanzadas a que el Estado se pronuncie. Seguiremos luchando, seguiremos resistiendo y nos seguiremos visibilizando, aunque eso moleste a las demás personas, aunque eso provoque a los grupos antiderechos fundamentalistas, aunque eso siga, aparentemente, fraccionando la sociedad. Una sociedad que no reconoce la diversidad es, de por sí, una sociedad fraccionada.

Figure 4. Marcha LGBT, Guayaquil. Fotografía: Claudia Cortez

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¿Por qué es importante conmemorar/celebrar la visibilidad?

Porque en cualquier lugar de la Tierra, en cualquier rincón de la casa, hay una niña, una adolescente, una mujer lesbiana que está sufriendo porque nadie la ve, porque no puede hablar con nadie de lo que siente o de lo que vive, porque no se siente identificada con ninguna de las mujeres referentes en un libro de historia, porque no encuentra un referente cuando enciende la televisión o porque cuando se topa el tema de la sexualidad en su casa, todo el mundo se ríe, se burla y violenta.

La visibilidad es importante para ir naturalizando la diversidad sexual en las mujeres. Que todas las mujeres, desde muy pequeñas, conozcan que, efectivamente, existen otras formas de amar. Es legítimo. La invisibilidad coarta tu libertad, la invisibilidad te anula como persona, la invisibilidad no te permite tener derechos. Lo que no se nombra no existe y si no existes, ¿cómo puedes tener derechos? Por eso, nosotras replicamos la frase “Nuestra visibilidad es nuestra libertad”. Así que celebramos nuestra libertad, el poder vivir sin etiquetas, el poder vivir sin un precio, el poder vivir sin tener que ocultar mi vida, el poder vivir una vida íntegra.

Celebramos la visibilidad porque es una forma de liberarnos y de vivir libremente lo que somos. Es importante para nuestra salud mental, es importante para nuestro crecimiento, es importante para la sociedad. La sociedad necesita vernos, reconocernos y respetarnos. Por las niñas, por las mujeres jóvenes, por las mujeres adultas mayores que están atrás, que están esperando el momento para poder salir, para poder liberarse y no huir como lo hemos hecho toda la vida.

Figure 5. Marcha LGBT, Guayaquil. Fotografía: Claudia Cortez