ESPECIAL

Las universidades: espacios claves para prevenir la violencia contra las mujeres basada en género

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Por: Mishell Mantuano @MishellMantuan2

Introducción y edición: Ana Acosta @yakuana

Ilustración portada: Andrea Venturini

 

 

Publicado 30 de septiembre del 2022

 

La violencia contra las mujeres basada en el género (VcM) es una violación flagrante de los derechos humanos que afecta no solo la vida de las mujeres y niñas, sino de toda la sociedad. En las últimas semanas, el femicidio de María Belén Bernal por parte de su esposo, el teniente de la Policía Germán Cáceres, dentro de una Escuela de Policía, despertó la indignación de miles de mujeres y toda la sociedad, pero también la necesidad de buscar salidas para decir: ¡Basta de violencia contra las mujeres!

Pero el femicidio de María Belén no es un caso aislado. En Ecuador, al menos 6 de cada 10 mujeres han sido agredidas por razones de género, según el INEC, siendo la cifra más alta en Sudamérica, después de Bolivia. Esta realidad afecta a las mujeres en todos los espacios de la vida social, uno de ellos es el espacio educativo. Según el estudio De la evidencia a la prevención ¿Cómo prevenir la violencia contra las mujeres en las universidades?, elaborado por la USMP por encargo del Programa PreViMujer implementado por la GIZ, 1 de cada 3 estudiantes universitarias reporta haber sido agredida alguna vez por su pareja o expareja, desde que está en la universidad; mientras que 1 de cada 3 estudiantes mujeres ha sido agredida por otros integrantes de la comunidad universitaria.

El mismo estudio destaca que existen muchos factores que contribuyen a generar y mantener la violencia contra las mujeres: la dominancia masculina, la percepción de que las mujeres son objetos, la hostilidad masculina y la tolerancia cultural hacia la violencia contra las mujeres, entre otros. Todas estas variables pueden ser modificadas, pues todas son ideas, creencias, actitudes basadas en patrones culturales machistas. En este contexto, la educación es la estrategia más efectiva para combatir la violencia contra las mujeres. Las universidades pueden ser espacios donde se promuevan relaciones saludables, mediante una formación continua de respeto, igualdad y equidad de género, que luego pueda ampliarse hacia toda la sociedad. Es así que el estudio  recoge cómo a través de movimientos estudiantiles se ha visibilizado la problemática de la violencia contra las mujeres basada en género y los avances que se han logrado. Estudiantes, docentes y organizaciones feministas han buscado diversas formas: creando redes, colectivas estudiantiles, acompañando demandas, grupos de apoyo, entre otras iniciativas.

 

Este reportaje recoge tres iniciativas de estudiantes y docentes de distintas universidades del Ecuador para prevenir, acompañar y contribuir a la prevención y erradicación de la violencia contra las mujeres basada en género en las universidades. Sus experiencias, aprendizajes y avances pueden ampliarse hacia toda la sociedad.

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Iniciativa Johanna

Natalia Angulo Moncayo es docente titular e investigadora de la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Central del Ecuador. Desde el 2014, ella junto a  un grupo de docentes y estudiantes decidieron impulsar acciones para la prevención de la violencia y el acoso en la universidad, en particular en la Facultad de Comunicación. A pesar de que la violencia más común en las universidades es el acoso sexual ejercido por docentes hombres, otra situación que pone en alerta a las docentes es la violencia que sufren las estudiantes por parte de sus parejas.

La docente cuenta que durante el confinamiento por la pandemia de la Covid-19, en una sola semana, recibió tres llamadas de estudiantes que pedían orientación para saber qué hacer frente a la violencia que estaban sufriendo por sus parejas hombres “esto nos alarmó muchísimo” dice Natalia. Esto se volvió más cercano cuando ocurrió el femicidio de Johanna, una de sus estudiantes.

Johanna Guayguacundo era ex estudiante de la Facultad, periodista, fundadora y co-directora del medio digital Wambra Sapo, quien se graduó en 2018 de la Facultad de Comunicación Social en la Universidad Central del Ecuador. En febrero de 2022 Johanna fue víctima de femicidio. Su ex pareja, contra quien tenía una denuncia y una boleta de auxilio, es el principal sospechoso. Como Johanna, en 2022 en Ecuador, 8 mujeres víctimas de femicidio tenían boleta de auxilio en sus manos, según la Fundación Aldea.

Además, el estudio De la evidencia a la prevención ¿Cómo prevenir la violencia contra las mujeres en las universidades?, elaborado por la USMP por encargo del Programa PreViMujer implementado por la GIZ, revela que, el 33,7% de estudiantes mujeres ha sufrido algún tipo de violencia por parte de su pareja o expareja, en algún momento de su relación, desde que estuvo estudiando en la universidad. La  violencia a las mujeres estudiantes por parte de sus parejas o ex parejas fue en su mayoría la psicológica con el 25.1 % ; el 20.7 % lo hizo tratando de controlar a sus parejas o ex parejas estudiantes, evitando que vayan a clases, fiestas, reuniones de estudio o  realice sus tareas o deberes; no permitiéndole ver o hablar con sus amigos y amigas, familiares o exigiendo que se vista de manera distinta; el 14.1 % ha recibido insultos de manera despectiva, recibió humillaciones frente a otras personas, difamaciones en redes sociales o en público. Mientras que el 19.6 % fue acechada recibiendo llamadas de forma insistente, correos, mensajes, imágenes o videos que hizo temer a las estudiantes por su seguridad, fueron perseguidas, vigiladas y espiadas. Otra forma de violencia que recibieron las estudiantes por parte de sus parejas o ex parejas fue el acoso en un 17.5 % recibiendo comentarios ofensivos y denigrantes sobre su cuerpo, presiones para hablar de sexo sin ser consentido o recibió mensajes, llamadas, imágenes o videos sexuales que ella no deseaba ver.

Por esto, a partir de lo que ocurrió con Johanna, Natalia cuenta que tomó más fuerza la necesidad de hacer algo “no solo empezamos a preocuparnos de la violencia de docentes a estudiantes, sino también la violencia ejercida de las parejas a las estudiantes”. Así nació “Iniciativa Johanna”

Arturo Estrella Osorio es uno de los docentes de la Facultad de Comunicación Social que impulsa el proyecto, nombrado así en honor a Johanna Guayguacundo. Esta iniciativa es para dar a conocer qué es la violencia contra las mujeres basada en género, los tipos de violencia y llamar a la reflexión a toda la comunidad universitaria. Según el docente, hay muchos integrantes de la comunidad universitaria que no conocen ni entienden ciertos actos, situaciones y frases que son violencia. La iniciativa se desarrolla en la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Central del Ecuador, en la materia de Marketing Social, no como la promoción de una marca sino como un mecanismo para “evidenciar realidades, para alcanzar un fin social y que generen un impacto positivo en la comunidad”, agrega Estrella.

Desde finales de abril y comienzos de mayo de 2022 que empieza a desarrollarse esta iniciativa, se han generado varias acciones con la participación activa de los y las estudiantes, no solo de la Facultad de Comunicación, sino también de otras facultades, como presentaciones artísticas con música feminista, recolección de mensajes de estudiantes contra la violencia a las mujeres basada en género, el levantamiento de una bandera con mensajes. Cuenta Arturo que, a pesar de la buena recepción de la campaña por las y los estudiantes, aún hay resistencias de ciertos docentes. Es así que una de las banderas que buscaba posicionar un mensaje contra la violencia fue retirada un día después porque “un docente se sintió ofendido por uno de los mensajes que contenía. Se me ordenó retirar la bandera y presentar una serie de argumentos de cómo funciona el proyecto. Esto generó una censura. Yo como docente, no tengo la obligación de silenciar la voz de los y las estudiantes o poner frenos para decir lo que va o no va. La idea inicial es que la gente se exprese porque hay la sensación de falta de espacios para expresarse”.

El proyecto también  busca analizar de qué manera se está ejecutando el Protocolo General para la Prevención, Atención y Sanción de los casos de Violencia Sexual y de Género para, posterior a eso, realizar infografías que permitan explicar el paso a paso de cómo presentar una denuncia dentro de la universidad. Además, solicitan al Instituto de Igualdad de Género y Derecho de la Universidad Central, Iniged, un trabajo mucho más intenso para que realicen un monitoreo sobre los casos de denuncias, asimismo que presenten asesorías a las estudiantes violentadas. Pues cuenta Estrella que  “han habido casos en las aulas de que algunos docentes amedrentaron a las estudiantes con atropellar carreras, denuncias en Fiscalía, juicios, demandas financieras. El hecho de que la gente no conozca cómo funciona el protocolo y que existen otros niveles de denuncia, hace que la gente se atemorice y no presente las denuncias”.

A pesar de las trabas que se han presentado en el desarrollo del proyecto, algo importante que destaca Estrella es que en las aulas de clases las estudiantes empiezan a identificar lo que es la violencia y en qué momentos están siendo violentadas, algo que antes no ocurría.

Muchas de las víctimas de violencia basada en género ignoran que hay redes de apoyo para quienes toman la decisión de hablar y denunciar, por lo tanto, este es uno de los puntos que se busca fortalecer desde la “Iniciativa Johanna”, además, fortalecer el trabajo con los estudiantes hombres, para que dejen de ejercer una serie de prácticas que generan violencia en contra de las mujeres.   

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Coalición Feminista Universitaria

La Colación Feminista Universitaria, CFU, abarca siete universidades del Ecuador y cuenta con 40 voluntarias que son embajadoras de sus universidades y que replican los modelos que se trabajan en la Coalición. La CFU nace como el primer espacio de estudiantes independientes a nivel nacional en marzo de 2020. Ljubica Fuentes, fundadora y coordinadora de la Coalición, cuenta que  empezaron  marcando un precedente de la institución universitaria, porque inicialmente le correspondía a las Federaciones de estudiantes universitarios, a las asociaciones femeninas universitarias, a los gremios de docentes y administrativos hablar de violencia contra las mujeres, pero, “nunca a estudiantes independientes que no necesariamente se sentían vinculados a este tema político detrás de las federaciones”. Entonces la Coalición nace con el propósito de brindar, desde la sociedad civil, “un espacio con la capacidad y la autonomía de trabajar de forma organizada, transparente y sobre todo pensando en el centro de esta problemática que son las mujeres jóvenes estudiantes, brindándoles así por primera vez un espacio de acompañamiento y contención a personas que sufren estos casos”. Ljubica menciona que al empezar a trabajar en la Coalición tuvieron la suerte de contar con el apoyo de la Federación de Estudiantes de Chile, a cargo de Emilia Schneider, dirigente estudiantil, activista y política chilena, para llevar a cabo el proceso.

La Colación Feminista Universitaria ha acompañado más de diez casos de violencia contra mujeres basada en género, ocho de estudiantes y dos de docentes. Además, entre sus principales ejes de trabajo está el acompañamiento, la democratización de la información; entregando herramientas y generando espacios de conocimiento alrededor de cómo prevenir y erradicar la violencia en las instituciones de educación superior, realizando investigación frente a la realidad que sufren las mujeres dentro de las universidades e incidencia. Según Ljubica la Coalición fue la única organización de la sociedad civil que tuvo presencia dentro de la reforma a la Ley Orgánica de Educación Superior, LOES, para proponer el enfoque de género y el único organismo de la sociedad civil estudiantil que tuvo presencia en la reforma a la Ley Orgánica para Prevenir y Erradicar la Violencia de Género en las mesas técnicas de la Asamblea Nacional, en 2022.

Ljubica cuenta que, a nivel internacional, también son un punto de contacto focal sobre el tema de prevención de violencia en las universidades y han articulado con redes internacionales, como la Red Contra el Acoso Sexual, una alianzan internacional con la que trabajan activamente en congresos y ponencias para prevenir y erradicar la violencia en las instituciones de la educación superior. Además, explica Ljubica que han hecho “espacios propositivos con tomadores de decisiones dentro de los espacios de las universidades con autoridades de bienestar universitario, rectores, vicerrectores a quienes se les ha propuesto diferentes políticas para poder cambiar e implementar nuevas formas de proceder”.

Tras la conformación, organización y el trabajo que realizan en la Colación Universitaria Feminista, Ljubica ha podido notar que hay mayor fortaleza en los procesos de denuncia, en los casos en los que han acompañado “las víctimas ya no se hacen para atrás, continúan el proceso hasta el final y es una nueva figura que también interpela este abuso de autoridad en las universidades, el hecho de ser juez y parte”, añade. Si bien es cierto, la Colación no es un espacio de denuncia, porque no cuenta con esa potestad, es un espacio que brinda asesoría dentro de un proceso, realizan campañas de contención y mediáticas, y se especializa en las diferentes dinámicas universitarias considerando que cada espacio tiene estatutos, medidas y organismos diferentes, por lo que, comprender todo esto, es vital para que un proceso resulte y generar cambios reales.

“Los espacios de la sociedad civil rompen este espectro para decir: las universidades se deben a la sociedad a los y las estudiantes y necesitan ser transparentes, diligentes para poder permitir un acceso válido a la justicia, asimismo, para generar política pública que prevenga y erradique la violencia contra las mujeres basada en género”, dice Ljubica. Para ella es de suma  importancia la articulación de las estudiantes como sociedad civil, “aquí también radica la importancia de que sean mujeres estudiantes que viven o vivieron la violencia, apoyando a otras sobrevivientes de violencia, generando redes y brindando espacios seguros no solo a otras mujeres sino a las personas de la diversidad sexual, porque no hay que olvidar que la universidad es machista, binaria y heteropatriarcal. No hay espacios para las personas diversas y eso es algo que desde la Coalición siempre tenemos presente para poder generar acciones”.

Según Ljubica es necesario la implementación de departamentos de prevención de violencia, comisiones de género al interior de las universidades, organismos especializados para atender la problemática, expertos y expertas trabajando en el tema y un Consejo de Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior, CACES, pero de género para poder descentralizar el tema de las universidades, pues mientras estás instituciones sigan siendo “juez y parte de las políticas públicas, es muy difícil que el encubrimiento y la corrupción no vayan a ser parte del proceso”.  Además, otro punto clave es que se implementen en las mallas curriculares el enfoque de género, la educación sexual y reproductiva, los protocolos de atención en derechos humanos, la prevención y erradicación de la violencia.  Esto implica acciones, como exigir que las lecturas obligatorias sean de al menos el 50 % autoras mujeres, contar las ideas de las mujeres que cambiaron la historia, para que, de cierta manera se empiece a ver la presencia de las mujeres no como “invitadas, sino como parte efectiva”.

 

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Politécnicas disidentes

Paula León es parte de “Politécnicas Disidentes”, una colectiva feminista universitaria que nació el 25 de noviembre de 2021, con alrededor de diez estudiantes mujeres de la Escuela Politécnica Nacional. La colectiva nace frente a la necesidad de “una voz femenina dentro de la institución, donde la mayoría son hombres, donde autoridades y profesores aún encubren acosadores, el machismo está muy normalizado y hay un menosprecio a la capacidad de las mujeres” explica Paula. Por tal motivo decidieron organizarse para hacer visible lo que sucede dentro de la Politécnica y mostrar que hay mujeres que “hacen ciencia y que su voz vale”.

Para Paula es importante visibilizar el trabajo de las mujeres estudiantes dentro de las carreras politécnicas que en la mayoría de los casos “han estado ocupadas por varones”, generar un espacio seguro para las mujeres estudiantes de la Escuela Politécnica Nacional y mostrar las realidades que viven “que no son hechos aislados como muchas veces quieren hacer ver, sino que realmente son hechos generalizados”. Desde la colectiva buscan incentivar a otras jóvenes y niñas para que sepan que son capaces de estudiar carreras relacionadas a la ciencia, la tecnología, las ingenierías y otras. “Buscamos romper con estos estereotipos, super patriarcales, de que las mujeres tenemos ciertas carreras para las que sí somos buenas”.

El trabajo de las Politécnicas Disidentes se centra en realizar campañas por redes sociales y dentro de la institución con mensajes mostrando lo que las estudiantes viven dentro de las aulas. Su trabajo tiene varios objetivos como: crecer como organización no solo dentro de la institución, sino también generando espacios de encuentros, charlas, reflexiones, impulso de reclamos, en articulación con otras mujeres estudiantes de otras universidades. 

A raíz de la conformación y organización de la colectiva Politécnicas Disidentes las mujeres estudiantes se sienten acogidas, lograr elevar sus voces sobre cosas que han vivido o experimentado y eso, explica Paula, llama mucho la atención porque todos “estos machitos se chocan con sus mensajes” Además, han obligado a las autoridades de la universidad a tomar acciones en la problemática de la violencia contra las mujeres basada en género, como generar un protocolo de prevención y tratamiento para casos de violencia y la separación de un docente que tenía una denuncia por acoso.

“Nos parece importante que exista un apoyo desde los primeros días de la universidad y luchar contra todos los temas de acoso y encubrimiento que hay hacia profesores que tienen denuncias por acoso y poder respaldar a esas compañeras de manera segura”dice Paula.

 

*Las opiniones expresadas reflejan los puntos de vista de las personas que han contribuido a este reportaje.